Ahora que el presidente Andrés Manuel López ha mostrado interés en el tema de seguridad pública con un plan para reforzar las acciones encaminadas a devolver la paz y la tranquilidad en estados y municipios con grandes índices delictivos, me referiré a Coahuila, que, por haber logrado reducir y mantener muy bajos esos indicadores, la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana, a nivel federal, la posiciona entre las primeras entidades que destacan en materia de seguridad.
Del modelo Coahuila queda claro que los gobernadores deben tener la voluntad política y la determinación para combatir la inseguridad, ya que de otra forma los municipios no podrán hacerlo solos.
Es decir, se trata de un reto que debe enfrentarse de manera coordinada y, a su vez, tener claro que para entender al crimen y su lógica se requiere cercanía con la población y compromiso para generar acciones de gobierno.
En este afán, es fundamental realizar un análisis por cada municipio con el fin de identificar las particularidades sociales, económicas, culturales y geográficas, y la forma como influyen en la manera en que se manifiesta la inseguridad. Esto con el fin de establecer la estrategia adecuada para atacar las causas socioeconómicas y culturales del delito.
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