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Elecciones en el sindicato petrolero

Joaquín Hernández Galicia llegó a liderar el sindicato petrolero en 1958, manteniendo el poder por cinco sexenios: desde Adolfo López Mateos, pasando por Gustavo Díaz Ordaz, Luis Echeverría Álvarez, José López Portillo, Miguel de la Madrid y hasta el inicio del gobierno de Carlos Salinas de Gortari.

El 10 de enero de 1989, “La Quina” fue detenido acusado de homicidio y acopio de armas, tan solo unas semanas después de que Salinas de Gortari tomara posesión como Presidente de la República. Las diferencias entre el líder sindical petrolero y el recién llegado presidente de la república eran evidentes. En las elecciones de 1988, Hernández Galicia habría llamado a decenas de miles de trabajadores petroleros a votar por el candidato opositor Cuauhtémoc Cárdenas. Pese a ello, Salinas de Gortari ganó en medio de unos comicios que fueron señalados por opositores como un fraude electoral, donde el verdadero ganador habría sido Cárdenas.

De acuerdo con algunos analistas, la captura de “La Quina” se dio pronto, pues el presidente buscaba legitimar su administración iniciada bajo la sombra del fraude electoral, asegurando que la detención fue en el combate a la violencia y corrupción. Tras nueve años en prisión, “La Quina” salió de prisión a la mitad del sexenio de Ernesto Zedillo, gracias a una amnistía. El 11 de noviembre del 2013, Joaquín Hernández Galicia falleció a los 91 años en un hospital de Tamaulipas.

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Los Servidores de la Nación en el panorama electoral

Ernesto Laclau, filósofo, teórico político y escritor, ha señalado que la política adviene cuando las demandas sociales chocan con un sistema que las niega, y aparecen distintos proyectos que disputan por articularlas. Por otra parte, una sociedad que fuera totalmente reglamentada, donde no hubiera política, sería una sociedad donde el pueblo o «los de abajo» no tendrían ninguna forma de expresión.

Toda política es hegemónica: supone una fuerza capaz de galvanizar una serie de demandas insatisfechas. Si esta rearticulación no se produce o es muy débil, puede ocurrir la disgregación social en sentido más amplio.

Hoy ocurre que hay una explosión de diferencias y el problema político fundamental es cómo reunirlas en un proyecto de emancipación más global. Desde el punto de vista de la izquierda, el desafío ahora es seguir ampliando los niveles de acceso de los excluidos y, a la vez, encontrar un discurso político articulador para la enorme proliferación de diferencias.

Esta necesidad de acceso a la visibilidad política de los excluidos y la necesidad de solución de sus demandas ha sido uno de los ingredientes que ha permitido a Andrés Manuel López Obrador y a su movimiento acceder al poder ejecutivo federal y avanzar en la tomas de los poderes en las entidades federativas en donde Morena ahora gobierna al 45% de la población con gobernadores en 16 estados. Un gran avance si consideramos que en 2017 Morena no tenía ni un solo gobernador.

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La campaña política como estrategia de gobierno.

De acuerdo con la ley, el proceso de revocación de mandato es el instrumento de participación solicitado por la ciudadanía para determinar la conclusión anticipada en el desempeño del cargo de la persona titular de la Presidencia de la República, a partir de la pérdida de la confianza.

El inicio del proceso de revocación de mandato solamente procederá a petición de las personas ciudadanas en un número equivalente, al menos, al tres por ciento de las inscritas en la lista nominal de electores, siempre y cuando la solicitud corresponda a por lo menos diecisiete entidades federativas y que representen, como mínimo, el tres por ciento de la lista nominal de electores de cada una de ellas.

Para el Presidente Andrés Manuel López Obrador, “El mejor método para resolver diferencias es el método democrático, en la democracia es el pueblo el que manda”. Además de que, como está escrito en la Ley, el ejercicio de revocación de mandato se debe realizar y así sentar precedente.

Sin embargo, ya que los principales promotores del ejercicio revocatorio no lo encabezan grupos opositores a López Obrador, sino, al contrario, son sus simpatizantes quienes lo solicitan, me permitiré plantear algunas hipótesis.

López Obrador se mantiene así en el ambiente que le es más cómodo, el que más se le da: la campaña política. Y, con ello, logra activar a sus seguidores para que en los espacios públicos en los que se mueven, tanto mediáticos, redes sociales, etcétera, sigan con ese plan de campaña.

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