Al presidente López obrador le está tocando lo que a muchos dirigentes: lidiar con presiones externas, resistir problemas internos y encima soportar a quienes al interior del país pretenden actuar como francotiradores, pretendiendo completar una labor destructiva contra su proyecto político. Y aquí un ejemplo de lo primero.
De acuerdo con el análisis de los periodistas Kirk Semple y Brent McDonald, durante generaciones, México fue un paso relativamente libre para los migrantes no autorizados que viajaban a Estados Unidos. Todos los años, decenas de miles de personas cruzaban el país, en su mayor parte sin impedimentos por parte de las autoridades mexicanas. Sin embargo, esta semana, la nueva postura firme del gobierno mexicano en torno a la migración entró en una nueva fase al responder con fuerza frente a una inmensa caravana migrante de centroamericanos que buscaba ingresar a México.
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