Al iniciar su administración, el Presidente Miguel de la Madrid designó a Horacio García Aguilera, Secretario de Agricultura y Recursos Hidráulicos. Con una vida trabajando en el FIRA, la oficina burocrática en materia agrícola del Banco de México, el Secretario no tenía experiencia en esta área de la política agrícola mexicana, que implicaba mucho trabajo político y por ende conocimiento de cada uno de los elementos que participaban en esta empresa tan delicada del país.
Los esquemas tecnocráticos de García Aguilera y su equipo de FIRA chocaron de frente contra la realidad del campo. Sus propuestas carecían de sensibilidad social y por tanto no incluían mecanismos políticos que facilitaran su aplicación. De igual forma, al interior del aparato administrativo, los recién llegados se enfrentaban a la burocracia en todos sus niveles. En pocas palabras, no nos entendíamos.