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Museo Paleontológico de Santa Lucía Quinametzin (Base Área Militar No. 1 en Zumpango, Estado de México)

Rubén Aguilar Valenzuela

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Historia

El museo se construye, para exhibir la megafauna que se encontró cuando se construía la ampliación del Aeropuerto Militar de Santa Lucía, que derivó en el Aeropuerto Felipe Ángeles, que es la terminal cuatro del Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México (AICM). El museo está en terrenos de la base militar. Se inauguró en 2022.

En los trabajos en lo que fue el Lago Xaltocan se encontraron más de 40 mil huesos de mamut, camello y caballo, que se ubican entre el 30 000 y el 11 700 a.C. Los arqueólogos y paleontólogos identificaron 500 puntos de hallazgos. Ahí recuperaron 480 fragmentos óseos de mamut, de los cuales 70 están casi completos y también restos de 180 camellos, 45 caballos americanos y algunos ejemplares de perezoso terrestre, gliptodonte y colmillos de tigre diente de sable.

Se tomó la decisión de que 70 puntos de hallazgos ahora no serán explorados para que éstos queden como reserva arqueológica de futuras investigaciones, donde se ha determinado que no se colocará estructura ni edificio alguno.

El nombre del museo refiere al vocablo náhuatl quinametzin, que significa “gigante”’, en alusión a la idea prehispánica de que los huesos de megafauna pertenecían a los gigantes que habían creado al mundo en eras anteriores.

Edificio

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El conjunto se desarrolla sobre una superficie de cuatro hectáreas. El edificio del museo es de una planta. Al espacio se accede por una entrada monumental a través de un arco, que es una plaza y en una glorieta la escultura de un mamut. Hay un gran patio interior.

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Patio interior.

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Vestíbulo da entrada a las salas del museo.

Exhibición 

El museo se organiza en seis salas de exposición permanente:

Primera sala. Se relata la historia geológica de la cuenca de México, a partir de evidencias sedimentológicas, vulcanológicas y otros elementos que ayudan a reconstruir el devenir del vulcanismo y el clima durante los últimos 30 millones de años.

Segunda sala. Está dedicado al mamut colombino (Mammuthus columbi), una de las especies pleistocénicas con mayor presencia en el territorio que ocupa México. Se exhibe un esqueleto restaurado con 95 por ciento de las piezas originales encontradas en el lugar. Se expone una maqueta con los animales que habitaron la zona en el período pleistoceno: mamuts, elefantes, lobo terrible, camello americano, perezoso terrestre de Harlan, mastodonte americano, bisonte gigante, león americano sin melena, perezoso terrestre de Shasta y el tigre dientes de sable.

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Tercera sala. Se expone la fauna que vivió en el Pleistoceno y presenta a los animales de esta era en tamaño real en una habitación oscura.

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Cuarta sala. Hay reproducciones de cráneos humanos y materiales culturales, como puntas de flecha y otras herramientas que permiten reconstruir la historia del poblamiento paulatino de la cuenca de México.

Quinta sala. Desarrolla la relación entre los fósiles y los imaginarios culturales. Es importante reconocer cómo la sociedad, en épocas pasadas, o incluso en la actualidad, tiene una interpretación propia a partir de sus conocimientos.

Sexta sala. Trata sobre los trabajos de salvamento realizados en el actual aeropuerto.

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Después de estas salas, en la última zona del museo, hay otras tres salas: interacción digital, proyecciones 4K y realidad aumentada. Se cuenta con una sala de exposiciones temporales y un auditorio.

Edificios anexos

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Hay dos edificios anexos que dependen del INAH: El Centro de Investigación Paleontológica y la Colección Paleontológica. En el centro se investiga los restos fósiles y la información asociada. Hay un taller de restauración, áreas de estudio y laboratorio. El otro espacio se dedica al almacenamiento de los restos paleontológico que se han encontrado.

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Comentario

La arquitectura exterior me parece pobre y nuestra falta de imaginación. Es lamentable la imitación de piedras pintadas y las plantas de plástico en el techo del vestíbulo. El interior es mejor. Las salas de exhibición tienen una buena museografía.

Las fichas técnicas ofrecen información sintética relevante. El esfuerzo en ser didáctico se logra. La luz natural es buena.

Considero que se deben exponer más piezas originales de las miles que se encontraron. Una posibilidad es que se organicen visitas guiadas a la Colección Paleontológica. Hay un documental, corto y pobre, que se propone dar cuenta de los trabajos de salvamento. Podría ser algo más elaborado. Debe haber mucho material. Me parecen fuera de lugar las frases del presidente López Obrador que se encuentran en dos de las paredes exteriores del museo. Hay cafetería y tienda.    

 

@RubenAguilar

 

Polarización, la palabra del año

Rubén Aguilar Valenzuela

El pasado 27 de diciembre la Fundación del Español Urgente, que promueve la Real Academia Española (RAE), y la Agencia EFE, eligieron polarización, como la palabra del año 2023.

 

En el diccionario académico de la lengua esta palabra se recoge desde 1884 para aludir a situaciones en las qué hay dos opiniones o actividades muy definidas o distanciada, en los polos opuestos, con la idea implícita de confrontación.

 

El término polarización se ha impuesto a las otras once palabras contempladas por la enorme presencia que ahora tiene en los medios y a la evolución de su significado.

 

Según el Diccionario de la lengua española, polarizar es, entre otras cosas, "orientar en dos direcciones contrapuestas", y en el Diccionario esencial se ofrece el siguiente ejemplo: La guerra polarizó la sociedad.

 

Desde 1884 al día de hoy el concepto polarización ha evolucionado y en 2001, polariza y, en consecuencia, polarización, adquiere el sentido de "orientar en dos direcciones contrapuestas".

 

Ahora todos los días, no solo en los países donde se habla el español, sino en muy distintas regiones del mundo se encuentran en los medios muchos ejemplos del uso de la palabra polarización.

 

Hoy se habla de la polarización de la sociedad, de la política, de la opinión pública, de las posturas en las redes sociales, de las preferencias en los equipos de deportes y en otros muchos campos.

 

Tanto el verbo polarizar como el sustantivo polarización se utilizan con mucha frecuencia para expresar la idea de división en dos bloques, posiciones u opiniones enfrentadas.

 

En el caso particular de México desde el inicio del presente gobierno federal, la palabra polarización se utiliza para definir la manera de comunicar y gobernar del presidente, y también para describir el ánimo social y el estado de la política.

 

Es evidente que López Obrador, desde su comparecencia de todas las mañanas, que no conferencia de prensa, con sus insultos y descalificaciones a sus adversarios, polariza la vida pública.

 

El presidente se ha convertido en el más importante polarizador del país, siempre habla de la realidad en términos de dos grupos enfrentados. Los otros que merecen todo tipo de insultos y los míos acreedores a todo tipo de elogios.

 

Habla de un pueblo bueno y otro que no lo es, se pertenece a uno y otro en la medida que se apoye o no las ideas y las políticas que él implementa.

 

Para López Obrador la polarización es uno de los ejes centrales de su estrategia político - comunicacional. El país se divide entre buenos y malos y él decide quien está en un lado y otro.

 

Fomentar la polarización no es algo original o único del presidente mexicano sino es propio de la manera de comunicar y hacer política de todos los populistas sin importar si se dicen de derecha o izquierda.

 

Los organizadores para elegir la palabra del año utilizan dos grandes criterios: Su presencia en los medios de comunicación y su interés desde el punto de vista lingüístico.

 

Las anteriores palabras del año fueron escrache (2013), selfi (2014), refugiado (2015), populismo (2016), aporofobia (2017), microplástico (2018), emojis (2019), confinamiento (2020), vacuna (2021) e inteligencia artificial (2022).

 

 

@RubenAguilar

Seaspiracy, una crítica a la pesca comercial

Rubén Aguilar Valenzuela

Seaspiracy (Estados Unidos, 2021) es un documental dirigido por Lucy y Ali Tabrizi sobre la pesca comercial y el impacto de la misma en el medio ambiente y los ecosistemas marinos.

 

Es una visión radicalmente crítica de todo tipo de pesca, incluso la sustentable, e invita a dejar de consumir todos los productos del mar.

 

Ali Tabrizi actúa como narrador y protagonista de la película, proporcionando información sobre la pesca y los océanos que resulta novedoso e interesante a la vez que aterradora.

 

Se documenta el colapso de las poblaciones del mar, entre otras, de ballenas, tiburones, delfines y tortugas. Y establece el grave problema de los desechos plásticos de los aparejos de pesca y de las redes fantasmas.

 

Explora los problemas de la sobrepesca y sostiene, es su denuncia central, que hoy la pesca comercial es la principal causa de la destrucción de los ecosistemas marinos.

 

Rechaza el concepto de pesca sostenible y critica, incluso denuncia, a las organizaciones que la promueven. Habla de que están asociadas con los productores.

 

En el documental se ofrece abundante información sobre el problema de los mares y la pesca como que en los últimos 30 o 40 años, un 70 por ciento de la vida marina ha desaparecido.

 

Que cada año más de 640 000 toneladas de redes, trampas y otros equipos de pesca contaminan de plástico los mares, y que un 46 por ciento de esta basura se ubica en la zona norte del océano Pacífico.

 

Se ofrecen escenas terribles que incluyen la caza de delfines en Taiji, al sur de Japón, la caza de ballenas en las Islas Feroe, los mercados de pescado de Tailandia y China y las granjas de acuicultura de salmón en Escocia.

 

Y las hay también de la explotación de trabajadores en aguas de Liberia y se registran las condiciones de la esclavitud moderna en los barcos pesqueros tailandeses y entrevista a algunos supervivientes.

 

El documental ha provocado simpatía en ciertos grupos sociales y de ambientalistas, pero también la crítica de otros que consideran que el director abusa de inexactitudes científicas y no ofrece una visión objetiva, sino que está sesgada.

 

A expertos en el tema ambiental que pregunté su opinión sobre el documental me dijeron que reconocen el trabajo del director pero que este tiene una visión amarillista del problema, que sin duda existe.

 

Seaspiracy

Título original: Seaspiracy  

Producción: Estados Unidos, 2021

Dirección: Ali y Lucy Trabrizi

Guion: Ali y Lucy Trabrizi

Fotografía: Ali Tabrizi y Lucy Tabrizi

Música: Benjamín Sturley

 

 

@RubenAguilar

El crimen organizado tiende a ser hegemónico

Rubén Aguilar Valenzuela

Ilustración: Patricio Betteo

Quien primero me hizo caer en la cuenta de la vocación hegemónica del crimen organizado fue Rubén Moreira Valdez, cuando era gobernador de Coahuila (2011-2017). Para él, entender esta vocación resultó clave para articular la estrategia para enfrentarlo. De manera detallada en Jaque mate al crimen organizado. Una estrategia multidimensional para la paz (Planeta, 2022), obra de la que Moreira Valdez y el que escribe somos co-autores, se puede ver cómo el antiguo gobernador "descubrió" esa realidad en su estado, y qué hizo para combatirla y acabar con ella.

 

Hay consenso en definir al hampa como una organización formada por un grupo de personas con determinadas jerarquías y funciones, cuyo objetivo central es obtener beneficios materiales y económicos a través de actividades delictivas al margen de la ley [1]. Su propósito es lograr ganancias que se materializan en recursos monetarios y financieros, así como imponer su poder y dominación —su hegemonía— en los mercados y territorios donde realiza sus actividades o negocios.

 

Los niveles de organización que alcanza el crimen se equiparan a los que desarrollan las grandes empresas comerciales. Al crimen la fuerza y solidez de su estructura organizativa le permite expandirse, primero a nivel local y regional, y luego a nivel trasnacional. Esa estructura, sólidamente constituida, le permite hacer frente al poder del Estado en los espacios geográficos en los que opera, ya sea a nivel local o internacional. En esto influye —más bien: es condición de posibilidad— que el crimen establezca vínculos con grupos dentro de las estructuras del gobierno en turno.

 

Una característica del crimen organizado en los lugares donde opera, que forma parte de su naturaleza, es su flexibilidad y capacidad de adaptación. Lo es también su resiliencia. Pero el elemento central para explicar su fuerza es su vocación de ser hegemónico: está en su ADN. Su hegemonía, que se traduce en el control de muy diversas actividades delictivas, debilita necesariamente la estructura organizativa de la sociedad y profundiza el subdesarrollo de un país ante la emergencia de sólidas estructuras administradas por el crimen, que en muchos casos sustituyen al Estado.

 

Así, el crimen organizado pasa a controlar amplios territorios y al interior de ellos un gran número de actividades económicas, pero también sociales, políticas e incluso culturales. Es lo que ahora ocurre en amplias zonas de México.

 

 

[1] Enrique Pérez, I. "El crimen organizado y la fragilidad institucional como condicionantes del desarrollo: el Estado mexicano asediado por el narcotráfico y sus impactos desestructurantes en el tejido social". En: Revista de la Facultad de Ciencias Económicas: Investigación y Reflexión, vol. 28, núm. 1, Bogotá, Colombia, enero-junio2020.

 

La hegemonía

 

La Real Academia de la Lengua Española define la palabra "hegemonía" como la "supremacía que un Estado ejerce sobre otros" o la "supremacía de cualquier tipo". Para el caso que nos ocupa, entendemos esa "supremacía" como la capacidad del crimen organizado de a partir de un poder inicial, a la medida que lo consolida, dar pasos en un proceso de expansión, para hacerse del control del territorio y de todo tipo de actividades, que le resulten rentables.

 

El hampa se vuelve hegemónico desde dos dimensiones, como ya se dijo, pero vale la pena subrayar: Adquiere y mantiene supremacía sobre el territorio siempre en fase de expansión, e integrar en el negocio a cada vez más actividades y áreas. Lo hace a partir de la organización y la fuerza que ya tiene que la maximiza. Lo hace de manera "natural". Con menos hace cada vez más y de una actividad pasa a la otra. En este proceso tiende a eliminar la competencia de los más débiles, para volverse hegemónico en la localidad y la región.

 

La única posibilidad de entender el poder creciente del crimen organizado es su carácter hegemónico, que de manera constante y sistemática amplía los espacios de acumulación, rentabilidad y apropiación ilegal de la riqueza, por un lado, y su fuerza política y policial, por otro. El crimen organizado, con la violencia y la construcción de poder alterno al del Estado, establece sus propias reglas y somete a ellas a las autoridades y a la sociedad. El conflicto se normaliza y adquiere carta de ciudadanía. Gana terreno, se convierte en norma, el "así son las cosas" y "no pueden ser de otra manera".

La captura de lo público pasa a ser parte central de la acción del crimen organizado. El Estado queda borrado y sometido, a nivel local y regional, bajo el mando de los criminales, que se mueven sin que en los hechos nadie los "pare". El crimen organizado es su expansión, nacional e internacional, hace uso de los avances tecnológicos en materia de comunicación para la generación, manejo y control de información en tiempo real.

 

Esta se convierte en un activo importante, entre otras cosas, para identificar posibles ataques de grupos rivales o de las autoridades y también para insertarse en las redes financieras globales, para lavar dinero. Es común que las organizaciones del crimen organizado de carácter nacional trasciendan ese espacio y se conviertan también en hegemónicas a nivel internacional. En el caso de México muy claramente el Cártel de Sinaloa (CS) y al Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG).

 

La violencia origen y sustento de la hegemonía

 

No existe hegemonía, o supremacía, sin violencia. En el caso del crimen organizado es expresión de poder y fundamento del mismo. Es la imposición del más fuerte. El ejercicio de la violencia permite vencer al otro, no importa si para ellos hay que destruirlo y eliminarlo. Esto, para poder ejercer plenamente la hegemonía. No hay espacio para la negociación, siempre es todo o nada. La hegemonía se ejerce a plenitud.

 

Aquí reside la explicación de los brutales niveles de violencia en la disputa entre las fuerzas del crimen que pretenden ser hegemónicas. En su lógica no hay más que hacer valer su supremacía, que implica eliminar, al contrario. La violencia en última instancia supone la aniquilación del enemigo, en el marco de una guerra por el control de los mercados y territorios, pero también adquiere la forma de "instrumentos" como la intimidación y la corrupción. Implica también la generación de la cultura del miedo que paraliza a la sociedad y la introduce en una perversa lógica de "aceptación" y "consentimiento" de lo que pasa.

 

La "normalización" del estado de cosas es un triunfo de la violencia que se hace valer, que se impone, sin necesidad de tenerla que utilizar físicamente en cada momento. En la racionalidad del crimen organizado hay una economía de recursos. Estamos hablando, entonces, de una construcción cultural que termina por aceptar la presencia del crimen organizado como algo con lo que se debe vivir. Se instala la idea de que no hay posibilidad de que pueda ser eliminado.

 

Se genera un modus vivendi de la sociedad local y regional, la violencia se vuelve estructural, parte de la cultura, y se asume como algo socialmente inevitable, como parte de las características propias del lugar en el que se nació y se vive. Hoy en un amplio sector de la sociedad mexicana y todo el grupo político en el gobierno federal, también en buena parte de los estados, que consideran que frente al crimen organizado no queda más que negociar y ceder espacios a cambio de que los dejen ejercer su pequeño poder.

 

 

@RubenAguilar

Infamia, el poder corrompe

Rubén Aguilar Valenzuela

Infamia (Planeta, 2023), la primera novela de Ciro Murayama es la historia de la generación de mexicanos, en particular de la Ciudad de México, que nace en la década de los sesenta y setenta del siglo pasado. El período que abarca el relato, que tiene mucho de autobiográfico, va de la década de 1980 a la primera de 2000. Es un arco de 30 años.

 

Dice el autor que es la historia de una juventud universitaria, "que estuvo marcada por el sismo del 85 y despertó a la vida pública con el rescate del sismo; luego vendría elección fraudulenta del 88, el movimiento del Consejo Estudiantil Universitario (CEU), el zapatismo... y la izquierda empieza a ganar elecciones importantes, como la capital del país. Quise situarme en la época de esos cambios cuando México consiguió su democracia y qué pasó con la izquierda mexicana que fue protagonista de esos cambios".

 

De la novela su autor afirma que se propone como una visión crítica frente a algunos de los problemas y vicios de la izquierda mexicana que surge después del movimiento estudiantil de 1968. Una izquierda que nunca, tampoco ahora, fue del todo democrática, ni estuvo, tampoco ahora, comprometida con el ejercicio pleno de las libertades y el respeto irrestricto al Estado de derecho.

 

Esta izquierda cayó en muchas ocasiones en el "gravísimo desvarío de creer que el fin justifica los medios y si dices que tienes una causa justa puedes llegar a ella por cualquier medio. Al final, pierdes la legitimidad de los medios, pero también extravías los fines", considera Murayama.

 

La historia se construye a partir de la vida de tres personajes principales: el "Diablo", que se vuelve investigador universitario y se da cuenta de la corrupción política de los programas sociales de la ciudad en manos de un gobierno de izquierda; el "Gallo", su amigo de toda la vida y quien narra la historia; y "Abreu", la compañera de la universidad, pareja del "Diablo", de la que también el "Gallo" está enamorado.

 

Es, dice Murayama, "una reconstrucción de cómo los jóvenes tienen y construyen sueños en los que militan, pero también se van decepcionando de las prácticas de algunos de sus compañeros: la corrupción no está en un mundo aparte, algunos compañeros con los que militamos están siendo parte del desvío de recursos de programas sociales. Es un reclamo ético a partir de una propuesta estética que es la reconstrucción de época".

 

En la obra se da cuenta del dogmatismo de la izquierda mexicana, de sus posiciones acríticas sobre la Unión Soviética y Cuba. De su complicidad, al no denunciar, con las dictaduras de esos países y la violación de los derechos humanos que ahí ocurrían y ocurren. Para el autor "hay una explicación cultural en este fenómeno político de la izquierda autoritaria y es lo que pretendo abordar en la novela. Hacer una exploración desde el mundo cultural, de las ideas y los valores que nos han dado una izquierda en el poder con muy poco compromiso democrático".

 

Infamia

Ciro Murayama

Editorial Planeta

México, 2023

pp. 219

 

@RubenAguilar

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