Crédito: Adrián Pérez
Los grandes medios de comunicación del mundo tienen corresponsalía en la Ciudad del Vaticano para cubrir al papa en turno y lo que sucede al interior de la Iglesia católica, y cuentan con un grupo con especialistas en el tema religioso. En esos medios los asuntos de las distintas religiones están siempre presente, y con relativa frecuencia le dan las primeras planas y portadas en las revistas, asumen la importancia que la religión tiene en muy diversas culturas y tradiciones.
No es el caso de México, donde la cobertura del tema religioso es marginal tanto a nivel nacional como internacional. La explicación de por qué es así es un tema de estudio, hoy muy pocos trabajos sobre este campo, pero de manera muy general se podría proponer como una primera explicación el jacobinismo, que no el laicismo, que estuvo presente por décadas en la estructura del aparato público, que influyó también a los medios.
El jesuita estadounidense Paul A. Soukup en su artículo "Comunicación y religión" (La Civilitá Cattolica, 24/01/25) sostiene que ahora el estudio sobre estos temas se concentra en tres principales áreas de interés: 1) la actividad comunicativa producida por los grupos religiosos; 2) los grupos y profesionales de la comunicación que abordan temas relacionados con la religión; 3) las formas de clasificar el conocimiento sobre la comunicación religiosa.
La actividad comunicativa producida por los grupos religiosos
El estudio incluye la labor de los grupos religiosos, que se expresa en declaraciones de intenciones, documentos políticos, evaluaciones de esfuerzos comunicativos y entre otros. A lo largo del siglo XX y principios del siglo XXI, muchas iglesias y autoridades religiosas han emitido declaraciones sobre comunicación, que van desde la condena de determinados contenidos hasta una cautelosa aprobación del uso de los medios.
La Iglesia católica, que ha publicado numerosas declaraciones en la materia (encíclicas papales, mensajes para la Jornada Mundial de las Comunicaciones Sociales, documentos del Pontificio Consejo para la Comunicación Social, declaraciones de Conferencias Episcopales o de Institutos religiosos); diversas comunidades protestantes y organizaciones religiosas, como la Asociación Mundial para la Comunicación Cristiana; rabinos que han emitido opiniones sobre el uso de la comunicación; e imanes que han formulado juicios sobre estos temas.
Las diversas religiones buscan en su visión teológica la inspiración para determinar el modo de comunicación más acorde con su concepción específica de Dios y del mundo. En el cristianismo, cuya misión es proclamar el Evangelio hasta los confines de la tierra, la justificación para el uso de los medios la encuentran precisamente en esa tarea. Por el contrario, otros grupos religiosos, como el islam, imponen restricciones al uso de la comunicación (especialmente en lo referente a las imágenes), basándose en su interpretación del Corán. También el judaísmo establece límites en el uso de imágenes. La postura del hinduismo, en cambio, es distinta. En el cine que se hace en la India se encuentra una variedad de películas devocionales dedicadas al panteón hindú, las cuales evocan respuestas religiosas incluso en las salas de cine.
La investigación sobre comunicación ha estudiado estos materiales, examinando las posturas teológicas de los diferentes grupos religiosos para comprender mejor sus actitudes hacia la comunicación, así como su disposición a emplear diversos medios para alcanzar los objetivos que se proponen. Al interior de cada religión, la investigación suele centrarse en medios específicos. Por ejemplo, el cristianismo ha utilizado prácticamente todos los medios de comunicación: la escritura, la palabra oral, la predicación, el arte, la música, la radio, la televisión, el cine y las redes sociales. El uso extensivo de los medios de comunicación también se observa en otros grupos religiosos, que cada vez adoptan más los medios digitales más recientes, con expresiones similares entre sí.
Soukup, teólogo y doctor en comunicación por la Universidad Texas, Austin (1985), plantea que los casos de estudio más conocidos son los relacionados con la evangelización televisiva. Los términos televangelist y televangelism surgieron en la lengua inglesa en los años setenta y desde allí pasaron a otras lenguas. Actualmente, estos términos se usan de manera genérica para referirse a las transmisiones religiosas. Los historiadores de la comunicación que han seguido la evolución de este formato religioso advierten que ha alcanzado una amplia difusión en todo el mundo y en diversos grupos. Desde su origen en Estados Unidos, el modelo del telepredicador se ha expandido en América Latina y también en África. En un principio las iglesias estadunidenses tradujeron su programación en diversas lenguas y luego capacitaron al clero local para este tipo de ministerio.
Este formato ha sido adoptado por predicadores islámicos, quienes en ocasiones se han inspirado directamente en los programas cristianos. Los primeros telepredicadores islámicos comenzaron en Egipto, luego en diversas partes de África y, más tarde, llegaron a Estados Unidos e Inglaterra, gracias a la difusión en línea, que les permitió alcanzar a comunidades islámicas de todo el mundo, incluso en lugares donde los gobiernos o las condiciones económicas limitaban el acceso a las transmisiones. Los grupos islámicos parecían particularmente predispuestos a esta práctica, que podía considerarse una evolución de una forma ya existente de predicación islámica: aquella registrada y distribuida mediante cintas de casete.
También encontramos telepredicadores en el judaísmo, cuyas transmisiones se difunden tanto a través de la televisión por cable como por canales de internet. Del mismo modo, en el hinduismo se observa un número creciente de predicadores que combinan diversos aspectos de la práctica hindú con enseñanzas y entretenimiento. En general, todas estas prácticas de evangelización televisiva presentan características similares, que se mezclan en distintas proporciones. Entre ellas están la predicación, la música religiosa, la instrucción, la expresión litúrgica, los testimonios personales, el entretenimiento (que puede incluir entrevistas en talk shows, humor o dramas religiosos), la oración y, con frecuencia, la recaudación de fondos.
Los grupos y profesionales de la comunicación que abordan temas relacionados con la religión
El jesuita, que desde 1982 ha trabajado el tema de la relación entre teología y comunicación, considera que el hecho de que para los periódicos y noticieros de radio y televisión la religión sea una fuente constante de noticias ha suscitado un gran interés entre los académicos. En muchos casos, los periodistas especializados en religión arrojan luz sobre las actividades de las Iglesias y los personajes religiosos, recurriendo también a la figura de los grandes líderes religiosos como el papa; el patriarca greco-ortodoxo de Constantinopla; el ayatolá de Irán; el Dalái Lama y otros líderes destacados del cristianismo, el judaísmo, el islam y el hinduismo. Los periodistas informan sobre la persecución religiosa en diversas partes del mundo. Los investigadores se centran en la presentación de las noticias religiosas por parte de los medios, las posibles fuentes de prejuicios y la variedad de temas que se abordan.
Diversos tipos de programas de radio y televisión incluyen contenidos religiosos. Los materiales más estudiados son las películas. Los estudiosos han clasificado el cine religioso según diversas perspectivas de análisis: películas que remiten a la experiencia religiosa, películas que sugieren una interpretación religiosa, películas sobre Cristo, películas demoníacas que abordan la expansión del mal, películas que narran una búsqueda de sentido, películas que reflejan la orientación religiosa de la sociedad, y otras. Dentro de estos estudios cinematográficos, una subcategoría especializada analiza los documentales dedicados a temas religiosos. Un número menor de estudios sobre religión en el cine se centra en temáticas no cristianas.
Soukup, que ha publicado una veintena de libros sobre el tema de la comunicación y la religión, sostiene que estudios recientes en comunicación han propuesto modelos teóricos concretos sobre la interacción entre los medios y otras instituciones y actividades sociales. Una teoría bastante consolidada, la de la mediatización, sostiene que las personas perciben la realidad y las instituciones sociales a través de los medios. Desde la perspectiva de las industrias de la comunicación, la religión aparece como un componente social que compite con otros por captar la atención de las personas y, al mismo tiempo, otras instituciones sociales comienzan a asumir las funciones sociológicas de la religión mediatizada.
Las formas de clasificar el conocimiento sobre la comunicación religiosa
El jesuita, que imparte cursos de tecnología y comunicación en diversas instituciones, piensa que ahora los estudiosos que trabajan el tema de la comunicación y la religión se plantean una serie de preguntas: ¿quiénes componen el público de la comunicación religiosa? ¿Cuáles son las características del público, en particular de quienes prefieren, por ejemplo, la telepredicación sobre otros programas? ¿Por qué algunas personas eligen participar en las funciones religiosas desde casa en lugar de hacerlo en persona? ¿Por qué optan por la religión en línea? ¿Existen diferencias entre los públicos de distintos medios como televisión, radio, prensa y plataformas en línea?
A medida que los estudios de comunicación han adquirido mayor sensibilidad hacia temas como la etnia y la sexualidad, estas cuestiones también han pasado a integrar los intereses de las investigaciones en el ámbito religioso. Los grupos religiosos, como es sabido, preservar enseñanzas destinadas a orientar a las personas sobre la sexualidad, pero estas, a su vez, manifiestan sus propias convicciones. ¿Cómo se comunican estos aspectos? Desde la perspectiva de la crítica de la comunicación, los investigadores también reflexionan sobre los prejuicios presentes en las religiones y en los grupos religiosos: los procesos de aceptación o rechazo que estas generan en sus prácticas y las iniciativas adoptadas, ya sea para fomentarlos o para combatirlos.
Los estudiosos han aplicado normas éticas no religiosas a la comunicación religiosa. Estos estudios éticos sobre la comunicación religiosa se basan en una lógica distinta de la teológica, arraigada en la ética filosófica, pero también, a menudo, en las tradiciones éticas de Occidente. Los enfoques éticos independientes plantean desafíos interesantes a la religión. La mayoría de los grupos religiosos, cuando desean dirigirse a un público externo sobre temas que no están explícitamente relacionados con su propia pertenencia, fundamentan su autoridad mediática en cuestiones éticas. Este enfoque reabre una cuestión que ha ganado relevancia en los últimos diez años y que se relaciona con temas de etnicidad y sexualidad: ¿con qué autoridad se dirigen los grupos religiosos al mundo? ¿Pueden pronunciarse con autoridad sobre prácticas comunicativas si solo hablan en nombre de sus propias tradiciones? ¿De qué manera las prácticas de comunicación afectan la percepción de la autoridad de los grupos religiosos? ¿Qué constituye la autoridad en un mundo en el que la mera presencia mediática parece conferir legitimidad?
Conclusión
Soukup, a partir de más de cuatro décadas de trabajar en el tema de comunicación y religión, sostiene que la investigación sobre la comunicación ha experimentado un crecimiento notable del interés por la religión, impulsado por la expansión del mundo en línea y la creciente visibilidad de grupos no occidentales y no cristianos en el ámbito mediático. Esto ha llevado a los estudiosos de la comunicación a reconocer sus propios prejuicios religiosos, así como aquellos inherentes al ámbito mediático. Muchos investigadores han limitado sus estudios sobre religión y comunicación a una especie de posición sociológica "neutral"; otros han afirmado que un compromiso religioso personal facilita la comprensión del mundo de la comunicación y la religión "desde dentro". Pero quizás el mayor impulso de crecimiento en esta área de investigación sea la voluntad que anima a un número cada vez mayor de estudiosos a trabajar juntos más allá de las fronteras nacionales y religiosas.
Desde mi propio conocimiento e intereses en el tema podría decir, que en México el campo de la investigación entre comunicación y religión es muy escaso, e incluso inexistente. Esto en un país donde entre el 70 % y el 80 % de la población se asume como creyente de alguna religión. Las universidades y centros de investigación que se dedican a la comunicación, pero también los grandes medios, y revistas como nexos, deberían de impulsar este tema de investigación y en sus páginas dar lugar a la cobertura de los temas religiosos como una realidad propia de la sociedad, de la cultura, pero también de la política.