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Parroquia – Museo de San Juan Bautista

Rubén Aguilar Valenzuela

En el local de la parroquia de San Juan Bautista, en Cuautinchán, Puebla, está el museo de arte religioso. Es un   edificio del siglo XVII que debe ser una construcción posterior a la secularización que implementa el obispo Palafox en 1640. En el terremoto de 1974 sufrió serios daños. Después de su restauración, en 1990 se vuelve a abrir como parroquia y museo.

 

Iglesia

 

- Exterior

 

La fachada – portada se enmarca en dos torres. Es barroco popular poblano. Todo es de mampostería. Tiene dos cuerpos y un remate. El primer cuerpo cuenta con tres calles. Al centro un arco de medio punto que se enmarca en dos columnas. En las calles laterales nichos sin imágenes. En el segundo cuerpo, de menor dimensión, en la calle central está la ventana del coro. En las calles laterales nichos sin imágenes. El remate es un semicírculo liso. En la parte superior una cornisa mixtilínea.

 

De las dos torres, la izquierda es de mayor tamaño. Tiene dos cuerpos y un remate en cúpula. El primero corre a lo alto de la fachada – portada. Cuenta con tres aperturas verticales cada una en un marco de mampostería. El segundo cuerpo es el campanario con arcos de medio punto alargados en cada uno de sus cuatro lados. Están en medio de pilastras. La segunda torre es de menor tamaño. Tiene dos cuerpos y un remate en cúpula. El primero corre a lo alto de la fachada –portada. Cuenta con tres aperturas verticales cada una en un marco de mampostería. El segundo cuerpo es el campanario con arcos de medio punto alargados en cada uno de sus cuatro lados. Están en medio de pilastras.  En la cúpula de remate está incrustado un reloj. 

En la pared izquierda de la iglesia, si se está frente a ella, se encuentra la puerta lateral en medio de dos contrafuertes. Tiene solo un cuerpo que es un arco de medio punto. En la parte superior un alfiz en cuyo interior hay adornos en mampostería. Al centro la imagen de un ángel. En este lado de la iglesia hay un panteón.    

- Interior  

La planta de la iglesia es de cruz latina. Funciona como iglesia y también como museo de arte religioso. Hay una capilla, que ahora es parte del museo. La imagen que se ve en la fotografía es del siglo XVI. Madera estofada y policromada. 

Cúpula en el crucero es octagonal y en la estructura que la sostiene hay ocho ventanas. Al centro una linternilla. Las cuatro pechinas tienen pinturas murales.  

En el altar mayor un Cristo del siglo XVI de pasta de caña de maíz.

Museo

Este mural está a la entrada de la iglesia – museo. Se encontraba en el Convento de San Juan Bautista, que está cruzando la calle, y una vez que se restauró se trajo aquí, para conservarlo. No hay una ficha técnica, para ubicar la obra. 

Altar con escenas de milagros atribuidos a la intervención de San Diego de Alcalá. Está en la capilla. Siglo XVI.

Santa Ana, la Virgen y el Niño. Siglo XVI. Madera estofada. En una urna de cristal en la capilla.

Siglo XVI. Pasta de caña de maíz.

Comentario

Cristo de pasta de maíz. Siglo XVI.

La parroquia y el museo son una misma cosa. En las paredes de la nave central tres altares barroco churrigueresco muy buenos. Hay cuadros anónimos de pintores del siglo XVIII. Son de buena factura. Esculturas en madera estofada y policromada.

 

El edificio de la iglesia está bien conservado y se ve que tiene buen mantenimiento. Las piezas están bien expuestas. El sacristán fue nuestro guía. Conoce las obras. Pienso que la Iglesia católica de México, en acuerdo con el INAH, deberían poner fichas técnicas a decenas de miles de piezas de gran valor que se encuentran en las iglesias de México. Y también impulsar la creación de museos parroquiales.  

 

 

La implementación del Sínodo de la Sinodalidad: 2025-2028

Rubén Aguilar Valenzuela 

"Somos una Iglesia misionera, que construye puentes dialogando, siempre abierta, como esta plaza, a recibir con los brazos abiertos a todos, a todos aquellos que necesitan nuestra caridad, nuestra presencia, diálogo y amor", León XIV.

En octubre de 2023 y en octubre de 2024 se celebró la primera y la segunda sesión de la Asamblea General Ordinaria del Sínodo de los Obispos, en el Vaticano, Roma, reunión que llevó el nombre de Sínodo de la Sinodalidad. El 29 de junio de 2025, ya en el papado de León XIV (1955), se ha publicado el documento Pistas para la fase de implementación del Sínodo: 2025-2028.

El Sínodo de los Obispos es un organismo de carácter permanente que estableció el papa Paulo VI (1897-1978), al término del Concilio Vaticano II (1962-1965), para dar seguimiento a los acuerdos que ahí se tomaron y tratar otros temas relacionados con la vida de la Iglesia. El 15 de septiembre de 1965, se promulgó el Motu Proprio Apostolica Sollicitudo con el cual el papa instituía oficialmente el Sínodo de los Obispos. Sínodo viene del griego syn, "juntos", y hodos, "camino", y expresa la idea de "caminar juntos".

A partir de 1967 y hasta octubre de 2024, se han celebrado 30 sínodos con una duración de entre tres y cinco semanas cada uno. De ellos 16 han sido ordinarios y se citaron en el Vaticano. Los de 1967; 1971; 1975; 1977; 1980; 1983; 1987; 1990; 1994; 2001; 2005; 2008;2012; 2015; 2018 y 2021-2024. Y ha habido once sínodos especiales: 1980; 1991;1994; 1995; 1997; 1998 (2); 1999; 2009; 2010 y 2019. Y tres sínodos extraordinarios:1969; 1985 y 2014.

Las dos últimas asambleas, las del Sínodo de la Sinodalidad, todavía en vida del papa Francisco (1936-2025), implicaron un cambio histórico y radical con relación a las anteriores, que fue la incorporación de sacerdotes, religiosas, religiosos, y laicos, mujeres y hombres, a la discusión y a la votación, en igualdad de condiciones de los obispos, en esta estructura colegiada de la Iglesia. Es una transformación que trae consigo una serie de transformaciones muy profundas en la estructura de toma de decisiones en la Iglesia.

El seguimiento del Sínodo de la Sinodalidad

La segunda sesión del Sínodo de la Sinodalidad terminó con la aprobación del documento final Por una Iglesia sinodal. Comunión, participación, misión, que se aprobó el 26 de octubre de 2024. El texto, dado a conocer a finales de junio, contiene los lineamientos para poner en práctica y dar seguimiento a los acuerdos contemplados en el documento final.

Una de las grandes aportaciones del papa Francisco, en su esfuerzo de transformación de la Iglesia, fue la importancia que dio al Sínodo, como estructura colegiada de la toma de decisiones, y haber incorporado, en condición de igualdad con los obispos, a sacerdotes, religiosas, religiosos, y laicos, mujeres y hombres. Que el papa León XIV, a solo meses de haber asumido su responsabilidad se dé a la tarea de garantizar el cumplimiento de los acuerdos del Sínodo de la Sinodalidad, habla con claridad de la continuación del proyecto de cambio en la Iglesia.

El cardenal Mario Gtech, secretario general de la Secretaría General del Sínodo, dice del documento, que ahora se publica, que ofrece "un horizonte con el cual confrontarse y, sobre todo, las invita a compartir sus iniciativas, contribuyendo así al discernimiento eclesial más amplio" y añade que a las iglesias locales "las animamos a avanzar con valentía, afrontando resistencias y dificultades, prácticas o de fondo, con libertad y parresía (hablar con franqueza): también ellas tienen una contribución valiosa que ofrecer, y sería una pérdida para toda la Iglesia si su voz permaneciera en silencio".

La ruta de implementación de los acuerdos del Sínodo de la Sinodalidad

El proceso va de junio de 2025 a octubre de 2028: a) Junio de 2025 - diciembre de 2026: itinerarios de implementación en las Iglesias locales y sus agrupaciones; b) Primer semestre de 2027: Asambleas de evaluación en las Diócesis; c) Segundo semestre de 2027: Asambleas de Evaluación en las Conferencias Episcopales nacionales e internacionales, en las Estructuras Jerárquicas Orientales y en otras agrupaciones eclesiales; d) Primer trimestre de 2028: Asambleas continentales de evaluación; e) Octubre de 2028: Asamblea eclesial en el Vaticano.

La estructura y el contenido del documento Pistas para la fase de implementación del Sínodo: 2025-2028, tiene cuatro partes y ofrezco una síntesis de cada una de las mismas.

 

1. ¿En qué consiste la fase de implementación y cuáles son sus objetivos?

La fase de implementación la inaugura el papa Francisco el 24 de noviembre de 2024, cuando se da a conocer el Documento Final (DF) del Sínodo de la Sinodalidad a toda la Iglesia. Esta tiene como objetivo experimentar prácticas y estructuras renovadas, que hagan que la vida de la Iglesia sea cada vez más sinodal, partiendo de una perspectiva integral, para una realización más eficaz de la misión de la evangelización.

 

Las iglesias locales deben identificar "caminos concretos e itinerarios formativos para realizar una conversión sinodal tangible en las diversas realidades eclesiales". Así, esta tiene como objetivo generar un impacto perceptible en la vida de la Iglesia y en el funcionamiento de sus estructuras e instituciones en la práctica de todos los días. Ya no es tiempo de "un regreso al pasado, ni proponer una mera repetición de lo ya vivido: los pasos y los objetivos son muy diferentes" hay que hacer realidad los consensos alcanzados que se registran en el Documento Final.

 

2. ¿Quiénes participan en la fase de aplicación?¿Qué tareas y responsabilidades les corresponden?

 

La fase de implementación es un proceso eclesial en sentido pleno, que implica a todas las Iglesias como sujetos y, por tanto, a todo el Pueblo de Dios, mujeres y hombres, en la variedad de carismas, vocaciones y ministerios con los que se enriquece y en las distintas articulaciones en las que se desarrolla su vida.

 

Se deben ampliar "las posibilidades de participación y el ejercicio de la corresponsabilidad diferenciada de todos los bautizados, hombres y mujeres" en un espíritu de reciprocidad. Es fundamental involucrar a quienes hasta ahora han permanecido al margen del camino de renovación eclesial que representa el Sínodo. Todas las Iglesias están invitadas a seguir buscando instrumentos de escucha adecuados a la gran diversidad de contextos en los que vive y actúa la comunidad cristiana.

 

En el documento se menciona con precisión, las responsabilidades y las tareas que tienen los diversos actores en la fase de implementación de los consensos del Documento Final del Sínodo de la Sinodalidad. Los obispos diocesanos; los sacerdotes y diáconos; los organismos diocesanos; el equipo sinodal diocesano y las agrupaciones de las Iglesias. De manera especial se mencionan las responsabilidades y tareas de la Secretaría General del Sínodo, que tiene a su cargo la animación de todo el proceso.

 

3. ¿Cómo utilizar el Documento Final en la fase de implementación?

Este documento es el punto de referencia de la fase de implementación y es fundamental promover su conocimiento, lectura, estudio y discusión, a nivel personal y en grupos. En este proceso se debe: a) considerar la visión de conjunto del texto; b) tener en cuenta la perspectiva eclesiológica, enraizada en el Concilio Vaticano II; c) la misión de anunciar el Reino de Dios, inaugurada por Jesús, a la que están llamados todos los bautizados; d) la perspectiva relacional y la lógica del intercambio de dones como expresión de catolicidad; e) el impulso ecuménico; f) la visión conciliar de una Iglesia en el mundo, en diálogo con las demás tradiciones religiosas.

 

El Documento Final subraya que "corresponde a las Iglesias locales encontrar los modos adecuados para poner en práctica estos cambios". Hay que mantener una dialéctica creativa y permanente entre lo universal y lo local. Y "este es precisamente el desafío que plantea la fase de implementación", toca a las Iglesias locales abordar los aspectos particulares que les resultan relevantes, que para otras Iglesias podrían ser irrelevantes.

 

Las Iglesias locales deben, en el macro de sus propias características y realidades, impulsar: a)  la promoción de una espiritualidad sinodal; b) el acceso efectivo a funciones de responsabilidad y roles de liderazgo tanto laicos y laicas, como de personas consagradas; c) la experimentación de formas de servicio y ministerio que respondan a las necesidades pastorales de cada contexto; d) la práctica del discernimiento eclesial; e) la activación de procesos decisionales con estilo sinodal; f) la experimentación de formas adecuadas de transparencia, rendición de cuentas y evaluación; g) los organismos de participación previstos por el derecho, y la renovación en clave sinodal; h) la celebración regular de asambleas eclesiales locales y regionales; i) la valorización del Sínodo diocesano; j) la renovación misionera sinodal de las parroquias; k) la verificación del carácter sinodal de los caminos de la Iniciación Cristiana.

 

4. ¿Qué método e instrumentos utilizar en la fase de implementación?

El método sinodal es fundamental y no se reduce a un conjunto de técnicas para gestionar encuentros, sino que constituye una experiencia espiritual y eclesial que implica crecer en una nueva manera de ser Iglesia, arraigada en la fe de que el Espíritu concede sus dones a todos los bautizados. Se debe ser consciente de que la metodología no garantiza por sí sola alcanzar el resultado esperado.

 

Un aporte del método sinodal es el "discernimiento eclesial", y debe tomarse en cuenta que "en la Iglesia existe una gran variedad de enfoques del discernimiento y metodologías consolidadas". El discernimiento eclesial requiere la contribución de competencias de diverso tipo para lograr una lectura más profunda del contexto y una identificación más clara de lo que está en juego. Es necesario llegar a deliberaciones concretas con miras a la renovación de prácticas, proceso de decisión y estructuras.

 

Estas indicaciones metodológicas pueden declinarse en una variedad de ocasiones y procesos, caracterizados por objetivos diversos, pero unidos por el hecho de realizarse con un estilo sinodal. Para llevarlos a cabo evitando el riesgo de la improvisación y la dispersión, es conveniente prever una dedicación al diseño y al acompañamiento de estos procesos. En el texto se mencionan ocho recomendaciones concretas, para articular una buena metodología.

 

A manera de conclusión

 

Una de las grandes aportaciones del papa Francisco fue haber citado al Sínodo de la Sinodalidad, que tuvo dos partes, una en 2023 y la otra en 2024, y haber cambiado, en un hecho histórico, la estructura del mismo de este para que se incorporaran a más de los obispos, quienes eran sus integrantes originales, a sacerdotes, religiosas, religiosos, y laicos, hombres y mujeres, en igualdad plena de condiciones.

 

La manera como el papa Francisco organizó este sínodo, le dio un nuevo impulso al carácter de órgano colegiado, en la construcción de las decisiones que guían el camino de la Iglesia  católica. El papa León XIV, en la línea de renovación que impulsó su antecesor, ya citó a una reunión para octubre de 2028, que ya inició su preparación a partir de la publicación del documento Pistas para la fase de implementación del Sínodo: 2025-2028.

 

Este documento ofrece orientaciones prácticas de como aplicar los acuerdos del Sínodo de la Sinodalidad, que quedaron plasmados en el Documento Final de noviembre de 2024. Ese texto recoge puntos sustantivos, de carácter concreto y operativo, en la línea de cambiar a la Iglesia católica. Algo fundamental y realmente nuevo, es el peso que se da a las Iglesias locales y a los obispos. Se vuelve al espíritu de los tiempos de la Iglesia primitiva.

 

Con los siglos, la Curia Romana fue adquiriendo un peso, que nunca debió haber tenido, y que el papa Francisco combatió y que todo indica lo seguirá haciendo el papa León XIV. En los últimos siglos la Iglesia ha operado como una estructura burocrática altamente centralizada y clerical, al mando de unos cuántos cardenales, y ha perdido su carácter verdaderamente universal y por lo mismo también su carácter plural, que no da lugar a la expresión de la enorme riqueza de todas las iglesias locales presentes en todo el mundo. El Sínodo de la Sinodalidad, y la reunión que se organiza en 2028, son el inicio de un nuevo camino, de la construcción de una nueva Iglesia, realmente universal, abierta y plural. 

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En Nexos se ha publicado: "El Sínodo de la Iglesia Católica" (10.09.24) y "Termina el Sínodo de la Sinodalidad"(10.11.24)

Tres mujeres, en 1945

Rubén Aguilar Valenzuela

 

La película 1945: Tres mujeres (Países Bajos, 2022) la dirige Saskia Diesing, holandesa de origen alemán (1972), y el guion es de ella y Esther Gerritsen (1972).

 

En la historia que se cuenta, en la primavera de 1945, en los últimos días de la Segunda Guerra Mundial, las tropas aliadas avanzan por el Oeste y las soviéticas lo hacen por el Este. En ese momento, un tren con cientos de prisioneros judíos, que ha partido de un campo de concentración próximo, queda varado junto a una pequeña población cerca de Dresde, Alemania.

 

Para ese entonces, la aldea está ocupada por el Ejército Rojo de la Unión Soviética, y en esa situación de guerra, caracterizada por la confusión, la desconfianza y la venganza, surge una inesperada relación de amistad entre tres mujeres; la francotiradora del ejército soviético, Vera; la local Winnie (Anna Bachmann), y la judía-holandesa Simone (Hanna van Vliet).

 

Los nazis han huido del lugar y ahora los soviéticos controlan el sitio. Los judíos, con la autorización de las nuevas autoridades, han sido autorizados a salir de los vagones y a buscar comida en el pueblo.

 

La mayor parte de los judíos transportados en ese tren son de los Países Bajos. El marido de Simone se encuentra lisiado, y ella conoce a Vera, la francotiradora soviética que solo habla ruso. Ella, con su marido, se instalan en una casa del pueblo, y ahí conoce a Winnie, que es de la localidad.

 

Diesing, encuentra puntos de contacto, entre mujeres con historias tan distintas y manera de ser radicalmente diferentes. A principio se hace patente aquello que las hace distantes, con experiencias de vida que nada tienen en común.

 

Y al paso de los días surge el encuentro en su condición de ser mujer. No importa si se es militar, judía perseguida o una alemana simpatizante de los nazis, porque son, antes que eso, mujeres.

 

Es una película sin mayores pretensiones con una narrativa de estructura clara, y el mensaje que pretende trasmitir también lo es. Es una buena producción y tiene buenos escenarios y fotografía.


1945: Tres mujeres

Título original: Lost transport

Producción: Países Bajos, 2022  

Dirección: Saskia Diesing

Guion: Saskia Diesing y Esther Gerritsen

Fotografía: Aage Hollander

Música: Paul Eisenach y Jonas Hofer

Actuación: Hanna van Vliet, Eugénie Anselin, Anna Bachmann, Bram Suijker, Konstantin Frolov, Richard Kreutz, Nikita Vasilchenko, Frieda Barnhard, Germain Wagner, Gonny Gaakeer (...)

Libertad, la autobiografía de Angela Merkel

Rubén Aguilar Valenzuela

En mayo 2006, en el marco de la Cuarta Cumbre Unión Europea (UE), América Latina y el Caribe, en Viena, Austria, acompañé al presidente Vicente Fox (2000-2006) a una reunión trilateral con la canciller Angela Merkel de Alemania y el primer ministro del Reino Unido, Tony Blair.

 

La impresión que me causaron los dos fue todavía mejor de la que me había hecho a través de verlos en televisión y leído discursos y posicionamientos suyos. La señora Merkel, proyectaba sencillez y cercanía. Me impresionó, iba al grano de los temas que se tocaban y lo hacía con soltura y claridad. Iba vestida como siempre se le veía en los eventos, con pantalón y un saco.

 

Libertad (RBA, 2024) es una autobiografía de Angela Merkel (Hamburgo, 1954) que pone énfasis en sus 16 años como canciller de Alemania de 2005 a 2021. El libro está escrito en colaboración con Beate Baumann, que fue su asistente personal desde 1992.

 

Merkel en el Prólogo dice: "Este libro cuenta una historia que como tal nunca más se repetirá, aunque solo sea porque desde 1990 el país en el que residí durante treinta y cinco años ya no existe. A principios de 2022, pocas semanas después de cesar en mi cargo de canciller, un interlocutor me comentó que si la hubiera ofrecido a una editorial como una novela de ficción me la habrían rechazado. Sabía de qué hablaba, y precisamente por la historia que cuenta, inverosímil y real al mismo tiempo, se alegró de que me hubiera decidido a escribir este libro".

 

Y se pregunta: "¿Cómo fue posible que tras treinta y cinco años en la República Democrática de Alemania (RDA), a una mujer se le haya concedido la posibilidad de asumir el cargo con más poder de la República Federal de Alemania y que, además, lo haya ostentado durante dieciséis años? ¿Y que lo abandonara no por tener que dimitir durante uno de sus mandatos o porque no la hubieran reelegido? ¿Qué supuso para ella haber crecido en la RDA como hija de un pastor protestante y vivir, estudiar y trabajar bajo una dictadura? ¿Y experimentar el colapso de un Estado? ¿Y de repente ser libre? Todo esto es lo que he querido contar".

 

Del texto asume que "por supuesto, mi relato es completamente subjetivo, aunque al mismo tiempo he procurado realizar una reflexión sincera sobre mis propios actos. Pese a no ser un relato pormenorizado, no dejo de mencionar lo que hoy en día considero que fue equivocado por mi parte, así como también defiendo lo que considero que fue correcto. Pido la indulgencia del lector porque en el libro no aparecen todos los que se esperaba que mencionara. Mi objetivo fue establecer unos temas centrales a partir de los cuales procuré dar forma al contenido para hacer más comprensible cómo funciona la política y qué principios y mecanismos la guían, así como describir qué me ha guiado a mí".

 

Y en el Epílogo afirma que "mientras escribía, he conocido nuevas facetas de mí misma, por ejemplo, que a pesar de ser una persona sociable, a veces no podía permitir que nada ni nadie me distrajera, y solo podía trabajar en el libro cuando me retiraba en soledad. La libertad, lo he comprendido al escribir este libro, requiere valor para adentrarse en lo hasta entonces desconocido, aunque sobre todo requiere sinceridad, tanto con los demás como, seguramente aún más importante, con uno mismo".

 

Y comenta que "mientras trabajaba en este libro he vuelto a reflexionar sobre el lenguaje y sobre cómo hablamos los políticos, incluyéndome a mí misma. Tendemos a evitar las preguntas, a llenar los minutos para, si es posible, cortar de cuajo la siguiente pregunta crítica, a utilizar demasiado a menudo tópicos en lugar de formular frases inteligibles. Está claro que es inevitable, y no podemos poner reparos, que toda profesión, también la del político, cuenta con su lenguaje propio. Sin embargo, de vez en cuando me doy cuenta de que me resulta difícil escuchar a determinados políticos durante una entrevista o una aparición pública, porque hablan mucho y dicen poco. Lo repito: he procedido de la misma forma en multitud de ocasiones".

 

Y añade, "pero ahora que me retiré de la política activa y que al escribir este libro pasé revista a muchas situaciones y planteamientos, quisiera animar a los jóvenes políticos a no tener miedo a contestar de manera concreta a las preguntas concretas, porque entonces el mensaje que desean transmitir contará con la debida atención. Esto es aún más importante en los tiempos en que vivimos, en los que las posibilidades digitales, así como las denominadas redes sociales, hacen posible como nunca antes que las verdades pasen por mentiras y las mentiras por verdades, e incluso en las democracias quienes ocupan puestos dirigentes se aprovechan de ello".

 

Merkel, en una obra muy personal, ofrece una descripción precisa de su vida en la RDA, de cómo ingresó a la política, ya en la República Federal Alemana, nos dice cómo a lo largo de su vida activa en la política tomó las decisiones, cuenta con detalle las situaciones y los encuentros claves que le tocó vivir en el ámbito de la política y también de sus reuniones con jefes de Estado y de gobierno.

 

Ya algún crítico en una reseña plantea que en la historia contada por Merkel hay un exceso de personajes de la vida política alemana, que no ofrecen una mejor comprensión de los hechos y sí en momentos dificultan la lectura. Y agrega, lo que Merkel y Baumann presentan al lector es una especie de informe de fin de mandato en el que la excanciller ofrece una narrativa detallada.

 

Al ser tan detalla la narración a veces me resultó difícil la lectura, tenía que hacer un esfuerzo para retomar el hilo que conducía del tema que Merkel se desarrollaba. Ese detalle y precisión al contar los hechos hablaba de su forma de ser. Es un texto honesto, de estilo directo y seco, que me ofreció muchos elementos para entender la gestión de su protagonista, pero también la realidad de la política alemana y del mundo.

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Título original en alemán Freiheit. Erinnerungen 1954-2021, Kiepenheuer & Witsch, traducción al español de Rebeca Bouvier Ballester y Christian Martí-Menzel (2024).

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Libertad

Angela Merkel

RBA Libros

Barcelona, 2024

pp. 831

 

Los papas de Aviñón

Rubén Aguilar Valenzuela

 

Aviñón, Francia. Lo que se conoce como "Los papas de Aviñón", tienen dos etapas, la primera va de 1309 a 1377, y la segunda de 1378 a 1423. En la historia de la Iglesia católica, los papas de la primera se consideran como legítimos, pero los de la segunda son parte de lo que se llama el Cisma de Occidente. 

 

- Primera etapa

 

El papa Clemente V (1305-1314), legítimamente elegido por un cónclave en Roma, por su cercanía y lealtad al rey de Francia, Felipe IV, provoca reacciones en contra entre los cardenales italianos.  En 1309, toma la decisión de trasladar su residencia a Aviñón, en el sureste de Francia, para obtener la protección de la monarquía francesa.

 

Los papas de la primera etapa de Aviñón fueron: Clemente V (1305-1314); Juan XXII (1316-1334); Benedicto XII 1334-1342); Clemente VI (1342-1352); Inocencio VI (1352-1362); Urbano V (1362-1370) y Gregorio XI (1370-1378), quien regresa la sede a Roma.

 

Estos siete papas, aunque no residieron en Roma, siempre se les consideró legítimos sucesores de san Pedro, y contaban con el apoyo oficial de cardenales y reyes de Europa. En este período de 67 años fue decisiva la influencia de la monarquía francesa sobre la marcha de la Iglesia católica y el papado. 

 

- Segunda etapa

 

En 1376, Gregorio XI deja Aviñón y regresa la sede del papado a Roma, y aquí llega en enero de 1377. Tras su muerte en 1378, un año después de instalarse en Roma, un cónclave de dieciséis cardenales se reúne para elegir a un nuevo papa. La multitud en Roma quería la elección de un italiano, y el cónclave elige a Urbano VI como nuevo papa. Luego, un grupo de cardenales franceses se arrepiente de su decisión, y en cuestión de semanas regresan a Aviñón, y anulan sus votos, con el argumento de no fue una elección libre porque fueron intimidados por la turba romana.

 

Ya en Aviñón eligen a un nuevo papa, Clemente VII (1378-1394). Esto crea una situación nueva en la que ahora existen dos papas, el de Roma y el de Aviñón. Así se establece el Cisma de Occidente o el Gran Cisma. El último papa de Aviñón, Benedicto XIII (1395-1417), perdió la mayor parte de su apoyo en 1398, incluido el de Francia. Tras cinco años asediado por los franceses, huye a Perpiñán en 1403. El cisma concluyó en 1417, cuando el Concilio de Constanza resuelve la división y se elige al papa Martín V que es aceptado por Roma y Aviñón.

 

En su momento, los reinos de Francia, Nápoles, Castilla, Aragón, Navarra, Flandes y Escocia reconocieron a Clemente VII como papa, mientras que Inglaterra, los reinos de Italia y el Sacro Imperio Romano Germánico reconocieron al papa Urbano VI en Roma. Clemente VII solicitó ayuda militar a la monarquía francesa para intentar arrebatarle los Estados Pontificios a Urbano VI y forzar su reconocimiento universal como papa. Sin embargo, todos sus intentos fracasaron, y murió en 1394 sin lograr su objetivo.

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