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El crimen organizado tiende a ser hegemónico

Rubén Aguilar Valenzuela

Ilustración: Patricio Betteo

Quien primero me hizo caer en la cuenta de la vocación hegemónica del crimen organizado fue Rubén Moreira Valdez, cuando era gobernador de Coahuila (2011-2017). Para él, entender esta vocación resultó clave para articular la estrategia para enfrentarlo. De manera detallada en Jaque mate al crimen organizado. Una estrategia multidimensional para la paz (Planeta, 2022), obra de la que Moreira Valdez y el que escribe somos co-autores, se puede ver cómo el antiguo gobernador "descubrió" esa realidad en su estado, y qué hizo para combatirla y acabar con ella.

 

Hay consenso en definir al hampa como una organización formada por un grupo de personas con determinadas jerarquías y funciones, cuyo objetivo central es obtener beneficios materiales y económicos a través de actividades delictivas al margen de la ley [1]. Su propósito es lograr ganancias que se materializan en recursos monetarios y financieros, así como imponer su poder y dominación —su hegemonía— en los mercados y territorios donde realiza sus actividades o negocios.

 

Los niveles de organización que alcanza el crimen se equiparan a los que desarrollan las grandes empresas comerciales. Al crimen la fuerza y solidez de su estructura organizativa le permite expandirse, primero a nivel local y regional, y luego a nivel trasnacional. Esa estructura, sólidamente constituida, le permite hacer frente al poder del Estado en los espacios geográficos en los que opera, ya sea a nivel local o internacional. En esto influye —más bien: es condición de posibilidad— que el crimen establezca vínculos con grupos dentro de las estructuras del gobierno en turno.

 

Una característica del crimen organizado en los lugares donde opera, que forma parte de su naturaleza, es su flexibilidad y capacidad de adaptación. Lo es también su resiliencia. Pero el elemento central para explicar su fuerza es su vocación de ser hegemónico: está en su ADN. Su hegemonía, que se traduce en el control de muy diversas actividades delictivas, debilita necesariamente la estructura organizativa de la sociedad y profundiza el subdesarrollo de un país ante la emergencia de sólidas estructuras administradas por el crimen, que en muchos casos sustituyen al Estado.

 

Así, el crimen organizado pasa a controlar amplios territorios y al interior de ellos un gran número de actividades económicas, pero también sociales, políticas e incluso culturales. Es lo que ahora ocurre en amplias zonas de México.

 

 

[1] Enrique Pérez, I. "El crimen organizado y la fragilidad institucional como condicionantes del desarrollo: el Estado mexicano asediado por el narcotráfico y sus impactos desestructurantes en el tejido social". En: Revista de la Facultad de Ciencias Económicas: Investigación y Reflexión, vol. 28, núm. 1, Bogotá, Colombia, enero-junio2020.

 

La hegemonía

 

La Real Academia de la Lengua Española define la palabra "hegemonía" como la "supremacía que un Estado ejerce sobre otros" o la "supremacía de cualquier tipo". Para el caso que nos ocupa, entendemos esa "supremacía" como la capacidad del crimen organizado de a partir de un poder inicial, a la medida que lo consolida, dar pasos en un proceso de expansión, para hacerse del control del territorio y de todo tipo de actividades, que le resulten rentables.

 

El hampa se vuelve hegemónico desde dos dimensiones, como ya se dijo, pero vale la pena subrayar: Adquiere y mantiene supremacía sobre el territorio siempre en fase de expansión, e integrar en el negocio a cada vez más actividades y áreas. Lo hace a partir de la organización y la fuerza que ya tiene que la maximiza. Lo hace de manera "natural". Con menos hace cada vez más y de una actividad pasa a la otra. En este proceso tiende a eliminar la competencia de los más débiles, para volverse hegemónico en la localidad y la región.

 

La única posibilidad de entender el poder creciente del crimen organizado es su carácter hegemónico, que de manera constante y sistemática amplía los espacios de acumulación, rentabilidad y apropiación ilegal de la riqueza, por un lado, y su fuerza política y policial, por otro. El crimen organizado, con la violencia y la construcción de poder alterno al del Estado, establece sus propias reglas y somete a ellas a las autoridades y a la sociedad. El conflicto se normaliza y adquiere carta de ciudadanía. Gana terreno, se convierte en norma, el "así son las cosas" y "no pueden ser de otra manera".

La captura de lo público pasa a ser parte central de la acción del crimen organizado. El Estado queda borrado y sometido, a nivel local y regional, bajo el mando de los criminales, que se mueven sin que en los hechos nadie los "pare". El crimen organizado es su expansión, nacional e internacional, hace uso de los avances tecnológicos en materia de comunicación para la generación, manejo y control de información en tiempo real.

 

Esta se convierte en un activo importante, entre otras cosas, para identificar posibles ataques de grupos rivales o de las autoridades y también para insertarse en las redes financieras globales, para lavar dinero. Es común que las organizaciones del crimen organizado de carácter nacional trasciendan ese espacio y se conviertan también en hegemónicas a nivel internacional. En el caso de México muy claramente el Cártel de Sinaloa (CS) y al Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG).

 

La violencia origen y sustento de la hegemonía

 

No existe hegemonía, o supremacía, sin violencia. En el caso del crimen organizado es expresión de poder y fundamento del mismo. Es la imposición del más fuerte. El ejercicio de la violencia permite vencer al otro, no importa si para ellos hay que destruirlo y eliminarlo. Esto, para poder ejercer plenamente la hegemonía. No hay espacio para la negociación, siempre es todo o nada. La hegemonía se ejerce a plenitud.

 

Aquí reside la explicación de los brutales niveles de violencia en la disputa entre las fuerzas del crimen que pretenden ser hegemónicas. En su lógica no hay más que hacer valer su supremacía, que implica eliminar, al contrario. La violencia en última instancia supone la aniquilación del enemigo, en el marco de una guerra por el control de los mercados y territorios, pero también adquiere la forma de "instrumentos" como la intimidación y la corrupción. Implica también la generación de la cultura del miedo que paraliza a la sociedad y la introduce en una perversa lógica de "aceptación" y "consentimiento" de lo que pasa.

 

La "normalización" del estado de cosas es un triunfo de la violencia que se hace valer, que se impone, sin necesidad de tenerla que utilizar físicamente en cada momento. En la racionalidad del crimen organizado hay una economía de recursos. Estamos hablando, entonces, de una construcción cultural que termina por aceptar la presencia del crimen organizado como algo con lo que se debe vivir. Se instala la idea de que no hay posibilidad de que pueda ser eliminado.

 

Se genera un modus vivendi de la sociedad local y regional, la violencia se vuelve estructural, parte de la cultura, y se asume como algo socialmente inevitable, como parte de las características propias del lugar en el que se nació y se vive. Hoy en un amplio sector de la sociedad mexicana y todo el grupo político en el gobierno federal, también en buena parte de los estados, que consideran que frente al crimen organizado no queda más que negociar y ceder espacios a cambio de que los dejen ejercer su pequeño poder.

 

 

@RubenAguilar

Seaspiracy, una crítica a la pesca comercial

Rubén Aguilar Valenzuela

Seaspiracy (Estados Unidos, 2021) es un documental dirigido por Lucy y Ali Tabrizi sobre la pesca comercial y el impacto de la misma en el medio ambiente y los ecosistemas marinos.

 

Es una visión radicalmente crítica de todo tipo de pesca, incluso la sustentable, e invita a dejar de consumir todos los productos del mar.

 

Ali Tabrizi actúa como narrador y protagonista de la película, proporcionando información sobre la pesca y los océanos que resulta novedoso e interesante a la vez que aterradora.

 

Se documenta el colapso de las poblaciones del mar, entre otras, de ballenas, tiburones, delfines y tortugas. Y establece el grave problema de los desechos plásticos de los aparejos de pesca y de las redes fantasmas.

 

Explora los problemas de la sobrepesca y sostiene, es su denuncia central, que hoy la pesca comercial es la principal causa de la destrucción de los ecosistemas marinos.

 

Rechaza el concepto de pesca sostenible y critica, incluso denuncia, a las organizaciones que la promueven. Habla de que están asociadas con los productores.

 

En el documental se ofrece abundante información sobre el problema de los mares y la pesca como que en los últimos 30 o 40 años, un 70 por ciento de la vida marina ha desaparecido.

 

Que cada año más de 640 000 toneladas de redes, trampas y otros equipos de pesca contaminan de plástico los mares, y que un 46 por ciento de esta basura se ubica en la zona norte del océano Pacífico.

 

Se ofrecen escenas terribles que incluyen la caza de delfines en Taiji, al sur de Japón, la caza de ballenas en las Islas Feroe, los mercados de pescado de Tailandia y China y las granjas de acuicultura de salmón en Escocia.

 

Y las hay también de la explotación de trabajadores en aguas de Liberia y se registran las condiciones de la esclavitud moderna en los barcos pesqueros tailandeses y entrevista a algunos supervivientes.

 

El documental ha provocado simpatía en ciertos grupos sociales y de ambientalistas, pero también la crítica de otros que consideran que el director abusa de inexactitudes científicas y no ofrece una visión objetiva, sino que está sesgada.

 

A expertos en el tema ambiental que pregunté su opinión sobre el documental me dijeron que reconocen el trabajo del director pero que este tiene una visión amarillista del problema, que sin duda existe.

 

Seaspiracy

Título original: Seaspiracy  

Producción: Estados Unidos, 2021

Dirección: Ali y Lucy Trabrizi

Guion: Ali y Lucy Trabrizi

Fotografía: Ali Tabrizi y Lucy Tabrizi

Música: Benjamín Sturley

 

 

@RubenAguilar

Museos desconocidos

Rubén Aguilar Valenzuela 

En 2023, me encontré, en mis recorridos México, en los estados de Campeche, Estado de México y Baja California Sur con seis museos que considero son prácticamente desconocidos. Son espacios pequeños, amigables y acogedores, que merecen ser más conocidos y visitados. Cuando los recorrí en cuatro de ellos no había otro visitante.

 

- Museo de Arte Sacro, Capilla de Jesús Nazareno, Catedral de San Francisco, Campeche, Campeche. Se ubica en una capilla construida en 1760. Se inaugura en 2002. Se exponen imágenes religiosas de los siglos XVII y XVIII. Es notable el conjunto escultórico del Santo Sepulcro del Cristo. Pieza única de madera recubierta con plata repujada y un conjunto de 47 imágenes. A estas hay que añadir 36 luminarias de latón.

 

- Museo Municipal de Calixtlahuaca, Calixtlahuaca, Estado de México. El museo se crea en 1987. Entre 2011 y 2013 vive una etapa de reestructuración, que implica la ampliación del espacio arquitectónico y del guion museográfico. Tiene tres salas. Se muestran objetos arqueológicos encontrados en la zona arqueológica de Calixtlahuaca. Son piezas que abarcan un período que va del siglo XII a la conquista en 1521.

 

- Museo Joaquín Arcadio Pagaza, Valle de Bravo, Estado de México. En 1994 se inaugura el museo con el propósito de dar a conocer la vida y obra del poeta y obispo Joaquín Arcadio Pagaza, que vivió en esta casa de 1839 a 1918. En tres salas de exhibición se alojan 98 piezas conformadas por muebles del siglo XIX y ornamentos religiosos que pertenecieron al obispo.

La casa es un buen ejemplo de la arquitectura civil de mediados del siglo XVIII en una pequeña ciudad de la Nueva España.

 

- Museo de las Pinturas Rupestres, San Ignacio, Baja California Sur. Se inaugura en 1994. Se aloja en un edificio conocido como El Teatro, que fue parte de la misión de San Ignacio Kadakaamán fundada por los jesuitas en 1728. Está dedicado a las pinturas murales de la sierra de San Francisco. Hay mapas y fotografías. Una buena reproducción de las pinturas en una cueva.

 

- Museo de la misión de San Francisco Javier de Viggé Biaundó, San Francisco, Baja California Sur. El museo se aloja en el edificio de la misión que en 1699 funda el jesuita Francisco María Píccolo. Es la segunda misión que establecen los jesuitas en el territorio de lo que ahora es la Baja California Sur. En dos salas se exhiben ornamentos, libros, pinturas, y objetos utilizados en la liturgia.

 

- Museo de Naturaleza y Cultura, Bahía de Los Ángeles, Baja California. Se muestran restos paleontológicos, restos de ballenas, objetos utilizados en la minería en el siglo XIX, objetos arqueológicos, objetos de los indígenas que habitaron la región y fotografías. La sensación es estar en un espacio muy acogedor armado con mucho cuidado y amor. Está al cuidado de voluntarias estadounidenses que viven en la bahía.

 

 

@RubenAguilar

Infamia, el poder corrompe

Rubén Aguilar Valenzuela

Infamia (Planeta, 2023), la primera novela de Ciro Murayama es la historia de la generación de mexicanos, en particular de la Ciudad de México, que nace en la década de los sesenta y setenta del siglo pasado. El período que abarca el relato, que tiene mucho de autobiográfico, va de la década de 1980 a la primera de 2000. Es un arco de 30 años.

 

Dice el autor que es la historia de una juventud universitaria, "que estuvo marcada por el sismo del 85 y despertó a la vida pública con el rescate del sismo; luego vendría elección fraudulenta del 88, el movimiento del Consejo Estudiantil Universitario (CEU), el zapatismo... y la izquierda empieza a ganar elecciones importantes, como la capital del país. Quise situarme en la época de esos cambios cuando México consiguió su democracia y qué pasó con la izquierda mexicana que fue protagonista de esos cambios".

 

De la novela su autor afirma que se propone como una visión crítica frente a algunos de los problemas y vicios de la izquierda mexicana que surge después del movimiento estudiantil de 1968. Una izquierda que nunca, tampoco ahora, fue del todo democrática, ni estuvo, tampoco ahora, comprometida con el ejercicio pleno de las libertades y el respeto irrestricto al Estado de derecho.

 

Esta izquierda cayó en muchas ocasiones en el "gravísimo desvarío de creer que el fin justifica los medios y si dices que tienes una causa justa puedes llegar a ella por cualquier medio. Al final, pierdes la legitimidad de los medios, pero también extravías los fines", considera Murayama.

 

La historia se construye a partir de la vida de tres personajes principales: el "Diablo", que se vuelve investigador universitario y se da cuenta de la corrupción política de los programas sociales de la ciudad en manos de un gobierno de izquierda; el "Gallo", su amigo de toda la vida y quien narra la historia; y "Abreu", la compañera de la universidad, pareja del "Diablo", de la que también el "Gallo" está enamorado.

 

Es, dice Murayama, "una reconstrucción de cómo los jóvenes tienen y construyen sueños en los que militan, pero también se van decepcionando de las prácticas de algunos de sus compañeros: la corrupción no está en un mundo aparte, algunos compañeros con los que militamos están siendo parte del desvío de recursos de programas sociales. Es un reclamo ético a partir de una propuesta estética que es la reconstrucción de época".

 

En la obra se da cuenta del dogmatismo de la izquierda mexicana, de sus posiciones acríticas sobre la Unión Soviética y Cuba. De su complicidad, al no denunciar, con las dictaduras de esos países y la violación de los derechos humanos que ahí ocurrían y ocurren. Para el autor "hay una explicación cultural en este fenómeno político de la izquierda autoritaria y es lo que pretendo abordar en la novela. Hacer una exploración desde el mundo cultural, de las ideas y los valores que nos han dado una izquierda en el poder con muy poco compromiso democrático".

 

Infamia

Ciro Murayama

Editorial Planeta

México, 2023

pp. 219

 

@RubenAguilar

Alegoría de la muerte y otras sutilezas de la vida II, Museo de Arte Baja California Sur (MUABCS) Rubén Aguilar Valenzuela

Rubén Aguilar Valenzuela

Exposición

 

La exposición Alegoría de la muerte y otras sutilezas de la vida II muestra la obra del artista Carlos Maciel Sánchez conocido en el medio artístico como "Kijano" (1952).

 

De ella dice: "Esta exposición relaciona el tema de la muerte, el amor y la vida, sublimando la anatomía de la belleza, como poetizan el mundo y a sus habitantes que nos permite ver este proceso de inicio a fin".

 

Comentario

En la exposición hay un texto de la académica francesa Cathy Fourez, de la Universidad Charles de Gaulle, Lille, Francia, que analiza la obra de "Kijano". De esta subraya la dialéctica permanente entre la vida y la muerte, y el uso de la intensidad del color.

 

Dice que el artista en esta tensión "ha decidido ponerse del lado de la vida" y que "explora ante todo el detalle de la curva sensual y compone una voluptuosa partitura de colores de la mujer, a menudo en armoniosa relación con la flora y la fauna de las Américas que revisten en sus cuadros un modelado polimórfico que se disfraza para celebrar el principio continuo de la metamorfosis de la vida a la muerte, de lo vegetal a lo animal, de lo animal a lo mineral".

 

Plantea que en esta serie de cuadros se puede ver "la huella de la artesanía popular mexicana, industriosa y abigarrada, de fantasía vehemente, que, auscultando y cultivando la realidad ambiente orgánica y la inanimada, metamorfosea y ennoblece la vegetación y el bestiario, las alegrías y las desgracias, los trabajos y las tareas de la vida cotidiana".

No conocía la obra de este autor que ha participado en 150 exposiciones de ellas, 60 individuales y 90 colectivas. Su trabajo se ha visto en museos y galerías de quince países de Europa y América.

 

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