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Estados Unidos, el consumo y los aranceles

Francisco Tobías

La economía de los Estados Unidos creció 0.7 por ciento durante el tercer trimestre, para así alcanzar un aumento en su PIB, durante lo que va del 2024, de un 2.8 por ciento. El crecimiento económico de la mayor potencia, valga la redundancia, económica ha sido casi del doble que la experimentada por la Unión Europea, y el gran motor de este aumento en el PIB ha sido el consumo.

Los habitantes de Estados Unidos han logrado adquirir mayor cantidad de bienes y servicios terminados, generando así el aumento en el PIB, o bien el crecimiento económico que a la vez genera mayores inversiones y empleos, para así ocasionar un círculo virtuoso.

Existen varios factores que ocasionan cambios en el consumo: por ejemplo, la generación de empleos ocasiona que existan más personas con ingresos con los cuales realizan sus compras. Por otro lado, el desempleo ocasiona reducción en el consumo ya que los desempleados tendrán que cuidar su dinero hasta conseguir otra fuente de ingresos. Los subsidios ayudan a que el consumo aumente ya que, de manera real, estos apoyos, son una reducción en los precios finales. Por su parte, todos los impuestos ocasionan que el consumo disminuya; el motivo es claro, los consumidores tienen que destinar dinero para pagar los impuestos, los cuales se pueden ver reflejados en el precio final.

En Estados Unidos durante los meses de septiembre a noviembre, los habitantes de ese país gozaron de un incremento en su poder adquisitivo, es decir, que con la misma cantidad de dinero podían incluso comprar un poco más de mercancías, generándose así un aumento en el consumo que ocasionó a la vez un aumento en el PIB, o bien un crecimiento económico.

Aquí es donde no cuadra la idea, del presidente Trump, de cobrar un 25 por ciento de aranceles a los productos mexicanos que se consumen en Estados Unidos, ya que ese 25 por ciento lo pagaran los consumidores norteamericanos en el precio final. Ocasionando una reducción en el consumo y en el PIB, debido a que el consumo representa cerca del 70 por ciento del PIB total de ese país.

Pongamos el ejemplo del aguacate, si un kilo de esa fruta, sí el aguacate es fruta, en Estados Unidos hoy cuesta 10 dólares, con la imposición del arancel, el consumidor final pagaría 12.5 dólares. Y si decidieran no importar, es decir no comprarle a México, aguacate, el precio aumentaría más ya que se generaría una escasez de esa fruta.

Pareciera que el presidente Trump juega al modelo de Halcón – Paloma, donde él intenta ser un halcón y al final, como lo hizo hace 6 años, terminará obteniendo otros beneficios para su país, sin imponer un arancel o bien hasta podría estar blofeando.

Nobel, nearshoring y Benjamín Button

Francisco Tobías

El ganador del premio nobel de economía 2024, el economista británico, James A. Robinson, aseguró que México tiene una posición geográfica “envidiable” y que permitirá hacer crecer la economía a pesar del proceso de desglobalización que se está configurando en el mundo.

De manera reciente los especialistas del comercio internacional han estado manejando el término de desglobalización, proceso que inició en el 2018 con la guerra comercial entre los Estados Unidos y China, acrecentándose por la invasión de Rusia a Ucrania. En este proceso económico, político y social ha ocasionado que la interconexión mundial, en lo que se refiere el comercio, disminuya.

Los aranceles que Estados Unidos ha impuesto a los productos elaborados en China; las sanciones que la Unión Europea y occidente han aplicado a Rusia; incluso la pandemia del Covid-19, han provocado que el comercio internacional se centre en macro regiones, ocasionando un reajuste en el tablero comercial y económico del mundo. Aunque también ha generado nuevos fenómenos económicos como el “nearshoring”, el cual podemos definir como mover las fábricas de cualquier parte del mundo a una economía donde los insumos, incluyendo la mano de obra, sean más baratos y cerca del mercado final. Así es cómo México.

Por ello el nobel de economía James A. Robinson afirmó que con el “nearshoring” nuestra economía tiene una oportunidad increíble, por la cercanía que tenemos con los Estados Unidos y por contar con mano de obra calificada y mucho más barata que la de ese país.

Las mayorías de las economías, incluso la economía mundial, se verán frenadas por la desglobalización económica, las reglas han cambiado en los últimos años, cuando pensábamos que la globalización “total” fuera posible, nos dimos cuenta de que económicamente no es tan conveniente ni para las economías desarrolladas ni para las que se encuentran en vías de desarrollo.

Existen retos que debemos de afrontar y vencer, el tener miles de kilómetros de frontera con la economía más grande y que más consume en el mundo no es garantía de éxito para nuestra economía, es cierto el “nearshoring” nos facilita el camino, sin embargo, debemos de enfrentar la inseguridad, la corrupción, la falta de infraestructura y hasta el cambio climático.

Bien lo dijo el actor principal de la película Benjamín Button, “Nuestras vidas se definen por las oportunidades, incluso por aquellas que no aprovechamos”, ojala aprovechemos todas las oportunidades lograr desarrollar nuestra economía.

El Buen Fin

Francisco Tobías

Desde el 2011 a iniciativa del Ing. Jorge Dávila, Saltillense, quien era el presidente de la Confederación de Cámaras Nacionales de Comercio, Servicios y Turismo (CONCANACO SERVYTUR), en nuestro país, durante un fin de semana del cada mes de noviembre se realiza el ya tradicional y famoso “Buen Fin”, programa mediante el cual los consumidores podemos adquirir productos con descuentos considerables o bien a crédito sin intereses.

Para este año se tiene estimado que durante “El Buen Fin” los mexicanos realicemos compras por un monto de 165 mil millones de pesos, en 190 mil negocios, los cuales van desde empresas familiares, franquicias, restaurantes hasta prestadores de servicio. Logrando en 14 años un aumento de 150 mil empresas participantes y en casi 60 mil millones de pesos en compras.

Lo interesante, hablando económicamente, de este programa comercial, es la activación de la economía que realizaremos del 15 al 18 de noviembre, pues se logra por un lado beneficiar a las empresas (oferta) aumentando sus ventas y por lo tanto incrementando sus utilidades, por el otro lado los consumidores (demanda) logran adquirir mercancías a un mejor precio y/o con facilidades de pago.

Mediante este tipo de programas que se realizan en varias economías del mundo, siendo la más famosa el vaya, redundancia, el famoso “Black Friday” realizado en los Estados Unidos, se logra generar un círculo virtuoso en el mercado ocasionando, más allá de la satisfacción de las necesidades por el consumo de alguna compra, la generación de inversión y empleo, logrando hacer crecer la economía.

Sin embargo, es importante hacer algunas recomendaciones a quienes vayan a adquirir alguna mercancía durante este periodo de descuentos. De preferencia adquiere bienes duraderos, es decir aquellos que pueden ser usados por un periodo sin ser reemplazados, además se debe de evitar la tentación y siempre considerar tener un presupuesto, de manera previa, para adquirir lo que realmente es necesario o se desea con anticipación. Antes de realizar la compra debes de aprovechar la oportunidad de revisar y comprar precios entre las distintas tiendas participantes.

Recuerda que cuando vas a comprar algo, no lo estas comprando con billetes y monedas sino con el esfuerzo que tuviste que hacer para poder tener esas monedas y billetes.

Es el bolsillo, estúpido

Francisco Tobías

A pesar de que la macroeconomía norteamericana tuvo un comportamiento muy bueno durante el mandato de Joe Biden, la candidata Kamala Harris del partido demócrata no logró ganar las elecciones presidenciales contra Donald Trump, quien como todos sabemos ocupará por segunda ocasión la oficina oval de la Casa Blanca. Y todo parece indicar que la frase “la economía, estúpido” dicha por Bill Clinton en su campaña presidencial de 1992 sigue vigente.

Durante el mandato de Biden la economía norteamericana alcanzó un mínimo histórico en desempleo, pues se crearon 16 millones de nuevos empleos, los norteamericanos viven un fenómeno inflacionario de tan sólo 2.4 por ciento, además de “sortear” de manera muy aceptable la etapa post pandemia, sin olvidar que se evitó una crisis energética que se pudo desatar por la invasión de Rusia a Ucrania, el PIB durante los 4 años de la actual administración creció en promedio 3.2 por ciento, sin embargo, pareciera que no fue la macroeconomía sino la microeconomía lo que decidió la elección presidencial de los Estados Unidos.

Al realizar un comparativo del incremento salarial y de la inflación entre la administración anterior de Trump y la actual de Biden, podemos darnos cuenta de que el bolsillo de los norteamericanos fueron el factor decisivo en la pasada elección presidencial, pues durante la era Biden la inflación fue mayor y los salarios crecieron menos en comparativa con la administración Trump.

En términos reales los norteamericanos sufrieron en sus bolsillos pues a pesar de que los precios de las mercancías no subían demasiado, sus salarios no se elevaron lo suficiente para poder seguir consumiendo lo mismo.

El consumo norteamericano, es decir, las compras que realizan en aquel país, tiene un efecto tanto en su economía como en la mexicana, pues al ser socios y nosotros exportar gran parte de nuestra producción a los Estados Unidos, cuando el consumo de ellos aumenta, el empleo, la inversión y el PIB de nosotros logra crecer, ocasionando también que nuestro consumo aumente.

Los norteamericanos con menores ingresos votaron, en su mayoría, por el candidato Trump, ¿el motivo?, una vez más ,el bolsillo.

Los politólogos al preguntarse, ¿con qué vota el electorado?, la respuesta ha sido por décadas, con el corazón, pareciera que los norteamericanos fueron más racionales que emocionales al votar por su bolsillo y así buscar un cambio, para bien, en su microeconomía. En fin, podemos afirmar que: “es el bolsillo, estúpido”.

Le regla Washington

Francisco Tobías

Esta semana los norteamericanos tienen elecciones presidenciales, en las cuales se enfrentan dos propuestas que, a pesar de buscar el mismo fin, el progreso de ese país, el camino que buscan recorrer es muy distinto.

Mientras el ex inquilino de la Casa Blanca, Trump, tiene una propuesta de reducir los impuestos para las empresas y para aquellos que tienen mayores ingresos, con lo cual busca reactivar la inversión en aquel país, también asegura que de volver a ser presidente implementará políticas públicas para que las empresas tengan menos regulación gubernamental. Por su parte la candidata demócrata, Kamala Harris, ha propuesto políticas para mejorar las condiciones económicas de la clase media y de los trabajadores, como el subsidio a las adquisiciones de viviendas, aumentos en el salario mínimo, además ha afirmado que de llegar a la presidencia dará un impulso a las energías renovables.

Los estadunidenses se han dedicado por muchas décadas a “armar”, de manera profesional, estadísticas deportivas, y vaya que es interesante, pues se ha desarrollado un sistema económico muy sólido en lo que se refiere a los deportes universitarios y profesionales, más allá de sueldos, patrocinios y apuestas.

Incluso existe una regla que antes era llamada “regla Redskins”, hoy conocida como “regla Washington” en la cual se relacionan al equipo de la NFL, hoy llamados Commanders, anteriormente Redskins, con la elección presidencial de aquel país.

Desde 1937 año en el cual los Redskins se mudaron a la capital de los Estados Unidos se ha llevado una estadística, que la mayoría de las ocasiones se ha cumplido, de 21 hay 17 aciertos. En cada año que existe elección presidencial, si el juego previo a la elección en casa de los antes Redskins, los locales resultan ganadores el partido político que se encuentra en la Casa Blanca se mantiene, en caso de que los hoy llamados Commanders pierden ese juego en casa hay cambio de partido en la presidencia.

El domingo pasado los Washington Commanders lograron ganarle a los Osos de Chicago con una última jugada de las llamadas “Ave María”, en la cual de manera casi milagrosa los de Washington ganaron en casa. Seguramente el festejo de Kamala Harris y de su equipo de trabajo fue mucho más efusivo que los gritos y brincos que dimos mis hijas Rebeca, Malake y yo.

Más allá de la felicidad por el triunfo, pues soy desde 1982 fanático del equipo de Washington, podemos tener la estimación de que Kamala Harris gane la presidencia y se convierta en la inquilina principal de la Casa Blanca, beneficiando con sus propuestas, realizadas por medio de acciones en un beneficio para la clase trabajadora y la clase media de ese país.

Nuestra economía está íntimamente ligada a de los Estados Unidos, más allá de ser la economía más grande mundo es debido a que es nuestro socio comercial más grande e importante, así que si la economía de ellos gana existen mayores probabilidades de que nuestra economía también gane.

Como cada día en el cual los antes llamados Redskins juegan, sólo puedo decirles “Go, Skins” #HTTR

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