Abraham Tobías
#DatoMamuco
La fruta fue llamada primero “naranja”, en el siglo 13,
el color fue llamado naranja casi 300 años después.
Desde la disolución de la Unión Soviética en 1991, las relaciones entre Rusia y Ucrania han sido tumultuosas, marcadas por conflictos políticos, económicos y territoriales. Sin embargo, la crisis actual, que estalló en 2014, ha llevado las tensiones entre ambos países a niveles alarmantes. Desencadenó una invasión rusa sobre tierras ucranianas.
El enfrentamiento entre estas dos naciones tiene raíces profundas, pero uno de los principales motivos es la disputa por Crimea, una península estratégica en el Mar Negro que históricamente ha tenido una población mayoritariamente rusa. En 2014, luego de la Revolución Ucraniana que derrocó al presidente prorruso Viktor Yanukovych, Putin anexó dicho territorio, desencadenando una serie de sanciones internacionales y avivando las tensiones en la región.
Otro factor crucial es el deseo de Ucrania de establecer vínculos más estrechos con Occidente, especialmente con la Unión Europea y la OTAN. Este movimiento es visto con profunda desconfianza por parte de Rusia, que considera a este país como parte de su esfera de influencia histórica y geopolítica.
Además, la cuestión de los derechos de las minorías étnicas, especialmente los descendientes de rusos que viven en tierras ucranianas y viceversa, ha sido un punto de fricción, avivado desde la Plaza Roja que decidió darles ciudadanía y pasaporte ruso. Ambos países han acusado al otro de violar los derechos de estas minorías, lo que ha exacerbado las tensiones.
El conflicto en el este de Ucrania, en las regiones de Donetsk y Lugansk, estalló poco después de la anexión de Crimea por los exsoviéticos. Grupos separatistas, presuntamente respaldados por Moscú, tomaron el control de partes de estas regiones, proclamando repúblicas independientes y buscando la unión con la tierra del vodka (¿remember Tejas?). Esto desencadenó enfrentamientos armados que han dejado miles de muertos y desplazados internos.
A pesar de varios intentos de alto el fuego y negociaciones de paz, el conflicto ha persistido, con episodios esporádicos de violencia que socavan cualquier intento de solución diplomática. La presencia militar rusa en la región, aunque negada oficialmente por Moscú, ha sido objeto de condena internacional, volviéndolo uno de los países mas sancionados por occidente, quedando solo con aliados pequeños a excepción de China.
La participación de la OTAN en esta guerra, ha sido principalmente de apoyo a Ucrania, proporcionando asistencia y entrenamiento a las fuerzas militares. De hecho, uno de los pretextos de Putin es la protección de sus fronteras por que la adherencia Uvrenia a esta organización, esto significaría tener bases militares de los países miembros cerca de sus fronteras. Si bien no ha intervenido directamente en el conflicto, su presencia y apoyo al gobierno presidido por Volodímir Zelenski han sido motivo de tensión con el Klremlin, que ve la expansión de la OTAN hacia el este como una amenaza a su seguridad.
Francia y Estados Unidos, como miembros prominentes de la OTAN, también han expresado su apoyo a Ucrania y su condena a las acciones rusas en la región. Los dos han impuesto sanciones económicas al terruño de Iván Drago en respuesta a su intervención y han abogado por una solución diplomática al conflicto, sin dejar de amagar con el envío de tropas. La amenaza de una conflagración a mayor escala es latente, los rusos han amenazado exhibiendo su arsenal nuclear, y con un posible apoyo chino, esto sería llevado a niveles distópicos.
La resolución de esta guerra (que es más una invasión) es complicada y requiere un enfoque diplomático integral. Entre las posibles soluciones se debe incluir entre otras cosas; ambos bandos comprometerse en un diálogo directo y sincero para abordar las preocupaciones y buscar acuerdos mutuamente aceptables. Moscú debe respetar la soberanía e integridad territorial de su vecino, incluida la retirada de sus fuerzas militares y Kiev garantizar el respeto a las etnias rusas de su país. Puede ser con una mediación internacional con la participación de países neutrales o de organizaciones como la ONU.
El estado bélico entre Rusia y Ucrania representa uno de los desafíos más apremiantes para la estabilidad en Europa y el mundo. La búsqueda de una solución pacífica y duradera requiere la voluntad política y el compromiso de todas las partes involucradas, no solo de estas dos naciones, así como el apoyo continuo de la comunidad internacional, que al parecer ya se ha olvidado del conflicto, por la llegada de otros o de algún nuevo TikTok viral.
@AbrahamTobias