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La tarjeta de crédito

Francisco Tobías

La economía y la manera en que realizamos las compras han cambiado con el tiempo, siempre buscando que la satisfacción de las necesidades sea más fácil y rápida, las tarjetas de crédito han demasiado a estos cambios, como método de pago.

Estaremos de acuerdo en que las tarjetas de crédito son un método en el cual podemos comprar en el presente y pagar, en abonos, a futuro. Esta forma de pago ha utilizado la tecnología y las telecomunicaciones para su funcionamiento, ya que la primera tarjeta de crédito, como tal, se utilizó por primera vez en el año 1914, cuando el banco norteamericano Wester Union, lanzó una campaña para sus clientes preferentes, los cuales con una tarjeta, que era de papel, podían disfrutar de descuentos en otros establecimientos y contaban con una línea de crédito para sus compras. Hoy las tarjetas de crédito, en poco más de un siglo, se han popularizado tanto que existen comercios en los cuales ya no se aceptan monedas y billetes para realizar los pagos, ejemplo de ello son las tiendas de Amazon, no me refiero a la plataforma. O bien el uso de la tecnología conocida como la contactless.

Para los economistas las tarjetas de crédito son un tipo de cuasi dinero, este término se refiere a los activos financieros que nos son tan líquidos como el efectivo, a pesar de que el cuasi dinero hace las funciones del dinero, no es dinero. Y esta herramienta de compra, de consumo ha sido un aliado muy importante para lograr que el consumo, la demanda, la inversión, el empleo y el PIB de los países crezca.

El funcionamiento de las tarjetas de crédito en realidad es algo sencillo, es un préstamo en el cual tenemos la capacidad de utilizar un dinero que no es nuestro para realizar una compra o desde otra óptica es la oportunidad de atraer del futuro un ahorro para un consumo presente, por supuesto que, para cualquiera de las dos explicaciones, existe un precio y el precio no es otra cosa que las tasas de interés, las cuales cuando aumentan, encarecen el uso de la tarjeta de crédito.

Hace poco la Fed, autoridad monetaria de los Estados Unidos, incrementó la tasa de interés en 0.75 puntos porcentuales, para ubicarla en 3.25%. Dicha decisión económica provocó que otras autoridades monetarias en el mundo, como el Banco de México, realizaran una acción en el mismo sentido, nuestro banco central la hizo incluso en la misma proporción, para ubicar la tasa de interés de referencia en nuestro país en 9.25%

Estas decisiones, de encarecer el dinero, se realizan con la intensión de frenar la “loca” carrera de la inflación que está afectando a la inmensa mayoría de las economías del mundo y por supuesto que repercutirá en la manera en que los integrantes de las economías hagamos nuestros consumos.

Al aumentar la tasa de referencia, todas las tasas de interés se incrementarán y por supuesto las tarjetas de crédito no son la excepción.

Por ello si tenemos una tarjeta de crédito la recomendación que le daría es usarla con responsabilidad financiera y a que me refiero con “responsabilidad financiera”, a utilizarla como palanca y no como black berry, utilizar la tarjeta de crédito para compras de bienes de consumo duradero, usar la tarjeta de crédito para comprar mercancías cuyo uso duren más tiempo que el planeado para pagar su compra por medio de la tarjeta de crédito.

Aaaachú, ¡salud!

Francisco Tobías

Históricamente la economía de México ha estado íntimamente ligada a la de nuestro vecino del norte, los Estado Unidos. Y no solamente por los más de 3,100 kilómetros que compartimos de frontera, sino por el comercio, formal, entre ambos países que durante el 2021 tuvo un equivalente de 661 mil 164 millones de dólares, monto que ira incrementándose cada año gracias entre otros factores al T-MEC. Pero, así como esa relación – dependencia tiene efectos positivos también los tiene de manera negativa.

Cuando la economía norteamericana experimenta un crecimiento, la economía de la tierra azteca goza de los sabores dulces, ya que cuando los norteamericanos aumentan su consumo, muchos de esos productos son elaborados en nuestro país, logrando así un incremento en las exportaciones mexicanas, generando más inversiones y empleos, además del ingreso de dólares a nuestro país, esto último logrando dar estabilidad al tipo de cambio.

Cuando la economía de los Estados Unidos crece, también aumentan las divisas que nuestros compatriotas envían desde allá, generando a la vez que el consumo en México crezca.

Sin embargo, los sabores amargos de los declives de la economía norteamericana también son experimentados por nuestra economía y por los mexicanos, pues una reducción del consumo o de la demanda en aquel país, refleja de este lado de la frontera una reducción en la producción, y en los empleos.

La economía más grande del mundo, la economía de los EUA está atravesando el umbral hacia la recesión, pues de manera oficial se ha notificado que su economía ha sufrido por dos trimestres consecutivos de una reducción en el PIB. Esta situación nada agradable, ni para ellos ni para nosotros, es el resultado por un lado de la alta inflación que se está experimentando y por el otro lado las políticas monetarias, como el aumento en las tasas de interés, que buscan frenar el aumento en los precios.

En un sistema económico tan globalizado como en el que vivimos hoy en día, las acciones de un gobierno repercuten más allá de sus fronteras, para muestra podemos mencionar la situación de crisis económica que se generó en el mundo debido al conflicto bélico que inició Rusia contra Ucrania. De la misma manera, las políticas económicas, que se dictan en los Estados Unidos tienen efectos en el resto del mundo, y de manera especial en nuestra economía, por lo que de manera casi instantánea el Banco de México aumentó las tasas de interés en nuestro país, pero eso no será todo pues, a pesar de los escépticos, los reflejos negativos ocasionados en nuestro país por las decisiones o situaciones de la tierra del Tío Sam son mayores.

Así que no crea que sí a nuestro país le da una pulmonía es debido al frente frio que acaba de entrar, sino por el resfriado que ocasionará malestares en la economía de Estado Unidos.

¿México competitivo?

Francisco Tobías

La competitividad de una economía es de suma importancia para poder generar y atraer inversiones, las cuales generan empleos, logrando incrementar la producción, haciendo la economía crezca y se logre un desarrollo económico.

La capacidad que tiene ya sea un individuo, una empresa o un país para generar o desarrollar ventajas competitivas se le conoce como competitividad, con ella se logra posicionarse en una situación de ventaja frente al resto de los competidores.

Una empresa es competitiva cuando puede producir mercancías y estas se venden en el mercado, generando utilidad para los inversionistas, diferenciándose del resto de la competencia por medio de una ventaja competitiva, la cual es una característica que la diferencia, por supuesto de manera de positiva, con el resto.

Cuando una empresa es competitiva puede adaptarse más rápido a los cambios que pueden generarse en el mercado, la productividad está íntimamente relacionada a la competitividad.

Pero cuando nos referimos en términos macroeconómicos es decir a la economía de una región o de un país es distinto pues la competitividad internacional es la capacidad que tiene un país para participar en los mercados y además lograr un desarrollo económico, es decir elevar el nivel de vida de los habitantes.

Existen factores que intervienen en la competitividad de una economía, de un país, como lo son las instituciones públicas, la democracia, el sistema educativo y el de salud, la infraestructura, la estabilidad tanto política como económica, la seguridad y el cuidado al medio ambiente.

Desde el año 2005 el Instituto Mexicano para la Competitividad (IMCO) ha desarrollado un índice para medir la competitividad de nuestro país con otras economías. Evaluando 85 factores que intervienen en la economía y en la sociedad, con dicha medición se logra medir la capacidad que tiene México para atraer, generar y mantener inversiones. En el año inicial en un grupo de 43 países, el nuestro se ubicaba, en el nada honroso lugar 27, para el año 2018 nos encontrábamos en el 31 ya para este año hemos descendido al lugar 37, con un nivel de competitividad bajo. Ubicándonos por encima de Brasil, Argentina, Sudáfrica, India, Guatemala y Nigeria, pero muy por debajo de economías como Dinamarca, Noruega, Suiza, Suecia, Países Bajos, Corea del Sur, Japón, Irlanda, Finlandia y Australia.

Se necesitan cambios a favor de la economía de los mexicanos, cambios que logren convertirnos en un país más competitivo, se requiere de seguridad, de respeto a la vida democrática de nuestro país, se necesita y de manera urgente nueva infraestructura que contribuya a la productividad de la economía mexicana, se requiere de un impulso a las políticas públicas en lo que se refiere a la generación de energías limpias, en pocas palabras apremia y de manera urgente amor por México de parte de la autoridad federal.

Gran Bretaña y su cocktail “Born to be British”

Francisco Tobías

De manera reciente Gran Bretaña ha estado en todos los titulares, primero con la renuncia de Boris Johnson como primer ministro británico, después con la llegada de Liz Truss, tercer mujer en desempeñar el cargo más alto de la administración pública del Reino Unido, cuyo acto de presentación ante la reina Isabel II, fue el último acto protocolario de la monarca, y ahora este país, otra vez, vuelve a ser noticia, no por cuestiones políticas o de monarquía sino por aplicar políticas económicas de una manera poco ortodoxa es más hasta pareciera que las estarían aplicando, por lo menos de manera intuitiva, de forma inversa.

Las políticas económicas son las acciones que realiza un gobierno y la autoridad monetaria, generalmente un banco central, para intentar la estabilidad económica, estas políticas generalmente son de tipo de cambio, aquellas que se refieren al valor de una moneda respectos a las divisas; las políticas monetarias, que son las que se refieren a las tasas de interés y a la cantidad de dinero, estas generalmente dependen de un banco central; además de las políticas fiscales, las cuales se refieren a los impuestos que se cobran en una economía y es en estas donde el gobierno de Gran Bretaña ha realizado algo “no tan común” para los economistas monetaristas ortodoxos.

Los impuestos además de ser el canal, más importante en muchos gobiernos, para hacerse de recursos, son una herramienta que sirven para controlar la demanda, manejar el consumo, incentivar la producción y siempre evitar la inflación. Como ejemplo un caso doloroso, después del error de diciembre de 1994, el entonces presidente Ernesto Zedillo aumentó el IVA de un 10 al 15%, seguramente se acuerda de roque señal, pues bien, lo que buscó y logró el gobierno federal, fue la reducción de la demanda o del consumo y con ella evitar que la inflación siguiera afectando el bolsillo de los mexicanos, pues en diciembre de 1994 tuvimos una inflación del 7.1%, para 1995 se disparó al 51.97%, logrando reducirla a un 27.7% para 1996.

Hoy el mundo, más bien la mayoría de las economías viven una época de gran inflación, y la Gran Bretaña no es la excepción, incluso uno de los mayores retos que tiene la ahora residente de Downing Street, Liz Truss, es controlar el “exorbitante” aumento de precios que está viviendo la economía de aquel país, pues de julio del 2021 a julio de este año los precios se han incrementado en un 10%, ellos están acostumbrados a una inflación menor del 0.5%. Ante esta situación un aumento en los impuestos, acompañado de una reducción en el gasto público, sería la acción más “lógica” para controlar la inflación, sin embargo, el gobierno ha anunciado y aplicado la reducción más grande, nunca antes aplicada, en la Gran Bretaña, además de subsidiar con un monto de 170 mil millones de euros equivalentes a más de 3 billones de pesos, a las familias y empresas para reducir los pagos en energía eléctrica y de gas, se han convertido en una mezcla de acciones y políticas económicas poco ortodoxas. Teniendo reacciones nada alentadoras, en un primer momento, en el mercado, generando incertidumbre, devaluación y demasiadas críticas.

Tal vez, sólo tal vez, una vez más las políticas “cocktails” económicas serán la muestra nuevamente de que no todo es blanco o negro en lo que se refiere a las corrientes económicas. Salud por la economía de Gran Bretaña, salud con un “Born to be British”.

Se me rompió la hiel

Francisco Tobías

Si usted cree que las famosas hamburguesas Big Mac de MacDonald´s sólo sirven para satisfacer el hambre, esta equivocado pues su precio se ha convertido en un referente, empírico, entre los economistas para poder comparar el poder adquisitivo de las monedas en casi todo el mundo.

La teoría del poder de paridad adquisitivo señala que los precios de los bienes y servicios semejantes, en distintos países, deben de ser iguales. En palabras sencillas esta teoría establece que con un dólar norteamericano debes de poder comprar los mismo en cualquier parte del mundo. El problema para la aplicación práctica de esta teoría, basta aclarar que así somos los economistas, es que no hay un producto que se produzca de manera idéntica en todo el mundo.

La revista inglesa “The Economist”, que se publica desde 1843 y cuya sede está en Londres,publicó por primera vez en 1986 el índice Big Mac, una forma divertida en la cual se intenta conocer si las monedas se encuentran en su nivel correcto. Y es que la Big Mac, que en lo particular me gusta demasiado, casi en todos los países donde hay un restaurante de comida rápida McDonald´s se elabora de la misma manera, con los mismos ingredientes, dos carnes, tres rebanadas de pan, queso, salsa Big Mac, cebolla, lechuga y pepinillos, por supuesto, esta es la parte más importante y que genera el valor a la hamburguesa, todos estos insumos son “armados” por un trabajador.

Con la teoría de la paridad del poder adquisitivo, junto al índice Big Mac podemos observar si las monedas en el mundo están sobrevaloradas o subvaluadas frente al dólar norteamericano. Una moneda se encuentra sobrevalorada cuando se le da un valor mayor al real, una moneda subvaluada es aquella cuyo valor que se le asigna es menor a su valor real.

En julio de este año se publicó dicho índice en el cual se compara el precio de este alimento en 53 países. De acuerdo al índice para el caso de México, el peso se encuentra sobrevalorado en un 42.51% y es que mientras en Estados Unidos la hamburguesa cuesta 5 dólares con 81 centavos aquí en nuestro país, la misma hamburguesa cuesta el equivalente a sólo 3 dólares con 34 centavos.

Podríamos pensar que es mejor para nosotros que la hamburguesa Big Mac sea más barata en nuestro país, sin embargo, al contar con una moneda sobrevalorada perdemos competitividad ante el resto del mundo.

Comenté que la Big Mac es igual en casi todos los establecimientos de McDonald´s, pues en la India a esta hamburguesa se le conoce como Camelaraja Mac y esta elaborada con carne de camello y no de res, pues las vacas tienen un valor sagrado para la religión hindú.

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