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La comunicación de los populistas 

Rubén Aguilar Valenzuela   

El esquema del discurso de los gobernantes populistas, que se dicen de izquierda y los que se asumen de derecha, es el mismo. Se articula a partir, entre otros, de los siguientes cinco ejes:

1) Se está en posesión de la verdad. Ellos y sólo ellos tienen la verdad. Los demás viven en el error. Ser los poseedores de la verdad absoluta los sitúa en una posición privilegiada para juzgar a los demás. Ellos siempre tienen la razón y nunca se equivocan. Restablecen la Santa Inquisición y se convierten en el gran sacerdote que la preside.

2) Se apela a Dios. El lenguaje religioso es fundamental en la construcción de sus discursos. Ellos son los intérpretes de lo dicho por Dios. Y en esa condición predican, la palabra del Señor que siempre apoya y justifica todas sus acciones. Es un Dios a la medida de sus intereses.

3) Se polariza a la sociedad. El mundo se divide en dos bandos, los buenos, los que les rinden pleitesía, y los malos, los que no se las dan. En sus discursos de manera constante hacen la contraposición de los buenos contra los malos. Estos últimos deben ser arrancados, para que el mal no se propague.

4) Se construye a los enemigos. La polarización exige de una gama muy amplia de enemigos. Lo son todos los que no los siguen. Los calificativos a utilizar varían: Conservadores o comunistas. La prensa y la oposición son los enemigos principales y después viene una lista de enemigos secundarios. Estos últimos los determina la condición de cada país.

5) Se es nacionalista. Ellos son los únicos que aman y representan a la Nación. Los demás, los que no los siguen, son traidores a la patria y quienes se proponen destruirla. De sus seguidores se exacerban los sentimientos nacionalistas más primitivos.

El presidente López Obrador, un populista que se dice de izquierda, no es la excepción y en la construcción de sus discursos utiliza los ejes ya mencionados. Él sabe, como todos los populistas, que eso es lo que quiere oír su base electoral, sus fieles, y eso se les da.

La evidencia señala que el discurso populista articulado a partir de los ejes ya referidos tiende a desgastarse y pierde su eficacia en la medida que los gobernantes no respondan a las expectativas de sus seguidores con acciones que mejoren su condición de vida.

Al final del 2020, Coneval y la Cepal dicen que no se reducirá la pobreza, como el presidente había prometido, sino habrá en el país diez millones más de pobres. ¿A esa población le servirá de algo los discursos del presidente? ¿Los que votaron por él lo seguirán apoyando?  

Los enemigos del presidente

Rubén Aguilar Valenzuela
El presidente López Obrador, como otros mandatarios populistas de izquierda y derecha, tiene como eje central de su discurso la polarización social, la distinción entre los que están con él (pueblo bueno) y los demás (conservadores o neoliberales). Para eso necesita construir enemigos con los cuales confrontarse. De sus distintas intervenciones identifico a ocho:

El pasado. Arranca con el gobierno de Miguel de la Madrid (1982-1988). Con él inicia el neoliberalismo, la causa de todos los males presentes en el país. Todos los gobiernos anteriores fueron buenos incluso el de Gustavo Díaz Ordaz (1964-1970).
Los medios. Todos los que no alaban su gestión son enemigos. Agrede a la prensa nacional e internacional a quienes acusa de falta de ética y de no ser profesionales. Nunca critica a las grandes televisoras y cadenas de radio que asume como sus aliadas.
Los periodistas. Todos los que no aplauden lo que dice y hace son enemigos. Ser buen periodista pasa necesariamente por reconocer y apoyar su gestión. Quien no lo hace es conservador y enemigo del pueblo bueno.
Los empresarios. Si aplauden su gestión son bien vistos y recompensados con contratos, pero en contrario insultados y acusados de conservadores, de que se enriquecen, de que tratan mal a sus trabajadores y de que no pagan impuestos.
La oposición. Los partidos y los políticos que están en la oposición son sus enemigos jurados. Ser de la oposición es sinónimo de neoliberal, corrupto, pero también de maldad.
Las Organizaciones de la Sociedad Civil (OSC). Son inventos del neoliberalismo, para socavar el poder del Ejecutivo. No resiste la independencia y el liderazgo social de las OSC a las que ve como competencia.
Los que quieren le vaya mal. Es un grupo genérico integrado por conservadores que quieren fracase, para regresar al pasado neoliberal que ya quedó eliminado, para siempre, porque él lo decretó.
Los que traman un complot. En ocasiones hace referencia, sin identificar, a quienes asegura, sin dar ningún dato, se propone organizar un complot en su contra. No hay tales.

En las comparecencias de la mañana el presidente ataca sistemáticamente a quienes asume como sus enemigos, que son una creación, un invento necesario, para el discurso centrado en la polarización social. Sabe que su base social quiere oír eso y que también lo quieren ver como un "guerrero justiciero" que combate a quienes se le oponen. Es un escenario épico que les entusiasma y convoca.

Al presidente esta estrategia le funcionó como candidato y también al inicio de su gestión, pero está por verse si a lo largo de su mandato le es suficiente, para mantener su aceptación y liderazgo. Lo que muestran las encuestas es que cada vez le resulta menos rentable y empieza a verse desgastada. Ésta le garantiza seguir con una gran presencia en los medios, pero no necesariamente conservar la imagen positiva que tuvo al arrancar su gobierno. Ya veremos.

La pandemia en Nicaragua

Rubén Aguilar Valenzuela

El gobierno de Nicaragua no ha tomado medias para hacer frente al Covid-19 lo que afecta la salud de la población y tampoco ofrece información sobre la pandemia, asegura la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH).

En el mismo sentido se expresan la Organización Panamericana de la Salud (OPS), Admistía Internacional y Human Rights Watch. La acción del gobierno ha sido calificada como preocupante e irresponsable.

La familia imperial, como le decía el sacerdote y poeta Ernesto Cardenal, integrada por el presidente Daniel Ortega y su esposa Rosario Murillo, la vicepresidenta, no han seguido las indicaciones de la Organización Mundial de la Salud (OMS).

El gobierno, de manera deliberada, no ha solicitado el confinamiento y ha llamado a concentraciones políticas, festividades civiles y religiosas y sigue promoviendo centros turísticos. La liga de futbol continúa, aunque con los estadios vacíos.

Ahora, la sistemática represión del régimen se ha extendido en contra de quienes promueven la prevención y los cuidados de la salud y hacia los médicos y personal de salud que se han pronunciado ante la inacción del gobierno.

El 1 de abril Ortega-Murillo destituyeron a la ministra de Salud, Carolina Dávila, que reconoció en público que el gobierno había hecho una mala gestión de la epidemia y lo mismo sucedió con el decano de la Facultad de Medicina de la Universidad Nacional.

En Nicaragua, un país de 6.3 millones de habitantes, todo el poder está centralizado en Ortega y Murillo quienes lo ejercen con mano férrea. Ahora no existe ningún contrapeso al poder presidencial. Se hace lo que ellos dicen.

El 30 de abril, Ortega se pronunció en contra de la campaña "Quédate en casa" porque se trata de medidas "radicales" y "extremas" y quienes las promueven "son los que quieren que se destruya el país" y añadió "si nosotros le decimos a la gente 'quédese en casa' ¿quién va a fumigar?; si le decimos, 'quédese en casa' ¿qué enfermera va a trabajar? ¿qué médico va a trabajar?".

Un médico que vive en Managua, con gran experiencia internacional, me dice "lo único hecho frente a la crisis es que la sociedad decidió, ante la ausencia de una política gubernamental, quedarse en su casa". Para finales de marzo el 60 % de la población había tomado esta medida.

En medio de la crisis han surgido organizaciones de la sociedad civil como el Comité Científico Multidisciplinario y el Observatorio Ciudadano. Éste lleva un conteo de lo que sucede a partir de un sistema en base a información alternativa recogida en 17 departamentos y las zonas caribe norte y sur del país. Solo da a conocer datos verificados.

Las próximas semanas, sobre todo a partir de la segunda quincena de mayo, se esperan dramáticas. La actual situación se suma a la crisis política y económica que viene desde 2018. Nicaragua vive momentos muy difíciles y la solución exige poner fin a la dictadura de Ortega-Murillo.

Libro del profeta Baruc

Rubén Aguilar Valenzuela 
En el siglo VI a.C. Baruc colaboró con el profeta Jeremías. Era hijo de Neriyías y probablemente hermano de Saraías, principal chambelán del rey Sedecías. En 559 a.C., después de que Nabucodonosor toma Jerusalén y saquea el Templo, Baruc, como consta en el libro de Jeremías, escribió, bajo dictado de éste, el oráculo del profeta, donde predicen el regreso de los babilonios, y, a riesgo de su vida, lo leyó a los judíos. También escribió la segunda y más extensa edición de las profecías de Jeremías después de que éste fue quemado por el enfurecido rey Joaquín.

Estuvo presente cuando Jeremías compra la propiedad heredada de sus antepasados en Anatot. En 588 a.C., después de la caída de Jerusalén y la destrucción del Templo probablemente vivió durante un tiempo con Jeremías en Masfat. Sus enemigos le acusaron de haber influenciado al profeta para que aconsejara a los judíos que permanecieran en Judá en lugar de bajar a Egipto.

El libro fue escrito en el siglo II a.C., cuatrocientos años después de la muerte de Baruc. En la antigüedad era costumbre escribir obras con el nombre de un personaje importante, para dar más fuerza y autoridad al texto. El nombre de Baruc está asociado a otros escritos como el Apocalipsis de Baruc, que sólo se reconoce como libro inspirado por Dios en el canon griego.

La obra inicia con una introducción (Bar 1, 1-4) que establece el marco histórico del mismo. El texto se divide en tres partes: 1) Oración penitencial (Bar 1,15- 3,8), el pueblo reconoce su infidelidad ante Dios; 2) Elogio de la sabiduría (Bar 3,9-4,4), Dios responde a la penitencia del pueblo y señala a la sabiduría como el comino de la salvación; 3) Oración de restauración ( Bar 4,5-5,9), los lamentos y las súplicas del pueblo se dirigen a Dios, para que transforme a Jerusalén en el lugar donde se cumpla la esperanza.

Hay una gran diferencia literaria en cada una de las partes del texto lo que indica que en su origen son materiales diversos y que fueron unidos por un redactor en el siglo II a.C. con una clara finalidad litúrgica.

La Iglesia católica reconoce al libro de Baruc como canónico. Sobre eso hay referencias en Anastacio (367), Cirilo de Jerusalén (350) y Epifanio de Salamina (385 d.C.). El Concilio de Laodicea (364)​, el de Florencia (1442) y el de Trento  (1546) se pronuncian en ese sentido. Las iglesias del Reforma no lo admiten.
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En la versión de la Vulgata hay un capítulo seis del libro de Baruc, pero en la Septuaginta, primera traducción griega del Antiguo Testamento, aparece por separado como "Carta de Jeremías". Es así como se encuentra en muchas ediciones de la Biblia.

Es un texto del siglo II a.C. en época del judaísmo helénico. La obra original, según algunos especialistas, fue escrita en griego.

El tema central es dejar en claro que los ídolos no son Dios. Se advierte que la adoración de ídolos hechos de oro, plata, piedra y madera es faltar al pacto del pueblo con Dios. El estilo es irónico y burlesco.  

Baruc
Biblia de América
PPC Editorial
Madrid, 2013

Romper con la comunidad jasídica

Rubén Aguilar Valenzuela 
One of Us (Estados Unidos, 2017) es un documental dirigido por Heide Ewing y Rachel Grady, que narra la historia de una mujer y dos hombres que abandonan la comunidad judía jasídica.

En el Estado de Nueva York viven 1.1 millones de judíos y de ellos el 30 % son jasídicos, un poco más de 300,000. En los años de 1940 y 1950 esta comunidad se empezó a instalar en Williamsburg, un barrio de Brooklyn en Nueva York.

Ahora el 99 % de sus habitantes son de ese grupo del judaísmo ultraortodoxo. Lo común es que cada familia tenga ocho hijos. Al día de hoy en el barrio viven unos 75,000. Tienen sus propias escuelas, policías y ambulancias. Es una comunidad relativamente pobre.

En la calle principal de Williamsburg solo se ve a familias jasídicas con sus habituales prendas oscuras y recatadas. Las mujeres con peluca y los hombres con sombrero, barba y pelo largo colgando junto a las orejas.

Los jasídicos en el Nueva York del siglo XXI han logrado construir un mundo aparte, encerrado sobre sí mismo, donde imperan no solo sus costumbres sino también sus leyes y reglas.

Es una comunidad muy bien estructurada y con muchos reglamentos, que si se cumplen garantizan el amparo y la protección del colectivo social en todos los momentos de la vida. Y de la misma manera todo el peso de la presión colectiva recae sobre quien manifiesta su desacuerdo o quiere dejar la comunidad.

Las directoras, durante tres años, siguieron a Etty, Ari y Luzer en su proceso de ruptura y construcción de su nueva vida fuera de la comunidad. Sólo el dos por ciento la abandona.

Etty Ausch. La casan a los 18 años y a los 27 años ya tenía siete hijos. El marido la maltrata. Decide salir de la comunidad con sus hijos, pero ésta, a través de sus estructuras en tribunales de Nueva York, "legalmente" le quita la tutela de los mismos y se la da al padre. Ahora los hijos están repartidos en familias de la comunidad. Le permiten hablar con ellos y los puede ver bajo vigilancia. Ha podido, no sin dificultades, construir su vida en el mundo laico.

Ari Hershkowitz. De niño fue abusado sexualmente, pero nunca dieron crédito a su testimonio. Deja la comunidad antes de la edad casarse. Al salir cae en la adicción a las drogas y ahora intenta superarla. Dice "No sé nada, ni matemáticas básicas. El día más feliz de mi vida fue cuando descubrí la Wikipedia". Un rabino jasídico que conversa con él le da la clave del éxito del movimiento: "El jasidismo se centra en hacer algo y repetirlo sin cuestionarse nada; lleva milenios funcionando". Le ha resultado muy difícil integrarse al mundo laico.

Luzer Twersky. Busca una nueva vida como actor en Los Ángeles, California. Los jasídicos, asegura, han diseñado un sistema tal que si alguien sale le resulta muy difícil sobrevivir en el mundo exterior. Los que lo abandonan tienen problemas de integración y en algunos casos termina en las drogas y la indigencia. Luego, los líderes de la comunidad utilizan esos casos como ejemplo de las consecuencias que trae dejar la comunidad.

El documental da cuenta de cómo Etty, Ari y Luzer se acercan a la organización Footsteps, dirigida por Chani Getter, que se dedica a ayudar a los jasídicos que abandonan su comunidad porque la consideran opresora, que impide el ejercicio de su libertad y vive fuera de lo que realmente pasa en el mundo.

Los tres tienen que luchar contra el rechazo y el hacinamiento que les imponen sus parientes y amigos. Su ruptura se vuelve una amenaza, para el grupo religioso. En los hechos son considerados como enemigos. Su decisión puede contaminar a los demás.

El ingreso a un nuevo mundo, fuera del tipo de vida para el que fueron educados, resulta difícil para los tres. Se les preparó para una realidad muy distinta a la que ahora viven. Ya no tienen la red de protección social de la que antes gozaron a cambio de sujetarse a unas reglas que los oprimían y no los dejaban ser.

Las directoras dejan que sean los testimonios de los personajes los que por sí mismos revelen la dificultad que para ellos representaba vivir en la comunidad y lo difícil y complicado que les resulta integrarse a su nueva vida. (Se puede ver en Netflix)

On of Us
Título original: On of Us
Producción: Estados Unidos, 2017

Dirección: Heidy Ewing y Rachel Grady
Guion: Heidy Ewing y Rachel Grady
Fotografía: Jenni Morello y Alex Takats
Música: T. Griffin
Testimonios: Etty Ausch, Ari Hershkowitz y Luzer Twersky   

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