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Gorky y su crítica al totalitarismo soviético

Rubén Aguilar Valenzuela
En 1925 Máximo Gorky (1868-1936) escribe La casa de los Artamonof, durante su exilio en Italia, que en la edición que leí se titula El crimen de los Artamonof (Editorial Mundo Nuevo, 1937).

Cristóbal de Castro en la Introducción dice: "El Soviet, como antes el zarismo, impónese por el Terror. Despoja, encarcela, fusila. Su obra no solo es violencia y venganza, sino corrupción y mentira. ¿Puede autorizar Gorky tanta y tanta monstruosidad?".

El escritor no calla y entra en contradicción con Lenin (1870-1924). Viene la ruptura y los servicios de seguridad de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS) van a encarcelar a Gorky, pero logra escapar y huir a Italia en 1921.

Para el escritor, que en un principio había sido simpatizante de la revolución bolchevique, lo que vivía en su país "lejos de ser la redención, era una nueva, una ruinosa esclavitud", afirma de Castro.

Y sostiene que el novelista pensaba de la Revolución de Octubre que "al zarismo aristocrático había sucedido el cesarismo demagógico".

En el exilio escribe La casas de los Artamonof como una crítica al régimen de los soviets. El argumento central es que no hay diferencia entre el pasado y el presente.

Gorky, para protestar contra el régimen recurre a narrar la vida rusa a través de la historia de tres generaciones de una familia, la de los Artamonof.

En la primera generación, el padre y sus tres hijos son siervos de un príncipe de la nobleza. Con la abolición de la esclavitud en Rusia quedan en libertad.

Ilia y sus hijos - Pedro, Nikita y Alejo - se instalan en Dremof un pequeño pueblo donde establecen una incipiente industria textil, para producir telas de lino.

Al principio no son queridos en el pueblo, pero consolidan su industria y se convierten en la familia rica del lugar. Generan trabajo, para la población.

El padre muere joven, y Pedro, el hijo mayor, se hace cargo de la industria y la familia. Es la segunda generación. La fábrica se amplía y dan trabajo a más gente. Crece también su riqueza.

La tercera generación son los hijos de Pedro. Los dos hombres han salido del pueblo a estudiar. Illa, el mayor, que se llama como su abuelo, se niega a dirigir la fábrica. Fuera de casa se ha radicalizado.

Las tres generaciones, que representan a Rusia, se dañan entre sí, pero también explotan y se aprovechan de los demás, para su propio bien.

Para Gorky no hay diferencias de fondo entre la generación del zarismo esclavista, la generación del capitalismo industrial y la generación revolucionaria y tiránica.

En la novela, que es la última que escribe Gorky, hay una descripción de la Rusia profunda con sus hombres y mujeres, con sus costumbres y tradiciones. El papel de la religión y los sacerdotes.

Hay una descripción precisa de la vida cotidiana y la relación que se establece entre hombres y mujeres, entre esposo y esposa, entre padres e hijos, entre patrones y empleados.

El gran novelista, el crítico de la Revolución, pacta con Stalin (1878-1953) y en 1932, ya muerto Lenin, regresa a la URSS, que lo recibe con todos los honores. En 1936, después de cuatro años de haber vuelto, el régimen ordena su asesinato.

El crimen de los Artamonof
Máximo Gorki
Editorial Mundo Nuevo
Santiago de Chile, 1937
pp. 191

Versión original: Traducción del ruso al español de Cristóbal de Castro. La primera edición al español es de 1937.

Miedo en Palacio

Rubén Aguilar Valenzuela
El panfleto sobre el Bloque Opositor Amplio (BOA), redactado en Palacio Nacional y dado a conocer por el presidente en una de sus infames comparecencias mañaneras, refleja los miedos y preocupaciones del presidente y su partido frente a la oposición.

Visualiza, desde su miedo, cuál pudiera ser la estrategia de sus adversarios políticos de cara a las elecciones de 2021 por la Cámara de Diputados, 15 gubernaturas, casi 2,000 presidencias municipales y la composición de 30 congresos locales, pero también frente a la revocación de mandato en 2022.

Los objetivos que se proponen en el texto deben ser, si todavía no lo son, centrarles para las fuerzas opositoras del país: Desplazar a Morena de la mayoría de la Cámara de Diputados en 2021 y revocar el mandato presidencial en 2022.

En cualquier democracia la oposición trata, por la vía electoral, de ganar las elecciones. Para eso participa. El elector es quien decide y tiene la capacidad de renovar o quitar a quien ejerce el poder.

El masivo votó de rechazo al gobierno del presidente Peña Nieto y también al PAN, que antes había estado en la presidencia, permitió que el candidato López Obrador y Morena ganaran las elecciones en 2018. Por la vía del voto también pueden ser desplazados.

En versión del gobierno sus flancos débiles que pueden ser aprovechados por la oposición son: La destrucción de la economía, el aumento de la pobreza, el aumento de desempleo, el crecimiento de la inseguridad, la destrucción de las instituciones democráticas y el autoritarismo político.

La posible agenda opositora propuesta por el panfleto señala, con objetividad, algunos de los puntos más débiles del actual gobierno que tiene como centro, sobre él gira todo, al presidente que en buena medida es quien genera, por su manera de gobernar, los problemas anteriores.

Se señala también que la oposición aprovecharía en su campaña criticar a Morena por sus problemas internos, el divisionismo, la rijosidad, pero sobre todo su incapacidad de gobernar. Análisis que también es cierto.

Según el documento redactado en Palacio Nacional, el núcleo central de la estrategia opositora es la unidad. Y en ese marco acordar candidaturas únicas en los distritos electorales de mayor rentabilidad. Y esto a partir de la selección de candidatos de buen perfil y con reconocida fama pública.

La oposición, del panfleto presidencial, puede derivar cuáles son tres de los miedos del grupo en el poder: perder las elecciones a partir de la unidad de las fuerzas opositoras; que éstas presenten muy buenos candidatos y que articulen una narrativa convincente a partir de los errores y fracasos del gobierno.

El propósito del presidente al dar a conocer el documento anónimo supuestamente redactado por el Bloque Opositor Amplio (BOA) era victimizarse y acusar, una vez más, de que se preparaba un complot en su contra. El texto es tan burdo y su autoría tan evidente que no logró su objetivo.

Los éxitos del presidente

Rubén Aguilar Valenzuela

El 17 de junio en estas mismas páginas publiqué el artículo Gobierno de fracasos, una periodista amiga, que desde Caracas reportó los años del chavismo, y ahora cubre América Latina, para medios de lengua alemana, me comenta que una parte de esos fracasos, para la sociedad y la vida democrática del país, el presidente los considera un éxito.

De manera textual recojo su comentario de los éxitos del presidente:
Éxito en desmantelar instituciones independientes que le puedan hacer contrapeso.
Éxito en construir una base de gente que depende directamente de sus dádivas y no de la economía formal que está en retroceso gracias al Covid-19.
Éxito en polarizar la sociedad y construirse como víctimas de conspiraciones.
Éxito en popularidad, hoy si hubiera elecciones volvería a ganar.
Éxito parcial en cooptar sectores económicos, políticos y sociales.

A la reflexión de mi amiga y en el marco del proyecto político que el presidente se propone restaurar, el viejo régimen del presidencialismo autoritario, añado:

Éxito en hacer creer a un sector de la sociedad de que éste es un gobierno incorruptible cuando está lleno de corruptos probados.
Éxito en hacer creer a un sector de la sociedad que privilegiar el uso de las energías fósiles es mejor que el uso de las energías alternativas.
Éxito en hacer creer a un sector de la sociedad que la protección del medio ambiente es irrelevante. Es un proyecto de los conservadores.
Éxito en hacer creer a un sector de la sociedad que se reduce la pobreza cuando ésta ha aumentado en forma dramática.
Éxito en hacer creer a un sector de la sociedad que se reduce la violencia cuando ésta ha aumentado y es la más alta en la historia moderna del país.
Éxito en hacer creer a un sector de la sociedad que no importa el crecimiento de la economía, que eso no influye en la condición de las personas.
Éxito en hacer creer a un sector de la sociedad que no importa se pierdan los empleos, porque para eso existen los programas sociales.
Éxito en hacer creer a un sector de la sociedad que él está por arriba de la Constitución y de las leyes y que eso está bien.
Éxito en hacer creer a un sector de la sociedad que el respeto a los derechos humanos no es tan importante como se dice.
Éxito en hacer creer a un sector de la sociedad que la misoginia es un valor y no algo que se debe combatir hasta erradicar.
Éxito en hacer creer a la sociedad que la mentira es la verdad.
Éxito en hacer creer a un sector de la sociedad que él es su mesías salvador cuando el país se desmorona en todos los frentes.

Mi amiga también me señala: "el que está viendo la película por segunda vez tiene la mirada más aguda", al hacer referencia a su experiencia anterior en Venezuela. Y añade que, "la oposición hasta ahora ha fracasado en construir una alternativa atractiva y competitiva social y electoralmente". Lograrlo pasa por hacer ver a la sociedad que los éxitos del presidente minan la democracia y alejan la posibilidad de construir una vida más digna y justa, para todos.

Otra manera de ser familia

Rubén Aguilar Valenzuela 
Un asunto de familia (Japón, 2018) es una película del director japonés Hirokazu Koreeda que también elabora el guion. Osamu y su hijo Shota encuentran a una niña abandonada en el balcón de su departamento y deciden traerla a su casa, para que no se muera de frío. Intentan regresarla, pero no encuentran condiciones para dejarla donde la encontraron. La niña se queda a dormir con los Shibata y pronto se integra a la familia. Aquí la quieren.

La historia ocurre en el espacio de un año. De un invierno a otro. La casa de la familia Shibata es un cuarto redondo donde apenas caben. Ahí duermen y comen. Es también el lugar donde guardan sus escasas pertenencias. Ese espacio los protege de un mundo exterior hostil. El cariño entre ellos los hace vivir felices.

El desempleo y la pobreza los ha marginado. Cuando salen de su guarida es para robar tiendas. Para Osamu, los alimentos y objetos dispuestos en las estanterías "no tienen dueño todavía". Enseña a Shota el oficio de robar. Ahora, la niña acompaña a su nuevo hermano que le enseña como también puede hacerse de las mercancías de las tiendas sin que nadie se de cuenta. Ella se identifica con él.

En la narración vamos conociendo a los integrantes de la familia. A la pareja de los Shibata, a Shoto su hijo, a la nueva hija, a la abuela y su nieta. En el cuarto redondo viven seis personas. Los lazos familiares son complejos y no termina de quedar clara la relación entre ellos, pero vemos que es sólida y amorosa. Unos cuidan de los otros.

La familia va al mar y se divierten, juegan y juntos saltan las olas. La cámara nos hace participar de la vida de los Shibata. Asistimos a sus comidas y pláticas más íntimas. Es una familia pobre, pero donde no hace falta nada. De los robos que hace Shoto, y después vende Oasmu en el mercado negro, se hacen de los recursos suficientes, para la sobrevivencia diaria.

En un robo de Shoto a un supermercado los dependientes se dan cuenta y lo persiguen. En la huida da un brinco y se lastima. Interviene la policía. En ese momento nos enteramos que salvo la pareja de los Shibata nadie es pariente entre sí.

Han construido una sólida familia, con lazos profundos y un gran cariño, sin ser familiares sanguíneos. La policía acusa a la pareja de haber secuestrado a la niña que vuelve con su madre, para vivir el abandono de antes. Shoto tiene que ir a un hospicio y la esposa de Osamu, antes de ser encarcelada, le dice en qué sitio y de qué marca y color era el carro donde lo habían dejado y ellos se lo llevaron.

La familia se disuelve de manera trágica. Un accidente da al traste con ella. En el futuro ninguno de sus integrantes va a encontrar los lazos de cariño que habían construido. Las autoridades y las leyes no tienen la capacidad de ver lo que tienen enfrente y del daño que van a causar a quienes integran esa comunidad. La convención social y jurídica no reconoce a esa familia que es diferente a otras.

Koreeda construye una gran película. El retrato de cada uno de los personajes, que incluye a los niños, es creíble y también profundo. Son personas reales con sus luces y sombras. Sufren y también aman. En esa familia viven felices. El director imprime en cada uno de los personajes una gran emoción, pero sin nunca llegar al sentimentalismo. La actuación de los seis es muy buena. La película es un tratado de humanismo sólido y muy bien elaborado.

En 2018 gana la Palma de Oro como mejor película en el Festival de Cannes y también como mejor película extranjera por la Asociación de Críticos de los Ángeles, el National Board of Review (NBR) y el Festival de San Sebastián. Estuvo nominada a mejor película extranjera en los Premios Oscar; Globos de Oro y BAFTA. Y ha obtenido muchos más premios en Japón y en festivales de otros países.

Un asunto de familia
Título original: Shoplifters
Producción: Japón, 2018

Dirección: Hirokazu Koreeda
Guion: Hirokazu Koreeda
Fotografía: Ryûto Kondô
Música: Haruomi Hosono
Actuación: Kirin Kiki, Sôsuke Ikematsu, Lily Franky, Moemi Katayama, Sakura Ando, Mayu Matsuoka

Desconfían del presidente

Rubén Aguilar Valenzuela 

En tiempos de la pandemia, para el 62 % de la ciudadanía el presidente les inspira desconfianza y para el 34 % confianza, según encuesta del periódico Reforma levantada entre el 16 y 18 de junio.

Influye en esa percepción que en mayo el 50 % de la ciudadanía aprobaba el manejo del presidente en la pandemia y para mediados de junio ya solo es el 33 %.

Y también que mientras el presidente afirma que la curva de la epidemia se aplanó, el 74 % piensa que ésta sigue a la alza y solo el 18 % que va en descenso.

A la pregunta si se debe creer más al subsecretario de salud que dice se deben seguir tomando medidas de precaución y aislamiento o al presidente que dice se debe perder el miedo y salir a la calle; el 58 % le cree más al subsecretario, el 15 % al presidente, el 14 % a ambos y el 11 % a ninguno.

La ciudadanía, con todo, duda de la información que proporciona el subsecretario de salud. El 54 % piensa que el número que da sobre contagios está equivocado y el 37 % que es acertado; el 57 % que el número de muertos está equivocado y el 20 % acertado y el 58 % que las fechas del pico de la pandemia están equivocadas y el 28 % que son acertadas.

A eso se añade que el 74 % de los encuestados considera que es probable que haya un rebote de contagios que obligue a cerrar una vez más las actividades.

Los encuestados piensan que ante la pandemia el gobierno de México ha actuado mejor que Estados Unidos y Brasil, pero peor que China, Francia y Alemania.

Para mediados de junio ya son más los encuestados que frente al Covid-19 le cree más al gobernador (34 %), que al presidente (31 %). Al inicio del mes le creían más al presidente (31 %) que al gobernador (24 %).

Al inicio del mes de junio el 33 % no le creía a ninguno, pero a mediados del mes ya sólo es el 23 %. Esto porque crece el nivel de credibilidad de los gobernadores.

La explicación de estos datos son dos: Una política de salud confusa y ambigua y una estrategia de comunicación errática y contradictoria de parte del gobierno federal.

Ante esa realidad una quincena de gobernadores han tomado decisiones contrarias a las propuestas por el gobierno federal, para responder a la problemática. Eso provoca suban sus niveles de credibilidad.

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