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Golpe mortal al patrimonio arqueológico

Rubén Aguilar Valenzuela 

El presidente López Obrador ha dado un golpe demoledor al patrimonio arqueológico del país con su decisión de desaparecer el Fideicomiso para el Fomento y la Conservación del Patrimonio Cultural, Antropológico y Arqueológico de México (Fideinah).
 

Esta medida, por decreto presidencial, es un acto de barbarie y un crimen de lesa humanidad en contra de la cultura y la arqueología.
 

De parte del presidente hay muchas evidencias en el discurso, pero sobre todo en el monto de los recursos destinados a la cultura que ésta no le merece ninguna importancia.
 

Ahora da una muestra más de ese desprecio al extinguir el Fideinah, que desde su fundación ha aportado recursos complementarios al muy pobre presupuesto del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH).
 

Con la extinción de este fideicomiso, que en 2019 tenía 601 millones 125 mil, se da un golpe mortal al patrimonio monumental y arqueológico de México.
 

En los últimos cinco años el INAH con recursos del Fideinah ha adquirido lotes, para salvar zonas arqueológicas, restaurado sitios y monumentos del patrimonio nacional y apoyado el funcionamiento de museos del ámbito federal, estatal y en los sitios arqueológicos.
 

Los argumentos del INAH no lograron convencer al presidente que diera marcha atrás al decreto de extinción del Fideinah, que se creó en 2008 con el objeto del "desarrollo de proyectos de investigación, protección, conservación, restauración, preservación y difusión en las materias de antropología, arqueología e historia".
 

La aplicación de los recursos del fideicomiso ha estado en manos de un comité técnico que encabeza el director del INAH, tres altos funcionarios de la institución y representantes de las dependencias involucradas.
 

Su manejo se ha hecho siempre con honradez. El presidente ha dicho de éste y otros fideicomisos de la cultura que se manejaban de manera corrupta. Es una mentira más del presidente.
 

Desde su creación el Fideinah ha servido como un fondo para atender asuntos emergentes producto de terremotos e inundaciones y también para hacer frente a gastos no previstos.
 

Un funcionario del INAH, a motu proprio, plantea que con esta decisión presidencial "caemos otra vez en un golpe al sector, caemos en actitudes autoritarias, caemos en actitudes centralitas, porque (el presidente) está centralizando recursos, porque está eliminando órganos y cuerpos colegiados (...)".
 

Al presidente, con la firma del decreto de extinción del Fideinah, el patrimonio arqueológico parece no importarle y tampoco las tares sustantivas que el fideicomiso ha realizado por conservarlo y protegerlo. Las consecuencias van a ser muy graves. Y las veremos.

El discurso del cinco de abril

Rubén Aguilar Valenzuela 
El informe del presidente del domingo cinco de abril va a pasar a la historia de los discursos presidenciales. Ante la crisis de salud y económica que vive el mundo y el país se generaron grandes expectativas sobre lo que diría. La sociedad esperaba el anuncio de un plan nacional de emergencia, para enfrentar la crisis económica derivada del Covid-19. Eso no sucedió.
 
En lugar de eso el presidente, solo y en medio de un gran escenario en uno de los patios de Palacio Nacional, que lo hacían ver muy pequeño y aislado, pronunció el quinto informe en los 16 meses que lleva de gestión. En un discurso anticlimático dijo lo mismo de siempre que ahora sonó más hueco e irrelevante.
 
El discurso establece un antes y un después de su gestión a la que todavía le faltan cuatro años y medio. Ese día, de cara a amplios sectores de la población, se vio como un presidente incapaz de reconocer la gravedad del momento y actuar en consecuencia. Se le vio poca cosa ante la dimensión de la tarea.
 
La actitud del presidente contrastó con la de otros mandatarios de América Latina y del mundo que asumieron programas extraordinarios con objeto de hacer frente a la pandemia, conservar el trabajo y ayudar a quienes lo perdieron. En el comparativo el presidente se vio todavía más desubicado de la realidad y también insensible ante las necesidades de la población.
 
En su discurso - intrascendente, aburrido y lleno de datos menores -, el presidente planteó que para hacer frente a la crisis estaban los programas sociales contemplados en el Plan Nacional de Desarrollo. En la medida que avanzaba en la lectura de su informe confirmaba la idea de vivir en otro mundo. Hablaba a otro país y en otro momento.
 
Mencionó en varias ocasiones que se trataba de una "crisis transitoria", pero nunca mencionó cuáles eran las medidas extraordinarias, para hacerle frente. Con su texto, leído de manera plana y sin ningún énfasis, trató, sin lograrlo, de minimizar la dimensión la crisis de salud y la económica.
 
Con datos falsos afirmó que en México había menos infectados con Covid-19 y también menos muertos que en otros países. La estadística oficial sobre la pandemia ha sido por lo menos confusa. En su intento de restar importancia a la gravedad del problema y politizarlo, que es el espacio donde se mueve, sostuvo que "la corrupción era la peor de las pandemias".
 
El presidente tuvo una oportunidad, que muy pocas veces se presentan, de pasar a la historia y plantarse como un hombre de Estado a la altura de las circunstancias. No lo hizo. Proyecto a un personaje menor insensible, ajeno a la realidad e incapaz de asumir su responsabilidad. La historia de México va a registrar este momento. Es, al final, lo que va a definir su mandato presidencial.

Vivir sin amapola

Rubén Aguilar Valenzuela 
Desde hace 50 años en una veintena de municipios de la Sierra y la Montaña de Guerrero, que abarca 1,200 pueblos, se han dedicado al cultivo de la amapola, para producir goma de opio. Es una actividad que ha dado trabajo a unas 50,000 personas.

Esa zona de Guerrero, con la vista gorda de las autoridades federales y estatales, ha vivido de una actividad que la ley considera ilícita, pero se ha dejado que se desarrolle porque ha sido la única forma de inyectar recursos a esa región.

A partir de 2014, con el aumento desbordado del uso del fentanilo por parte de los consumidores estadounidenses, como sustituto del opio, los precios de éste empezaron a caer. En 2020, la reducción fue del 80 %.

En los últimos tres años, desde 2017, ante la situación empezó el éxodo masivo de los campesinos productores de amapola en busca de mejores condiciones de vida. La mayoría hacia Estados Unidos.

Durante el auge de la producción de la amapola hubo campesinos que sembraban hasta tres veces en un año. Y en ese mismo tiempo una familia podía ganar hasta 600 pesos al día en la época de la cosecha.

La venta se hacía en conjunto y el trato de los compradores era con un representante elegido por el pueblo. El kilo de goma de opio se pagaba entre los 15,000 y 17,000 pesos. En algunos momentos hasta en 20,000 pesos.

A partir de 2017, los compradores empezaron a ofrecer a los productores 7,000 pesos por kilo y ya nadie le quiso entrar al negocio, porque a ese precio no es rentable el cultivo de la amapola.

Al año siguiente pasó lo mismo y tuvieron que aceptar la oferta, no tenían otra opción, pero para 2019 ya casi nadie sembró y el éxodo se aceleró.

La explicación de fondo de la caída de la demanda y con ello de la producción de la amapola es la aparición en el mercado de Estados Unidos de la droga China White fabricada a base de fentanilo.

Y en otro nivel está que, en 2019, con el nuevo gobierno, no llegó el fertilizante, para la siembra del maíz. No se sembró o se hizo en una cantidad muy menor.

Los polleros cobran a estos campesinos 10,000 dólares, para meterlos al interior de Estados Unidos. Ahí se contratan como cortadores y recolectores de frutas en distintos estados del vecino del Norte.

Con la caída de los precios del kilo de goma de opio los ancestrales problemas sociales de la Sierra y la Montaña de Guerrero se han agravado.

Hasta ahora la única respuesta real a esa problemática ha sido abandonar la zona e intentar migrar a Estados Unidos. (Con información de una investigación de Arturo de Dios y Salvador Cisneros publicada en El Universal, 04.02.20)

La teología del papa Francisco

Rubén Aguilar Valenzuela 
En La Teología del Pueblo. Raíces teológicas del papa Francisco (Sal Terrae, 2017) el jesuita Juan Carlos Scannone (1930-2020), recientemente fallecido, expone el surgimiento histórico de la Teología del Pueblo en Argentina, la propuesta conceptual de esta rama de la Teología de la Liberación y la manera como el papa la asume como parte de su visión teológica, que anima su accionar.

Los creadores de la Teología del Pueblo son los sacerdotes argentinos Lucio Gera (1924-2012) y Rafael Tello (1917-2002) ambos profesores de teología en Buenos Aires. Esta teología se desarrolló como una rama autónoma de la Teología de la Liberación. Con ella comparte el principio fundamental de la opción preferencial por los pobres.

Ellos empiezan a elaborar su propuesta a partir de su trabajo en la Comisión Episcopal de Pastoral (COEPAL) que crean los obispos argentinos, para aplicar los planteamientos del Concilio Vaticano II. El aporte de Gera, que fue experto en el Concilio Vaticano II y la Conferencia del Episcopado Latinoamericano en Medellín (1968) y Puebla (1979), es más conceptual y el de Tello más pastoral.

El documento fundacional de la Teología del Pueblo es la Declaración de San Miguel realizada por el Episcopado Argentino en 1969, en cuya redacción colaboraron Gera y Tello. El texto se centra en la Pastoral Popular. En palabras de Tello una propuesta de evangelización "orientada no solo hacia el pueblo, sino desde el pueblo mismo".

Los conceptos claves de la Teología del Pueblo son: Pueblo, pobres, cultura popular y cristianismo popular que se expresa en la religiosidad popular. Hay una revalorización teológica y pastoral de la religión del pueblo y de la piedad popular y la relación de estas realidades con los pobres.

Se asume, como dice Tello, que "el cristianismo popular es un modo peculiar de vivir la vida cristiana, que se da en nuestro pueblo". El cristianismo popular se expresa por las virtudes teologales fe, esperanza y caridad que también son actos profundamente humanos.

Estos actos están sometidos a la influencia de una cultura, para el caso de la cultura popular que emana del pueblo. En la Teología del Pueblo, el concepto de pueblo se define como la realidad histórica de personas reunida en la convivencia común de unos valores que conforman su cultura y su estilo de vida.

Pueblo es una comunidad, con conciencia de algo común, no necesariamente de carácter étnico, sino principalmente ético: valores o sistemas de valores morales comunes. Estos valores conforman la cultura y estilo de vida del cristianismo popular en América Latina.

Los pobres, por estar diariamente enfrentados a las necesidades básicas y a las situaciones límite -la vida y la muerte y la opresión- experimentan más vivamente los valores fundamentales de una cultura. En ellos, la aspiración a vivir, a superar la opresión, a buscar la libertad, constituye una necesidad ineludible.

En la metodología de la Teología del Pueblo se destaca el uso del análisis histórico-cultural sobre el socio-estructural y por tanto se distancia del aborde marxista que en su origen asumió la Teología de la Liberación.

La Teología del Pueblo, afirma Scanonne, está a la base de la concepción y la actuación del papa. Esto, dice, es muy evidente en su exhortación Evangelii Gaudium. El jesuita fue profesor de latín del papa cuando éste estaba en el seminario de la diócesis de Bueno Aires a cargo, en ese entonces, de la Compañía de Jesús.

El papa, afirma Scannone, no es un teólogo, pero sí un pastor que teologiza influido por la Teología del Pueblo. Cuando el papa habla de "una Iglesia pobre para los pobres" hace referencia a la injusticia estructural que es la causa de la pobreza y también, es el "hecho mayor", de que los pobres se convierten en protagonistas en la sociedad y en la Iglesia.

A partir de la teología del papa, que es la Teología del Pueblo, cobra sentido su insistencia en el lugar que tiene la piedad popular y la importancia del proceso de inculturación. Y de ella se derivan los cuatro principios expuestos en Evangelii Gaudium, para construir al Pueblo de Dios y los pueblos de la tierra: el tiempo es superior al espacio; la unidad prevalece sobre el conflicto; la realidad es más importante que la idea y el todo es superior a la parte que es la suma de las partes.

Los que conocen al papa aseguran que en su pensamiento los dos teólogos que más le han influido son Gera y Scannone. El autor ofrece las claves, para entender la teología del papa, que es la que anima su vida personal y su proyecto de transformación de la Iglesia.

La Teología del Pueblo es poco conocida fuera de Argentina donde se origina. En el libro su autor aborda los elementos centrales de su propuesta. El texto invita a la reflexión y a la toma de posición. Es una manera original de entender al cristianismo con las implicaciones que eso tiene para los creyentes.

La teología del pueblo
Raíces teológicas del papa Francisco
Juan Carlos Scannone, SJ.
Editorial Sal Terrae
Santander, 2017
pp. 279

Los jesuitas en el Perú (II)

Rubén Aguilar Valenzuela 

Peruviana. La Provincia Jesuítica del Perú. Segunda parte (Argentina, 2019) del documentalista argentino Sergio Raczko se centra, en lo fundamental, en la descripción del patrimonio monumental que los jesuitas construyeron durante la época colonial en Perú.

Al inicio del documental el hermano jesuita Víctor Vázquez explica que en Maras en la parte superior del marco de la puerta en la entrada de las casas está el anagrama de la Compañía de Jesús (JHS) y que hoy la población reconoce que esa es una herencia de los misioneros jesuitas.

Se da cuenta de las primeras entradas y fundaciones de los miembros de la Compañía de Jesús al interior de territorio. Al principio la estrategia misional de los jesuitas es no aceptar parroquias, para no quedarse fijo en un solo lugar y poder estar en continuo movimiento.

El virrey Francisco de Toledo presiona a los jesuitas a que salgan, para atender a las comunidades indígenas porque, a diferencia de las otras órdenes o congregaciones religiosas, estos sí hablaban su lengua.

La expectativa de Toledo era que los jesuitas en el proceso de evangelización se quedaran en las comunidades y asumieran la responsabilidad de las parroquias. Ésta no es la posición de los hijos de san Ignacio de Loyola y se tensa la relación con el virrey.

Después de unos años, los jesuitas cambian de estrategia y en 1576 inician un experimento, una especie de laboratorio, en la Doctrina de Juli. Ahí sí se asientan. A partir de lo hecho en ese lugar se establece la nueva estrategia, que va a marcar el trabajo futuro de la Orden en América del Sur.

Esto se da cuando el padre José de Acosta es nombrado provincial. A este trabajo, que es algo nuevo, son enviados seis jesuitas.

Aquí levantan cuatro iglesias comenta el padre Juan Dejo, S.J. y al mismo tiempo una escuela de lenguas, para los nuevos misioneros donde se enseña aymara, quechua y puquina.

Dos están en la parte alta de la ciudad y dos en la parte baja. La iglesia de san Pedro es la principal, la matriz, y también están las iglesias de la Asunción, la Santa Cruz y san Juan.

Iglesia de san Pedro. El altar mayor es barroco cubiertos con pan de oro. La portada, que es de piedra, tiene elementos de la flora y la fauna de la región. En las paredes arcos de piedra y en el claro que dejan se rellenan de ladrillos de adobe. Es una manera de hacer frente a los continuos terremotos. Aquí se encuentra la pintura el Nacimiento del Niño Jesús Aymara.

Iglesia la Asunción. La planta es de cruz latina. El techo de madera con vigas. Portada barroca con motivos de la flora y fauna regional. Hay murales elaborados por pintores locales que contaron con la asesoría del pintor y escultor jesuita Bernardo Bitti (1548-1610).

Él había sido enviado desde Roma, para que se hiciera responsable de la decoración de las iglesias. Establece talleres de pintura y escultura, para enseñar a los indígenas. En éstos se forman artistas que colaboran con él.

El historiador del arte Alberto Martin explica que los murales en las capillas de la iglesia que son de finales del siglo XVI. En la capilla de la epístola el tema es la vida de san Ignacio de Loyola. En la capilla del evangelio los misterios del rosario. Los artistas reproducen las imágenes de grabados europeos.

Martin explica el proceso de "petrificación" que vivieron estas iglesias. En su origen eran de adobe y madera y con el tiempo se hacen de piedra. Es, entre otras cosas, expresión de que existen recursos económica y mano de obra disponible.

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El documentalista en la construcción de la narrativa, después de mostrar el patrimonio monumental, regresa siempre a la ceremonia, hoy día, de una boda entre indígenas en la iglesia de san Pedro. Y luego vuelve al patrimonio. Hay un diálogo permanente entre esta acción religiosa y el patrimonio.

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En el III Concilio Limense celebrado entre 1582 y 1583 se establecen las líneas de la evangelización con los pueblos originarios. En 1584 se publica un catecismo escrito en aymara, quechua y español.
 
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Los jesuitas en todo lo que es hoy América Latina fueron muy buenos administradores de haciendas de su propiedad, para con su producto financiar los colegios, las iglesias y sus casas.

En la capilla de la hacienda de san Pedro de Challapama se encuentra un retablo elaborado por Bitti, que es impresionante. Emilio Puma es un campesino que desde hace muchos años se encarga de cuidarla.

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Juan Dejo, historiador de la provincia, cuenta que de 1610 a 1614, los jesuitas tuvieron una imprenta. Aquí se publicaron las obras del padre Ludovico Bertonio en español y lenguas indígenas.

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Hay un acercamiento a las Reducciones del Paraguay, tema que Raczko ha tratado en otro documental. El trabajo del padre Diego de Torres Bollo, que va a ser el primer provincial en Paraguay, y la obra del padre Antonio Ruiz de Montoya.

En 1585, el padre Alonso de Barzana desde Perú va en el grupo de los primeros jesuitas que llega a la ahora Gobernación de Tucumán en Argentina. Lo hacen por Salta. La iglesia se comienza a construir en 1587. Un año después el misionero está en la zona de los calchaquíes.

Barzana llegó a hablar once lenguas de los pueblos originarios, la primera el quechua que aprendió en la travesía entre Cádiz y Lima. En el proyecto de Juli fue el primero que habló quechua.

El papa Francisco utiliza el concepto de la inculturación, para explicar este momento de encuentro de los europeos y los habitantes de los pueblos originarios.

La cámara registra imágenes de la procesión en Salta de la Virgen del Milagro y el Señor del Milagro. El jesuita Benjamín Crespo habla de la Causa de Beatificación del padre Barzana.

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El documental dedica un gran espacio a las edificaciones de los jesuitas en Arequipa. El historiador Hélard André Fuente narra su llegada a la ciudad. Ellos son solicitados por las autoridades indígenas del lugar.

La llegada de los jesuitas provoca descontento entre las órdenes y congregaciones religiosas que ya estaban en la ciudad. Ahí establecen el Colegio de Santiago y la iglesia de la Compañía de Jesús.

En 1578 un temblor tira la primera iglesia. Se reconstruye entre 1582 y 1610. El altar mayor es barroco cubierto con pan de oro.

La iglesia y su portada se convierten en un prototipo, para nuevas construcciones. De 1698 es la portada que asemeja a una tela. Antonio San Cristóbal a partir de esta fachada ha definido un nuevo estilo del arte barroco hispanoamericano.

La planta es basilical de tres naves en el crucero hay una cúpula. Hay cinco altares barrocos cubiertos con pan de oro. Dos pequeños en las paredes laterales y dos en ambos lados del crucero. El altar mayor está dedicado a los santos de la Orden.

En el interior hay lienzos de medio punto de autor desconocido. De 1603 es el cuadro de Bitti, La Virgen y el niño. En la sacristía hay tres lienzos de Bitti: Resurrección, La Candelaria y Flagelación de Cristo.

La sacristía o capilla de san Ignacio está toda pintada. Los motivos ornamentales son flores y frutas de la región. El hermano jesuita Arístides Estela explica el tema que se desarrolla que es "El principio y fundamento" que plantean los Ejercicios Espirituales de san Ignacio de Loyola.

El arquitecto Gonzalo Jesús Ríos comenta el edificio del colegio que tiene un claustro mayor y otro menor. Las columnas son cuadradas y labradas por los cuatro lados. El motivo son flores y frutas de la región.

Alonso Ruiz, quien fue maestro de novicios en Roma, entre ellos san Estanislao de Kotska, vivió después en la casa de los jesuitas en Arequipa.

En las cercanías de la ciudad está la Mansión del Fundador, casa de quien fundó Arequipa y que años después los jesuitas la compran, para casa de ejercicios y lugar de descanso. Ellos construyen la capilla.

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El documental vuelve a Lima y el padre Enrique Rodríguez, superior de la comunidad de la iglesia de san Pablo, cuenta como en un principio toda la formación de los jesuitas estaba en el Colegio Máximo de san Pablo, pero en 1593 se separa el noviciado y el juniorado.

Entre 1606 y 1610, se construye la iglesia de san Antonio como parte del noviciado. En 1746, después de un terremoto, se reconstruyen. El altar mayor es barroco de madera sin estar cubierto con pan de oro.

Es un edificio muy grande con huertas y patios. Hoy solo el patio principal conserva la traza original. La capilla de Loreto, que era el lugar de oración de los novicios merece especial atención.

Hoy es el Salón de Graduados del Centro Cultural de la Universidad de San Marcos. Tiene una bóveda tribulada, que está pintada. Ahora en la iglesia está el Panteón de los Próceres.

El virrey Francisco de Toledo no permitió que los jesuitas otorgaran títulos, para poder fortalecer su proyecto de universidad.

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Una vez más el documental retoma las Reducciones del Paraguay y la labor del jesuita Antonio Ruiz de Montoya que organiza a los guaraníes, para resistir ante los esclavistas portugueses que se desplazaban de Brasil.

Va a Roma y consigue autorización del general de los jesuitas, para armar a los guaraníes que viven en las reducciones. Se le concede. En 1641, los guaraníes derrotan a los esclavistas, los bandeirantes lusitanos, en la Batalla de Mbororé.

El jesuita escribe sobre las misiones y en lengua guaraní una gramática, un diccionario y un catecismo. En 1648 publica Sílex el tratado del divino amor. Entabla una relación estrecha con el joven jesuita Francisco del Castillo que después va a trabajar con los esclavos africanos.

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En un correo el documentalista me comenta que:

"En Juli es el primer contacto "permanente" con indígenas de los jesuitas en América, siempre eran entradas o misiones volantes y regresaban al colegio donde vivían. Y es la base o la experiencia más profunda que luego llevaron a la práctica con los guaraníes, cuando en 1604 se funda la Paraquaria.

En Juli, como superior el padre Diego de Torres Bollo, es quien continúa con la obra en la Provincia Jesuítica del Paraguay, pero ya como provincial de la Paraquaria. En síntesis, Juli en Peruviana es la experiencia base de los jesuitas, que luego germinará con los guaraníes en la Paraquaria.

Por eso le dediqué una secuencia con imágenes de los pueblos guaraníes y su música. Sobre todo, es importante asociar Juli con la Paraquaria, por que fue su antecedente y su raíz. Algo que los estudiosos e investigadores sobre las Misiones Jesuíticas del Paraguay desconocen o le restan importancia.

Por mi parte vengo bregando por la interpretación de la historia teniendo en cuenta a las otras provincias jesuíticas, no todo se hizo con los guaraníes. Y que la obra evangelizadora en América era enorme. Aunque las reducciones guaraníes tienen 30 pueblos y la mayor cantidad de años con continuidad y han desarrollado las artes y oficios, pero no son los únicos.

También dejan de lado a las Misiones de Chiquitos, que eran parte de la Paraquaria, pero las estudian como algo aparte, a veces por celos turísticos actuales, o por no reconocer que son los que mantienen los cabildos, las tradiciones, las partituras y son pueblos vivos".

Raczko, en la hora y cincuenta minutos que dura el documental, ofrece una panorámica muy amplia del trabajo de los jesuitas en el Perú y también en Argentina y Paraguay. Algunos temas y personajes los ha desarrollado en otros de sus documentales. Hay todavía una tercera entrega.
 
Peruviana. La Provincia Jesuítica del Perú (II)
Producción:  Argentina, 2019

Dirección: Sergio Raczko
Guion: Sergio Raczko
Fotografía: Sergio Raczko
Musicalización: Sergio Raczko
Locución: Julio Rodríguez

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