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El presidente y la sociedad civil

Rubén Aguilar Valenzuela 
El presidente en su concepción del Estado, que para él es sinónimo de gobierno, la sociedad civil organizada autónoma e independiente no debe de existir.

Desde su perspectiva estas organizaciones no son funcionales a su proyecto de gobierno y por lo mismo son vistas como potenciales enemigos.

En su visión, como en el viejo PRI donde él se formó, solo tienen cabida las organizaciones que se someten y pasan al control del gobierno. Las que se dejen corporar.

Desde del primer día de su gestión, el presidente se ha dedicado a atacar y descalificar, de muy diversas maneras, a las organizaciones ciudadanas.

Su discurso en contra de las organizaciones de la sociedad civil pone a éstas a la defensiva al sentirse agredidas. Son presas del desconcierto y la incertidumbre.

Los gobiernos anteriores no favorecieron de manera decidida el desarrollo de las organizaciones ciudadanas, pero tampoco se dedicaron a denostarlas.

El miedo del presidente al sector de las organizaciones de la sociedad civil, de cada una en lo particular, radica en que no puede controlarlas y someterlas a sus designios.

La actitud y el discurso del presidente permean en toda la estructura del gobierno, y funcionarios que antes eran aliados de estas organizaciones han terminado por alinearse al pensamiento presidencial.

Lo mismo sucede en los gobiernos estatales y municipales hoy en poder de Morena que también han emprendido la descalificación de todas las organizaciones que no se les someten.

Al principio del gobierno había dirigentes de organizaciones de la sociedad civil que pensaban podían establecer un diálogo constructivo y de colaboración con el nuevo gobierno.

Coincidían con el presidente en tema de la agenda de su gobierno como el combate a la pobreza, la desigualdad y la corrupción. Estaba también su compromiso con profundizar la vida democrática en el país.

A medida que han pasado los meses se dan cuenta, he conversado con decenas de ellos, que lo que se habían imaginado o deseado no existe.

Que el presidente veía a las organizaciones de la sociedad civil y a ellos mismos como enemigos y nunca como posibles aliados y colaboradores, cada quien desde su propio espacio y misión.

Asumieron, entonces, que se enfrentaban a un presidente estatista donde la sociedad civil organizada no tiene lugar y también ante un político autoritario y nada democrático.

Ahora en el sector se sabe que en este sexenio no será posible la colaboración constructiva entre el gobierno y la sociedad, los dos actores fundamentales en la construcción del Estado.

Y hay también miedo de que el presidente, al que se le ve como autoritario, pueda tomar acciones en contra de la sociedad civil organizada que no se sujete a lo que él desea.

Museo de Arte Contemporáneo de Barcelona (MACBA)

Rubén Aguilar. 18 DE JULIO DE 2020. 

Barcelona, España

Edificio

Es obra del arquitecto estadounidense Richard Meier. La construcción inicia en 1991 y termina en 1995. El color blanco del edificio, las claraboyas de vidrio y los materiales reflectantes, hace que el edificio disponga de una especial luminosidad.  El proyecto combina las líneas rectas con las curvas. El edificio se planteó como el elemento central del plan rector para la renovación del barrio del Raval. Según Meier, "el barrio del Raval de Barcelona se encontraba en su nadir. Necesitaba desesperadamente luz, aire, espacios públicos abiertos y un corazón”.

 

 

 

 

Exposición

Con el título Episodios críticos (1957-2011) el museo presenta una nueva ordenación de su colección. La muestra, que reúne más de 200 obras de 64 artistas, está articulada en seis episodios: 1) Hay que huir del contenido como de una plaga; 2) El arte de la primera globalización; 3) Fisuras; 4) Voyerismo, fetichismo y narcisismo; 5) Trabajo, poder y control; 6) Déconnage. Esta exposición coincide con el 25 aniversario de la Fundación MACBA, que celebra que lleva un cuarto de siglo construyendo la colección del museo.

Los artistas de la exposición son: Ignasi Aballí, Vito Acconci, Sergi Aguilar, Lara Almarcegui, Neville Almeida, Art & Language, Ángel Bados, Eugènia Balcells, Sandra Balsells, Judith Barry, Nestor Basterretxea, Erick Beltrán, Dara Birnbaum, K.P Brehmer, Marcel Broodthaers, Joan Brossa, Victor Burgin, Anne Lise Coste, Gérard Courant, Eduardo Chillida, Marcelo Expósito, Erró, Eulàlia Grau, Öyvind Fahlström, Andrea Fraser, Peter Friedl, Dan Graham, Silvia Gubern, Federico Guzmán, Hans Haacke, Raymond Hains, Nigel Henderson, Joan Hernández Pijuan, Pello Irazu, Sanja Ivekovi?, Àngel Jové, Mike Kelley, David Lamelas, Maurizio Lazzarato, Angela Melitopoulos, Paul McCarthy, Juan Luis Moraza, Matt Mullican, Cildo Meireles, Miralda, Robert Morris, Hélio Oiticica, Jorge Oteiza, Marc Pataut, Perejaume, Raymond Pettibon, Falke Pisano, Jaume Plensa, Pere Portabella, Robert Rauschenberg, Àngels Ribé, Gerhard Richter, Dieter Roth, Allan Sekula, Dorothée Selz, Richard Serra, Andreas Siekmann, Susana Solano, Antoni Tàpies, Francesc Tosquelles, Oriol Vilapuig, Jeff Wall y Krzysztof Wodiczko.

Los episodios

1) Hay que huir del contenido como de una plaga crisis que marcan el progreso del arte contemporáneo. El título retoma la frase “hay que huir del contenido como de una plaga” dicha por uno de los críticos de arte más influyentes, el estadounidense Clement Greenberg. Él, a mediados del siglo XX, impuso la idea de que la pintura debía reducirse a un campo de percepciones visuales. A una pintura que debía huir de toda forma de representación, pero las nuevas prácticas artísticas de los años sesenta y setenta hicieron avanzar el arte en una dirección distinta, hacia un esfuerzo colectivo por comprender el mundo. De esa tensión surgen dos maneras de entender la producción artística. Obras de la primera tendencia son las que se presentan de Robert Rauschenberg y Antoni Tàpies. Entre las segundas, los décollages de Raymond Hains y las fotografías intervenidas de Nigel Henderson. En este contexto también se exponen revisiones de la pintura de tipo analítico, como las obras de Ángels Ribé y las monocromas de Joan Hernández Pijuan. Otra revisión de la pintura está compuesta por los trabajos de Robert Morris y del grupo Art & Language, primeros artistas que asumieron la crítica a la división del trabajo que reinaba en el sistema del arte de los años sesenta adoptando las herramientas de la crítica de arte como propias de la producción artística. Para ellos, el discurso sobre el arte se convirtió en material de primer orden y no en mero comentario de la obra.

2) El arte de la primera globalización. En los años sesenta y setenta, paralelamente a la autocrítica de la pintura, el mundo conoció una insólita interconexión gracias a los medios de comunicación y a los nuevos medios de transporte que lo articulan como sistema global. Las nuevas prácticas artísticas avanzan hacia un esfuerzo colectivo por comprender la complejidad del mundo contemporáneo. En este contexto histórico se presenta una fértil vía de artistas periodistas, artistas sociólogos y artistas poetas que compartieron el reto de alcanzar una mirada global que fuera más allá de las realidades estrictamente nacionales o de aquellas otras propias de un sistema del arte cerrado. Mientras una de las estructuras variables de Öyvind FahlströmThe Little General (Pinball Machine) (1967-1968), transforma los iconos políticos de los años sesenta en una de las populares máquinas del juego del millón, el catalán Miralda documenta la fusión de culturas a través de los rituales de la comida en la obra Santa Comida (1984-1989). En estas visiones globales, Hélio Oiticica y Neville Almeida construyen una potente instalación festiva en que la cocaína se torna metáfora de un mundo entendido como mercancía. Se exponen también obras de Marcel Broodthaers y Hans Haacke, que hablan ya de un arte entendido como sistema autosuficiente. Por último, las obras de Dorothée SelzEugènia BalcellsSanja Ivekovi? y Gerhard Richter denuncian la construcción mediática de los modelos de género, que, no obstante, perpetúan su hegemonía en este nuevo momento histórico.

3) Fisuras. Contempla algunas figuras del yo que, pese a constituirnos como sujetos, suelen ser silenciadas. En este ámbito se presentan obras de Anne Lise CostePeter Friedl y Silvia Gubern, artistas que recuperan la fragilidad y provisionalidad del dibujo como  una de las primeras representaciones del mundo. Los denominados mapas del conocimiento y los prejuicios que se esconden tras nuestra cosmovisión están presentes en las obras de artistas como Erick Beltrán y Matt Mullican, de quien se muestra una parte significativa de su compleja obra M.I.T. Project (1990-2009), y Oriol Vilapuig. Sobre la reflexión acerca de los espacios de construcción del sujeto, se presentan también obras elaboradas como crítica demoledora de los procesos de aprendizaje. Mike Kelley y Raymond Pettibon, artistas de la escena más rebelde de California, cuestionan las convenciones sociales aprendidas. Hijos de la primera generación que ya han recibido una educación general básica y con la irreverencia propia de la escena punk, rechazan el aprendizaje recibido y los aspectos normativos de la educación. En este ámbito también se expone una instalación de Paul McCarthy donde, a través de la parodia, se muestran algunas de las paradojas del universo de los adultos.

4) Voyerismo, fetichismo y narcisismo. Investiga el nuevo régimen visual convertido en hegemónico desde que el mundo ha sido entendido como una pantalla. A partir de pautas narrativas y formales propias del cine, la práctica del arte se transforma en una crítica de la representación que objetiva y desnaturaliza la posición de voyeur propia del espectador de la modernidad. Se muestran instalaciones, videos y fotografías que pertenecen a una generación de artistas que sustituyeron la expresión individual por una investigación de tipo teórico al decantar su práctica hacia una función más analítica. Los americanos Dara Birnbaum y Dan Graham fueron pioneros, en los años setenta, en la exploración del vínculo entre el uso del video y la percepción. El video Performer/Audience/Mirror (1975) de Dan Graham y la performance Attack Piece (1975) de Dara Birnbaum son buenos ejemplos de ello. Junto a estos trabajos críticos, las fotografías cinematográficas de Jeff Wall muestran sofisticadas composiciones que el artista denomina fotopinturas y que dirigen una mirada al mundo como si este fuese un espectáculo distante. El argentino David Lamelas disecciona la causalidad propia del montaje cinemático, así como la contingencia con la que se interpreta. Una de las artistas destacadas en cuanto a la relación entre visualidad y arquitectura urbana es la estadounidense Judith Barry. A través de una escenografía visual de gran eficacia, la instalación Echo (1986), rememora el falso espejismo de felicidad paralelo al boom económico de los años ochenta y cómo este modelo ha contribuido, en parte, a la crisis actual. (Tengo el folleto / Archivo 2013)

5) Trabajo, poder y control. Las relaciones de poder en el espacio público, las capas dirigentes y las cadenas de producción industrial del siglo XXI son objeto de interés de los dibujos de Andreas Siekmann y de las fotografías de Sandra Balsells y Marc Pataut. Una gran instalación fotográfica de Allan Sekula documenta oficios manuales en distintos puntos del planeta como preludio visual de la actual crisis global. Si bien la instalación había sido mostrada hasta hoy al aire libre, esta es la primera vez que entra dentro de un museo. Un “monumento al trabajo”, como la califica su autor, establece un diálogo con un archivo de esculturas en hierro y acero de Richard SerraJorge Oteiza y Eduardo Chillida, entre otros. La mejor tradición escultura moderna se asocia a un modelo de industria pesada que las nuevas formas de trabajo inmaterial han dejado en desuso. En este contexto, los films de Falke PisanoNestor Basterretxea y Marcelo Expósito investigan el vínculo entre materia prima, trabajo, ciudades y relaciones de explotación, todo ello mostrando cómo el arte moderno ha sido cómplice de la ocultación de formas de trabajo más primitivas y pesadas, siempre en beneficio de la abstracción. La contundente instalación If You See Something (2005) del artista polaco Krzysztof Wodiczko, establecido en Nueva York, parte de la constitución de un estado policial generalizado a raíz de los efectos del atentado a las Torres Gemelas de Nueva York para denunciar las nuevas formas de violencia contemporánea. Un modelo de control ciudadano que, con la complicidad de todos, ha sido exportado a otras ciudades del planeta como patrón unívoco y difícilmente reversible. (Tengo el folleto/ Archivo 2013)

6) Déconnage. Se presenta un documento visual sobre la figura del psiquiatra catalán Francesc Tosquelles en el centenario de su nacimiento. En el régimen de Franco huyó a Francia, donde renovó la psicoterapia institucional. Su obra fue pionera de la crítica a la antipsiquiatría y sirvió de base para pensadores como Gilles Deleuze y Félix Guattari. A través de un ensayo visual de Angela Melitopoulos y Maurizio Lazzarato, el museo recupera ahora su figura y su pensamiento. (Tengo el folleto / Archivo 2012)

Comentario

Sabía de la existencia de este edificio de Richard Meier y había leído sobre él. Sabía también de la colección del MACBA. En mi primera visita a la ciudad no existía el edificio y en la segunda no lo visité. Esta es la primera vez que estoy en él y veo la colección que alberga. El edificio me gusta. El exterior con sus grandes ventanales y su color blanco lo hacen que luzca limpio y claro. En el interior la estructura continua de las rampas actúan muy bien. Me hubiera gustado tener más tiempo, para ver el convento que forma parte del museo y ver mejor el efecto del edificio en la regeneración del barrio. Lo vi de manera muy superficial. La colección me tocó verla organizada en la propuesta de Episodios críticos (1957-2011). La recorrí con cierto cuidado. Hay obras con las que me identifico y otras que me cuesta más trabajo, pero entiendo su sentido y su importancia en el arte contemporáneo. (Visita en 2013)

Programas sociales mal diseñados y poco efectivos

Rubén Aguilar Valenzuela

La encuesta de junio el Instituto de Investigaciones para el Desarrollo con Equidad (Equide) señala que el 75% de los encuestados a nivel nacional dijeron no recibir recursos de ningún programa social y tampoco apoyo alguno del gobierno.

En junio, el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval) dio a conocer su informe sobre la valoración de los 17 programas sociales creados en 2019 por el nuevo gobierno. Para su operación se destinaron 252 mil millones de pesos.

Coneval realizó trabajo de campo, para ver de manera directa el funcionamiento de estos programas. Esta evaluación, como señala Rogelio Gómez Hermosillo, "permite verificar si más allá de la intención del presidente, están logrando los resultados esperados" (El Universal 07.06.20).

En el documento se señala que a nivel general los programas sociales en su primer año de operación carecieron de una definición clara de su población objetivo y de los problemas sociales que se busca resolver.

Tampoco está bien definido el impacto de los programas en las condiciones de vida de la población a la cual están dirigidos. Los programas no se diseñaron previamente, sino que tomaron forma a la par de su implementación.

Por la falta de un diseño previo sobre la marcha se modificaron los lineamientos generales y las reglas de operación. Se puso en riesgo su operatividad. Estos cambios hacen difícil la evaluación del funcionamiento y el impacto de los programas.

Por una falsa política de austeridad y ante la falta de personal, derivada de ésta, los programas concentraron todo su esfuerzo en la dispersión de los recursos y dejaron de lado su seguimiento y la evaluación de sus efectos sobre la población.

El Censo del Bienestar, que debió ser completado por cada programa, se maneja en la opacidad y por lo mismo el Coneval no ha podido evaluar su alcance y confiabilidad.

Se anota que los 17 programas sociales prioritarios no se manejan desde la secretaría de Desarrollo Social sino directamente desde la Presidencia de la República a través de la Coordinación General de Programas Sociales.

La institución encargada de evaluar los programas sociales del gobierno recomienda a éste que de inmediato identifique con claridad y precisión los efectos que se pretenden lograr en la mejora de las condiciones de vida de la población. Sin esto es imposible la evaluación.

Gómez Hermosillo, que dirigió el Programa Oportunidades, planta "ante la crisis económica asociada al Covid-19, los actuales programas carecen de alcance para paliar los efectos de empobrecimiento" y que "por eso crecerá la pobreza, pese a los 252 mil millones de pesos que se aplican en esos 17 programas nuevos".

Libro del profeta Amós

Rubén Aguilar Valenzuela 
Amós era un pastor y cultivaba higos en Tecoa. Inicia su predicación profética en época del rey Jeroboam II (783-743 a.C.) en el reino del Norte, el de Israel, con capital en Samaria y Betel. Jerusalén era la capital del reino del sur, el de Judá, y en ese tiempo reinaba Ozías. Sus profecías se dan conocer entre el 829 y el 804 a.C. Un periodo de 26 años.

Nació en Judá, pero predica en Israel. Su mensaje molesta a los ricos, a las autoridades y a los sacerdotes del templo de Betel. Nunca acepta los intentos de soborno, para callarlo. Lo expulsan y regresa a Judá.

En la época de su predicción el reino de Israel, bajo Jeroboán II, goza de prosperidad y riqueza. Los ricos viven en un mundo de lujos y frivolidad. Es también una sociedad muy injusta que explota y hace sufrir a los pobres.

El libro tiene nueve capítulos y se divide en cuatro bloques: el juicio de las naciones limítrofes de Israel y del mismo Israel (capítulos 1 y 2); amonestaciones y amenazas a Israel (capítulos 3, 4, 5 y 6); las visiones (capítulos 7, 8, 9, 1-10), y las perspectivas de restauración (capítulos 9, 11-15).

Los especialistas piensan que el redactor final del texto al capítulo nueve le añade los cinco últimos versículos que abren la puerta a la esperanza. Así el libro no termina solo en la condena.

El mensaje teológico que trasmite el profeta, con rudeza y en un estilo directo, es de condena a la corrupción de las élites, a la injusticia social y al ritualismo ajeno al compromiso de vida. La denuncia del culto hipócrita. El Señor, por esa manera de vivir, los va a castigar. No tienen remedio. El último oráculo anuncia la restauración después del castigo.

Amós
Biblia de América
PPC Editorial
Madrid, 2013

Otra pandemia

Rubén Aguilar Valenzuela   
Contagio (Estados Unidos, 2011) del director Steven Soderbergh tiene un enorme parecido con la pandemia del Covid-19, que ocurre en 2020 y afecta a todo el mundo. La película tuvo la asesoría científica del epidemiólogo estadounidense Ian Lipkin.

Beth Emhoff (Gwyneth Paltrow) de regreso de un viaje de negocios a Hong Kong, pasa por Chicago para ver a quien fuera su novio. A ella, de regreso a Minneapolis donde está su familia, le empieza un resfriado. Ya en casa contagia a su hijo Clark. Los síntomas de Beth se agravan y dos días después colapsa. Su marido, Mitch (Matt Damon) la lleva al hospital, pero fallece.

Mitch, de regreso a casa, se encuentra con que Clark también ha muerto. Él es puesto en cuarentena, pero se descubre que es inmune a la infección. Vuelve a su hogar con su hija Jory. De pronto más y más personas se ven infectadas, lo que origina una gran crisis de salud y un colapso mundial.

En Atlanta, el Departamento de Seguridad Nacional se reúne con el doctor Ellis Cheever (Laurence Fishburne) del Centro para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC). La pregunta es ¿cómo parar el virus?

El CDC envía a la doctora Erin Mears (Kate Winslet) a Minneapolis para investigar lo que pasó. Ella trabaja con la doctora Ally Hextall (Jennifer Ehle), con el propósito de entender lo que sucede y así parar la propagación del virus. Mears se contagia y muere.

En el CDC, la doctora Hextall concluye que el virus es una mezcla de material genético de murciélago y cerdo. La vacuna no se puede desarrollar porque los científicos no logran obtener un cultivo donde crezca el recién identificado virus MEV-1. Por peligroso se ordena la destrucción del material que se encuentra en el laboratorio.

El doctor Ian Sussman, de la Universidad de California, desobedece las órdenes. Logra un cultivo de células del MEV-1, que usa para elaborar una vacuna. Otros científicos determinan que el virus se transmite por pequeñas gotas con un número de reproducción básico de cuatro. Proyectan que 1 de cada 12 personas se va a infectar y la tasa de mortalidad a nivel mundial estará entre el 25% y el 30%.

Un periodista freelance, Alan Krumwiede (Jude Law), en su blog narra los sucesos. Vende una falsa historia que muestra se contagió, pero se pudo curar con un medicamento llamado Forsythia. La gente, motivada por el video, se va sobre las farmacias. Se genera un caos. Krumwiede es arrestado por fraude y conspiración, pero es liberado al pagar la fianza.

La doctora Hextall identifica una posible vacuna. Para no perder tiempo se inocula con la vacuna experimental e inmediatamente visita a su moribundo padre (Dan Flannery), que está infectado. Al descubrir que no tiene síntomas sabe que la vacuna es un éxito.

Se empieza a producir la vacuna, pero ante la cantidad de infectados, el CDC organiza su reparto con base en la fecha de nacimiento elegida por sorteo. Un año va a tardar que todos estén vacunados. El gobierno privilegia se vacunen los doctores y ciertos funcionarios.

La doctora Leonora Orantes (Marion Cotillard), de la OMS, viaja desde Ginebra a Hong Kong, para seguir la trayectoria de Beth. Con ella colabora Sun Feng (Chin Han) y otros epidemiólogos locales.

Éste secuestra a su colega como rehén con objeto de obtener vacunas para su pueblo. Cuando las vacunas se entregan ella es liberada. Después, quien entrega las vacunas, le dice que eran falsas. Entonces regresa a la comunidad, para advertirles.

El número de muertes por el contagio llega a los 2.5 millones en los Estados Unidos, y 26 millones en todo el mundo. En la escena final se releva el origen del virus. Un bulldozer de la compañía en la que trabaja Beth derriba unas palmeras que asustan a los murciélagos. Uno de ellos toma un trozo de plátano y al volar sobre una porqueriza se le cae un trozo, que lo come un cerdo. Éste llega un restaurante en Hong Kong en el que cena Beth antes de su regreso a Estados Unidos. Pide saludar al chef que preparó el cerdo. Éste después de limpiarse las manos en su delantal le da la mano a Beth. Así se contagia y se convierte en el paciente cero de la pandemia.

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La BBC entrevistó Ian Lipkin (17.06.20). El periodista le pregunta: Hay un increíble parecido de lo que está pasando con la película Contagio, en la que usted fue asesor científico junto con el director Steven Soderbergh hace casi una década. ¿Le da algo de satisfacción que sea tan precisa?

No, no me da satisfacción. Es irónico que la razón por la que hicimos esta película fue prevenir que algo así ocurriera de verdad. Así que cuando la película salió en 2011 en realidad nosotros habíamos empezado a hablar sobre el tema en 2008 y 2009.
Nos llevó mucho tiempo recabar todos los detalles y hacer el guion tan exactos como pudimos. Fue difícil volcar todo esto en la película de una forma que la gente aún quisiera pagar por verla en el cine. Hacerla de otra forma no hubiera tenido ningún valor práctico.

 
Contagio
Título original: Contagion
Producción: Estados Unidos, 2011

Dirección: Steven Soderbergh
Guion: Scott Z. Burns
Fotografía: Peter Andrews
Música: Cliff Martínez
Actuación: Marion Cotillard, Matt Damon, Kate Winslet, Jude Law, Laurence Fishburne, Gwyneth Paltrow, Bryan Cranston, Jennifer Ehle ...

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