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Cárcel para un periodista

Rubén Aguilar Valenzuela 
En 118 días (Estados Unidos, 2014) el director estadounidense Jon Stewart ofrece una historia inspirada en hechos reales a partir de un guión, de él mismo, que se basa en el libro Then They Came for Me: A Family's Story of Love, Captivity, and Survival escrito por Maziar Bahari y Aimee Molloy.

El periodista iraní Maziar Bahari (Gael García Bernal), que vive en Londres y es corresponsal de Newsweek, es apresado por las autoridades de Irán en 2009. Esto debido a un artículo sobre las elecciones, que molesta a las autoridades iraníes.

Lo acusan de ser espía y de trabajar para la CIA. Su madre vive en Teherán y años atrás su padre y su hermana fueron arrestados y murieron en la cárcel acusados de ser comunistas por los islamistas que se adueñan de la revolución.

En los 118 días que Bahari pasa en la cárcel dialoga con su padre y hermana que ya están muertos. Su esposa en Londres inicia una campaña internacional, para lograr que las autoridades iraníes liberen a su marido.

La secretaria de Estado, Hillary Clinton, manifiesta su preocupación sobre el juicio que se sigue al periodista. Finalmente, las autoridades lo dejan en libertad.

El periodista escribe su experiencia en la cárcel que es el libro que da pié al guión. El director se entrevistó con Bahari y decide llevar la historia al cine.

La película descansa sobre la actuación de Gael García Bernal. La película cumple, pero no va más allá. Le falta fuerza en todo (guión, actuación, dirección). La historia daba para más. Se filmó en Jordania.

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118 días
Título original: Rosewater
Producción: Estados Unidos, 2014

Dirección: Jon Stewart
Guión: Jon Stewart, en base al libro Then They Came for Me: A Family's Story of Love, Captivity, and Survival, de Maziar Bahari y Aimee Molloy.  
Fotografía: Bobby Bukowski
Música: Howard Shore
Con: Gael García Bernal (Maziar Bahari), Shohreh Aghdashloo (Moloojoon), Kim Bodnia (Rosewater), Jason Jones, Dimitri Leonidas (Davood), Haluk Bilginer, Claire Foy.

@RubenAguilar 

La ciencia, la tecnología y el nuevo gobierno

Rubén Aguilar Valenzuela

Las prioridades de un gobierno se reflejan en el lugar que ocupan en su plan de desarrollo y en el monto que se les asigna en el presupuesto. Lo demás son discursos más o menos bien intencionados.

El Plan Nacional de Desarrollo (PND) 2019-2024 del gobierno del presidente López Obrador no da ninguna importancia a la actividad científica, tecnológica y a la innovación. En eso, como en otras muchas cosas, es igual que los anteriores gobiernos e incluso peor.

La comunidad científica participó en muchos eventos de consulta donde se hicieron un gran número de propuestas al nuevo gobierno, en el que tenían muchas esperanzas de cambio, pero en el PND no se ve reflejado nada de esas iniciativas.

En el PND con relación a la ciencia y la tecnología solo viene un párrafo: "El gobierno federal promoverá la investigación científica y tecnológica. Apoyará a estudiantes y académicos con becas y otros estímulos en bien del conocimiento. El Conacyt coordinará el Plan Nacional para la Innovación en beneficio de la sociedad y del desarrollo nacional con la participación de las universidades, pueblos, científicos y empresas".

Los científicos y tecnólogos han reaccionado con sorpresa y enojo y han realizado algunas marchas de protesta contra el PND y el gobierno. Integrantes de la Academia Mexicana de Ciencia han dicho que el PND, en los hechos, deja fuera a la ciencia, la tecnología y la innovación que no merecieron más de seis reglones.

Y añaden que en el PND no hay nada que diga qué papel juega la ciencia en el desarrollo del país y cómo se le va a apoyar. Los científicos y tecnólogos no entienden que pasó y el por qué el desprecio del nuevo gobierno a la ciencia y la tecnología.

En agosto de 2018, el presidente se reunió con la comunidad científica y se comprometió a incluir sus propuestas en el PND, pero eso no ocurrió. Los científicos están preocupados y sorprendidos sobre la actitud del nuevo gobierno.

Las prioridades del presidente están en los programas sociales de corte clientelar que entregan recursos a su nombre en busca de hacerse del apoyo de una gran base social. Él ha dicho que ya son 14 millones los mexicanos que de manera directa reciben recursos de su gobierno.

En la lógica política -paternalista, corporativa y clientelar- del presidente, la comunidad científica es un sector muy pequeño que no le representa nada. En su lógica la ciencia, la tecnología y la innovación no tienen rentabilidad política. Él todo lo ve desde ese ángulo.

Twitter: @RubenAguilar

¿Qué hay detrás del suicido de un presidente?

Rubén Aguilar Valenzuela


Cuando el periodista panameño Eduardo Soto (1965)  escuchó el relato del fotoperiodista dominicano Nazario García sobe el suicidio, el 4 de julio de 1982, de Silvestre Antonio Guzmán Fernández, presidente de la República Dominicana, a 43 días de dejar su cargo, escribió un cuento que no publica.

A partir de ese texto de 2003 construye la novela El colmillo de los dioses (Sagitario Ediciones, 2015) con la que gana el Premio Novela Corta de Sagitario Ediciones en 2014. En la novela el suicidio del presidente ocurre en su oficina de la casa presidencial.

El presidente fue reconocido como un político que respetó, como ningún otro mandatario de su país, todas las libertades públicas. Le sobrevivieron su esposa Renée Klang y dos hijos. Ella murió en 2014.

En la novela el periodista Aníbal Barsallo, amigo personal del presidente, se introduce a la casa presidencial, para ver a "Beto Llaves" que por años ha sido asistente del mandatario y conoce más que nadie su vida privada.

Barsallo duda de la versión del suicidio y quiere que "Beto Llaves" lo ayude a encontrar la verdad. En un lugar secreto dentro de la oficina encuentran el diario íntimo del presidente. Evaden a la policía secreta que investiga el asesinato y logran salir de la casa presidencial.

Van a un lugar secreto que tiene "Beto Llaves" y ahí el periodista lee el diario. En la medida que avanza en su lectura se encuentra con un personaje que no imaginaba y que resulta bien distinto al hombre que él conocía.

"Beto Llaves", le dice que la policía secreta ya descubrió que el tiene el diario y lo van a matar. Debe salir del país. Él hará entrega del diario. Le dice también que Minerva Gutiérrez, la primera dama, tiene una carta que le dejó su esposo antes de suicidarse.

Barsallo sale del país en un barco carguero que va a España donde se encuentra la primera dama. Se quiere entrevistar con ella. Al llegar a su destino decide no bajar del barco y seguir su viaje. Se desconecta de "Beto Llaves".

El periodista se mueve de país en país, de trabajo en trabajo y de nombre en nombre. Después de años decide asentarse y en Italia se acompaña de Fiorella y ponen un restaurante. Viven una vida tranquila. Ahora se llama Roberto.

Un día Fiorella le dice que tiene un correo en Internet. Él se sorprende y todavía más cuando ve que es un recado de la primera dama que lo cita en Fez, Marruecos.

Ya estando ahí cuando Barsallo se quiere acercar a ella, de manera discreta, le manda decir que ahí no se pueden ver que es muy peligroso. Y con un niño le manda la nueva dirección de donde se van a encontrar.

En ese momento suenan tres disparos y ve que Minerva Gutiérrez está herida y el niño muerto. Él logra escapar. A la primera dama la trasladan a un hospital en Holanda. Después de 20 años le manda un telegrama a "Beto Llaves": Minerva Gutiérrez viva. Hospital fuera de Marruecos.

Barsallo se traslada a Holanda y visita el hospital donde está la primera dama. En el lecho de muerte habla con ella. Le entrega la carta que le había dejado su esposo, el presidente, donde le explica el por qué de su suicidio. Por fin sabe lo que pasó.

Él se va al cuarto del hotel donde se hospeda y escribe un reportaje novelado de lo que ahora sabe. Imprime el material y lo manda a un remitente encriptado. Y en una bola de plástico pone una copia física para enviar al editor del periódico en el que trabajaba. Pasan semanas y no se decide a mandarlo.

Cuando por fin se decide llevar el paquete al correo al salir del cuarto se encuentra con "Beto Llaves". Éste lo obliga a confesar lo que le dijo la primera dama. Y Barsallo le dice lo que sabe.

El presidente se negó a dar a tres empresarios, que lo habían ayudado en la campaña, una concesión de agua. Y ellos amenazaron con matar a la primera dama. "Beto Llaves" dispara y mata a Barsallo.

La novela termina: "Solo me preocupa un cabo suelto: Fiorella".  El autor dice que "al último momento decidí agregar una última frase y creo que debe ser así, porque a mi juicio se trata de una trilogía. No es necesario decir que ganará el bien, pero habrá justicia. El final está abierto para continuarlo. Falta ver qué acogida tenga la primera parte".

El suspenso de la novela está muy bien logrado y nunca decae. Va de menos a más. El estilo es ágil y la redacción amena, clara, directa y precisa. Se lee con mucha facilidad.

Ariel Barria Alvarado, integrante del Jurado del Premio de Novela Corta Sagitario Editorial 2014, escribe en la contraportada:
 
"Eduardo Soto P., en El colmillo de los dioses logra elucubrar la conjunción de fondo y forma para darnos una obra sumamente ágil, contada con un lenguaje igualmente dinámico y lo suficientemente ácido y filoso como para acompañar de modo pertinente la trama, que se desplaza por los ambientes sombríos y ominosos de tantas etapas de la política latinoamericana del siglo XX y de siempre".

"El autor emplea con pericia las herramientas del oficio, la palabra entre ellas, y desde el segundo inicial del primer round coloca el anzuelo donde el presunto lector pueda tomarlo sin mucho esfuerzo, con una línea provocadora que no decae ni en promesas ni en resultados más adelante: "No importa quién soy. Lo trascendental es que aquí se va a revelar a cuántos maté y cómo".
 
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Eduardo Soto (Panamá, 1965). Es Licenciado en periodismo por la Universidad de Panamá. En 1991 se inicia como  reportero y 1993 es Editor Especial de Panamá América. En 1993 es Coordinador de Noticias en el diario Crítica. En 1995 dirige el equipo de noticias de RPC Radio. En 1996 regresa a Crítica como jefe de redacción y empieza su columna Hojas Sueltas. De 2005 a 2011 es subdirector de Panamá América. En 2011-2012 director y fundador del diario Metro Libre. De 2012 a 2013 director de Panorama católico. En la actualidad es director del diario El Siglo, uno de los más importantes de la capital panameña. En 2003 gana el Premio Nacional de Cuento "José María Sánchez" con la obra "Cuentos nada más" que se publica en 2004. En 2014 gana el Premio de Novela Corta Sagitario Editorial con la obra "El colmillo de los dioses".
 
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El colmillo de los dioses
Eduardo Soto
Sagitario Ediciones
Panamá, 2015
pp.136

Se puede acabar con la pobreza extrema

Rubén Aguilar Valenzuela

La ineficiencia en el gasto de los gobiernos de América Latina y el Caribe genera una pérdida de 220,000 millones de dólares al año, que equivalen al 4.4% del PIB regional, según el Banco Interamericano de Desarrollo (PIB).

Y añade que "esa cifra, bien invertida, sería suficiente para acabar con la pobreza extrema en la región". Esto necesariamente pasa, dice el BID, porque los gobiernos vean como "crucial" elevar la eficiencia en el gasto público.

El BID identifica tres fuentes de ineficiencia, que en mayor o menor grado, están en los países de la región:

Compras públicas. Licitaciones mal planteadas, corrupción y mala selección de proyectos de inversión. El ahorro podría ser del 1.5 % del PIB regional.
Transferencia monetaria a los ciudadanos. En muchas ocasiones los receptores no son los que más lo necesitan y esto fomenta la desigualdad social. En este rubro se pierde el 1.7% del PIB regional.
Sueldos de los funcionarios. Representan el 29% del presupuesto público total de la región. En los países de la OCDE es del 24%. Esto a pesar de que los salarios públicos están 25% abajo de los que se pagan en el sector privado.

En las tres últimas décadas los gobiernos de la región han optado por incrementar el gasto corriente (gasto social y sueldos) en detrimento de la inversión que es uno de los principales determinantes del crecimiento de los países y también del aumento de la calidad en la vida de la población.

La política general en la región ha sido que en las épocas buenas crece el gasto corriente, en particular en programas sociales, y en las malas se reduce la inversión pública. Esto necesariamente afecta el crecimiento porque la inversión pública es un factor determinante que jala a la inversión privada que es, a su vez, el principal motor del crecimiento económico de los países.

El efecto multiplicador de la inversión pública en el crecimiento de la economía es mucho mayor que la que tiene el gasto corriente. Y a pesar de eso los gobiernos, por razones políticas, eligen la opción equivocada y así ellos mismos frenan el desarrollo de sus países.

En las economías más desarrolladas la política económica funciona al revés. Se privilegia la inversión sobre el gasto corriente. En las últimas tres décadas la política que se ha seguido en América Latina y el Caribe es la de recortar el monto de la inversión como porcentaje del PIB.

El BID plantea que la forma en que el gasto público sea más eficiente pasa necesariamente por destinar más recursos a la creación de infraestructura. En los años ochenta era 10% más alto que ahora. Es un tipo de gasto que complementa la inversión privada.

En la medida que la ciudadanía tenga acceso a más servicios públicos (transporte, comunicaciones ...) y a mejores servicios de educación, salud y también mayor seguridad eso va a permitir tener mejores resultados en PISA, elevar la esperanza de vida y reducir los índices de inseguridad.

El nuevo gobierno debería analizar con cuidado el documento del BID, de más de 400 páginas, donde analiza el gasto de los países de la región y hace propuestas de cómo se puede mejorar siguiendo la experiencia exitosa de las economías que mejor lo hacen en el mundo.

@RubenAguilar

El presidente visto desde América del Sur

Rubén Aguilar Valenzuela

José Rafael Vilar es un analista político y un especialista en los nuevos populismos de izquierda. En 2017 publicó Auge y caída del socialismo del siglo XXI (Plural Editores) donde analiza, desde un marco teórico e histórico de carácter general, el desarrollo del populismo n Venezuela, Ecuador, Nicaragua y Bolivia, país en el que vive.

Vilar conoce bien América Latina y de manera particular a México. Desde hace tres años mantenemos comunicación vía correo electrónico. Él, que sigue la política mexicana, me manda comentarios breves, a partir de lo que ha vivido y estudiado, que comparan lo que dice y hace el presidente López Obrador con lo que dicen y hacen los presidentes populistas de izquierda en América del Sur.

En sus mensajes me advierte que los discursos, actitudes y acciones del presidente mexicano se les parecen cada vez más a los de aquellos. En su visión la diferencia fundamental estriba solo en el tiempo. Lo que dice y hace López Obrador antes lo hicieron Chávez y Maduro en Venezuela; Correa en Ecuador; los Kirchner en Argentina y Morales en Bolivia.

Siempre sostengo que México es distinto y que López Obrador, formado en la ideología del nacionalismo revolucionario del PRI, se asemeja más a la forma de hacer política y de gobernar del presidente Echeverría (1970-1976) a los que añade elementos originales que le son propios.

Pienso, no obstante, que es interesante conocer cómo un estudioso del populismo latinoamericano ve a López Obrador desde América del Sur en la perspectiva que ofrece, como me dice Vilar, ver "desde acá y comprobar a dónde va". A continuación transcribo algunos de los comentarios que me ha hecho llegar y son producto de una conversación informal entre amigos.

Antes de la elección de julio del 2018 me comenta: "No puedo negar que el Peje sabe mover masas con un discurso donde dice poco, sólo lo que le conviene, mientras grita lugares comunes" y también "si gana AMLO el país va a entrar a un espiral que no la quiero imaginar".

Y después de conocer el resultado me dice: "Es penoso que haya salido AMLO y, peor, con esos márgenes y colaterales. Dios ayude a México, será arduo". Y sobre la ceremonia donde toma posesión el presidente me escribe que es "como la coronación de Evo en Tiahuanaco, que lo ha hecho en las dos veces".

En relación a la gestión de López Obrador "no me queda dudas que es un iluminado, como un caudillo que es, esa plaga que tanto nos ha dañado en Latinoamérica". Se revela, a partir de sus discursos y actitudes, como un "populista y demagogo". Y en su visión, a partir de su experiencia, "en estos momentos en México están a prueba la madurez democrática de las instituciones".

Las declaraciones del presidente las ve como "un mix de Perón (quizás más que Chávez) y Echeverría. Tenebrosa perspectiva". Y me escribe: "AMLO, el hombre de la izquierda ¿alguien seguirá tragándose el embuste?" y añade que "Dios se apiade de México y, sobre todo, de sus pobres incautos engañados por el populismo de AMLO".

La idea de López Obrador de que en México necesita un "cambio total porque lo anterior todo era malo es lo mismo que repitieron Chávez, Evo y Correa". Después de conocer algunas declaraciones del presidente me comenta que ve su gobierno se dirige a un "centralismo propio del socialismo del siglo XXI. Repite el libreto como un calco. Ya saben lo que les vendrá".

Sobre los superdelegados nombrados por López Obrador me comparte: "Es lo que hizo Chávez cuando Ledezma le ganó la Alcaldía Mayor de Caracas a Aristóbulo Istúriz: le colocó una delegada presidencial que le cortó las atribuciones de alcalde, sobre todo se encargó de recibir buena parte del financiamiento destinado a la alcaldía. Malos tiempos, amigo, malos tiempos".

Me asegura que una posición típica del populismo de izquierda en América del Sur es decir, como lo hace López Obrador, que "todo va bien, aunque se esté hundiendo. Acá es lo mismo: la economía oficial "crece" un punto sobre la registrada por el BID, el BM, el FMI e incluso CEPAL, la más complaciente".

Otro elemento que les es común es "precarizar la función pública una de las medidas que más entusiasman a los demagogos. ¿La consecuencia?: solo querrán estar en el gobierno los ineptos y eso promueve la corrupción de todo tipo".

Desde acá veo, me comenta, "de verdad que se les están formando negros nubarrones que presagian una tormenta perfecta (catastróficamente perfecta): mal manejo discrecional de la economía, militarización, centralismo férreo, populismo y yoísmo". Y añade: "les auguro tormentas graves. No va a cambiar: es cacique de la época de Obregón".

Vilar piensa que López Obrador es "un populista muy heterodoxo" y se sorprende ver lo "terrible que es que la degradación del sentido común sea tan rápida. Me entristece por México porque así solo se termina de una forma: ¡muy mal!"

@RubenAguilar

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