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La medición

Francisco Tobías

En distintas ocasiones al leer o escuchar alguna noticia o bien un comentario periodístico se menciona que cierta falta de obra, por ejemplo, una modernización de alguna carretera o bien un accidente, tienen una repercusión negativa en el PIB, y se mencionan ya sea un porcentaje o hasta una cifra de dinero.

La forma para calcular el monto de la “pérdida” del PIB es interesante y sencilla, pero antes debo de aclarar que estas “pérdidas” no se refieren a dinero que le restaremos al PIB existente, sino que será “dinero” que no podrá contabilizarse en el propio PIB. Recordemos que el PIB, Producto Interno Bruto, es la suma monetaria de todas las mercancías, sean bienes y/o servicios, que se producen dentro de una economía en un determinado tiempo. Este indicador macroeconómico, siendo el más famoso y utilizado, tiene algunas “subdivisiones” como el PIB per capita, el cual es el promedio del PIB y de los habitantes de una economía. En el 2020 el PIB de México fue de 24.33 billones de pesos y se tenía una población total de 126´014,024 habitantes, ambas cifras dadas por el INEGI, en promedio cada mexicano aportó 193,073.75 pesos.

Es importante aclarar que el PIB per capita es sólo un indicador que representa el monto de la producción que le correspondería, en partes iguales, a cada uno de los habitantes de una economía. Pero que nos ayuda a los economistas, entre otras cosas, a estimar este tipo de “perdidas”, como en el caso que señalé en la falta de la modernización de una carretera, por ejemplo.

Dicha carretera bien podría ser la que une a Saltillo y Monterrey, en la cual de manera periódica ya sea por accidentes o por el tráfico quienes la transitan tardan más tiempo que el regular. Para ejemplificar la explicación del cálculo de la estimación respecto al PIB que se pierde por algún retraso en la carretera, podemos señalar que esta vía de comunicación es transitada al día por 15 mil vehículos y si en cada auto se trasladan en promedio, dos personas, estamos hablando de 30 mil individuos que utilizan esta carretera. Si hay un retraso de 20 minutos por día, ya sea por alguna reparación, accidente u otro, estamos hablando que se están perdiendo 600 mil minutos de producción en la economía mexicana.

Recordemos que en promedio cada mexicano produce, al año, $193,073.74, monto que al dividirlo entre 525,600 que son los minutos que tiene un año, nos damos cuenta de que, por cada minuto, cada mexicano produce 37 centavos. Si las 30 mil personas que transitan, en nuestro ejemplo, la carretera Saltillo – Monterrey y cada uno pierde 20 minutos, al día la suma de la perdida del tiempo de los usuarios de la carretera representa la cantidad de 220,403. 82 pesos, ocasionando al año una pérdida mayor a los 804 millones de pesos. Dinero que es cierto no se restaría del PIB pero lo que es cierto es que los integrantes de la economía mexicana que perdieron 20 minutos en esa carretera dejaron de producir esos 804 millones de pesos al año.

La medición para los economistas es importante para poder entender a la propia economía y así encontrar satisfacer las necesidades de una forma más eficiente, aunque en ocasiones las mediciones no son tan sencillas como parecen.

Sin educación siempre habrá pobreza

Francisco Tobías

Según el Consejo Nacional de Evaluación de las Políticas de Desarrollo Social, mejor conocido como CONEVAL, “La pobreza es un fenómeno multidimensional que comprende aspectos relacionados con las condiciones de vida que vulneran la dignidad de las personas, limitan sus derechos y libertades fundamentales, impiden la satisfacción de sus necesidades básicas e imposibilitan su plena integración social”.  Es decir, no es únicamente un tema de dinero, de solvencia económica, sino se es pobre cuando no se pueden satisfacer ciertas necesidades básicas.

México fue el primer país en el mundo que midió la pobreza considerando distintos indicadores, 8 actualmente siendo estos: el ingreso, el rezago educativo, el acceso a la salud, el grado de cohesión social, el acceso a la seguridad social, la calidad y espacios en las viviendas, el acceso a carreteras pavimentadas, así como los accesos a la alimentación y a los servicios básicos en las viviendas.

El CONEVAL utiliza en sus mediciones datos oficiales proporcionados por el INEGI. Recientemente publicaron las estimaciones de la medición de pobreza multidimensional 2022, en la cual se afirma que la pobreza en México se ha reducido en un 5.6%, pasando de casi 52 millones de mexicanos en el 2018 a 46.8 millones para el 2022, en situación de pobreza.

Del 2018 al 2022 casi dos millones de mexicanos lograron vencer las carencias de sus viviendas y los espacios en las mismas, para pasar de 11 a 9.1 millones de mexicanos con dicha carencia.

En lo que se refiere al acceso de servicios básicos en las viviendas, es decir, que éstas cuenten con agua, drenaje, energía eléctrica y algún combustible para cocinar, sea por ejemplo gas o leña, la reducción de mexicanos que lograron satisfacer esta carencia sólo se redujo en 100 mil, del 2020 al 2022 pasando de 17.9 a 17.8 millones. 

En 4 años del 2018 al 2022, 4 millones de mexicanos más lograron tener acceso a una alimentación nutritiva y de calidad según el mismo estudio de la CONEVAL.

Es cierto que la cantidad de pobres por ingresos se redujo casi 5.5 millones de mexicanos y en pobreza extrema por ingreso en poco menos de 2 millones del 2018 al 2022 sin embargo también se afirma en el propio análisis que en el mismo periodo hay un aumento de  4.7 millones de mexicanos que cuentan por los menos con 3 carencias sociales, es decir que no tienen acceso, por lo menos a 3 de los siguientes servicios; salud, seguridad social, calidad en la vivienda, servicios básicos en las viviendas y/o acceso a alimentación nutritiva y de calidad. Aunado a ello en el 2022 había 3 millones de mexicanos, respecto al 2018 que eran vulnerables por las carencias sociales. Lo más crítico de este estudio es el aumento en el rezago educativo con 400 mil mexicanos más rezagados.

Este último aspecto, el educativo, pasa casi inadvertido sin embargo es a mediano y largo plazo el más importante para vencer la pobreza, pues un elemento trascendental, en cualquier parte de mundo, para salir de la pobreza es la oportunidad al estudio. Siendo la educación el principal motor del crecimiento, del desarrollo, del bienestar de cualquier economía. Es cierto que la educación por sí sola no garantiza el abatimiento de la pobreza, pero es cierto que sin educación la pobreza no puede abatirse.

Muhammad Yunus economista bangladesí, premio nobel de la paz señalo que “La pobreza no la crea la gente pobre. Ésta es producto del sistema que hemos creado, por ende, hay que cambiar los modelos y conceptos rígidos de nuestra sociedad”, por supuesto que el socialismo no es el camino, pero el mejor comienzo es la inversión en la educación.

El miedo

Francisco Tobías

Los economistas intentamos medir todo, literalmente todo, hasta el riesgo que tienen los inversionistas por invertir en una economía, lo que se conoce como riesgo país.

El banco norteamericano J.P. Morgan Chase, cuya sede se encuentra en Nueva York, elabora el Índice de Bonos de Mercados Emergentes, conocido de forma coloquial como Riesgo País, mediante el cual se evalúa el riesgo que tiene la inversión extranjera en cierto país, cuando el riesgo de la inversión es mayor la calificación es peor. Este indicador que surgió en la década de los 50´s del siglo pasado y que tomó popularidad en la década de los 80´s por las crisis en los países de Latinoamérica, considera diversos factores como lo son económicos, políticos, sociales e institucionales.

El PIB, el crecimiento de la producción, la relación entre el ingreso y la deuda del país, la diversificación de las exportaciones, la inseguridad, los conatos de golpe de estado, la fortaleza de las instituciones ciudadanas y de gobierno, así como la estabilidad tributaria y jurídica de un país son algunos de los factores que se consideran para la elaboración del Riesgo País. 

Por supuesto que este indicador es una referencia para los inversionistas cuando tienen la intención de realizar alguna inversión en cierta economía, hoy en día, hasta de manera empírica podemos afirmar que cualquier inversión que se realice en Ucrania o Rusia tiene un riesgo muy alto por el conflicto armado o bien invertir en Niger sería también muy riesgoso por el golpe de estado que acaba de suceder en ese país africano.

Cuando un país, o economía, es calificada con un alto índice de riesgo país se afecta el crecimiento económico, provocando que se puedan perder empleos, no los ya existentes, sino los que se pudieron haber generado en el mismo país, pero por contar con un riesgo país “alto”, las inversiones buscaron un país menos riesgoso.

En el mes de octubre del 2015 México se ubicaba en la posición 5 en Latinoamérica para junio del 2023 J.P. Morgan Chase nos ubica en la posición 11 en la misma región.

Es cierto que muchos factores macroeconómicos han estado comportándose de una manera favorable para nuestra economía, como la apreciación del peso, la baja tasa de inflación, sin embargo hay otros factores que no han ayudado a tener una mejor calificación en lo que se refiere al riesgo que corren los inversionistas extranjeros al invertir en México, como lo es la corrupción, la impartición de justicia, los intentos de desarmar ciertos organismos ciudadanos como el INE y por supuesto la inseguridad galopante que vivimos.

Los gobiernos requieren de hacer más para que nuestro país sea un mejor lugar para invertir, trabajar y por supuesto vivir. Se requieren de políticas públicas efectivas contra la corrupción y la inseguridad. En México aún contamos con la infraestructura correcta para atraer inversiones, la mano de obra de nuestro país es de las mejores que se pueden ofrecer en el mercado laboral, nuestra amplia frontera con la economía más grande del mundo nos coloca en una posición geográfica y económica envidiable para cualquier otro país, sólo se requiere disposición y amor a México para seguir avanzando.

El expresidente argentino Macri dijo: “El Riesgo País sube porque hay miedo de que volvamos para atrás”, ojalá no sea el caso de México.

Las calificaciones

Francisco Tobías

FitchRating es una empresa norteamericana que se dedica a calificar la capacidad crediticia de empresas y gobiernos, mediante datos cuantitativos y cualitativos logra medir que tan confiables son estos entes, ya sean los gobiernos o las empresas, para realizarles algún tipo de crédito. Algo “semejante” al buró de crédito en México.

Desde 1924 FithRating ha utilizado una escala alfabética para calificar a sus clientes, dividida en dos grandes bloques el primero es con grado de inversión siendo estas las AAA, AA+, AA y BBB, el segundo bloque nada deseable es conocido como bono basura, siendo sus calificaciones alfabéticas BB, B, CCC, CC, C, D y NR.

Los gobiernos pueden hacerse de recursos monetarios por medio de la solicitud de crédito, por medio de los llamado bonos, con lo cual un individuo o empresa puede adquirirlo con el compromiso de parte del gobierno de devolverle en cierto tiempo el valor de bono más un interés. De hecho, es una fuente muy fuerte de financiamiento para la mayoría de los gobiernos, por ejemplo, México en enero de este año vendió bonos por un monto de 4 mil millones de dólares, a plazos de 5 y 12 años con tasas de interés del 5.4 y 6.35 por ciento respectivamente.

El gobierno de los Estados Unidos antes de junio de este año tenía autorizado un endeudamiento máximo de 31 mil 400 millones de dólares, el 3 junio el presidente Biden firmó, con autorización de las dos cámaras, un aumento en el techo de endeudamiento, de no haberlo hecho la economía más grande del mundo hubiera caído en un “default”, es decir en un impago de su deuda lo que hubiera ocasionado una crisis económica no sólo en ese país sino en el mundo entero.

Aunado a esta política del crédito público norteamericano, con el deterioro fiscal de ese mismo país, más el incremento del gasto de su gobierno, la calificadora FitchRaiting bajó la calificación crediticia al gobierno de los Estados Unidos de AAA a AA+. Por supuesto que las autoridades del tesoro y de la Casa Blanca de forma inmediata salieron a los medios descalificando la calificación que se había emitido.

Sin embargo, el dólar norteamericano es y seguirá siendo la divisa más deseada del planeta incluso por increíble que fuera, incluso si hubiera un nerviosismo generalizado en el mercado mundial, los inversionistas recurrirían al dólar como divisa segura. Por otro lado, la economía norteamericana seguirá creciendo y siendo la más grande del orbe, el 2022 su PIB fue de caso 25 trillones y medio de dólares y se estima que en 2023 crezca entre un 1 y 1.2 por ciento.

En ocasiones las malas calificaciones no son un reflejo de la realidad, pues sólo basta recordar que la segunda persona más inteligente que ha pisado la tierra, Albert Einstein, reprobó historia, geografía y lenguas. 

Parece bueno pero es malo

Francisco Tobías

Uno de los mayores problemas que estudia la economía, específicamente la macroeconomía, es la inflación de hecho las autoridades monetarias de los países, el Banco de México para nuestro caso, tienen como objetivo prioritario mantener una inflación baja y estable, es decir que el peso no pierda poder adquisitivo.

En el transcurso de la historia se han presentado casos de inflación baja y estable, otras ocasiones varias economías han atravesado una hiperinflación, la cual es definida como el aumento constante, desorganizado, excesivo, descontrolado y exagerado de los precios, por citar un ejemplo se han dado situaciones en las cuales algún cliente llega a una cafetería, pregunta por el precio de un café, siendo este, por ejemplificar, $20, pide el café, se lo toma y al pedir la cuenta el café cuesta ya $40, es decir lo doble. Otro ejemplo de hiperinflación es el de Argentina, cuando consumidores llegaban al supermercado con los carritos llenos de billetes para poder pagar sus compras. Es importante señalar que ambos casos expuestos, el consumo y la compra - venta se realizó.

Sin embargo, existe algo peor que el aumento en los precios y por descabellado que parezca eso peor es que los precios en general bajen, fenómeno conocido como deflación.

La causa de la deflación es la reducción en la demanda de las mercancías. Los efectos son atroces para las empresas, los gobiernos y los individuos, pues se genera un paro en la producción ocasionando una parálisis de la economía en general, las empresas tendrán que seguir reduciendo los precios de venta con la intención de conseguir ventas, se despedirían a muchos trabajadores por la falta de ingresos con los cuales se paga el sueldo y salario.

Técnicamente existe la ventaja de que el poder adquisitivo se incrementa, aunque en realidad no hay consumo, por ello los precios siguen bajando. Tiene una lógica, imaginemos por un momento que usted se dedicada a la venta de agua embotellada y durante un tiempo no tiene ventas, lo que hará para buscar vender su producto es bajar el precio. Un buen ejemplo es el precio tan barato de la gasolina que tuvimos no sólo en México, sino en el mundo entero, durante la pandemia del Covid - 19El problema real a diferencia de los dos ejemplos que señalé de hiperinflación, en la deflación no hay compra venta, es decir la gente no tiene dinero para realizar compras ocasionando que los precios sigan bajando y con ello un aumento en el desempleo, una reducción en la inversión, en el consumo y en el PIB, aumentando la pobreza.

Dice el viejo adagio “No hagas cosas buenas que parezcan malas” y precisamente la deflación es así parece buena muy buena de hecho, a quien no le gusta que los precios bajen, pero en realidad es mala muy mala.

  

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