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CAPITALES:  De mi biblioteca: “El año de 12 semanas” por Brian P. Moran

Francisco Treviño Aguirre

“El Año de 12 Semanas” es una obra que presenta una estrategia revolucionaria para alcanzar metas y maximizar resultados en un tiempo significativamente menor al tradicional marco de planeación anual. Brian P. Moran, junto con Michael Lennington, introduce un enfoque basado en la premisa de que dividir el año en ciclos de 12 semanas permite mantener un alto nivel de enfoque, claridad y urgencia, eliminando las distracciones asociadas con los planes anuales de largo plazo.

El autor critica los sistemas tradicionales de planeación anual, argumentando que, aunque bien intencionados, suelen fomentar la procrastinación y la falta de urgencia. En este modelo, los objetivos parecen lejanos, y las personas tienden a relajarse en los primeros meses del año, lo que resulta en una carrera contra el tiempo al acercarse el cierre del periodo. Este ciclo perpetúa un bajo rendimiento y genera frustración al no cumplir con las expectativas propuestas. Moran propone una alternativa: en lugar de pensar en términos de un año completo, enfocar el tiempo y los esfuerzos en periodos de 12 semanas. Este cambio de paradigma transforma cómo las personas planean, ejecutan y evalúan su progreso, permitiéndoles alcanzar resultados significativos en menor tiempo.

El sistema del Año de 12 Semanas se basa en cuatro pilares fundamentales: 1) Visión y claridad. - La primera tarea para implementar este modelo es definir una visión clara y motivadora. Moran enfatiza que los objetivos deben alinearse con aspiraciones personales y profesionales profundas, lo que genera un compromiso más genuino con el logro de metas. 2) Planeación enfocada: En lugar de largos y complejos planes anuales, se desarrollan planes específicos para las próximas 12 semanas. Estos planes se dividen en objetivos concretos y tácticas que proporcionan un mapa claro hacia el éxito.

3) Medición y responsabilidad: El libro destaca la importancia de medir el progreso semanalmente. Moran introduce el concepto de “Puntaje de Ejecución,” que refleja la proporción de tácticas completadas dentro del plan. Este enfoque cuantitativo fomenta la disciplina y facilita los ajustes necesarios en tiempo real. 4) Gestión del tiempo: Una planeación eficaz requiere bloquear tiempo específico para tareas críticas. Moran sugiere crear “bloques estratégicos” para trabajo enfocado, “bloques tácticos” para operaciones diarias y “bloques de recarga” para descansar y evitar el agotamiento.

Uno de los mensajes principales es que el éxito no depende únicamente de un buen plan, sino de la capacidad de ejecutarlo de manera consistente. Moran enfatiza que la falta de resultados no es producto de una mala estrategia, sino de una ejecución deficiente. Para abordar este desafío, el autor propone el uso de sistemas de seguimiento, reuniones de evaluación y un enfoque constante en el cumplimiento de tácticas diarias y semanales.

Moran redefine el concepto de rendición de cuentas, alejándolo de una visión punitiva hacia un enfoque basado en el empoderamiento personal. Según el autor, la rendición de cuentas es un acto de asumir la responsabilidad total por las propias acciones y resultados, reconociendo que cada individuo tiene el poder de influir en su destino. Este principio fomenta un nivel de autonomía y compromiso necesario para mantener el ritmo en los periodos de 12 semanas. En este sentido, también se abordan los obstáculos comunes que enfrentan las personas al intentar implementar cambios significativos. Moran identifica el miedo al fracaso, las creencias limitantes y la resistencia al cambio como barreras principales. Ofrece herramientas prácticas, como la mentalidad de crecimiento, la visualización de logros y la creación de un entorno de apoyo, para superar estas limitaciones.

El Año de 12 Semanas no solo se aplica al ámbito profesional, sino que también transforma la forma en que las personas gestionan su tiempo personal. Al trabajar con un sentido de urgencia y propósito, los individuos pueden equilibrar sus prioridades y lograr una mayor satisfacción general. Moran enfatiza que este sistema no se trata únicamente de trabajar más duro, sino de trabajar de manera más inteligente y enfocada.

(sic) Thomas A. Edison decía que, si tan solo hiciéramos lo que somos capaces de hacer, literalmente, nos sorprenderíamos a nosotros mismos. ¡Tu puedes hacer grandes cosas, tienes todo lo que necesitas para ser grande ahora mismo! Deja de desear que las cosas estén bien y comienza donde estas. En muy poco tiempo te asombraran los cambios en tu manera de pensar, acciones y resultados. La mayoría de nosotros tenemos dos vidas: las que vivimos y las que tenemos la capacidad de vivir. ¡Nunca te conformes con menos de lo que puedes alcanzar!

CAPITALES:  2025 inicia con reformas fiscales: ¿Justicia comercial o proteccionismo?

Francisco Treviño Aguirre

El 2025 comienza con una reforma que impactará significativamente el comercio electrónico en México. A partir del 1 de enero, entró en vigor un arancel del 19% para productos importados a través de plataformas en línea y servicios de paquetería de países con los que México no tiene tratados comerciales, como China. Esta medida, publicada por la Secretaría de Hacienda y Crédito Público en el Diario Oficial de la Federación, estará vigente hasta el 31 de diciembre de este año y tiene como objetivo equilibrar el mercado y promover una competencia justa para las empresas nacionales. La nueva normativa afecta especialmente a plataformas digitales extranjeras como Shein y Temu, populares entre los consumidores mexicanos, así como a servicios estadounidenses que, gracias al Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC), tendrán aranceles ligeramente menores. En el caso de productos importados desde Estados Unidos, el impuesto será del 17% para aquellos con un valor entre $50 y $117 dólares, mientras que los bienes con un costo menor a 50 dólares estarán sujetos al arancel completo del 19%.

Además de los aranceles, la reforma introduce nuevas obligaciones fiscales para las plataformas digitales y de servicios, como Airbnb, que deberán registrarse ante el Registro Federal de Contribuyentes (RFC), pagar el Impuesto al Valor Agregado (IVA) y el Impuesto Sobre la Renta (ISR), emitir facturas y contar con firma electrónica. Estas exigencias buscan cerrar lagunas fiscales y regular de manera más estricta las operaciones de empresas extranjeras que anteriormente no pagaban derechos aduaneros, especialmente aquellas provenientes de países sin acuerdos comerciales con México. Según el gobierno, estas medidas buscan evitar prácticas comerciales desleales y fortalecer la posición de las empresas nacionales frente a la competencia internacional.

No obstante, el alcance de esta reforma no se limita a equilibrar el mercado interno. Existe un componente geopolítico en la decisión de México de implementar estos aranceles y requisitos fiscales. Durante las elecciones presidenciales en Estados Unidos, Donald Trump amenazó con imponer aranceles de hasta un 25% a los productos mexicanos si no se adoptaban medidas más estrictas para controlar la migración. Así, esta medida puede interpretarse como una estrategia para mejorar las relaciones comerciales y diplomáticas entre ambos países, reduciendo tensiones y promoviendo el cumplimiento de compromisos bilaterales. Sin embargo, también podría percibirse como una decisión proteccionista que incrementa los costos para los consumidores mexicanos y complica la competitividad del país en la economía digital global.

Las plataformas digitales, principalmente aquellas de origen chino, serán las más afectadas debido a la ausencia de acuerdos comerciales entre China y México. Tiendas como Shein y Temu, conocidas por ofrecer productos a precios accesibles, podrían enfrentar una disminución en su competitividad dentro del mercado mexicano, dado que los nuevos costos probablemente se trasladarán a los consumidores. Por otro lado, los servicios estadounidenses, aunque también impactados, podrían beneficiarse del marco del T-MEC, que les otorga condiciones fiscales más favorables. La implementación de estos aranceles también afecta a los servicios de alojamiento y experiencias como Airbnb, que ahora deberán cumplir con las mismas obligaciones fiscales que las empresas mexicanas, asegurando así un piso parejo.

A pesar de los argumentos gubernamentales sobre la equidad y la necesidad de fortalecer el comercio nacional, esta reforma ha generado un debate sobre sus posibles efectos adversos. Por un lado, podría incentivar el consumo de productos y servicios locales, beneficiando a las empresas mexicanas que han luchado por competir con gigantes extranjeros. Por otro lado, los consumidores podrían enfrentar mayores costos en productos y servicios importados, limitando su acceso a opciones asequibles y de calidad. Además, las empresas extranjeras podrían considerar menos atractivo el mercado mexicano, lo que afectaría su disposición a invertir en el país.

La medida también refleja un esfuerzo por adaptarse a las tendencias globales de regulación del comercio electrónico, que busca combatir la evasión fiscal y garantizar que las empresas contribuyan equitativamente a las economías donde operan. Sin embargo, la implementación de estas políticas en un país con una economía tan interconectada como la de México puede ser un arma de doble filo. Si bien se promueve la justicia comercial, existe el riesgo de que los consumidores y pequeños comerciantes sean quienes sufran las consecuencias directas de los nuevos costos e impuestos.

Hoy por hoy, las nuevas obligaciones fiscales para plataformas digitales representan un cambio significativo en la regulación del comercio electrónico en México. Aunque estas medidas buscan fortalecer la economía local y garantizar una competencia más equitativa, también podrían tener consecuencias imprevistas para los consumidores y la posición de México en el mercado global. Este movimiento plantea preguntas sobre el balance entre la protección de los mercados internos y la apertura hacia la economía digital internacional. ¿Será esta reforma un paso hacia el fortalecimiento económico o un obstáculo para la globalización e innovación?

CAPITALES:  México 2025: oportunidades, retos y perspectivas para un futuro competitivo

Francisco Treviño Aguirre

El año 2025 está llamado a ser un punto de inflexión en la historia económica y social de México. En un contexto global marcado por la disrupción tecnológica, la transición energética y las complejidades del comercio internacional, el país se enfrenta a un abanico de desafíos y oportunidades. En este sentido, es importante analizar las tendencias clave que definirán el panorama económico de México y su papel en el escenario internacional, desde el impacto del nearshoring hasta las políticas de sostenibilidad y los avances tecnológicos.

México se posiciona como un destino privilegiado para el nearshoring, gracias a su proximidad geográfica con Estados Unidos, su fuerza laboral competitiva y acuerdos comerciales estratégicos como el T-MEC. Según el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), el nearshoring podría impulsar el PIB del país en un 5% en la próxima década, una cifra que refleja su potencial transformador. Estados del norte, como Nuevo León y Coahuila, destacan como polos de desarrollo, atrayendo inversiones en sectores como el automotriz, aeroespacial y de dispositivos médicos. Estos sectores no solo representan una derrama económica significativa, sino que también fomentan la transferencia de tecnología y la creación de empleos especializados. Sin embargo, el éxito del nearshoring depende de resolver cuellos de botella en infraestructura logística, eléctrica y de transporte, aspectos que aún limitan la competitividad de México frente a otros países de América Latina y Asia.

Por otra parte, el compromiso de México con la sostenibilidad se verá reflejado en un aumento significativo en la generación de energía limpia. Se proyecta que para 2025, más del 30% de la electricidad provenga de fuentes renovables, con proyectos solares y eólicos liderando la transición en estados como Sonora y Coahuila. No obstante, este avance no está exento de retos. La modernización de PEMEX y la CFE será crucial para equilibrar el desarrollo de fuentes renovables con la necesidad de una infraestructura robusta. Además, la falta de un marco regulatorio claro y las tensiones entre inversionistas privados y el gobierno han ralentizado proyectos clave. Sin una estrategia coordinada, el riesgo de incumplir compromisos internacionales en materia ambiental podría erosionar la confianza de los mercados y obstaculizar la atracción de capital extranjero.

Asimismo, la digitalización y la adopción tecnológica son factores críticos para la competitividad de México en 2025. El auge de la inteligencia artificial, el big data y las soluciones de automatización presenta oportunidades significativas para optimizar procesos industriales, reducir costos y abrir nuevos mercados. El sector fintech es un claro ejemplo de esta transformación. México es líder en América Latina en la adopción de servicios financieros digitales, lo que ha permitido a pequeñas y medianas empresas acceder a créditos, métodos de pago innovadores y herramientas para la gestión financiera. Sin embargo, para aprovechar plenamente el potencial de la tecnología, el gobierno deberá cerrar la brecha digital que afecta a zonas rurales, implementando políticas de conectividad y programas de educación tecnológica.

Adicionalmente, es importante señalar que la excesiva dependencia de México en su relación comercial con Estados Unidos, que representa casi el 80% de sus exportaciones, es un riesgo que no puede ignorarse. El contexto geopolítico actual subraya la necesidad de diversificar socios comerciales hacia mercados en Asia y Europa. Países como Japón, Alemania y China ofrecen oportunidades para sectores como la manufactura avanzada, los servicios tecnológicos y la agroindustria. No obstante, para materializar estas oportunidades, México debe fortalecer su diplomacia económica y mejorar su infraestructura para cumplir con estándares internacionales.

El 2025 marcará un antes y un después para México, pero el éxito no está garantizado. Aunque las cifras proyectadas son alentadoras, el verdadero reto radica en transformar estas oportunidades en beneficios tangibles para toda la población. ¿Podrá México balancear su transición energética, diversificación comercial y modernización tecnológica mientras enfrenta problemas de inseguridad, falta de inversión en infraestructura energética y tecnología?

Hoy por hoy, la controversia surge al considerar el papel del gobierno en este proceso. Mientras que las políticas públicas son esenciales para establecer el marco adecuado, la percepción de ineficiencia y corrupción sigue siendo un obstáculo. Un ejemplo concreto es la falta de avances significativos en la modernización de PEMEX y la CFE, dos instituciones que deberían ser pilares del desarrollo energético. El futuro de México dependerá de la colaboración efectiva entre gobierno y sector privado, donde la transparencia y la innovación sean protagonistas. Más allá de los indicadores económicos, el reto es construir un país más equitativo, resiliente y competitivo en un mundo que no espera. ¿Está México realmente preparado para este desafío? Esa es la pregunta que definirá su camino en los próximos años.

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CAPITALES: Energía en México: ¿Un futuro limpio o un camino incierto?

Francisco Treviño Aguirre

El año 2025 será clave para definir el rumbo del sector energético en México. Las decisiones y estrategias adoptadas marcarán no solo el resto de la administración de la Dra. Claudia Sheinbaum, sino también el panorama energético nacional en las próximas décadas. Uno de los principales objetivos del gobierno es alcanzar un 50% de generación de energía limpia para 2030. Sin embargo, las cifras actuales reflejan que el país aún está lejos de esta meta. El gobierno ha reafirmado su intención de que el 54% de la generación de electricidad recaiga en manos del Estado, este desafío se complica por la necesidad de modernizar la red de transmisión eléctrica, la cual enfrenta importantes limitaciones para integrar fuentes de energía renovable. Esta infraestructura obsoleta, además de generar pérdidas de energía, dificulta la estabilidad del sistema eléctrico, lo que representa un obstáculo para la transición energética.

En paralelo, la administración ha planteado la transformación de Pemex hacia una empresa limpia. Sin embargo, esta meta parece difícil de alcanzar bajo las condiciones actuales, donde las actividades prioritarias de la compañía estatal continúan enfocándose en combustibles fósiles. Aunque México posee un enorme potencial para el desarrollo de energía eólica y solar, sigue dependiendo en gran medida de los hidrocarburos, lo que limita la adopción de fuentes renovables.

El próximo año también traerá consigo importantes cambios regulatorios con la aprobación de leyes secundarias relacionadas con la reforma constitucional a los artículos 25, 27 y 28. Esta reforma busca eliminar la figura de empresas productivas del Estado, devolviendo a la CFE y Pemex a su papel como empresas públicas enfocadas en la planeación y control. En el caso de la CFE, se espera que retome funciones como el servicio público de electricidad, mientras que se limita la participación del sector privado en actividades clave como la construcción, modernización y mantenimiento de redes de transmisión y distribución. Estas modificaciones, que deberán concretarse antes del primer trimestre de 2025, plantean retos significativos para su implementación, especialmente si se consideran los precedentes, como la reforma energética de 2013, cuya aplicación total tomó más de tres años y medio.

Otro cambio importante será la desaparición de la Comisión Reguladora de Energía (CRE) y la Comisión Nacional de Hidrocarburos (CNH). Esto implicará un proceso de reasignación de funciones, así como de recursos humanos y presupuestales, que será crucial para garantizar una transición ordenada en la regulación del sector. Estas modificaciones generan incertidumbre, especialmente para el sector privado, que sigue expectante ante la posibilidad de participar en proyectos energéticos en un entorno regulatorio estable.

A pesar de estas restricciones, el gobierno ha anunciado ciertos mecanismos de colaboración con la iniciativa privada, como esquemas de generación mixta, la entrega de energía a la CFE y la participación en el mercado eléctrico mayorista. Estas oportunidades, aunque limitadas, son vistas con moderado optimismo, ya que podrían sentar las bases para una transición energética más ordenada y responsable. Sin embargo, esto dependerá de la capacidad del gobierno para liderar estos esfuerzos con mayor eficacia administrativa, un enfoque pragmático y recursos suficientes para planear y regular el sector energético.

Uno de los mayores retos para México en 2025 será garantizar su seguridad energética. Actualmente, el país depende de Estados Unidos para más del 60% de su gas natural, lo que representa una vulnerabilidad significativa ante posibles tensiones comerciales o fluctuaciones en los mercados internacionales. Reducir esta dependencia requiere diversificar las fuentes de suministro, construir infraestructura de almacenamiento y aumentar la producción nacional de gas. Estas medidas no solo fortalecerían la seguridad energética, sino que también facilitarían una transición hacia fuentes renovables al reducir el uso de combustibles fósiles importados.

El contexto geopolítico y económico internacional también influirá en el panorama energético de México. Con la llegada nuevamente de Donald Trump a la Presidencia de los Estados Unidos, se anticipa un entorno más inestable y menos predecible, lo que podría afectar el comercio bilateral y las inversiones. Además, la renegociación del T-MEC añadirá otro elemento de incertidumbre, especialmente en el marco del nearshoring, donde las empresas requieren un suministro energético confiable y competitivo.

Hoy por hoy, el 2025 representa la gran oportunidad para que México lidere una transición energética sostenible y ordenada. No obstante, lograr este objetivo dependerá de la capacidad del gobierno para construir un marco regulatorio claro que fomente la inversión privada, modernice la infraestructura eléctrica y reduzca la dependencia de combustibles fósiles. Asimismo, será crucial adoptar una visión pragmática y técnica en la toma de decisiones, priorizando la eficiencia y la sostenibilidad por encima de intereses ideológicos. Si se logra este equilibrio, México no solo podrá cumplir con sus compromisos internacionales, sino también aprovechar las oportunidades económicas que ofrece el nearshoring y consolidar su posición como un líder regional en energía limpia.

CAPITALES: De mi biblioteca: El Negociador. – Arturo Elías Ayub

Francisco Treviño Aguirre

En el mundo de los negocios, la negociación se presenta como una habilidad esencial que trasciende las fronteras de los sectores y las culturas. Arturo Elías Ayub, empresario mexicano de renombre, profundiza en esta competencia clave. A través de anécdotas personales, experiencias de alto nivel y principios prácticos, se muestra una visión única sobre cómo abordar negociaciones de manera efectiva, estratégica y humana.

Uno de los aspectos más destacables de El Negociador es la importancia que se otorga a la conexión humana. En palabras del autor, el primer paso para una negociación exitosa no radica en la persuasión inmediata, sino en la capacidad de entender a la otra parte. Escuchar activamente, interesarse genuinamente por las necesidades y preocupaciones de la contraparte, así como demostrar empatía, son pilares fundamentales.

Otro eje central es la preparación. Ningún negociador puede improvisar si aspira al éxito. Antes de entrar en cualquier reunión, es recomendable realizar un análisis exhaustivo de las variables en juego: el contexto, los objetivos propios, las motivaciones de la contraparte y los posibles puntos de acuerdo o conflicto. A través de ejemplos concretos, como sus negociaciones con empresas globales o sus estrategias en el mundo deportivo, el autor demuestra cómo la investigación detallada puede transformar una interacción compleja en una oportunidad favorable. En este sentido, la preparación no solo fortalece la confianza del negociador, sino que también mejora la percepción de profesionalismo ante los demás.

La negociación rara vez sigue un guion predeterminado, por lo que es de suma importancia contar con flexibilidad como una habilidad que permite adaptarse a circunstancias inesperadas sin perder de vista los objetivos principales. Esto incluye la disposición a explorar soluciones creativas que satisfagan a ambas partes. En el libro, relata cómo la creatividad ha sido clave en acuerdos que parecían imposibles. Desde ofrecer incentivos no tradicionales hasta replantear estructuras de negocio, se muestra que las soluciones innovadoras no solo resuelven problemas, sino que también generan confianza y respeto mutuo.

A lo largo de su carrera, Arturo Elías Ayub ha destacado no solo por su éxito, sino también por su enfoque ético. Recalca que una negociación no debe percibirse como una batalla en la que uno gana y otro pierde, sino como un proceso para generar valor compartido. Advierte sobre los riesgos de prácticas deshonestas, que pueden ofrecer beneficios a corto plazo, pero dañan reputaciones y relaciones a largo plazo. Por el contrario, apuesta por la transparencia, el cumplimiento de compromisos y la búsqueda de acuerdos justos como principios innegociables.

Otro punto importante a destacar es el componente emocional de la negociación. Rechazos, obstáculos inesperados y desacuerdos forman parte del camino. En estos momentos, la resiliencia se convierte en una herramienta indispensable para mantener la compostura, aprender de los errores y replantear estrategias. Una de las anécdotas más memorables es su experiencia negociando un acuerdo deportivo que inicialmente parecía haber fracasado. En lugar de darse por vencido, Arturo utilizó el retroceso como una oportunidad para ajustar su enfoque, lo que finalmente condujo a un resultado exitoso. Este ejemplo destaca la importancia de mantener la perspectiva y no tomar los contratiempos como derrotas definitivas.

El dominio de la comunicación es otro tema recurrente. El éxito de una negociación depende tanto de lo que se dice y cómo se dice. Esto incluye el lenguaje verbal y no verbal, la claridad en los mensajes y la capacidad de transmitir confianza y seguridad. El autor también subraya la importancia de formular preguntas adecuadas para obtener información clave y mantener el control del diálogo. Escuchar más de lo que se habla, según él, puede ser el factor que determine el éxito o el fracaso de una negociación.

Aunque gran parte del contenido del libro se basa en experiencias de alto nivel, las lecciones que aquí comparte el autor tienen un alcance universal. Desde emprendedores en etapas iniciales hasta líderes corporativos consolidados, cualquiera puede beneficiarse de estas estrategias. Además, los principios fundamentales del libro no se limitan al ámbito empresarial; pueden aplicarse en relaciones personales, conflictos familiares y decisiones grupales.

En conclusión, El Negociador trasciende el ámbito de los negocios para convertirse en una guía de vida sobre cómo interactuar con los demás de manera efectiva, ética y estratégica. Arturo Elías Ayub ofrece un enfoque equilibrado entre el análisis racional y la conexión emocional, recordándonos que detrás de cada acuerdo exitoso hay personas con objetivos, sueños y desafíos únicos. En un mundo donde la negociación se percibe a menudo como un juego de poder, esta obra redefine el concepto como un arte colaborativo que, bien ejecutado, no solo genera resultados tangibles, sino también relaciones duraderas y respeto mutuo.

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