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Nos oprimieron el botón de reinicio: cuando la tecnología nos alcanzó

Francisco Treviño Aguirre

En el argot de las tecnologías de información hay una frase muy común, y que en la mayoría de las ocasiones funciona: cuando una computadora se “traba”, hay que reiniciarla. Esto conlleva a perder los avances en algún documento o código en el cual se estaba trabajando, si no se guardaron los cambios, habrá que iniciar de nuevo dicha actividad. Hoy eso ha sucedido a nivel mundial: se han “trabado” la computadora y es necesario un reinicio. Las de por si vulnerables micro y pequeñas empresas que operaban, hoy se encuentran en una situación muy difícil para mantenerse en esta época de cuarentena. Según datos estadísticos, 7 de cada 10 mipymes no lograran sobrevivir esta situación. Aquellas que logren seguir operando, son las que de alguna manera se reinventaron y rediseñaron sus estrategias para adecuarse a un entorno enfocado a una transferencia tecnológica, de la cual pueden salir fortalecidas. Pero no todo está perdido, hoy es tiempo de redefinir las estrategias a priori, donde esta experiencia nos ha permitido ser más creativos y buscar nuevos horizontes, diversificar los productos y explorar nuevos mercados. Los negocios dedicados a la elaboración de alimentos encontraron un nicho de mercado en las entregas a domicilio. Aquellas empresas que se dedican a dar asesoría y capacitación, hoy lo hacen a través de webinars o sesiones en vivo, lo cual facilita su operación y les permiten llegar a más clientes. No estamos hablando de descubrir el hilo negro ni de inventar el agua tibia, simplemente es implementar la tecnología a las actividades del día a día, aprovechando las ventajas que esto conlleva. Hoy vemos alumnos tener clases en línea cuando instituciones educativas no lo habían implementado y vemos en los Congresos que sesionan a través de video conferencias, por mencionar solo algunas actividades. La tecnología siempre ha estado ahí para quien la quiera aprovechar, pero hoy ya no es una opción, es algo que irremediablemente se tiene que implementar. Pero como siempre sucede en la era de la tecnología, hay dos caras de la moneda: aquellas empresas que tienen la capacidad y los recursos de volverse más tecnológicas y aquellas que se resisten al cambio y no quieran o puedan invertir en esa transferencia a las tecnologías. Pero también hay buenas noticias, las tecnologías de la información cada vez se vuelven más asequibles para las micro y pequeñas empresas, en verdad, es prácticamente tener un poco de creatividad para que la tecnología pueda ser un importante aliado en su desarrollo. No estamos hablando de invertir grandes sumas de dinero en procesos de inteligencia artificial, big data o internet de las cosas, simplemente usar lo que ya existe: aplicaciones móviles para transferencias bancarias, acceso a cursos de capacitación gratis en línea, y el uso de aplicaciones en internet para búsqueda de nuevo prospectos de clientes. Es lamentable la situación que vivimos actualmente con esta pandemia, pero puede ser un momento que nos permita resurgir para empezar con nuevos bríos, siempre con la intención de buscar mejores oportunidades de desarrollo.        

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CAPITALES: Los retos globales ante el Coronavirus en la era de la disrupción

Francisco Treviño Aguirre

A veces se necesita una crisis para revelar lagunas y discontinuidades. La pandemia del coronavirus ha revelado cómo algunos líderes son desafiados por una situación inesperada y la necesidad de innovar. La crisis aumenta nuestra necesidad de reevaluar los modelos de liderazgo prevalecientes que a veces se han encontrado deficientes. El coronavirus es una llamada de atención extrema, pero es emblemático de una era cuya esencia misma es la disrupción. Incluso antes de la pandemia actual, vivíamos en una tormenta perfecta de innovación acelerada, e incertidumbre geopolítica.

Desafortunadamente, nuestros “manuales de liderazgo” a menudo permanecen congelados en el tiempo, originalmente diseñados para la autoridad y el control necesarios para mantener las burocracias industriales funcionando de manera eficiente. Pero estamos en medio de una cuarta revolución industrial que requiere agilidad, innovación rápida y diseños organizacionales fluidos que operan en red. Todos estamos navegando en la incertidumbre ahora, y los nuevos enfoques para el liderazgo se han convertido en un imperativo.

No hacerlo conlleva riesgos: la amenaza existencial de la enfermedad en extremo, así como los costos más obvios de estrategias cansadas y analfabetismo tecnológico. El tipo de competencias de liderazgo que necesitamos en una era de disrupción no puede simplemente leerse de libros, obtenerse de presentaciones o adquirido en breves programas ejecutivos. Requieren nuevas formas de pedagogía que sean personales y vivenciales. Aprender liderazgo no es simplemente una cuestión de saber qué elementos marcar en una lista de tareas o adquirir algunas habilidades tácticas relacionadas con la comunicación o la configuración de la agenda de actividades.

La conclusión es que los líderes de hoy, armados con las herramientas de ayer, con frecuencia están mal equipados para enfrentar los desafíos que enfrentamos hoy y mañana. Al parecer, el liderazgo se debe a una revisión que se hace más urgente por la escala de nuestros problemas actuales. ¿Pero cuáles son los nuevos estándares por los cuales debemos juzgar el liderazgo? ¿Cuál es un modelo de liderazgo que se ajuste a esta era de disrupción? Los psicólogos hacen referencia a la complejidad cognitiva como la capacidad de recurrir a múltiples marcos de referencia o inteligencias al mismo tiempo. Esto permite matices y sofisticación al abordar nuevas situaciones y es esencial para lidiar con la disrupción de los cisnes negros. Este último concepto hace referencia a una metáfora que, en el ámbito económico, describe aquellos sucesos que ocurren por sorpresa, que no se había previsto ni tenido en cuenta porque, a priori, eran improbables y que, para bien o, generalmente, para mal, terminan teniendo un gran impacto y repercusiones trascendentales. Ya sea para el coronavirus u otros (inevitables) cisnes negros por venir, es responsabilidad de los líderes perfeccionar la inteligencia y cultivar la complejidad cognitiva. Es su ingeniosa combinación la que genera el verdadero poder del liderazgo inteligente.   

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CAPITALES: La crisis del 2008 y el coronavirus

Francisco Treviño Aguirre

La crisis financiera mundial de 2008 fue provocada por la implosión del mercado de hipotecas de alto riesgo en los Estados Unidos, que gradualmente se convirtió en un contagio que se extendió a los bancos de todo el mundo y condujo a una recesión económica mundial. Hoy, una vez más, los mercados de valores se enfrentan a un shock en el sistema, esta vez, un contagio real: COVID-19 o coronavirus. En la recesión de 2008, para aquellos con planes de ahorro de contribuciones definidas y a punto de jubilarse, la recesión en el mercado fue especialmente dolorosa. Tomando a los Estados Unidos como ejemplo, el índice S&P 500 cayó un 37 por ciento en 2008, y para los trabajadores al borde de la jubilación, sus saldos de cuenta 401k cayeron en más del 25 por ciento. Los planes de beneficios definidos enfrentaron un doble impacto en su estado de capitalización, que es el indicador clave de su salud y se mide como activos de pensiones divididos por pasivos de pensiones.  Los activos de pensiones sufrieron un golpe inmediato debido a la exposición al capital y a la recesión económica. Las soluciones de política monetaria resultantes que los bancos centrales aplicaron (bajar las tasas de interés a corto plazo, que fue vital para abordar la crisis bancaria) también tuvieron el efecto de bajar las tasas de interés a largo plazo, que es la medida por la cual se ven los pasivos por pensiones. Para los pasivos, una reducción en las tasas de interés resulta en un aumento de los mismos, ya que en efecto se requiere más dinero en la actualidad para poder pagar obligaciones futuras. Esta combinación de activos reducidos además de mayores pasivos condujo a una fuerte caída en el estado de los fondos para muchos planes de beneficios definidos, lo que provocó la necesidad de mayores contribuciones en un momento en que pocos podían permitirse hacerlo. Hoy, nuevamente, los activos de pensiones están sintiendo la peor parte del movimiento del mercado. Por lo cual, el reto ahora es la búsqueda de soluciones. Solo este mes hemos visto que tres de los cinco bancos centrales de los países del G7 bajaron las tasas de interés: la Reserva Federal de los Estados Unidos y el Banco de Canadá del 1.75  al ​​1.25 por ciento y el Banco de Inglaterra del 0.75 al ​​0.25 por ciento. Desde el punto de vista de las pensiones, volveremos a ver saldos de cuentas de ahorro para la jubilación reducidos y fondos más bajos para pensiones de beneficios definidos a medida que nos acercamos a la tormenta perfecta de pérdidas de activos y mayores valoraciones de pasivos debido a la disminución de las tasas de interés. Estamos al límite de lo que los bancos centrales pueden hacer con tasas de interés más bajas. En el caso de COVID-19, una diferencia clave es que el impacto es mucho más amplio que un solo sector. El transporte, el turismo y los propietarios de pequeñas empresas han sido quienes han resentido el impacto inmediato, pero si el virus continúa propagándose según lo estimado, cualquier industria que dependa de la fabricación y la producción también se verá afectada debido a la interrupción en su cadena de suministro. En virtud de lo anterior, los gobiernos deberán de crear las condiciones adecuadas para impulsar a las pequeñas y medianas empresas, muchas de las cuales operan con poco margen de utilidad, ya que son el sector más vulnerable a sentir los embates que ocasionará la crisis del coronavirus.

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CAPITALES: ¿Hasta dónde caerá el precio del petróleo en Estados Unidos?

Francisco Treviño Aguirre

Los expertos en temas de petróleo que luchan por navegar en uno de los accidentes petroleros más grandes de la historia dicen que lo peor está por venir. Incluso después de caer aproximadamente un 60 por ciento este año al más bajo desde 2003, los precios probablemente caerán a $20 dólares por barril o menos, según una encuesta realizada con compañías y comercializadoras de petróleo más grandes del mundo. Los analistas de Goldman Sachs y de Citigroup también esperan que los precios sigan en caída libre durante los próximos meses. El petróleo ha sido maltratado por la lucha simultánea contra Covid-19, que se espera que revierta más de una década de crecimiento mundial, y una inundación de suministro a medida que Arabia Saudita y Rusia luchan por incrementar su mercado. La caída repentina y severa de los precios del petróleo ha ayudado a impulsar la venta masiva en todos los mercados, y amenaza a las economías de América Latina, Medio Oriente, y Estados Unidos, donde la industria energética representa un importante activo en lo que se refiere a la producción y créditos. Por tanto, elegir un fondo en el mercado del petróleo siempre es un riesgo que induce estrés cuando los precios alcanzan nuevos mínimos diariamente. Brent cayó un 13 por ciento el miércoles pasado para establecerse en $24.88 dólares por barril, el más bajo desde mayo de 2003. En este sentido, ha habido anteriormente dos movimientos porcentuales de dos dígitos en Brent: lo ocurrido en la Guerra del Golfo en enero de 1991 y la crisis financiera en diciembre de 2008. Entrevistados por Bloomberg Dieciocho de los 20 comerciantes de petróleo y productos asociados, estos ven al Brent caer a $ 20 por barril o menos, y el West Texas Intermediate (WTI) de 3 a 5 dólares por debajo de esos precios. Se espera que la debilidad de los precios dure desde unas semanas hasta el final del año según expertos. Algunos operadores señalan que los precios caen lo suficiente como para que los se comience a comprar petróleo para almacenarlo, una práctica que lleva a una oferta natural en el mercado. Sin embargo, eso solo funcionará hasta que se llenen los tanques de almacenamiento. Otros ven que los precios continuaran hasta que los productores ya no pueden extraer de manera rentable, lo que les obliga a bajar producción y disminuir la oferta. En Estados Unidos, se considera extraer petróleo a través de fractura hidráulica como una alternativa adicional. El Instituto de investigación Británico Energy Aspects comentó que Brent podría acercarse mucho a los $10 dólares por barril en abril, pero que es muy probable que los precios se mantengan en el rango de $20 dólares para todo 2020. Otros analistas también la situación actual es la Operación Tormenta del Desierto, Enron, 9/11, Huracán Katrina / Rita, Lehman Bros, combinados".  Si bien estos comentarios son algo drásticos, si es importante no perder de vista el precio del petróleo en Estados Unidos, ya esto impacta también en el comportamiento de la mezcla mexicana.

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CAPITALES: La gran red de transmisión eléctrica de China: clave para reducir emisiones climáticas

Francisco Treviño Aguirre

En febrero de 2018, se comenzó a armar una torre de transmisión roja y blanca en el extremo oriental de la provincia de Anhui en China, por encima de la orilla sur del río Yangtze. Los trabajadores estaban erigiendo un componente crítico de la primera línea de transmisión del mundo de 1.1 millones de volts, en un momento en que las compañías estadounidenses están luchando por construir algo por encima de 500,000 volts. Una vez que la empresa de servicios públicos, State Grid of China, complete el proyecto, la línea se extenderá desde la región de Xinjiang en el noroeste hasta Anhui en el este, conectando plantas de energía en el interior del país a ciudades cercanas a la costa. El proyecto es parte de la estrategia del país para aliviar el excedente de electricidad en el oeste del país, dado el contexto de que tales inversiones en infraestructura pueden impulsar la economía. Inicialmente, la compañía desarrolló y construyó líneas de voltaje ultra alto para satisfacer la creciente de energía en todo el país, donde las altas montañas y las grandes distancias separan los centros de población de los recursos de carbón, hidroeléctricos, eólicos y solares. Pero ahora State Grid persigue un objetivo mucho más ambicioso: unir los sistemas eléctricos de las naciones vecinas en "superredes" transcontinentales capaces de intercambiar energía a través de las fronteras y los océanos. Estas redes masivas podrían ayudar a reducir las emisiones climáticas al permitir que las fuentes renovables fluctuantes como la eólica y la solar generen una parte mucho mayor de la electricidad utilizada por estos países. Las líneas más largas y de mayor capacidad permiten equilibrar la energía solar en una zona horaria con, por ejemplo, energía eólica, hidroeléctrica o geotérmica a varias zonas más. La nueva línea, que puede transmitir 12 GW de potencia, atraviesa las provincias de Gansu, Ningxia, Shaanxi y Henan antes de terminar en la ciudad de Xuancheng, provincia de Anhui. Puede suministrar 66 mil millones de kWh de electricidad al este de China anualmente, satisfaciendo la demanda de energía de 50 millones de hogares y reduciendo el uso de carbón en 30.24 millones de toneladas. En contraste, La política y la burocracia han obstaculizado el despliegue de redes eléctricas tan inmensas y modernas en gran parte del mundo. En Estados Unidos puede llevar más de una década obtener las aprobaciones necesarias para las torres, cables y tubos subterráneos que atraviesan franjas de tierras federales, nacionales, estatales, del condado y privadas, en la rara ocasión en que sea aprobado de manera absoluta. En el contexto inicial, facilitar el mayor uso de las energías renovables claramente no es la única, o incluso la principal, motivación de China. La infraestructura de transmisión es una pieza estratégica de la Iniciativa Belt and Road, el esfuerzo multimillonario de China para construir proyectos de desarrollo y relaciones comerciales en docenas de naciones. “Estirar” sus cables de ultra alto voltaje en todo el mundo promete extender el creciente poder económico, tecnológico y político de la nación. Bajo esta premisa, State Grid es una compañía con casi 1 millón de empleados y mil 100 millones de clientes. En 2018, reportó $9.5 mil millones de dólares en ganancias sobre $ 350 mil millones en ingresos, siendo en ese año, la segunda compañía más grande en la lista Global 500 de Fortune.

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