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Tulipanes

Susana Cepeda Islas

Los tulipanes son flores hermosas que se relacionan con el tema amor, simbolizan pureza, inocencia, juventud y femineidad, existen de diferentes colores, por ejemplo el amarillo es símbolo de alegría, felicidad, amistad; el color rojo representa amor y pasión; de color blanco significa pureza y perdón; color morado elegancia y admiración, y finalmente, el rosado simboliza afecto y ternura, se dice que son plantas que irradian paz, simbolizan diversidad y fortaleza, por ello, regalar tulipanes significa amor y renovación, son flores elegantes.

La palabra “tulipán” proviene del vocablo tülbend, significa ‘turbante’ y hace referencia a la forma que adopta la flor cuando está cerrada. Es una planta de la familia Liliaceae, sus flores son vistosas por sus colores y por su forma de copa. Es una planta originaria de Asia Central, el tulipán se cultiva en todo el mundo, especialmente en climas templados, florecen en primavera y son plantas muy demandadas por su belleza y elegancia.

Por lo anterior, no cabe la menor duda que los tulipanes son plantas especiales y de gran belleza, estoy segura de que, por estas razones, Eliza Rodríguez escogió ese nombre para bautizar su primer cuento “Tulipanes”, el libro fue bellamente ilustrado por Vivi Sierra. Se presentó con gran éxito en la Librería Carlos Monsiváis, el pasado miércoles 26 de febrero. La presentación estuvo a cargo de Atenea López quién realizó interesantes preguntas sobre la estructura y la historia del cuento a la autora.

Es un cuento ágil y fácil de leer, los protagonistas son un jardinero que se dedica a cultivar tulipanes y por supuesto seis tulipanes cuyos nombres son: Dolce, Coco, Gucci, Vera, Dior, y Giorgo, que son cuidados con gran amor por el jardinero que se dedica a cultivar esta bella planta. A través del diálogo de estas flores, nos presenta la autora que todas las personas somos únicas y diferentes, nos provoca reflexionar sobre la individualidad, la aceptación y la aprobación.

Eliza comenta que: “Escribí este cuento a los 23 años, la idea era canalizar mis emociones, trabajar mi herida del rechazo a través de la escritura, encontrar respuestas en los personajes que surgieron durante mi proceso de narrativa. Está dirigido a todo público. Me gustaría que el lector encuentre en “Tulipanes” el reconocimiento, la compasión y que sea una reflexión para ser un espacio seguro para quienes le rodean. Recuerdo cuando estudiaba psicología, unos amigos se expresaban a través de dibujos, escritura y música. Admiraba esas expresiones me parecía inspirador, les comenté que quería expresarme a través de la escritura, así fue como hace 10 años escribí Tulipanes como canalización de mi herida del rechazo”.

Eliza es una bella mujer que a pesar de su juventud es versátil, estudió psicología en la UA de C, es modelo en sus tiempos libres, además tiene junto con su hermana Daniela Rodríguez una Asociación Civil “Empezar” enfocada en la salud mental, que es un tema tan necesario en la actualidad, ya que una persona sana mentalmente se caracteriza por no irse a los extremos, son tolerantes, no se subestiman, ni se sobrevaloran, se respetan, lo que les permite enfrentar diferentes tipos de situaciones, están satisfechas con ellas mismas, porque la salud mental incluye el bienestar emocional, psicológico y social, y contribuye al manejo del estrés, ayudando a tener una buena relación con nuestros semejantes y sobre todo en la toma de decisiones. Por ello, es admirable que una joven talentosa como Eliza se de permiso para expresar sus emociones, estoy convencida que, con este cuento, ayudará a muchas personas a encontrar su bienestar, y saber que su salud mental es fundamental para tener una vida digna y de calidad.

Corregir para mejorar

Susana Cepeda Islas

Desde hace un tiempo, me ha llamado la atención cómo los profesores de diferentes disciplinas o los padres de familia, en fin, toda persona que tiene la responsabilidad de transmitir conocimientos, en la mayoría de los casos, omite corregir a los alumnos o a los hijos, causando un gran daño, debido a que, si no se corrige en tiempo y en forma, se interrumpe la instauración de lineamientos éticos y pedagógicos que afectan el desempeño de las personas.

Para mejorar la vida o cualquier actividad que se realice en lo cotidiano es necesario estar en constante corrección, ya que es un elemento importante de aprendizaje. Cuando se desea aprender a nadar, a escribir, a tocar algún instrumento o cualquier otra acción es importante estar en constante progreso y para lograrlo es indispensable enmendar los errores que son frecuentes al inicio o cuando tenemos un mal comportamiento. Es común escuchar que “uno aprende de los errores”, es necesario el ensayo y error, ya que son elementos porque ayudan a desarrollar las habilidades en las personas.

La Real Academia Española define la palabra corregir como enmendar lo errado, etimológicamente la palabra proviene de corrigĕre, donde “regěre” significa regir, gobernar. También significa enmendar, modificar, rectificar, mejorar. En la biblia en Mateo 18, 15 dice “Si tu hermano peca, repréndelo a solas entre los dos. Si te hace caso, has salvado a tu hermano”, la corrección se debe realizar con humildad, desde el precepto que nadie es perfecto, y es bueno para reconocer nuestros defectos y poderlos modificar.

La corrección se entiende también como el proceso de control y modificación que una persona con autoridad realiza sobre la evaluación de cualquier tarea o actividad, es el caso de los profesores (me refiero a toda persona que enseña cualquier tipo de método) que son los comisionados de identificar y rectificar los errores en sus aprendices cuando no realizan las actividades de manera correcta, o de los padres que enseñan a sus hijos a realizar buenas acciones, a ser disciplinados, ordenados.

Es necesario estar atentos cuando se cometen errores, en lo académico señalando el error y cómo hacer la tarea correctamente. Con los hijos señalando el mal comportamiento y desalentando los malos hábitos, de esta manera cualquiera de ambas actividades tendrán éxito, de lo contrario se verá seriamente afectado el proceso de aprendizaje y se incrementarán considerablemente los errores, llevando irremediablemente al fracaso.

Por ello, no se debe ser indiferente cuando se observan errores, es necesario reaccionar inmediatamente ante esta situación, estar alertando al aprendiz como se realizan las labores de manera óptima y ofrecer sugerencias para modificarlo y reparar para mejorar. Es importante fortalecer el aprendizaje y la enseñanza identificando, tanto los errores como las áreas de oportunidad y obtener así el éxito.

Si se fomentan las acciones correctivas en todas las actividades que se realizan en la sociedad, todos somos los beneficiados, al no tener errores y cumplir con calidad todas las acciones, nos evitaríamos con esto muchos, muchos contratiempos, contrariedades, pérdidas y problemas, debemos tener presente que quien no acepta la corrección se hace daño; quien la acepta, gana en entendimiento. Por ello, hay que corregir para mejorar.

Unión de buenas voluntades

Susana Cepeda Islas

Entre un grupo de personas que buscan un mismo propósito, surge de manera natural la hermandad, esa amistad íntima, fraternidad, alianza, en fin, se puede entender como ese lazo fuerte que se construye entre ellos, donde se presenta la empatía, el acompañamiento y el eje fundamental que es la capacidad de lograr objetivos e irlos alcanzando poco a poco. La hermandad es la unión de voluntades, que se pone a prueba en las dificultades o desafíos que se presentan en ese momento, saliendo a la luz el apoyo emocional e incondicional dentro del grupo.

La ausencia de fraternidad, de hermandad en la sociedad pone en peligro la armonía y sobre todo la paz, que estoy segura estará usted de acuerdo conmigo está ausente en estos momentos, sin embargo, son innumerables los beneficios de poner en acción la suma de voluntades, simplemente se fomenta el sentido de responsabilidad, es decir, saber cómo responder ante los retos a los que nos enfrentamos todos los días, el poeta Edwin Markaham lo representa de una manera más clara: “Hay un destino que nos hace hermanos; nadie sigue su camino solo. Todo lo que enviamos a las vidas de los demás regresa a la nuestra”.

Espero que estas líneas sirvan al lector para reflexionar un poco sobre nuestro frecuente comportamiento dentro de la sociedad, se percibe en todos los círculos sociales una gran ausencia de fraternidad que causa irremediablemente, la pérdida de vidas humanas, desigualdad, sufrimiento, dolor, quebranto económico, descrédito de las instituciones gubernamentales. Todo esto causado por el egoísmo, la ambición, la apatía, que se manifiesta por una falta de implicación emocional, donde la envidia sale a flote, en resumen, invade y domina un gran número de sentimientos negativos, que se convierten en obstáculos que quebrantan la suma de voluntades.

Recordemos que la voluntad es la capacidad de ponerse objetivos y luchar por alcanzarlos, no dejarlo en sueños, sino, actuar hasta lograrlos, Albert Einstein señaló con gran sabiduría “Donde hay una voluntad, hay un camino”, las personas que tienen buenas intenciones hacia sus semejantes y hacen todo lo posible por ayudarlos son “hombres de buena voluntad”. La palabra voluntad deriva del latín voluntas, y del verbo vollo (“querer”), la voluntad es lo que nos gustaría hacer u obtener, lo que nos formulamos. Es por ello que no debemos apagar dentro de nosotros la voluntad, con ella se logran grandes cosas.

Estoy segura de que, esta sociedad sería diferente, si uniéramos las voluntades en la sociedad para resolver problemas comunes, esta situación, nos lleva directo a ser solidarios, respetuosos y empáticos con nuestros semejantes, creo que ganamos mucho: ser cada día mejores personas, y provocar un efecto multiplicador que tenga el impacto positivo en toda la sociedad. De esta manera nuestro entorno no sería tan caótico como lo es ahora. Urge que sumemos voluntades para tener un mundo mejor ahora y en el futuro. No olvidemos que es más fácil dejar de hacer las cosas, por ello, ¡Evitémoslo! Mejor actuemos.

Vivimos en el caos

Susana Cepeda Islas

Actualmente el caos se puede manifestar en el universo, o en la naturaleza y por supuesto también en la sociedad. En está las personas se comportan de una forma muy diferente a las bases, valores, normas y tradiciones, produciendo un gran cambio radical en las relaciones personales que tienen un inevitable resultado de confusión o desorden. Ahora todos los días, es cotidiano escuchar en los círculos sociales y los medios de comunicación que matar, robar, tener vicios, ser irresponsables, deshonestos, mentirosos, infieles, corruptos son comportamientos normales, ya no causan asombro alguno.

La palabra caos proviene de la palabra griega: Χάος Kháos o cháos que significa abismo o vacío que existía antes de que las cosas existieran, hace referencia a lo impredecible. En el diccionario de la Real Academia Española significa estado amorfo e indefinido que se supone anterior a la ordenación del cosmos, es decir, existe una falta de organización, agitación y tumulto, producido por el alboroto de una aglomeración que causa comportamientos violentos y sin sentido. A partir de la segunda mitad del siglo XX aparece el concepto de la Teoría del caos, el matemático Edward Lorenz en 1963, es su predecesor, elabora una serie de ecuaciones para predecir el tiempo en la atmósfera y ver gráficamente el comportamiento de sus ecuaciones mediante ordenadores.

En las reuniones sociales podemos percibir el caos, donde se acostumbran pláticas de eventos no tan agradables que les sucedieron a otras personas, por ejemplo: El socio de fulanito le robó millones. El novio le dio tal golpiza a fulanita que la dejó inválida. Le destrozaron el auto y el infeliz se dio a la fuga. Que si la amiga de fulanita anda con su marido. Circulan rumores en el círculo de amigas de las intimidades de una de sus integrantes. Lo mató porque al robarlo no traía dinero. Estos son algunas situaciones de comportamientos negativos que poco a poco se van haciendo normales, llevan directo al caos.

En los medios de comunicación podemos leer en los titulares: pandilleros siembran el pánico tras incendiar taller. Agrede a perrito con un bate. Chofer provoca aparatoso choque por ir viendo el celular. Agreden en grupo a joven. Pirómano suelto en la ciudad. Aumenta el número de niños influencers. Hay más divorcios que casamientos. No pongo las noticias de la nota roja por obvias razones, pero esta situación la vivimos diariamente, un mundo lioso, turbio y con una gran falta de valores. El caos se caracteriza por un comportamiento que no tiene rumbo fijo, no tiene un patrón fijo, se comporta de manera caótica, y ese comportamiento depende de circunstancias inciertas.

La buena noticia es que después del caos viene la calma, el equilibrio y la estabilidad, esperemos que este sistema de odio, enfermedad, falta de amor, violencia, entre otros, que asfixia a la sociedad, llegue a su límite y se destruya por sí solo, para que surja un nuevo sistema que proponga una nueva manera de relación entre las personas, debemos comprender que el orden en todos los sentidos es necesario. Se debe esperar un nuevo orden, un nuevo inicio. Sócrates acertaba al decir que el vicio es el resultado de la ignorancia, la virtud es el conocimiento de actuar de manera justa.

Para vivir en cordialidad es necesario confiar en los semejantes, respetarlos, colaborar con ellos para tener una mejor calidad de vida. No desarrollar el odio en nuestro interior, sino al contrario alimentar la empatía y la compasión, aceptar las diferencias, saber escuchar, eso nos permitirá disfrutar las pequeñas cosas que se nos presentan diariamente en nuestro caminar por la vida. Estar bien interiormente es estar bien exteriormente, recordemos que damos lo que somos y lo que reflejamos. Le propongo querido lector que empecemos por difundir ya un cambio en nuestra sociedad para dejar de vivir en el caos.

La infernal mentira

Susana Cepeda Islas

Si hay algo que siempre me ha molestado en el comportamiento de las personas es la mentira, porque considero que es una violación grave el desvirtuar los hechos para favorecerse, sin importar en lo más mínimo perjudicar a quien se las expresa, perenemente tiene consecuencias negativas. Por supuesto que varían considerablemente el tipo de mentira, pueden ser inocentes, de gran magnitud hasta peligrosas. Estoy segura de que cuando recurrimos a ellas siempre existe un propósito, que se justifica asegurando que es una mentira piadosa (entre comillas) cuando es para evitar algún daño, o, al contrario, es perjudicial cuando se desea hacer un daño a las personas a quien se les dice.

La palabra mentira proviene del latín mentiri que deriva de la raíz del indoeuropeo men que hace referencia a la mente, mentiri significa la creación de una falsa realidad a partir de una convicción propia. Por otra parte, el diccionario de la Real Academia Española la define como: “Expresión o manifestación contraria a lo que se sabe, piensa o se siente.  En cambio, en la Biblia en Juan 8:44 dice: “Vosotros sois de vuestro padre, del diablo, y los deseos de vuestro padre queréis hacer; él era homicida desde un principio y no se mantuvo en la verdad, porque no hay verdad en él. Cuando habla mentira, de lo suyo habla, pues es mentiroso y padre de ella”. Desde cualquier fuente que busquemos su significado en todas las posturas coinciden en que es un antivalor, conductas que resultan irremediablemente dañinas a otros.

Para investigar sobre el tema de la mentira en la Universidad de Massachusetts, Estados Unidos, considera que aproximadamente el 60% de las personas que acostumbran a mentir, al menos lo hacen una vez durante una conversación de diez minutos. Otros estudiosos del tema aseguran que existen diferentes razones por las cuales se recurre a la mentira: desde obtener un beneficio, para evadir una responsabilidad, hasta manipular, o mejor aún evitar sanciones, no aceptar la realidad, intolerancia emocional y también para agradar al grupo que se quiere pertenecer. Existen personas que son aficionadas a la mentira, viven historias fantásticas, a esta conducta se le llama mitomanía, es decir, cuando alguien miente con frecuencia para conseguir atención, es una condición psicológica que provoca que el mentir sea una necesidad, con el único propósito de que se les admire.

Lo cierto es que una mentira piadosa o no provoca daño a quien se le dice, lo lamentable de este asunto es que aprendemos a mentir desde pequeños, se dice que es a partir de los dos años, también influye que aprendemos a mentir en la familia, en la escuela, con los amigos, en las noticias, con los políticos, lo cierto, es que todos hemos recurrido a la mentira alguna vez o más bien dicho varias veces en lo que llevamos de vida. Ponga atención en la gran lista de mentiras que fabricamos en nuestra mente diariamente, o que escuchamos en el entorno: con las amigas “adelgacé 10 kilos”; en el club “nadé 2 000 kilómetros”; con la pareja “tuve una larga y tediosa junta”; con los hijos “le caigo mal al profesor”; en el trabajo “el reporte urge”; en la escuela “una hora es suficiente para hacer el trabajo”; y no se diga en la política: “hay suficientes medicinas para todos los derechohabientes”, “no habrá aumento de gasolina”, “vamos bien en educación”. La mentira está presente siempre, nos acompaña, le damos un gran lugar cuando nos relacionamos con los demás. Cuando recurrimos a ella, el problema es que no entendemos que no sólo se lo hacemos a los demás, sino, que nos engañamos a nosotros mismos.

Ojalá y la evitemos, cuando tengamos en mente crear una mentira, sería recomendable para evitarlo y hacer un alto, reflexionar, para cambiar esta práctica de no decir la verdad, de ocultarla, de cambiarla. Si lo hacemos, le aseguro que nos vamos a evitar cargar con la culpa, envolvernos en la fabricación de más y más, hasta perdernos en ellas, no olvidemos lo que dijo el reformador Martín Lutero “Una mentira es como una bola de nieve; cuánto más rueda, más grande se vuelve”, estoy segura de que, si reducimos la infernal mentira, viviremos en una gran sociedad.

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