Susana Cepeda Islas

Entre un grupo de personas que buscan un mismo propósito, surge de manera natural la hermandad, esa amistad íntima, fraternidad, alianza, en fin, se puede entender como ese lazo fuerte que se construye entre ellos, donde se presenta la empatía, el acompañamiento y el eje fundamental que es la capacidad de lograr objetivos e irlos alcanzando poco a poco. La hermandad es la unión de voluntades, que se pone a prueba en las dificultades o desafíos que se presentan en ese momento, saliendo a la luz el apoyo emocional e incondicional dentro del grupo.

La ausencia de fraternidad, de hermandad en la sociedad pone en peligro la armonía y sobre todo la paz, que estoy segura estará usted de acuerdo conmigo está ausente en estos momentos, sin embargo, son innumerables los beneficios de poner en acción la suma de voluntades, simplemente se fomenta el sentido de responsabilidad, es decir, saber cómo responder ante los retos a los que nos enfrentamos todos los días, el poeta Edwin Markaham lo representa de una manera más clara: “Hay un destino que nos hace hermanos; nadie sigue su camino solo. Todo lo que enviamos a las vidas de los demás regresa a la nuestra”.

Espero que estas líneas sirvan al lector para reflexionar un poco sobre nuestro frecuente comportamiento dentro de la sociedad, se percibe en todos los círculos sociales una gran ausencia de fraternidad que causa irremediablemente, la pérdida de vidas humanas, desigualdad, sufrimiento, dolor, quebranto económico, descrédito de las instituciones gubernamentales. Todo esto causado por el egoísmo, la ambición, la apatía, que se manifiesta por una falta de implicación emocional, donde la envidia sale a flote, en resumen, invade y domina un gran número de sentimientos negativos, que se convierten en obstáculos que quebrantan la suma de voluntades.

Recordemos que la voluntad es la capacidad de ponerse objetivos y luchar por alcanzarlos, no dejarlo en sueños, sino, actuar hasta lograrlos, Albert Einstein señaló con gran sabiduría “Donde hay una voluntad, hay un camino”, las personas que tienen buenas intenciones hacia sus semejantes y hacen todo lo posible por ayudarlos son “hombres de buena voluntad”. La palabra voluntad deriva del latín voluntas, y del verbo vollo (“querer”), la voluntad es lo que nos gustaría hacer u obtener, lo que nos formulamos. Es por ello que no debemos apagar dentro de nosotros la voluntad, con ella se logran grandes cosas.

Estoy segura de que, esta sociedad sería diferente, si uniéramos las voluntades en la sociedad para resolver problemas comunes, esta situación, nos lleva directo a ser solidarios, respetuosos y empáticos con nuestros semejantes, creo que ganamos mucho: ser cada día mejores personas, y provocar un efecto multiplicador que tenga el impacto positivo en toda la sociedad. De esta manera nuestro entorno no sería tan caótico como lo es ahora. Urge que sumemos voluntades para tener un mundo mejor ahora y en el futuro. No olvidemos que es más fácil dejar de hacer las cosas, por ello, ¡Evitémoslo! Mejor actuemos.