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El temido provocador

Susana Cepeda Islas

Comúnmente en cualquier situación en la que nos encontremos, aparece como un fantasma la controversial figura del provocador, esa persona que con sus comentarios provoca incomodidad, se percibe a todas luces que sus comentarios no son genuinos, su único propósito es atraer la atención y con ello, ganar seguidores. Es obvio que su intención es provocar revueltas para boicotear la situación. Un provocador actúa con la intención de lastimar el estado emocional de su víctima, para que la decisión que tome sea a su favor, actúa como una incitación a la ira o al deseo sexual, provocando caos y por supuesto un gran desorden.

El diccionario de la Real Academia Española define al provocador como la persona que incita, estimula o excita. Trata de promover reacciones, actos radicales o revueltas. En la psicología se define como la persona que deliberadamente busca generar controversia, incomodidad o respuestas emocionales en otros, con el fin de obtener atención, manipular o causar daño. La conducta que presenta se puede ir al extremo desde un galanteo descarado hasta la instigación.

Los provocadores se encuentran en diferentes espacios como: los juegos deportivos, por supuesto en la política, también en la economía, lo asombroso es que tiene seguidores que apoyan su conducta de confrontación y alboroto, causando inseguridad para apoderarse de algún cargo o para conservarlo. Su personalidad posee un estilo de rudeza y violencia.

Según los estudiosos del tema han clasificado el comportamiento de los provocadores en: Los violentos, que son personas que utilizan la intimidación para lograr sus metas, como los guerrilleros o los terroristas. Los idealistas, presentan la imagen de salvadores de la humanidad, son soñadores que adoptan un dogma y quieren implementarla a costa de lo que sea. Los políticos, agrupan a personas para obtener poder. Los intelectuales, crean un lenguaje e ideas que incitan al conflicto. Observe a su alrededor y estoy plenamente segura de que los encontrará.

Algo importante de resaltar es que no todos los provocadores deben ser temidos por perversos, existen algunos buenos que se rebelan contra lo que hace daño, este tipo de provocador está de acuerdo que la sociedad necesita de personas que innoven, que refresquen, que nos provoquen a pensar diferente que ayudan a crecer, como las innovadoras ideas de Charles Darwin el naturalista británico, que asombro al mundo con su provocadora (en su tiempo) teoría de la Evolución, o Luis Buñuel que su intención era causar una deliberación intensa en el espectador, provocando con sus escenas cuestionar los valores, la religión. Nos invitan a cuestionar los cánones establecidos por la sociedad.

Los provocadores que vulneran nuestra existencia son lamentablemente en la realidad una minoría, nos enseñan como la mayoría de las personas viven bajo el dominio de ideas. Todas las propuestas se encuentran en libros escritos por autores cuyos nombres se desconoce. Desafortunadamente existen en nuestro mundo una gran cantidad de provocadores indeseables, que persiguen el poder a toda costa y por todo medio usando a otros. Hay que estar atentos con estos personajes para no dejarnos manipular y evitar formar parte de sus seguidores.

Es recomendable evitar a los provocadores violentos que incitan a las discusiones sin sentido, mantener la calma, no discutir, enfrentarlo con la cortesía, amabilidad para evitar enfrentamientos inútiles y sin sentido, no vale la pena enfrentarlo, así evitará, mi estimado lector, que su comportamiento negativo le afecte, simplemente escúchelo y sus intenciones serán frustradas por no caer en su juego.

De lector a escritor

Susana Cepeda Islas

Tuve la fortuna de ser invitada a presentar el libro de la escritora Sofía Segovia, “De lector a Escritor” en la Feria Internacional del Libro Coahuila 2025. Es una escritora talentosa, mexicana, de la vecina ciudad de Monterrey, ha escrito los siguientes textos: Noche de Huracán (2010), El murmullo de las abejas (2015), Huracán (2016) y Peregrinos (2019). El murmullo de las abejas se ha traducido a 22 idiomas siendo todo un éxito.

Al abrir el libro, recordé que siempre que entro a una librería, para mi representa un momento mágico, es lo mismo que me pasaba en mi infancia, cuando mis padres (que no era frecuente) me llevaban a la juguetería ARA en la Cd. de México, al entrar al lugar me iba corriendo, directo a ver las muñecas de Lilí Ledy, en un instante me quedaba sin aliento, había una gran cantidad de ellas que no sabía cuál de todas escoger. Exactamente tengo la misma emoción en las librerías al observar los estantes, donde me espera un libro para ser rescatado de ese lugar, son esas mismas emociones que sentimos los lectores. Debido a esto la propuesta que nos hace Sofía de pasar de ser lectores a escritores, me entusiasmó, una vez que tuve el libro en mis manos, observé detalladamente la cubierta, ya que tiene la función de reflejar su contenido. La portada es blanca, en el extremo derecho se encuentran unas apetitosas naranjas que se antojan, y descansando plácidamente sobre una letra del título esta una abejita, que te avisa que la autora escribió “El murmullo de las abejas”. Te atraen los colores naranja y verde. La portada cumple su objetivo, es atrayente y te invita a abrirlo.

¿Qué ofrecen sus líneas?  Es una invitación a dar el difícil y complicado paso de ser lector para convertirse en escritor. Lamentablemente una buena parte de los buenos lectores no se atreven a dar ese paso, si revisamos la historia encontraremos que grandes protagonistas no escribieron como: Gengis Kan; Confucio; Buda; Jesús; Gandhi; Sócrates; Epicteto por mencionar a algunos, lo que conocemos de ellos es a través de lo que interpretaron sus discípulos, imaginen si a ellos les hubiera interesado dejar su pensamiento por escrito, de verdad que su obra sería inigualable a lo que nos comentaron sus seguidores.  De ahí radica la importancia de este libro, porque cumple eficazmente con los requisitos para ser un Manual, el lector encontrará: información sistematizada, detallada, ordenada, le llevará de la mano para lograr el cometido: ser un escritor.

Sofía te ofrece (cita) “Que este libro te sirva como uno de tus recursos para iluminar tu camino. Y bueno ¿Qué esperas? Dale la vuelta a la página. Empieza a tejer tu magia”. Como ven su primera recomendación es sencilla: ¡atrévete! siéntate y escribe. Supera el bloqueo de ver la hoja en blanco, con un simple antídoto: la alegría. Sofía le plantea al lector las siguientes preguntas: ¿Cómo se empieza? ¿Cuál es la fórmula para contarla bien? ¿Cuál es el secreto para llegar al punto final? Para poder dar respuesta a estas preguntas te recomienda después de leer su libro, entrar a un taller de escritura y cita a Margaret Atwood “Los talleres de escritura creativa son como un campo de entrenamiento para tu imaginación. Te empujan a ir más allá y profundizar más”. Les recuerdo que afortunadamente Sofía es vecina de Saltillo, así que estén atentos, si es su interés para inscribirse en sus cursos, ¿se imaginan el resultado?

La autora te advierte que una de las partes sustanciales para elaborar un libro son los personajes, porque es “tu oportunidad de vivir -y hacer vivir- otras vidas”. Hace poco leí en Facebook que “de todas las mentiras leer es la más bonita”, y es verdad para que los personajes funcionen ya sea en ficción o no, deben despertar emociones en el lector, se pueden crear héroes o villanos, y nunca se debe olvidar que “para un gran protagonista, un gran antagonista”. Esto depende de cómo se desarrolle la lucha entre ellos, así se mantendrá la atención y el interés del lector.

El libro inicia con una invitación de Toni Morrison: “Si hay un libro que quieres leer, pero aún no está escrito, entonces debes escribirlo” y finaliza con otra gran frase de Robert Frosi: “Si no hay lágrimas en el escritor, no hay lágrimas en el lector. Si no hay sorpresa en el escritor, no hay sorpresa en el lector”. Si al terminar de leer el libro aún no se le despierta el deseo querido lector de pasar de ser lector a escritor, no importa porque obtendrá la habilidad para realizar una buena lectura, por ello, le recomiendo que obtenga el libro y disfrute de su lectura.

Escuela del Sarape “La Favorita”

Susana Cepeda Islas

No recuerdo el momento exacto, donde escuché que el Sarape de Saltillo es considerado como un emblema del estado de Coahuila, el Sarape es un producto de una herencia de los tlaxcaltecas que junto con los españoles conquistaron la zona norte del país llamada la Gran Chichimeca, de ahí que un grupo de habitantes de Saltillo tomó esta actividad, desarrollando su propia técnica y haciendo famoso a nivel mundial el Sarape de Saltillo. En un inició era utilizado por los hombres, cuenta la historia que, en el siglo XVII en Saltillo, se realizaba en el mes de septiembre una feria anual para honrar a San Mateo, y que mucha gente acudía a comprar estos sarapes por finos y coloridos. 

Tengo la fortuna de ser amiga de una escritora y además tejedora de Sarapes: Alicia Rocha quién amablemente me invitó a una exposición en el Museo del Desierto, donde ella y varias compañeras de la Escuela del Sarape “La Favorita” presentaron sus trabajos. Cada uno de los sarapes expuestos mostraba una bella imagen, ya sea de figuras geométricas, plantas, follajes, flores. Posteriormente la maestra María López realizó una demostración didáctica, de cómo se pintaba la lana con productos naturales, en esta ocasión utilizó la grana cochinilla y como una verdadera alquimista transformó mediante diferentes productos químicos el hilo que fue cambiando de color naranja, al amarillo, después al rojo y finalmente al magenta, fue maravilloso ver como cambiaban los colores.

No imaginé que en Saltillo existiera una escuela donde se enseñe como elaborar sarapes, por lo que le pedí a Alicia me mostrará su escuela, quién accedió a mi petición. La escuela está ubicada en la zona centro de Saltillo en el Barrio el Águila de Oro, donde antiguamente habitaban los tejedores, en la calle Simón Bolívar 608 oriente esquina Guerrero. Es una casa antigua y hermosa, con un gran pasillo en el centro y alrededor se encuentran los salones que guardan un gran número de telares. Me recibió su director Javier Reyes, quien desde pequeño en ese Barrio aprendió el oficio, amablemente me presentó a los maestros que imparten clases María López, especialista en paisajes, Alma Delia Martínez formas geométricas y a Rubén Tamayo, experto en rostros, en la reproducción de cuadros de artistas famosos y en arte en general, todos ellos han ganado premios a nivel nacional e internacional.

Mary López quién es una verdadera artista me enseñó en que consiste su elaboración: en el hilado de lana teñida de muy variados tonos de colores, ella es diestra en teñir las madejas con tintes naturales, para su elaboración utiliza: cochinilla grana, añil, pericón, cempasúchil, raíz roja de Perú entre otras. Comentó que una frazada que se teje puede tomar la forma de triángulos, rombos, óvalos y sus variantes, combinados en tonos matizados y contrastantes, logrando un efecto asombroso. El Sarape toma forma tejiéndose en un telar de pedales. El tejedor toma una pequeña sección con un color para seguir al lado con otra sección de otro color. Son delicadamente hilados y tejidos, imaginé usted lector el tiempo de elaboración, se calcula que aproximadamente cada uno lleva al menos un año en su elaboración, lo cual hace a este tipo de sarape un objeto fastuoso. 

Mary es una mujer que posee unas manos diestras capaces de realizar verdaderas obras de arte, ella se inspira caminando, lo que le permite observar todo a su paso para interpretar el entorno y la naturaleza, analizar cada objeto para ver las formas, los colores. Ella comenta: “descubrí que tengo un don, me emociona, me fascina, cuando me encuentro al frente de un telar, en ese momento me conecto con lo que estoy creando, el diseño va apareciendo dentro de mi mente, fluyen las formas y colores, puedo visualizar un atardecer o los animales que habitan en el desierto, simplemente aparece lo que deseo plasmar, el arte nos transforma”.

Lo invito mi querido lector a visitar la escuela, donde se encontrará con un ejército de buenos tejedores, con maestros dispuestos a enseñar la hermosa técnica para elaborar sarapes, si tiene el deseo de aprender, sino es así, también puede encargar algún diseño especial. La buena noticia es que la escuela participará próximamente en la Feria Internacional del Libro de Coahuila, donde ofrecerán sus productos como: separadores de libros, pulseras, aretes, tapetes entre otros, apoyemos a estos artistas valorando y comprando este bello arte.

La Bondad una virtud

Susana Cepeda Islas

Desafortunadamente he observado que la sociedad está en decadencia, todos los días presenciamos acciones negativas que algunos ciudadanos realizan sin importar el daño que provocan, con ellas se está difundiendo el mal. Debido a esta situación, los ciudadanos vivimos con desconfianza, no nos sentimos seguros en ningún espacio, debido a la excesiva violencia, los conflictos, que se manifiestan en algunas personas con un comportamiento irritable agresivo, que lastima considerablemente a los demás. Esto nos dice que estamos viviendo la ausencia de principios morales como la bondad. Parece que están llevando al pie de la letra lo que sugería Maquiavelo: “que el hombre es vil por naturaleza y que la realidad es mala, por esta razón se debe aprender a no ser buenos”. Que trágico ¿verdad? Porque con estas acciones todos nos hacemos daño.

Debido a lo anterior lo invito a reflexionar con esta pregunta: ¿Por qué estamos cambiando el valor de la bondad por el deseo de hacer daño al prójimo? Recordemos que la virtud es una cualidad moralmente buena, le permite actuar a las personas con forme a sus ideales, siempre enfocados a la verdad, la justicia, evitando el mal. Recordemos al Papa Francisco, cuando habló de la bondad decía “que es la que guía nuestro comportamiento, haciendo del mundo un lugar más bello y humano”.

El diccionario de la Real Academia Española define la bondad como cualidad de buenos, es decir, la natural inclinación para hacer el bien. Los griegos tenían un Dios Filosfrósine que representaba a la bondad, la amistad, recepción y bienvenida, opinaban que la bondad es el estado más alto de satisfacción del ser humano. Sócrates consideraba a la bondad como una de las más importantes virtudes humanas, Aristóteles decía que la bondad es la determinación de la voluntad para hacer el bien a los demás. Es indudable que el beneficio es la acción útil para otro, sugerida por la bondad, porque la bondad es un gran antídoto para el mal.

La principal característica de una persona bondadosa es que se entusiasma por prestar un servicio a los demás de manera normal, con sus buenas acciones demuestra ser una buena persona y está en la constante búsqueda de ayudar al prójimo. Si quiere recuperar este valor, le recomiendo estas sencillas acciones: cuando entre a algún lugar procure sonreír y hacer contacto visual con las personas que se encuentren ahí. Acostúmbrese a saludar. Siempre diga por favor y gracias. Cuide los lugares públicos en su comunidad, recuerde que son de todos y a la vez de nadie, pero el beneficio es para la comunidad.

Un autor del cual no recuerdo el nombre sugería cuatro pilares de bondad: el buen humor, la amabilidad acompañada de la risa; los límites, aprender a decir No; la gratitud es apreciar las enseñanzas de lo bueno y lo malo. Y por supuesto el servicio, colaborando en organizaciones para realizar trabajos en favor de la comunidad.

Querido lector le dejo está fábula como reflexión: Cierta vez, cuando un hombre recogía la miel de un panal una orgullosa abeja le preguntó arrogante:

- ¿Hay algún animal más bienhechor que yo?

- ¡Pues claro que lo hay! - respondió el hombre.

- ¿Cómo? - se escandalizó la abeja - ¡Seguro que te has equivocado! Si no es así..., dime su nombre. Ésa es tu opinión - zumbó el insecto - Y no tiene ningún fundamento.

- Te lo explicaré - contestó él: la oveja nos cede su lana de buen grado y sin crearnos problemas; tú nos das la miel, pero en cambio siempre estás dispuesta a picarnos y clavarnos el aguijón.

La moraleja como ve apreciado lector es sencilla en esta fábula: la bondad es la virtud que más valor tiene en nuestra vida. ¿Verdad que sí? Por ello, lo invito a practicarla ¡YA¡, es sencillo sólo se necesita voluntad y una acción buena cada día.

La culpa no es del ciego

Susana Cepeda Islas

Hace unos días acudí a un sepelio, la viuda estaba tranquila, serena, despidiendo al que fue su compañero por varias décadas, durante el velorio escuché comentarios de admiración de lo serena que se encontraba la viuda. Ella cuidó al marido con devoción, se despidieron con amor, ese hecho lo ignoraban los asistentes. En ese momento recordé que años atrás fui a otro funeral, donde la señora se encontraba realmente destrozada por la pérdida de su marido, su llanto era de dolor, en el momento que se llevaban al difunto a enterrar, ella se agarró con fuerza al féretro para no dejarlo ir. En vida lo maltrató, nunca se preocupó por él. Me pregunto ¿Es la culpa o es estar exenta de ella lo que causa esos comportamientos?

Todos, sin excepción hemos sentido en algún momento culpa, ya sea por acusar injustamente a alguien, por no cumplir nuestras promesas, dejar de lado a personas significativas, por conductas agresivas, por infidelidades emocionales o físicas, por acciones que afectan los intereses de personas cercanas, realizar un acto negativo intencionalmente, acciones efectuadas con descuido o falta de cuidado que dañan a una persona. La culpa es un sentimiento poderoso, donde intervienen una gran cantidad de factores que la hace compleja, donde somos nosotros los jueces.

¿Qué papel desempeña la culpa en las personas que la sufren? Ciertamente la culpa es una emoción que causa malestar en las personas, porque nace de la creencia de haber violado una regla ética, ya sea personal o social. La Real Academia Española define la culpa como imputación de una determinada acción como consecuencia de su conducta. En la biblia el Salmo 51 dice que es una oración de arrepentimiento en la que se pide a Dios misericordia y perdón por los pecados, por lo que, la culpa es una emoción, producto de violar una norma o ley, y que se puede perdonar confesando los pecados a Dios, la falta se quita, con tan sólo arrepentirse de cometer malas acciones.

En latín se expresaban las siguientes frases para designar en Derecho una conducta reprobable como: Culpam admittere o in culpam ese, hace referencia a la violación de una norma que pudo ser evitada, se relaciona con imprudencia, negligencia o impericia. Desde el campo psicológico se considera que la culpa es consecuencia de ser responsable de algo negativo, como un perjuicio. El padre del psicoanálisis Sigmund Freud explica la culpa como “dolor psíquico” que se impone el propio individuo por haber traicionado al otro y por poner en riesgo su amor. Las consecuencias de sentir culpa son desagradables para la persona que la sufre, se siente mal consigo misma, poco valiosa, miserable, provoca sufrimiento, brota la vergüenza, todo esto es porque se está convencido de que se realizó un hecho maléfico que le provocó daño a una o más personas, se siente responsable de las acciones mal intencionadas ya sea realizadas con conocimiento de causa o no.

También afecta físicamente a la persona que se siente culpable, se manifiesta sintomáticamente como: tensión, sensaciones desagradables en el estómago, insomnio o depresión, ira, ansiedad, irritabilidad, nerviosismo, entre otras. Pero si estamos conscientes de lo que genera un comportamiento nocivo para los demás, nos dará una gran lección: no repetir esa acción negativa, nos da un aviso interno para evitarlo. Es recomendable por los especialistas que, al sentir culpa, es saludable entender que es una emoción, que nos permite reparar y evitar daños futuros, es correcto identificar la acción negativa y sobre todo expresarla de forma verbal y asumir las consecuencias. Me viene a la mente el momento de la crucifixión de Jesús, (a propósito de estas fechas) cuando Poncio Pilatos le preguntó al pueblo ¿Qué mal ha hecho este hombre? Ellos respondían con furia ¡crucificarlo! La respuesta de Pilatos fue lavarse las manos delante de todos y expresar: “Inocente soy yo de la sangre de este justo; allá vosotros”, Pilatos no admite ser cómplice de ese asesinato, librándose de la culpa.

Lo importante ante esta conducta es identificar y reconocer  que se cometió un error, que se violaron las reglas: personales, familiares, culturales, religiosas o políticas, esto nos permite tener conciencia de la culpa, mostrar arrepentimiento genuino, reparar si es posible la conducta negativa y lo más valioso reconocer si la afectación fue voluntaria o involuntaria y solicitar al afectado perdón, y así impedir que persista la culpa que es invadida de reproches y castigo, complicando de manera permanente nuestra existencia, William Shakespeare dijo: “La culpa, querido Bruto, no está en nuestras estrellas, sino en nosotros mismos”.

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