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La Güerita alumbró su camino con una bella Luz

Susana Cepeda Islas

El mes pasado con motivo del Festival Internacional de las Artes 448 que organiza el Instituto Municipal de Cultura de Saltillo, la excelente escritora Luly Fuentes de la Peña, con quien tengo el placer de compartir el amor por la escritura, presentó una amena charla que tituló “Del hecho al dicho, formas de habitar las letras” en Radio Concierto. Al finalizar la charla la felicité y muy amablemente me presentó a sus adorables hijas Mariana y Alejandra (me faltó conocer a Rafael) platicando con ellas, en sus ojos, en su carisma, se reflejó de manera impactante para mí, la imagen de su abuelita, persona que marcó con su ejemplo mi vida.

Si la memoria no me falla fue en el 2014, cuando mi amiga Yolanda Córdova me invitó a meditar en su casa con un grupo de mujeres, la cita era cada semana los viernes a las 6 pm, tengo presente el primer día que me reuní con ese grupo de mujeres, la mayoría pasaban de los 60 años, lo hacíamos en la gran sala, del lado izquierdo estaba un sillón gris, muy cómodo, de una plaza, donde se encontraba una mujer guapa, esbelta, de pelo mediano, güerita que me recibió con amabilidad y con una gran sonrisa, de inmediato hicimos conexión, se dio buena química, se presentó como Luly, sesiones después supe su nombre completo, María de la Luz de la Peña.

Una vez que concluíamos la meditación cenábamos, compartíamos los bocadillos que cada una preparaba para la ocasión, degustábamos los alimentos con una amena charla, tiempo después Luly me platicó que se casó con Armando Fuentes Aguirre (Catón) y que tenían cuatro hijos: Armando, Alejandro, Javier y Luz María. A las dos nos gustaba nadar, cocinar, cuidar de nuestras familias. Su prioridad en esta vida siempre fue la familia, le preocupaban su marido y sus hijos, se ocupaba de buscar la mejor manera de que estuvieran bien a pesar de los contratiempos que se presentan en la vida.

Todos los viernes sus hijos junto con sus parejas e hijos, iban a su casa a comer, ella preparaba con amor la comida para recibirlos, pero no era un solo platillo el que ofrecía, preparaba una gran variedad, con la idea de complacer a cada miembro de la familia, había veganos para ellos hacia la comida especial, a quien no le gustaba el pollo, el cerdo etcétera, ella preparaba sin ayuda alguna, una gran variedad de platillos, en una ocasión le comenté: porque no ponía a alguien a que le ayudara a picar los ingredientes, me contestaba que no le gustaba, para ella era un placer hacerlo. Tenían un rancho en el Diamante y creo que era en Semana Santa que preparaba una gran comida para todos los pobladores.

Llevaba la administración de la familia con gran precisión y otras tareas importantes, al respecto en una ocasión su esposo escribió: Una vez le conté, mortificado: "Güerita: en una tienda de autoservicio vi un letrero que dice: 'En la compra de un libro de Catón le regalamos un hot dog'". Y ella: "Qué bueno. Preocúpate cuando veas un cartel que diga: 'En la compra de un hot dog le regalamos un libro de Catón'". Era mi mejor crítica, mi más sabia consejera editorial. En esta vida nada es para siempre, desafortunadamente la salud de Luly se fue deteriorando, a pesar de ello, nunca se rindió siguió dando amor, un día de repente ¡Nos dejó! Le agradezco a la vida que tuve el privilegio de conocer a un gran ser humano.

Me enseñó que el amor es el eje de nuestra existencia, la importancia de formar una familia con valores, siempre tener presentes y auxiliar a las personas vulnerables, me admiraba la gran cantidad de actividades que realizaba, nunca se quejó porque todas las hacía con un gran cariño y dedicación, sin embargo, lo que más me marcó, es que era una mujer que no le interesaba en lo más mínimo la fama, no le agradaba la idea de acompañar a su esposo a la gran cantidad de eventos a los cuales era invitado. Estará de acuerdo conmigo que: la güerita alumbró su camino con una bella Luz y a los que tuvimos el honor de compartirlo.

Doy lo mejor de mí

Susana Cepeda Islas

Hace unos días tuve la necesidad de realizar un trámite en una oficina privada, me fui directo con la persona con la que tenía que resolver el problema, no era nada del otro mundo, al acercarme a su escritorio la saludé y ella ni me volteó a ver, subí el tono de voz para indicarle que ahí estaba, volteó a verme con una cara de pocos amigos, al hacerle mi solicitud torció la boca y me dijo que me esperara y los minutos pasaron hasta completar  más de una hora, me pregunté ¿Por qué esa actitud?, si para eso está para darnos un buen servicio.

Por lo regular nos olvidamos de dar lo mejor de nosotros en las actividades que realizamos cotidianamente,  hacemos las cosas de mala gana, con flojera, aprisa, o por solo cumplir, entre otras situaciones, pero si actuamos de esta manera no tendremos éxito, recordemos por un momento, que aún, si no somos expertos en hacer cosas nuevas, tenemos todas las posibilidades de lograrlo, eso sí, con una buena dosis de voluntad y con el deseo de que las cosas lleguen a un buen resultado, y por supuesto, esforzándose por hacerlas lo mejor posible. 

Al referirme a “doy lo mejor de mí”, significa simplemente desarrollar las cualidades que enaltecen a una persona, como la bondad, la ética del trabajo, el sentido de justicia, el amor, la honestidad, la disciplina, entre otras cualidades. Estas palabras llevan implícito la autoaceptación y el desarrollo personal, las acciones de las personas deben estar enfocadas en el compromiso de dar lo mejor, para lograrlo es necesario reconocer las debilidades, de esta forma podremos fortalecerlas y potenciar las que poseemos. El desarrollo personal es el esfuerzo que hacen las personas en aprender de las experiencias, sean estas negativas o positivas, para tener la oportunidad de crecer, si lo hacemos constantemente nos convertimos en personas proactivas, siempre en la búsqueda de mejorar las situaciones, que lleva consigo asumir la responsabilidad, si lo hacemos estoy convencida que nuestras decisiones serán asertivas.

Cuando realizamos una actividad y algo falla por hacerlo rápido o sin poner el suficiente empeño, y el resultado es negativo nos cuestionamos de manera inmediata ¿Lo hubiera hecho de otra manera? Lo pensamos como dice el refrán “a toro pasado”, un buen ingrediente para evitar esta situación es analizar el entorno al que nos enfrentamos antes de actuar, que es algo que por lo regular no hacemos. Solo hay que recordar que las personas poseemos dentro de nosotros un poder que podemos usar para bien o para mal. Con frecuencia escucho decir a las personas “no puedo” cuando intentan hacer algo aparentemente difícil, pero es imposible realizarlo bien a la primera, hay que perseverar y creer que si es posible hacerlo.

Por un momento observe su entorno, se encontrará con personas que en su mayoría no les importa hacer las cosas bien, son así porque están frustrados, enojados con la vida, no les gusta cómo son y eso trae como consecuencia que, en primer lugar, se hieren a sí mismos y en consecuencia a los demás. Considero que una buena fórmula es encontrar el gozo en las cosas que realizamos cotidianamente, hacerlo de esta manera, nos da la posibilidad de vivir plenamente, es decir, satisfechos.

Hacer el máximo esfuerzo en lo que realizamos en la vida diaria, tiene grandes recompensas como la sensación de bienestar, fortalece la capacidad de enfrentar adversidades, induce al aprendizaje, al conocimiento, al desarrollo de las habilidades, el compromiso con el desarrollo laboral permite crear y obtener nuevas oportunidades, abundan los agradecimientos de las personas que son beneficiadas con nuestro esfuerzo, se incrementa la confianza.

Le propongo querido lector traer a la mente en cada despertar: Doy lo mejor de mí, le aseguro que juntos construiremos una sociedad ecuánime, porque en palabras de Miguel Ruiz autor del libro Los Cuatro Acuerdos: “Si haces lo máximo que puedas, vivirás con gran intensidad, y serás bueno contigo mismo porque te entregarás a tu familia, a tu comunidad, a todo”.

El poder de la bondad

Susana Cepeda Islas

Todos los días nos enfrentamos con personas que solo piensan en hacer el mal al prójimo, mostrando una actitud descortés y una gran disposición para actuar con maldad, causando perjuicio a los demás provocando sufrimiento, mediante el daño físico, emocional o moral, entre otros. Actualmente es común escuchar todos los días en la sociedad (el aumento es impresionante) que se practique el engaño, la traición, la crueldad, el fraude y más males, lo desesperante es la presencia de la indiferencia en la mayoría de la población ante el sufrimiento de los demás, se ven estos actos como normales. Martin Luther King comentaba que “En un determinado aspecto, la historia del hombre es el relato de la lucha entre el bien y el mal”. Totalmente cierto.

Observe el comportamiento de las personas, le muestro un ejemplo simple: si va en su auto tranquilo, de repente otro auto intenta meterse en su carril de manera violenta y sin poner alguna señal, a la brava, y cuando no lo logra de los labios del conductor salen una gran cantidad de palabras altisonantes, ofendiendo a todos sus ancestros con una gran carga de violencia, cuando él es quien actúa de manera inconveniente. ¿Verdad que el mal es resultado de la ignorancia y las pasiones destructivas?

Desafortunadamente sufrimos las consecuencias de la maldad en todos los ámbitos de la sociedad, en la oficina, en el gimnasio, en el supermercado, en los centros de estudio, está presente acechando para manifestarse como acostumbra de forma impropia, con el objetivo de destruir y causar daño. Cuando la maldad logra su objetivo, no se percibe en el que la causa, la más mínima preocupación o remordimiento, sino al contrario es una victoria. Entonces ¿Qué podemos hacer para contrarrestar la maldad? Hay un antídoto muy efectivo la bondad.

Para contrarrestar los efectos de la maldad, es necesario comportarnos con bondad, Albert Einstein señalaba “El mundo no está en peligro por las malas personas sino por aquellas que permiten la maldad”. Debemos ocuparnos de inclinarnos por hacer el bien, ser generosos, amables y proceder de manera compasiva en la sociedad. El diccionario de la Real Academia Española define la bondad como cualidad de bueno, como la natural inclinación a hacer el bien. La religión católica resalta la importancia de imitar la bondad de Dios, demostrando amor incondicional sobre todo a los que más lo necesitan. La filosofía la define como una cualidad o virtud de hacer el bien, actuar con una actitud benevolente hacia los demás, siempre tener presente que al hacerlo nos comportamos con respeto y empatía, por ello, se le considera como un valor universal, no importan la cultura, las tradiciones, es válido para todos los seres humanos.

Thomas Hobbes en el libro el Leviatán, afirmaba que el hombre era malo por naturaleza, debido a que el hombre busca su propio interés, una postura contraria fue la de Jean-Jacques Rousseau que afirmaba lo contrario que el hombre es bueno por naturaleza, pero se hace malo a causa de las instituciones sociales. Considero que ambas posturas son válidas, pero de algo si estoy segura, debemos provocar la sinergia (la cooperación y el trabajo en conjunto) para contagiar a este mundo con el valor de la bondad. Reflexione esta idea: si trabajamos juntos lograremos transformar este mundo invadido por la violencia, logrando lo que aparentemente es imposible: que las acciones negativas se reduzcan considerablemente, de manera que, cuando algún miembro de la sociedad cometa un acto de maldad sea juzgado severamente y así evitar su propagación.

La bondad tiene poder porque al practicarla proporciona una gran cantidad de beneficios, tanto para el que la practica, como para el que la recibe. Varias organizaciones han realizado estudios sobre el tema y han arrojado excelentes resultados, al ejercerla es indudable que mejora el bienestar personal y físico, se siente alegría de vivir en cualquier tipo de circunstancia que se presente, se reduce el estrés, se comprenden las situaciones por las que pasan las personas vulnerables, y lo mejor es que promueve la conexión inmediata con los demás al actuar con empatía y servicio, por ello, hay que trabajar en difundirla en la sociedad.  

El arte de vivir

Susana Cepeda Islas

Desde hace varios años ha rondado en mi cabeza la idea, de si vivir es un arte, lo curioso es que yo no he sido la única persona que se ha cuestionado está incógnita, psicólogos, filósofos, entre otras profesiones, y también varias disciplinas aún lo hacen. Es común que en el mundo que ahora vivimos, estemos empeñados por hacer miles de cosas a la vez, pero ¿Eso es vivir plenamente? La respuesta es un rotundo ¡No!, si lo hacemos de esta manera inevitablemente nos perderemos de la oportunidad de disfrutar cada segundo de nuestra existencia.

Para lograr vivir en plenitud, con una gran dosis de satisfacción es necesario hacernos esta pregunta: ¿Cuál es el propósito de nuestra vida? La pregunta tiene un sinfín de respuestas, pero estoy segura de que no importa cuál sea, nos evitará pasar la vida de forma simple sin apreciar cada momento, recordemos que la vida se va como un suspiro. Leí un texto sobre Francisco Primo de Verdad y Ramos que fue el iniciador de la libertad novohispana que afirmaba que: "Más vale vivir pocos años con felicidad que muchos años con tristeza." Entonces, tratemos en lo posible de vivir felices.

El arte de vivir lleva consigo el realizar todos los días una serie de prácticas, pero sobre todo de actitudes positivas para lograr un buen estado emocional. Estar dispuestos a aprender a valorar lo que tenemos, ya sea de personas o cosas materiales, a reconocer las pequeñas cosas que nos regala la naturaleza, como el olor de una flor, el canto de los pájaros, el sonido de la lluvia, una puesta de sol, la luna llena alumbrando en la oscuridad. ¿Verdad que poseemos muchas cosas por las cuales, uno debe estar agradecido? Si lo hacemos así, no pensaremos en las cosas que suponemos nos hacen falta para estar satisfechos.

Un gran ejemplo de vida es la de Epicteto, filósofo estoico, griego, que no tuvo una vida fácil se definía así: “Yo Epicteto, fui esclavo, cojo, pobre y grato a los inmortales”. Quien a pesar de las adversidades logró superar todos los obstáculos que se le presentaron, para conocer su filosofía, le recomiendo leer su libro Manual de vida, ahí encontrará una de sus frases célebres que dice: “No son las cosas que nos suceden las que nos perturban, sino lo que pensamos de ellas”, nos enseña que debemos tener el control de nuestras reacciones y pensamientos ante las situaciones que se nos presentan, evitando así dejarnos llevar por las emociones y provocar un caos.

El gran médico psiquiatra y filósofo suizo, Carl Gustav Jung afirmaba que “Todo lo que se resiste persiste” que no es más que simplemente que pensar porque oponemos resistencia o más bien nos aferrarnos a una situación que queremos evitar o cambiar; ésta permanecerá, debemos vivir la experiencia, aceptar que existe y comprender las causas de su manifestación, e inmediatamente pensar en las posibles soluciones, hacer un buen manejo de las emociones, porque la aceptación nos lleva a la transformación y al crecimiento personal.

El arte de vivir es la constante búsqueda de una vida plena, para ello, hay que aceptar qué es lo que no está en nuestras manos cambiar, enfocarnos en cambiar nuestra interpretación de lo que sucede, es una propuesta para darle sentido a nuestra existencia a pesar de las circunstancias, a estar en plena consciencia de nuestros pensamientos, a actuar de acuerdo con nuestros valores en una palabra ser congruentes con nuestros pensamientos, palabras y acciones. Vivir con seriedad el aquí y el ahora.

Querido lector le propongo vivir en plenitud, en gozo, en alegría con las propuestas del Arte de Vivir, tan indispensables en estos momentos de crisis mundial en todos los aspectos. La humanidad nos merecemos mejorar la calidad de vida, tener desarrollo personal, en otras palabras, un bienestar integral. Si se controlan las emociones mejora la claridad mental y la toma de decisiones, permite en situaciones complicadas actuar con calma, tener presentes nuestros valores, el camino no es fácil, pero con disciplina y constancia se logran vencer las dificultades.

La guerra siempre presente

Susana Cepeda Islas

Destrucción, caos, sufrimiento, pobreza, migración son algunas de las consecuencias de la guerra en el mundo, si son tan desastrosas y provocan grandes daños las guerras entonces ¿Por qué existe la guerra? Son muchas las razones que se dan para justificarla como: problemas políticos, territoriales; la adquisición de recursos; diferencias ideológicas y religiosas, en el fondo siempre aparece en este escenario el apetito de poder, la ambición desmedida, las justificaciones abundan y la guerra nunca termina.

La guerra es un conflicto armado entre dos o más grupos humanos, que emplean diferentes elementos para imponerse sobre el enemigo como tácticas, estrategias y ahora la tecnología, su usan elementos materiales para herir o dañar, al enemigo. Veamos la raíz de la palabra guerra proviene del griego, pólemos que se traduce como “la guerra es la madre de todas las cosas”, según el diccionario de la Real Academia Española la guerra es una desavenencia y rompimiento de la paz entre dos o más potencias. Para la biblia la guerra es un combate entre Dios y Satán. La sociología la define como un conflicto social y político violento entre grupos humanos. Maquiavelo señalaba que “La guerra no se evita, sino se retrasa para ventaja del enemigo”. Siempre está presente.

No cabe la menor duda, la guerra es un enfrentamiento entre grupos cuya finalidad es demostrar la fuerza y lograr el dominio, los vencedores generalmente se escudan en que la guerra se genera para defender a los inocentes, para recuperar los bienes robados, para castigar acciones indignas, para defender de un agresión entre otras, cualquiera que sea la razón los humanos siempre estamos en guerra. Peleamos por el amor a la patria, por defender a nuestra familia, por obtener la libertad.

Viene a mi mente un recuerdo sobre el tema de la guerra que viví en la etapa universitaria, cuando leí “El arte de la Guerra” de Sun Tzu, un tratado clásico de la guerra que muestra una gran cantidad de estrategias y tácticas para la guerra y la solución de conflictos, se basa en la planificación y el engaño, lo que me sorprendió y para mí es lo valioso de sus enseñanzas sobre el conflicto es: «El arte de la guerra es someter al enemigo sin luchar». Triunfas en un conflicto cuando lo resuelves sin necesidad de ir a las armas, «Quien sabe resolver las dificultades las resuelve antes de que surjan. El que se destaca en derrotar a sus enemigos triunfa antes de que se materialicen sus amenazas». Una de sus recomendaciones, es antes de sacrificar a tu ejército «Conoce al adversario y sobre todo conócete a ti mismo y serás invencible». Ojalá y todos los líderes políticos del mundo eligieran leer a conciencia este libro antes de iniciar un conflicto armado, la situación a nivel mundial no tendría tan graves consecuencias.

Recordemos que a través de la historia de la humanidad han surgido grandes personajes que están a favor de la paz no de la guerra, por mencionar algunos: Mahatma Gandhi, Martin Luther King Jr., Nelson Mandela y Rigoberta Menchú, la Madre Teresa de Calcuta y el Dalai Lama también, se han preocupado por fomentar la paz y el bienestar de la humanidad. Cada una desde su campo de acción, algunos fueron sacrificados por sus ideas de paz de forma violenta, otros siguen en la lucha. Pero las guerras continúan.

Cuando las naciones conviven en un ambiente de paz, se respetan los derechos humanos, se fomenta la igualdad, existe cohesión social, participación ciudadana y sobre todo las comunidades son resilientes. Como nos enseña Sun Tzu, los humanos debemos desarrollar la habilidad para resolver los conflictos a través del diálogo, la cooperación, para evitar la violencia y el enfrentamiento por el bien de la comunidad. Coincido totalmente con las sabias palabras de Nelson Mandela al señalar “La paz no es simplemente la ausencia de conflicto; la paz es la creación de un entorno en el que todos podamos prosperar" -

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