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Ecos

Arcelia Ayup Silveti

En la entrega anterior titulada Sin etiquetas, me referí a las acciones simples que son complicadas para personas brillantes o talentosas en cualquier área y puse algunos ejemplos.  Recibí interesantes y divertidas opiniones, en mi chat personal, y comparto ahora algunos de mis amigos.

El doctor Nagamani Balagurusamy, me escribió: “Buen día estimada maestra. Estoy de acuerdo con tu nota y observaciones. Tenemos dualidad en la vida, podemos ser expertos en un aspecto y no tenemos conocimientos o habilidades en otros. Aceptar estos defectos y vivir es de mejor manera de vida, como hicieron tus amigos. Son nobles.”

La maestra Carolina Ramírez, es una prestigiada terapeuta y con frecuencia dicta conferencias. Ella me mandó el siguiente mensaje: “Qué maravillosa reflexión. ¡Totalmente de acuerdo con lo que escribes!  Yo me hago bolas cuando pido comida en el MCDonald´s, hablan tan rápido que me pongo súper nerviosa.”

Por su parte, la licenciada Laura Alvarado, me comentó: “Fíjate mi hermosa amiga, que leyendo tus palabras tan certeras recordé también detalles de amistades y conocidos que son extraordinarios y extrovertidos, pero con actividades sencillas se sienten muy inútiles o torpes para realizarlas. Gracias por siempre enseñarme cosas nuevas.”

Mi estimada Cristina Castellanos, médico, escribió el siguiente mensaje: “Buen artículo. A mi esposo le gusta bailar, pero tiene dificultades para aprender a coordinar cuando ha intentado tomar clases de baile y algunas otras cosas. Desde mi punto de vista, es una persona que ha desarrollado muchas capacidades, cuando algo sencillo para otros se le dificulta dice: “Es más fácil atender un infarto al miocardio” y sí lo creo.

Don José María González Lara, compartió: “Me hiciste recordar la siguiente anécdota: Dos excelentes y doctos maestrazos de estadística, hace años se les pidió que movieran una mesa sólo cuatro metros... y la desbarataron”. La licenciada Vero Soto, reflexionó: Me gustó amiga. El Yin y Yang de la vida, nada es perfecto. Ya me pusiste a pensar.” Al igual que Vero, también me puse a pensar en alguien que siempre dice que si tienes un amigo que escribe en medios, nunca deja de ser periodista o columnista y lo que digas o escribas puede salir a la luz pública. Por ahora, ya balconeé a mis amigos.

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Sin etiqueta

Arcelia Ayup Silveti

Me sorprenden muchas acciones, en especial de personas talentosas a quienes les cuesta trabajo realizar labores que pudieran parecer simples para la mayoría. 

Pondré algunos ejemplos. Cuando vivía en Saltillo, uno de los instructores de mi gimnasio estaba en los cuernos de la luna, había recibido entonces la corona como mejor maestro de aerobics de todo el país. 

Era también brillante maestro de ceremonias y tenía una participación en el programa “Plaza Sésamo” en el que hacía ejercicio con niños.

Recuerdo que el dueño del gimnasio le pidió en una ocasión que facturara equipo que había comprado. 

Le costó muchísimo trabajo solicitarla, era un proceso muy difícil para él. 

Me tocó escuchar por lo menos tres ocasiones lo que debía decir exactamente para que le generaran dicho comprobante fiscal; se ponía nervioso de saber que debía ir de nuevo a hacer el trámite.

Por otro lado, tengo una amiga que puede enfrentar o regañar a cualquiera y coordinar eventos casi perfectos. 

Ella tiene capacidad de hacer muchas actividades y es muy buena en todas, pero no puede ver ninguna herida en foto, mucho menos en vivo. 

También tengo otra amiga médica especialista, súper exitosa. 

Es excelente para dar conferencias, pero se pone nerviosa cuando recibe visitas a su casa. Dice que días antes no duerme en pensar qué cocinará, y muchos otros detalles relacionados con los comensales.

En Xalapa, Veracruz tuve la oportunidad de conocer a una destacada editora, tiene una gran experiencia en el medio y ha trabajo con escritores de gran prestigio. 

Ella confesó en un pequeño grupo que no sabe usar el cajero automático, que nunca ha estado parada frente a alguno, tampoco sabe hacer transferencias por internet ni ha realizado ningún trámite bancario. 

Conozco un estadista, autor de varios libros que no sabe usar la lavadora. 

También otras personas brillantes que no saben bailar, cocinar, manejar automóvil, ni hacer operaciones aritméticas.

No pretendo encontrar explicación alguna, remitirme a ningún estudioso, ni mucho menos etiquetar a estos amigos. 

Sólo quise compartirles cómo puede ser la mente humana, y como estos ejemplos nos demuestran que somos seres duales. 

Es común que no tengamos equilibrio y que nuestros gustos estén muy definidos hacia actividades y se obnubilen otras labores. 

Así se dan nuestros días, así, sin más, enlazados a la propia vida.

 

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Baño verde

Arcelia Ayup Silveti

Es frecuente que la dinámica diaria nos demande bastante tiempo y  nos olvidemos de regalos sencillos que nos podemos dar. Hay muchísimos, pero me referiré al baño verde también llamado baño de campo.  Es aliado para mejorar el sistema inmunológico, reducir la presión arterial, el estrés, la ansiedad, la ira, la fatiga, el insomnio y estados depresivos. Especialistas afirman que aventurarse en estos baños disminuye los requerimientos de oxígeno. Dicha práctica fue iniciada por los japoneses y trata de sumergirse en los sentidos y la naturaleza.

En Japón forma parte de sus políticas de medicina preventiva, y cada vez se populariza más, incluso en algunas empresas envían a su personal con exceso de estrés laboral a estas sesiones para mantener un equilibrio emocional y mental. Pasear entre los árboles, usar los sentidos, percibir el silencio, los colores, aromas y estar el cien por ciento en el aquí y el ahora, alejado de celulares y cualquier equipo tecnológico te permite generar una conexión interna.

Se puede practicar en cualquier área natural, parque o bosque. Es recomendable llevar agua, ropa y calzado cómodos, adecuados al clima coyuntural y si puedes evita usar perfume, para percibir los aromas naturales. La experiencia se basa en caminar en silencio y tomar fotografías mentales, para hacer mayor conexión con la naturaleza.

En lo personal me gusta sentirme arraigada a la tierra, cuando estoy de pie, me visualizo sobre ella e imagino su interior. Observo con los ojos cerrados, toco lo que esté a mi alrededor, percibo aromas y sonidos. También me gusta abrazar algún árbol, y siempre me sorprende la sensación de ser parte de la tierra y cómo emana energía desde las plantas de mis pies hasta mi cabeza.       

Tenemos en estos días el paso de la mariposa monarca, es bellísimo ver grandes cantidades en zonas arboladas. Su vuelo alegra la vista. Estos bellos especímenes recorren diariamente casi 120 kilómetros. Su ciclo de vida dura de cuatro a cinco semanas. La monarca surge en el fin del verano, vive de siete a ocho meses para lograr su objetivo de llegar a los santuarios de México y Michoacán, después de casi cinco mil kilómetros de increíble recorrido de treinta y tres días. Por favor, baja la velocidad cuando las veas, cuidémoslas, su milagro es nuestro. Somos privilegiados de estas pobladoras que datan de hace aproximadamente 250 millones de años elijan nuestro país para su trascendencia.

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Baño verde

Arcelia Ayup Silveti

Es frecuente que la dinámica diaria nos demande bastante tiempo y  nos olvidemos de regalos sencillos que nos podemos dar. Hay muchísimos, pero me referiré al baño verde también llamado baño de campo.  Es aliado para mejorar el sistema inmunológico, reducir la presión arterial, el estrés, la ansiedad, la ira, la fatiga, el insomnio y estados depresivos. Especialistas afirman que aventurarse en estos baños disminuye los requerimientos de oxígeno. Dicha práctica fue iniciada por los japoneses y trata de sumergirse en los sentidos y la naturaleza.

En Japón forma parte de sus políticas de medicina preventiva, y cada vez se populariza más, incluso en algunas empresas envían a su personal con exceso de estrés laboral a estas sesiones para mantener un equilibrio emocional y mental. Pasear entre los árboles, usar los sentidos, percibir el silencio, los colores, aromas y estar el cien por ciento en el aquí y el ahora, alejado de celulares y cualquier equipo tecnológico te permite generar una conexión interna.

Se puede practicar en cualquier área natural, parque o bosque. Es recomendable llevar agua, ropa y calzado cómodos, adecuados al clima coyuntural y si puedes evita usar perfume, para percibir los aromas naturales. La experiencia se basa en caminar en silencio y tomar fotografías mentales, para hacer mayor conexión con la naturaleza.

En lo personal me gusta sentirme arraigada a la tierra, cuando estoy de pie, me visualizo sobre ella e imagino su interior. Observo con los ojos cerrados, toco lo que esté a mi alrededor, percibo aromas y sonidos. También me gusta abrazar algún árbol, y siempre me sorprende la sensación de ser parte de la tierra y cómo emana energía desde las plantas de mis pies hasta mi cabeza.       

Tenemos en estos días el paso de la mariposa monarca, es bellísimo ver grandes cantidades en zonas arboladas. Su vuelo alegra la vista. Estos bellos especímenes recorren diariamente casi 120 kilómetros. Su ciclo de vida dura de cuatro a cinco semanas. La monarca surge en el fin del verano, vive de siete a ocho meses para lograr su objetivo de llegar a los santuarios de México y Michoacán, después de casi cinco mil kilómetros de increíble recorrido de treinta y tres días. Por favor, baja la velocidad cuando las veas, cuidémoslas, su milagro es nuestro. Somos privilegiados de estas pobladoras que datan de hace aproximadamente 250 millones de años elijan nuestro país para su trascendencia.

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A dos días

Arcelia Ayup Silveti

Mi hija Jimena se empeña en decirme que son cincuenta y siete, pero los números no mienten. Mi acta dice: “nació viva una niña en Delicias Chihuahua el 26 de septiembre de 1966: cumplo cincuenta y seis, nunca he negado mi edad. Mis arrugas son testigos de tantas risas y también de hilos de tristeza acumulados.

He tenido muchos brindis por gente que amo, sin importar si están presentes, si me llaman con frecuencia o se olvidan de fechas importantes de mi calendario. Aprendí que todos tenemos agenda y días para celebrar, aunque no aparezcan en el feis o sino son parte de las efemérides. Lo trascendente para otros puede carecer de importancia para muchos.

¿A quién le interesa nuestro ADN, quién no parió o si podemos compartir energía positiva? En pleno 2022 puede resultar irrelevante en absoluto. Sin embargo, en mi defensa admito que estoy en tiempo de transmitir lo que pienso: defiendo que puedo mover conciencias para acercarlos a la lectura y la literatura como elementos para transformar nuestro entorno.

Tengo la firme convicción que el arte en cualquier disciplina puede trastocar a una persona y a su familia completa. Estoy más allá de la mitad de mi vida, plena, consiente, feliz, entregada a mi profesión, a mi ser y a los que me quieren, sin importan cuántas patas tengan. 

Algunos amigos me dicen que cuando me ven les recuerdo a la alumna del ISCyTAC, a la joven que viajaba en dos camiones y caminaba dos kilómetros para llegar a las siete de la mañana a la primera clase a la universidad. Mi mamá recuerda a un primo que le dijo que dudaba en que pudiera pagarme cuatro años de carrera: él se equivocó, ella nunca titubeó en cuántos estambre o hilos tenía que vender para solventar mis estudios. Lo logró y no le rindió cuentas a nadie.

A muchos años desde entonces, doña Arcelia Silveti puede estar tranquila que formó a un ser humano a su imagen y semejanza: coherente, educada, terca, sin intención de robarle luz a nadie, sino con la intención de ayudar a otros a descubrir su brillo, a alzar la voz contra injusticias y gritar ¡salud! con amigos sinceros que miran a los ojos.

A dos días de que nacerán todas las flores, brindo por la salud, por mi familia y amigos que adoro y me dejan celebrar con ellos. Faltan muchas historias por contar, viajes para vivir, y claroscuros renovados. ¡Brindo contigo por mis cincuenta y seis otoños! (Posdata: las felicitaciones adelantadas carecen de validez).

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