Back to Top

contacto@nuestrarevista.com.mx

headerfacebook headertwitter
 

Mágica encomienda

Arcelia Ayup Silveti

No recuerdo haber visto el inicio de un año bajo la lluvia en Torreón. Desconozco si haya algún antecedente, pero me generó una agradable sensación que nos recibiera con agua lagunera gratuita. Según el Diccionario de la Lengua Española, la palabra lluvia es abundancia o muchedumbre y también es la acción de llover.

Esa mañana fui a la casa de mi mamá en Matamoros, Coahuila. Durante el trayecto me acompañó la música del agua tanto de ida como de regreso, así que apagué el estéreo de mi auto para que el agua cumpliera con su protagonismo. Ella nos envuelve con nuestros sentidos, la observamos cómo se diaspora en los cristales de los autos, en banquetas y carreteras. Nos endulza el oído con miles de gotas que explotan al unísono. Nos regala un particular aroma que desprende con su contacto con la tierra y plantas, en especial, con el de la gobernadora. Si nos moja, produce una sensación única.

Tiene varios significados, en la literatura por ejemplo, simboliza bucólicas imágenes de fertilidad o anuncios de muerte. En la poesía de Álvaro Mutis, la lluvia tiene un par de significados destacados. Por un lado, se convierte en metáfora recurrente de lo inevitable y de los elementos naturales. También, separa el tiempo y la convierte en elemento fundamental de su poesía.

En la religión católica, la lluvia es una de las bendiciones por la obediencia citadas en Deuteronomio 28. Simboliza la abundancia y prosperidad que Dios da a su pueblo. En el versículo 12, dice: “Te abrirá Jehová su buen tesoro, el cielo, para enviar la lluvia a tu tierra en su tiempo, y para bendecir toda obra de tus manos. Y prestarás a muchas naciones, y tú no pedirás prestado.”

En la concepción maya, es el producto del trabajo divino de dioses y diosas que unen esfuerzos para compartir el vital líquido que nutre la tierra y montañas. Cuentan con diesiseis dioses asociados a las diferentes formas de lluvias,además de quince diosas o vírgenes que colaboran en esta mágica encomienda. Ahora sí que está escrito en el firmamento: el 2020 será un bendecido, fértil y próspero año.

Sí hay

Arcelia Ayup Silveti 

Con mucha frecuencia escucho que en Torreón “no hay nada que ver”, refiriéndose a la ausencia de sitios para visitar o distracciones, se tiene la idea de que solo hay plazas comerciales. 

A pesar de que es una ciudad joven, tiene lugares que vale la pena conocer, en especial ahora que niños y jóvenes están de vacaciones. Tenemos varios museos, dignos de ser descritos con mayor amplitud. La Casa del Cerro, es considerada Monumento Histórico. Se trata de una hermosa mansión construida en 1904 por el arquitecto e ingeniero Federico Wulff. 

A través de valiosos y antiguos objetos muestran la historia de la ciudad de Torreón. 

El Museo Arocena es de gran valor histórico y arquitectónico erigido en1910 por el arquitecto francés Louis Channel.

Exhiben historia regional y arte europeo, anteriormente fue el edificio del Casino de La Laguna.  En otro espacio se cuenta con el Museo de la Moneda, con su imponente bóveda, en la cual muestran metal monedas desde la época colonial. Como una evocación al oro blanco que tanto impulso le dio a La Laguna, se crea el Museo del Algodón. 

En el recorrido se puede apreciar la transformación del semidesierto en el cual germina el algodón. Otro importante elemento fue la llegada del ferrocarril que potenció a La Comarca con la economía nacional y mundial.  En el Museo del Ferrocarril se puede caminar entre vagones y saber cómo era su funcionamiento y saber qué es una fragua. Dentro del Bosque Venustiano Carranza se encuentra el Museo de Regional de La Laguna (Murel). 

Resguarda los asentamientos humanos en la Región Lagunera, su forma de vida, creencias y rituales a través de fotografías, vídeos y objetos. 

Por su parte, la empresa Peñoles fundada en nuestra ciudad desde 1887 es el mayor productor mundial de plata afinada. Como parte de su complejo industrial está el Museo de los Metales.  La Casa Mudéjar de estilo neoárabe se construyó a principios del Siglo XX. Estos son solo unos ejemplos de los sitios que podemos acudir en estos días.  Mención aparte merecen los teatros, plazas, iglesias, espacios deportivos y alrededores de nuestra región. Sí hay. Esta dirección de correo electrónico está siendo protegida contra los robots de spam. Necesita tener JavaScript habilitado para poder verlo.

De poetas y cebollas

Arcelia Ayup Silveti

Con gran maestría, el poeta chileno Pablo Neruda dignifica una hortaliza que vemos a diario como un ingrediente para alimentos, o como elemento primario para una guarnición. La dignifica, como una reina plagada de elogios, de fragancias de la tierra, como hada madrina, o más hermosa que un ave de plumas cegadoras.

Después de leer su poema “Oda de la cebolla” no podemos observar este bulbo como lo hacíamos anteriormente. El Nobel de literatura la envuelve en palabras emotivas que nos hace apreciarla generosa, fecunda, y clara. Nos presta sus ojos para presentárnosla como una reina, en forma de granizo: “Estrella de los pobres, / hada madrina / envuelta / en delicado / papel, sales del suelo, / eterna, intacta, pura /como semilla de astro, /.

Neruda, se refiere a la cebolla como un ente por sí solo, en cambio, el poeta español Miguel Hernández, la muestra como un elemento de angustia y fortaleza dentro de un contexto en su poema “Las nanas de la cebolla.” Es tan hermoso como triste. El poeta fue preso en Sevilla, España durante el régimen franquista cuando intentaba huir a Portugal. Ahí se entera que su esposa Josefina solo se alimentaba de pan y cebolla, así amamantaba al hijo de ambos, con sangre de cebolla. El resultado fue el excepcional poema “Las nanas de la cebolla”, que se ha convertido en una de las canciones de cuna más trágicas de la poesía española y que ha cruzado fronteras.

Se refiere a la cebolla como grande y redonda, haciendo alusión a la pobreza imperante en la Guerra Civil Española. El amor y la desesperación del autor por no poder ayudar a su esposa y a su hijo se manifiestan en “Las nanas de la cebolla”.

El poeta y su familia fueron parte de los cientos de familias que sufrieron hambre, separación de sus seres queridos, muerte y censura. Sin embargo, Miguel Hernández no renuncia a seguir creyendo, a tener fe, a tomar fuerzas de su hijo: “Tu risa me hace libre, / me pone alas. / Soledades me quita, / cárcel me arranca. / Boca que vuela, /corazón que en tus labios relampaguea.” Gracias a ambos poetas por estos regalos.

Tom y Jerry

Arcelia Ayup Silveti

Tengo pocos momentos de ocio. En uno de ellos, frente a la televisión, me topé con los dibujos animados “Tom y Jerry”. Para mi pesar, vi muchas cosas que no descubrí en mi niñez, mismas que les comparto. Los protagonistas son dos personajes animados, un gato llamado Tom y un ratón de nombre Jerry. Solo se tienen el uno al otro, sin familia.

Se dedican a sobrevivir con lo que pueden rescatar de comida de la casa donde viven. Ambos residen en una misma casa. Tom busca atrapar a Jerry a toda costa para comérselo y falla siempre ante la astucia del ratón, quien sale airoso ante todas las trampas preparadas por el gato. Ellos son amigos y enemigos.

Conviven, escapa uno del otro en un círculo de amistad-rivalidad. Incluso, en algunas escenas triunfa el sentido de ayuda sobre la rivalidad: la amistad se hace más fuerte que la rivalidad. La relación de los protagonistas es buscarse y huir constantemente. Depredador- depredado. Se pueden lastimar entre ellos, pero no permiten que nadie ajeno los lastime. En ese capítulo que vi, hay racismo, quien hace las labores domésticas es una mujer de color. La imagen femenina está limitada a actividades domésticas y consumistas.

Descubrí varios valores: la lealtad, el débil vence al fuerte y gana la astucia sobre la fuerza. La lealtad es entre ambos, se cuidan. El gato no se come al ratón nunca, es una lucha constante. Creo que los niños pueden pensar que es posible que los débiles venzan a los más fuertes y esto les de cierta seguridad, sabrán que gana la astucia sobre la fuerza. También hay antivalores, impera la violencia por la intención constante de acabar con la vida del ratoncillo.

Aparecen diversas armas, tabaco, alcohol, acoso, burlas y amenazas. En otros capítulos, huyen de la casa, tiran comida y maltratan a los animales. Tom y Jerry es una caricatura agresiva disfrazada de cómica en la lucha constante por atrapar al ratón. Algunas veces nos hacen pensar que está a punto de alcanzarlo, pero sabemos que no lo logrará nunca, Es una historia con muchas aventuras, pero tenemos claro que al final, saldrá triunfante el astuto ratón. Sin duda, de las más inofensivas en la oferta de este género. Esta dirección de correo electrónico está siendo protegida contra los robots de spam. Necesita tener JavaScript habilitado para poder verlo.

De ángeles y epitafios

Arcelia Ayup Silveti

Pienso en un oxímoron para titular este regalo: monumental chiquito; pequeñito gigante; grandioso chaval.

No me convence ninguno. Estoy frente a la disyuntiva de seguir escribiendo o revisar si el gran librillo cabe en la bolsa de un pantalón.

Acudo a mis anotaciones del libro De ángeles y epitafios y vuelvo a culpar al autor por mi sentir, porque es sumamente difícil elegir solo algunos de sus textos.

Descubro que los ángeles anidados en mi memoria están lejos de parecerse a los que Lomas nos presenta, con su peculiar destreza, ironía y sentido del humor.

ADVERTISING

Son ángeles duales, malqueridos, suicidas, taciturnos en busca de perros y recuerdos, de fantasmas y besos, de frases y milagros.

Comparto mi epitafio favorito. El del optimista, que, con cinco palabras, Lomas nos deja perplejos:

Toquen fuerte, debo estar dormido. Los relatos poseen matices poéticos, marcados por la barbarie, el sufrimiento y la sordidez.

Esquilan al lector, lo orillan a imaginar esos ángeles que Enrique ha moldeado por décadas. Mención especial vale el prólogo escrito por el poeta Daniel Maldonado.

Cumple cabalmente la misión de invitar a cautivos a adentrarse en este especial libro. ¿En qué pensaba Lomas cuando ideó estos ángeles y epitafios?

Dibujos y textos conforman una unidad inseparable. El pintor intenta disfrazar con flores un dolor latente, que estalla ante el lector, con ángeles cuyas alas lleva entre sus manos.

ADVERTISING

Desgarrados ángeles que cuidan a otros, con una tristeza tan profunda, presente en cada línea y en cada punto de corazones que se diasporan, en bocanadas de llantos y en explosivos cirios.

Tiene razón Cesáreo al afirmar que después de leer De ángeles y epitafios se sintió acorralado por estos seres alados durante meses.

Pero ahora, los lectores tenemos una doble persecución: la fuerte pluma de Lomas y los taladrantes dibujos de Cesáreo.

Ambos talentos laguneros nos muestran que la creatividad no tiene límites. Posdata: si cabe el libro en la bolsa del pantalón. (Fragmento leído en la presentación de dicho libro en casa Mudéjar de Torreón, el pasado viernes 29).

 

Esta dirección de correo electrónico está siendo protegida contra los robots de spam. Necesita tener JavaScript habilitado para poder verlo.

Página 10 de 17