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El placer de leer

Arcelia Ayup Silveti

Recibí la invitación del maestro Servando Martínez a participar en la Semana Apache de la Escuela de Bachilleres Venustiano Carranza, mejor conocida como PVC. Me contó que se trata de promover la actividad lectora en la comunidad estudiantil, así que acepté sin vacilar. Después de colgar, sentí nervios porque no tengo experiencia de charlar con público joven. 

La cita se pactó para el jueves 20 de abril a las 11:45 en la Sala de Lectura de PVC. Cuando llegué ya estaba ahí Servando, con algunos compañeros y alumnos de segundo año. Pregunté quién acostumbra a leer y para mi sorpresa, había cerca de diez chavos en el grupo, ya que en otros espacios levantan la mano un par de personas. 

Me interesaba mucho hacer amena la charla y provocar la participación de los alumnos. Uno de ellos dijo que tiene una tía que es gran lectora, que le gusta platicar con ella porque sabe mucho y siempre le aprende algo. Les conté de dos mujeres que abonaron para que el acceso al conocimiento fuera asequible para las mujeres. La francesa Olympia de Gouges (1748- 1793), quien fuera escritora, panfletista, dramaturga y filósofa política. Ella luchó desde la burguesía por la igualdad y la abolición de la exclavitud. Fue de las primeras mujeras que tuvieron el privilegio de escribir libros firmados con sus propios nombres, lo mismo que Sor Juana Inés de la Cruz (México, 1648-1695), esta poeta enigmática, bella, inteligente, gigante de las letras, enhebraba rimas perfectas. Sabía de sus talentos, superiores a los de muchos hombres que la admiraban y envidiaban. Decidió que su vida eran las letras y el saber. 

Les comenté sobre los booktubers y que en Finlandia leen 47 libros al año en promedio mientras que, en México en 2021 llegamos a 3.9, según el Instituto Nacional de Estadística y Geografía 2022. Se trata de la cifra más alta que se ha registrado nuestro país desde 2016, ya que por muchos años nuestra cifra era de dos libros anuales. 

 Me preguntaron sobre la motivación para leer y escribir, cómo es el trabajo de hacer personajes y de dónde saco las historias. Les leí un par de párrafos de dos libros de mi autoría y les provocaron por separado: enojo, impotencia, coraje, ternura y calma. Enumeré muchos motivos que me llevan a ser ávida lectora y los invité a leer lo que les apetezca. Como lo mío no es la modestia, comparto que una alumna al final me hizo un gran regalo: me dijo que estuvo muy padre la charla, espero que disfrute más el placer de leer. 

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Desde la altura

Arcelia Ayup Silveti

Hace días fui al Complejo Turístico Puerto Noas con mi hermana Lulú, mi sobrina Saira y sus hijos Emiliano, Santiago y Mateo. Les dije a los niños que los llevaría a una sorpresa y tenían mucha curiosidad de saber a dónde iríamos, pensaban que los llevaría a algún museo o charla. Conforme nos acercábamos al cerro lo supieron. Nos sorprendimos juntos de lo que ofrece este complejo, sumado a la espectacular vista y el viento de la cuidad, gracias a la privilegiada ubicación. 

Los niños jugaron en la fiesta de la espuma, admiramos las bellas esculturas de alas y de reciclado en las que por supuesto, nos retratamos. Caminamos por el aviario, los diferentes puestos de artesanías, pintacaritas, de bebidas, pintura de cerámica, nieves artesanales, la cabina 360 y restaurantes al aire libre. 

Lo que más les gustó a los niños fue el paseo en el teleférico. Al bajar nos tocó uno con el piso transparente, lo que le dio un toque de más diversión. Vimos los enormes dibujos en edificios y techos de las colonias vecinas. En el cerro hay un alacrán muy llamativo con adornos plateados. Luego uno de unos niños en una balsa de madera, al que Emiliano comentó que simbolizaba la imaginación infantil. También observamos una mujer con el rostro blanco y verde en un escudo negro y dorado, quizá como alusión a nuestro equipo de futbol Santos Laguna. Vimos algunos próceres como Carranza, Zapata y la Adelita; una familia de felinos y una enorme mazorca. 

Nos gustó la fuerza dirigida al momento de llegar la góndola al centro de la ciudad. Hicimos una larga fila para regresar, pero fue rápido. El personal cuida la limpieza del sitio y la organización de los pasajeros, lo que hace fluido y agradable. Nos tocó viajar en la cabina con una familia que llevaba su perrita. Casi todas las góndolas iban llenas y había muchas familias en el complejo. Mis sobrinos dimensionaron la ciudad desde la altura. 

Caminamos hasta el Cristo de las Noas, escultura de 21 metros realizada por Vladimir Alvarado, réplica del Cristo del Corcovado, de Río de Janeiro, Brasil.  Entramos a la iglesia de piedra y a las capillas. Vimos la caída del sol resplandeciente. Compramos nieve, refrescos y chuchulucos. Contamos anécdotas, y bromeamos mientras la noche caía. Brindamos por la inversión del gobernador Miguel Ángel Riquelme y la visión y trabajo de la directora del Complejo Turístico Puerto Noas, Vero Soto. Alegra saber que con frecuencia ofrecen actividades culturales. 

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De taxistas, orgullo y arraigo

Arcelia Ayup Silveti

En septiembre pasado viajé a Xalapa, Veracruz a una gira de promoción de mi libro El vuelo de Elisa, invitada por mi editor y amigo Quitzé Fernández. Conviví con él y con Dany Giacomán, quien presentaba su ópera prima El milagro y la sonrisa. Quitzé compartió su experiencia de Editorial y Fundación Amonite y a la vez, comentó su cuento Los niños de mezquite. Compartimos la mesa como expositores un par de veces en la Feria Internacional del Libro Universitario 2022 (FILU). 

Tomé un taxi para llegar al hotel que me asignaron los organizadores de la FILU, en el centro de la ciudad. El conductor me preguntó cuál ruta prefería tomar y le dije que la que decidiera estaría bien. No quise comentarle que hacía por lo menos diez años que no visitaba esa ciudad. 

Fueron días de lluvia y caminábamos algunas cuadras, de nuestro hotel a una de las sedes de la feria, la bella Casa del Lago de la Universidad Veracruzana. Cuando me desplacé a otros lugares me llamó mucho la atención un factor común entre los taxistas que me hicieron el favor de trasladarme: no conocían los destinos más famosos del lugar y no tenían datos para consultar aplicaciones de navegación, usamos mi teléfono para ese fin. 

Me gusta platicar con los chóferes, porque son un termómetro de cada ciudad. Los que me atendieron fueron muy amables y conversadores. Cuando les preguntaba de algún parque, sitio histórico o cultural me comentaban que no lo conocían y que no tenían referencias, pero que habían llevado a mucha gente. Les sorprendía lo poco que les comentaba del lugar y yo me asombraba más de su desconocimiento. Lo que sí sabían eran destinos muy específicos como la central de autobuses, la catedral y tiendas de autoservicio. 

Cuando estoy en otros estados, como Veracruz, me convenzo de que tenemos muchos Méxicos, mosaico de tradiciones, cultura, historia, gastronomía, artesanías, climas, paisajes y bellezas únicas. Los jarochos son bendecidos con una gran riqueza diferente a la nuestra. Somos espejo de nuestra genética y de nuestro entorno. A nosotros nos tocó vivir regidos por el clima del Desierto de Chihuahua, a ellos con días lluviosos y nublados; nuestra flora, fauna, usos y costumbres son distintos a los de ellos. Sin embargo, jarochos y laguneros, al igual que el resto de los mexicanos tenemos en común un gran orgullo y arraigo a nuestra tierra, a nuestra historia y tradiciones. ¿Cuántos Méxicos conoces?

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Sabor a desierto

Arcelia Ayup Silveti

Disfruto muchísimo la comida tradicional y la flora del semidesierto, hoy se enlazan ambos con el tema de hoy, me referiré a las flores de palma comestibles.  Provenien de la palma china, cuyo nombre científico es Yucca filifera. En la temporada actual de Semana Santa se pueden apreciar de manera generosa sus enormes racimos de flores blancas, en especial en las carreteras de Saltillo, San Luis Potosí, Zacatecas, Nuevo León, Tamulipas, Guanajuato, Querétaro, Hidalgo, Michoacán y México. 

La producción de flores depende en gran parte de las lluvias que reciben las yuccas previas a la temporada. No he tenido oportunidad de verlas este año, porque he viajado poco, pero una amiga me dijo que los racimos son escasos en comparación con otras cosechas. En Saltillo se prepara con mayor frecuencia que en La Laguna. Allá se pueden adquirir en el Mercado Juárez o en mercados sobre ruedas de algunas colonias. También se estila que los venden casa por casa, recién cortados los enormes racimos. Es una flor blanca muy bella, de pétalos gruesos.

Cuando tengo este manjar en mi plato imagino su proceso de gestación, la espera de un año para obtener este regalo. ¿Qué vivirá dentro de ese tronco?, ¿cómo se formarám poco a poco los pistilos, las hojas, los pétalos?, ¿cómo administran la escasa cantidad de agua para ofrecernos tal perfección y sabor?, ¿por qué no se equivocan en el manejo de los colores? 

Es un regocijo deleitarse con un platillo de flores de palma, es volver a nuestra raíz, a lo que hacían nuestras abuelas, quienes se esforzaban, entre muchas cosas, a que su familia comiera lo más sano posible. Con su sabiduría combinaban sabores, plantas, además de huertos y yerbas de su patio.

Pienso también en la dificultad que los campesinos enfrentan para recolectar esta pesada corona con el candente sol. Toman alto riesgo para tomar estos racimos, cargar con escalera para subir a la cima de la palma, cortar el tronco del racimo y muchas veces se espinan. 

Hace bien reconocer lo que la naturaleza nos ofrece, saber que somos parte del desierto y que su encanto es infinito. Abramos los ojos para apreciar nuestro entorno. Cada estación del año tiene lo suyo, pero la primavera no deja de sorprendernos en especial con sus flores multicolores en los cactus y plantas nativas. La Yucca filifera es un ejemplar dentro del ramillete de nuestro semidesierto. Que viva la palma china con sus delicadas y exquisitas flores y el sabor a desierto. 

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Sólo por el periférico

Arcelia Ayup Silveti

Te invito a hacer un recorrido para conocer (o reconocer) parte de nuestra flora nativa. Estamos en el Periférico Raúl López Sánchez en Torreón, Coahuila. La mayoría de lo descrito está en los costados de la carretera. Iniciamos en los alrededores de la obra escultórica Torreón Rojo, del artista Enrique Carvajal, mejor conocido como Sebastián.

 Junto a ésta  podemos apreciar candelilla, ocotillo, y algunas palmas sobrevivientes. Cerca de la entrada de la Universidad Autónoma Agrario Antonio Narro, hay especies de palo de San Pedro y unos bellos mezquites extranjeros, con sus numerosas y lindas flores amarillas.

Continuamos frente a la Casa Hogar del DIF, espacio que anima la vista las flores blancas de los hermosos pero subestimados árboles de anacahuita. Llegamos a un costado de las instalaciones de la Feria de Torreón, donde habitan unos bonitos magueyes, algunos de ellos con su inflorescencia, que anuncia la proximidad de la muerte. 

Desde ese tramo hasta el puente El Campesino hay órganos, huizaches con sus flores redondas amarillas y sus grandes vainas, palos de San Pedro, palmas de abanico, y palmas yuca, cuya deliciosa flor se consume en estas fechas. También adornan los laterales del periférico el guaje y el cenizo, cuya floración es de un suave color liliáceo.

Atrás de la estatua hay numerosos mezquites extranjeros. En el extremo opuesto, justo frente a la gasolinera inicia la primera de varias nogaleras. Seguimos admirando más mezquites extranjeros, a lo que dicho sea de paso, les vendrá bien una podada. Nos reciben ahora los largos y flacos cipreses, los legendarios eucaliptos y algunos sotoles sedientos. Iremos al encuentro de ébanos, cenizos y lilas. Continúa la belleza con los nobles mezquites americanos, cuya raíz alcanza hasta 50 metros en busca de agua.

Este es un lindo ejemplo de la flora nativa que respeta la vocación de nuestro semi desierto. Se trata de una caja llena de sorpresas, de una belleza discreta y cautiva que no demanda mucha atención y es de poca agua. En Arizona y Wisconsin por ejemplo, algunas universidades ofrecen especialidades de paisajismo exclusiva para vegetación desértica. He visto lindos jardines creados por esas escuelas que no le pide nada a los de las colonias más exclusivas de Torreón.

Deseo que te haya gustado este singular paseo por el periférico y te mueva a optar por nuestra flora nativa y de paso, abonar a la sustentabilidad ambiental.

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