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El Tren

Francisco Tobías

En poco tiempo nuestro país contará con una vía de comunicación terrestre que generará productividad y por ende empleos en nuestro país, una vía férrea que llevará y generará desarrollo económico en nuestro país, un ferrocarril que impulsará a la industria, un tren que unirá a Canadá, Estado Unidos y México.                       

Será una red ferroviaria que logrará unir la costa oeste, Vancouver, de Canadá con la costa este en Quebec, conectando con Nueva York, en Estados Unidos, dirigiéndose hacía el sur pasando por Kansas City, llegando a Lousiana y Texas, entrando a México por Nuevo Laredo, Tamps, transitar por Nuevo León, Saltillo, realizando el recorrido hasta la Ciudad de México con vías hacia Tampico, Veracruz y Lázaro Cárdenas, con cerca de 32 mil 186 kilómetros.

Gracias a este proyecto de comunicación y logística se logrará contar por primera vez con un sistema ferroviario que una a los tres países para lograr aumentar la productividad de la región, reduciendo tiempos de traslados, mejorando la cadena de suministros, reduciendo costos, incrementando calidad y productividad.

Esto se logrará gracias a la fusión de Canadian Pacific Railway con la estadunidense Kansas City Southern, la empresa canadiense compró a Kansas por un monto de 27 mil 200 millones de dólares norteamericanos y se tienen estimaciones de ingresos anuales por un monto de casi 9 mil millones, la empresa contará con cerca de 20 mil trabajadores.

  

Aunado a los beneficios económicos, como lo son la reducción de tiempos en los traslados de insumos y mercancías, la generación de empleos y la integración económica se lograrán significantes beneficios ambientales, pues un solo tren reduce la emisión de contaminantes que generaría 300 camiones, logrando reducir en un 75% la contaminación. Además, en poco tiempo, existe el compromiso, de que esta empresa tendrá la primera locomotora que funcione con hidrogeno.

Esta es una buena noticia económica para México, esta es una inversión que generará beneficios para los mexicanos, esta fusión además logrará aumentar la competencia entre las demás líneas ferrocarrileras y al final del día quienes ganaremos seremos los consumidores finales.

Este sí es un tren que generará desarrollo económico.

¡Felicidad!

Francisco Tobías

En 1972 el monarca del Reino de Bután estableció las bases que al día de hoy utiliza la ONU para realizar un estudio en 150 países para medir la felicidad con la cual viven los habitantes de estas economías, cierto que estas mediciones o parámetros han cambiado, y mucho, desde aquel año, incluso en 1998 el economista hindú Amartya Sen obtuvo el premio Nobel de economía gracias a sus trabajos e investigaciones que dieron forma al índice de desarrollo humano de las naciones unidas.

Los estudios del premio nobel consideran 5 aspectos: 1) las libertades políticas, 2) los servicios económicos, 3) las oportunidades sociales, 4) las garantías de transparencia y 5) la seguridad protectora. La democracia más moderna del mundo, sí la de Bután, a pesar de vivir en una monarquía constitucional,  considera 9 aspectos para medir la felicidad de sus habitantes, siendo estos: 1) Salud, 2) educación, 3) diversidad ambiental, 4) nivel de vida, 5) gobernanza, 6) bienestar psicológico, 7) uso del tiempo, 8) solidaridad comunitaria y 9) cultura.

Hace pocas semanas se publicó el índice de la felicidad 2022, que mide en realidad la felicidad del año anterior, periodo de tiempo en el cual se realizan los estudios y análisis de los datos, al leer los resultados llama la atención 4 aspectos:

  • Los 5 países nórdicos aparecen en el Top 8, Finlandia encabeza la lista.
  • El consumo y la producción no lo es todo, pues la economía más grande, hasta hoy, los EUA aparecen en el lugar 15.
  • Durante estos dos años de pandemia, el estudio sobre la felicidad ha reflejado que la ayuda a extraños ha aumentado en todo el mundo.
  • No se contempla la igualdad sustantiva.

México, por su parte, obtiene una calificación de 6.128 sobre 100, ubicándose en el lugar 46, por debajo de países como Guatemala, Kosovo, Panamá, Brasil y Kazakhstan pero encima de países como Rusia y Japón.  

Desafortunadamente nuestro país se incluye en el Top 10 de los países que más felicidad han perdido, listado que complementan Líbano, Venezuela, Afganistán; quien ocupa el último lugar de la lista de 150 países, Lesoto, Zimbabwe, Jordania, Zambia, India y Botswana. ¡Qué tristeza!

El problema radica en que la autoridad no ha solucionado problemas concretos y de fondo, que permitan a los mexicanos alcanzar cierto grado de felicidad, dificultades como la desigualdad salarial, la inseguridad (galopante), la certidumbre jurídica para las empresas, la corrupción y el haber afrontado de una manera incorrecta al Covid-19.

¿Felicidad?, no gracias ¡qué tristeza!

¡La gasolina! ¿La educación?

Francisco Tobías

Una de las grandes responsabilidades económicas, sino es que la más, de los gobiernos es la redistribución del ingreso, entendiendo que esta acción se encamina a lograr una mayor equidad económica entre los integrantes de una economía, por medio de políticas económicas y políticas públicas.

La redistribución del ingreso o de la riqueza se logra con el uso correcto, -en tiempo y espacio- principalmente con herramientas tales como los impuestos y los subsidios.

En palabras llanas el gobierno cobra impuestos y con estos ya en las arcas realiza acciones para “lograr” una igualdad entre los ciudadanos.

El conflicto bélico entre Ucrania y Rusia ha ocasionado que el precio del petróleo se incremente, provocando por ende que el precio real de la gasolina y diésel se aumente, por citar algunos ejemplos en los EUA los consumidores pagan ahora un 20% más, en países europeos como España este aumento ha sido del 29.90%, de hecho, el precio de la gasolina en el mundo se ha incrementado un 33.3%.

Este incremento no se ha reflejado en México, en tal magnitud, por un estimulo fiscal del 100% referente al pago del IEPS, impuesto especial sobre productos y servicios. Antes de dar inicio este “beneficio fiscal” (5 marzo 2022), por cada litro de gasolina magna el comprador pagaba por este impuesto $5.49, por litro de gasolina Premium $4.63 y por litro de diésel $6.03

De primera impresión podemos afirmar que es una buena medida para no afectar el bolsillo de los mexicanos, incluso hoy la gasolina en México es más barata que en la mayoría de los países, sin embargo, al realizar un análisis más profundo, podremos observar algunas aristas en esta acción gubernamental.

Con este estimulo fiscal el gobierno federal dejó de recibir alrededor de 10,500 millones de pesos, durante las dos primeras semanas en las que se aplicó este beneficio, en caso de mantener este subsidio por el resto del año, los ingresos fiscales del gobierno serán mermamos en 550 mil millones de pesos.

Para dimensionar los montos, sólo basta señalar que el gobierno acaba de cancelar el programa escuelas de tiempo completo cuyo presupuesto eran 12 mil millones de pesos, pareciera que la popularidad del ejecutivo, en el muy corto plazo, es más importantes que la educación de los menores, es especial de los estratos socioeconómicos bajos, quienes aprovechaban esta política educativa que contribuía de manera importante en la redistribución del ingreso. Pero si esta comparación la realizamos por lo que se dejará de percibir durante el resto del 2022, de seguir con este subsidio en la gasolina, el monto de $550 mil millones equivaldrían a 7.33 aeropuertos “Felipe Ángeles”, o a 2.4 trenes mayas, sin contemplar la externalidad del daño al medio ambiente.

Al realizar un análisis sobre quienes son los más beneficiados con este subsidio, sin considerar al señor de la popularidad, resulta que sólo el 20% de los habitantes de México son quienes se benefician, pues según el Centro de Investigación Económica y Presupuestaria, el 80 por ciento de las familias mexicanas sólo contribuyen con cerca del 16 por ciento del IEPS en las gasolinas.

Todo parece indicar, desde esta perspectiva que el subsidio en la gasolina es un beneficio fiscal que no beneficia a quienes debe de beneficiar una política de redistribución del ingreso, incluso todo lo contrario, ya que además de no lograr beneficiar directamente a sus bolsillos con la exención del pago de este impuesto, el gobierno federal ha preferido cancelar programas que en realidad estaban destinados a redistribuir el ingreso de las familias mexicanas como lo es la educación.

Solidaridad

Francisco Tobías

Hace unos días el presidente Andrés Manuel López Obrador mencionó en una de sus conferencias matutinas que en caso de que la inflación no fuera controlada buscaría implementar un control de los precios en alimentos, situación que no se ve nada alejada de la realidad pues la inflación no cederá en el corto plazo.

Existen muchos factores que están influyendo en el aumento en el nivel de los precios, no sólo en México, sino en el mundo, desde la reactivación económica post pandemia hasta el conflicto armado en Europa del este.

Es de aclarar que afortunadamente la inflación, a pesar de ser alta y cada vez mas, no ha llegado a niveles de hiperinflación, sin embargo, las políticas económicas, sean estas fiscales o monetarias deben de aplicarse con mucho cuidado pues no hay peor mal económico que la inflación.

El control de precios es una acción o política gubernamental mediante la cual se establecen precios máximos para ciertas mercancías, intervención que se ha aplicado en diversos episodios de la vida, en la antigua Roma, durante la revolución francesa, en la década de los 70´s del siglo pasado con la gasolina en los Estados Unidos y en México durante los 80´s con el pacto de solidaridad que inició en 1987 y fue reforzado durante la administración del Lic. Carlos Salinas de Gortari. De hecho, el pacto de solidaridad fue propuesto y aplicado por el Lic. Salinas cuando se desempeñaba como secretario de programación y presupuesto. Por ello no debe de sorprendernos que el programa “estrella” durante el gobierno del Lic. Salinas haya sido nombrado “Solidaridad”.

El control de precios en los alimentos debe de ir acompañado de un gran programa y políticas económicas, que no sólo busque controlar de manera artificial el precio ya que esto generaría una escasez de esas mercancías ocasionando un problema mucho mayor que el que se busca solucionar.

Se deben de generar y aplicar políticas para lograr un crecimiento económico, ya que mientras la inflación supera el 7%, se tienen estimaciones de que el crecimiento en el PIB será de apenas 1.1%, generando falta de empleos, baja inversión y a la vez un incremento mayor en la inflación. Un papel importante juegan las políticas agropecuarias, por medio de créditos públicos, mediante las cuales se logré un incremento en la productividad agropecuaria. Buscar subsidiar “todos” los precios que afectan más en la inflación generara desequilibrios en las finanzas públicas y una mayor desigualdad económica y social en nuestro país. Sin olvidar que podría crearse un mercado negro en los productos cuyos precios el gobierno intentaría controlar.

Por supuesto que la intervención del Estado en el mercado es necesaria, es claro que al seguir aumentando la inflación de debe de buscar controlar los precios pero aunado a ello se debe de buscar solucionar el problema de fondo y no realizar estas acciones por el sólo hecho de mantener una popularidad.

En nuestro país ya tuvimos, con el control de precios, una experiencia exitosa durante un gobierno neoliberal, ojalá tengamos una experiencia como la Salinas con Andrés Manuel.

Malthus, Rusia y Ucrania

Francisco Tobías

Existe una profecía económica “incumplida”, atribuida a Thomas Malthus, quien fue erudito, clérigo y economista nacido en Inglaterra, quien escribió el libro “Ensayo sobre el principio de la población” en el año de 1798. En este texto explicó que la población en poco tiempo empezaría a sufrir de hambruna, debido a que el crecimiento poblacional se presentaba de manera exponencial, mientras la producción alimentaria tenía un crecimiento aritmético, lo que ocasionaría que en el corto plazo la producción de alimentos no alcanzaría para alimentar a la población, provocando una pobreza progresiva y hambruna entre la población.

Afortunadamente Malthus, al desarrollador esta ley, que es conocida como malthusiana, no vislumbró los efectos de una revolución, sin armas, que en ese momento iniciaba y no se conocían sus alcances, siendo esta la revolución industrial la cual ocasionaría un cambio total en la economía, en los procesos productivos y en la humanidad.

Mediante la revolución industrial, sus consecuencias y la tecnología, la sociedad y los sistemas económicos han podido “resolver” el problema de la hambruna, evitando la catástrofe malthusiana. Cierto que hay población hoy en día que sufre de hambruna, sin embargo, la producción global de alimentos es capaz de cubrir esta necesidad, siendo el problema la distribución, ocasionada por los intereses de las empresas, cuyo fin principal, el cual no es erróneo, es la utilidad y la ganancia económica.

Hoy la sociedad global podrá enfrentarse a una situación “malthusiana” y no debido al crecimiento exponencial de la población o por la falta de tecnología para la producción de alimentos sino por la guerra entre Ucrania y Rusia.

El conflicto bélico en Europa del este ha empezado a ocasionar problemas económicos más allá su área geográfica, como el aumento en el precio del petróleo y en el precio real de la gasolina, pero en la comunidad internacional ha iniciado una preocupación mayor, el aumento en el precio de los fertilizantes y agroquímicos en el mundo, sólo basta señalar que el segundo productor de fertilizantes en el orbe es Rusia, cuya producción equivale alrededor del 17% respecto a la total mundial, pero al analizar el mercado de los fertilizantes, podemos darnos cuenta que el 50% de las exportaciones mundiales de este insumo, indispensable para la producción de alimentos, son de Rusia, Canadá y China, siendo de estos países el europeo quien tiene una participación superior.

Pareciera que todo, absolutamente todo, se refiere al mercado, a la oferta y a la demanda, pues Rusia al reducir sus exportaciones de los fertilizantes, más allá de estrategia económica-militar o por las sanciones de otros países ha provocado un aumento en alrededor del 47%, provocando que muchos productores alimenticios no puedan continuar con la producción y ocasionando que el precio final de los alimentos se incremente, más allá del aumento salarial, y que a la vez provocará una inflación mayor.

La industria agrícola mexicana importa cerca del 60% de los fertilizantes que utiliza y el precio de estos en la llamada “tierra azteca” se ha incrementado en un 80%. Tendremos un problema serio en nuestro país, mientras anualmente importábamos un monto equivalente al 50% del valor inicial de la refinería Dos Bocas y se estima que a pesar del aumento en el presupuesto para la refinería el costo de las importaciones de fertilizantes será mayor de manera proporcional.

Hace dos semanas, de manera acertada, el ejecutivo federal por medio de la SHCP otorgó un estimulo del 100% para el IEPS en la gasolina, logrando “evitar” el aumento en el precio final al consumidor, sin embargo, esta política fiscal no tendrá los mismos efectos en la agroindustria, ni en los sectores industriales y comerciales que de ella se derivan.

Ojalá Malthus vuelva a equivocarse, porque quien si volverá a equivocarse es el mismo de siempre.

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