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¿Frío o calor?

Francisco Tobías

Para medir el desarrollo económico de un país, los estudiosos del tema, utilizan ciertos indicadores, que van desde el Productor Interno Bruto hasta indicadores muchos más completos y complejos como el índice de desarrollo humano. Utilizando valores como el mismo PIB, la esperanza de vida, la calidad educativa, el empleo, incluso el medio ambiente, la libertad, la democracia y demás podemos medir que tanto se ha logrado desarrollar una economía, entendiendo que el desarrollo económico es la capacidad que se tiene en un país para generar riqueza y con ella dar tanto prosperidad como bienestar a sus habitantes.

Existen factores semejantes entre los países desarrollados y características entre los que están en vías de desarrollo, cómo lo son el uso de la tecnología, la industrialización, la productividad, el sistema de salud, el ingreso por habitante, y muchos más, considerando que los países más desarrollados tienen mejores números en estos aspectos. Por otro lado pareciera que la riqueza natural de los países no es preponderante, para lograr el desarrollo económico de una país, basta con ver que Noruega no cuenta con petróleo y Venezuela sí, o al comparar la tierra cultivable entre México y Japón podemos darnos cuenta que nuestra riqueza natural no ha sido un factor para detonar el desarrollo.

Desde hace poco tiempo los economistas se han dado cuenta de la relación que existe entre la temperatura y el desarrollo de los países. Al comparar los 10 países con un mayor PIB Per Capita, 8 de estos tiene climas gélidos. Empezando con Luxemburgo, por supuesto seguida de Suiza, Irlanda, Noruega, Estados Unidos, Dinamarca, Islandia y los Países Bajos, siendo únicamente 2 países con clima cálido como lo son Singapur y Australia. Mientras que las 10 economías con el PIB Per Capita más bajo tienen un clima muy cálido, siendo estas, Burundi, Sudán del Sur, Somalia, Mozambique, Madagascar, Centroafricana, Sierra Leona, El Congo, Malawi y Niger. Es importante señalar que estos países cuentan con una riqueza natural mucho mayor que los países que forman el primer listado.

En una primera impresión pareciera que existe una relación inversa entre el desarrollo de un país y la temperatura promedio que experimenta.

Aun se están estudiando las causas de esta relación entre la temperatura de un país y su desarrollo económico. Sin embargo, existen dos condiciones que al parecer han generado esta brecha, por un lado, con el frio extremo los integrantes de una sociedad tiene que trabajar en equipo para sobrevivir, además las sociedades que viven ante el frio del invierno tiene que planear y organizar su sobrevivencia.

Bien lo dijo Galileo Galilei, inventor del termómetro: “No sé qué decir en un caso tan sorprendente, tan inesperado y tan novedoso¨.

La pobreza franciscana

Francisco Tobías

La pobreza es el tema principal del estudio de la ciencia económica, cuya definición más escueta, pero a la vez más clara y sencilla es la que ofrece la ONU, al afirmar que la pobreza es “la condición caracterizada por una privación severa de necesidades humanas básicas, incluyendo alimentos, agua potable, instalaciones sanitarias, salud, vivienda, educación e información. La pobreza depende no sólo de ingresos monetarios sino también del acceso a servicios”.

Hace algunos días la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) presentó un nuevo informe especial en el cual señala que la pobreza en México se incrementará entre 1.6 a 2.5 millones de personas para este año.

Según la CEPAL, cuyos trabajos dieron origen a toda una corriente o escuela económica conocida como estructuralista en la década de los 50´s del siglo pasado, nuestro país sufrirá los embates de la pobreza alcanzando, esta condición desafortunada, al 36.2% de la población mexicana, con la posibilidad, muy alta, de que en realidad el 37.2% de los mexicanos vivan en pobreza, cifras superiores a las experimentadas en el año 2021, la cual fue de 34.9%.

Las principales causas del incremento de la pobreza en México son dos, por un lado, el nulo crecimiento económico que hemos tenido, de hecho, el PIB ha retrocedido en los últimos años, pues basta señalar que la economía mexicana tuvo una producción muy similar en el 2020 a la que se registró en el 2014, es decir 6 años antes, y en el 2021 el PIB estuvo en niveles del 2016. Por otro lado, nuestra economía hace que nos enfrentemos a la inflación, al aumento en los precios, los cuales han afectado principalmente a los alimentos.

Al presentarse una reducción real en la producción junto con una alza en los precios, las consecuencias son la generación de pobreza, debido a que los integrantes de una economía que enfrenta estos problemas no puede además de adquirir bienes y servicios en el mercado, incorporarse al mercado laboral, provocando a la vez una reducción en la inversión, el ahorro y en los ingresos fiscales del gobierno, generando así un círculo vicioso, algo que los economistas llamamos la teoría de la causación circular acumulativa.

Las autoridades deben de actuar rápido y bien, modificando las políticas fiscales tanto en el cobro de impuestos, derechos y contribuciones como en la forma de realizar su gasto, pues mientras se eviten inversiones productivas con miras al futuro, pero dando resultados en el corto plazo, el futuro de nuestra economía se deslumbra complicado.

La pobreza no se combate repartiendo dinero sin ton ni son, la pobreza se combate con políticas públicas serias, actuando con certeza legal no tomando decisiones con el hígado. La pobreza se combate con inversiones productivas no con gasto corriente. La pobreza se combate con agua potable, instalaciones sanitarias, salud, vivienda, educación e información, no únicamente regalado dinero, pues el efecto que se tendrá con sólo repartir dinero por repartirlo será mayor inflación y mayor pobreza.

Al parecer inicio el peregrinar, desafortunadamente, hacia la pobreza franciscana. Y bien vale recordar esta cita de San Francisco de Asís: “Mientras estás proclamando la paz con tus labios, ten cuidado de tenerla aún más plenamente en tu corazón”.

Las dos caras de la moneda

Francisco Tobías

Durante las 4 semanas más recientes el peso mexicano se ha apreciado frente al dólar norteamericano y en la semana anterior la moneda mexicana terminó invicta ante la misma divisa. Es decir que si comparamos el tipo de cambio de hace un mes con el del día de hoy el dólar cuesta menos pesos en estos momentos, pero si hacemos esta comparativa día a día durante los 7 días más recientes, todos los días el peso recuperó camino, sin excepción. De hecho, el dólar está en su precio más bajo de los dos últimos años.

El tipo de cambio nominal es el precio de una unidad de moneda extranjera expresado en términos de la moneda nacional, para nuestro caso la cantidad de pesos que pagamos por un dólar. Pareciera una definición algo sencilla y que estas transacciones son algo de poca importancia, sin embargo es digno de señalar que el tipo de cambio es importante porque facilita el comercio internacional y la transferencia de fondos entre países. Además permite la comparación de precios de productos similares en diferentes países.

Cuando una moneda sufre un aumento de su precio en términos de la divisa se se le conoce como revaluación o apreciación y cuando sucede los opuesto, es decir que se tiene que pagar más por una divisa se le llama devaluación o depreciación.

Ha sucedido algo impresionante, para el peso mexicano pues ha mantenido su fortaleza a pesar del aumento en la tasa de interés en los EUA o sin importar la tendencia hacia la baja que ha sufrido Wall Street, hechos que “deberían” de haber causado una depreciación del peso frente al dólar. Los motivos de este comportamiento de nuestra moneda se deben por un lado al incremento, y cada vez mayor, de las remesas, también a que la inflación, a pesar de que en México ha sido alta, en la economía de nuestros vecinos del norte el aumento en los precios ha sido mayor. Sin olvidar la reacción rápida y acertada del Banco de México al aplicar una politica monetaria resticitva con el aumento de la tasa de interés, conocida como la tasa de referencia.

La moneda mexicana ha estado experimentado una apreciación, y como todo fenomemo económico, cual si fuera una moneda, vaya paradoja, tiene dos caras.

Por un lado, se compensa la inflación que está sufriendo la economía norteamericana, logrando así evitar un aumento en los precios que se generaría por un el tipo de cambio, si este aumentará. Beneficiando a la industria y por supuesto a los consumidores, ya que a pesar de que no todo nuestro comercio es con el gigante de Norteamérica, todo el comercio que realizamos con el exterior es en dólares norteamericanos.

El otro lado de la moneda no es tan agradable, pues una apreciación en el tipo de cambio genera un encarecimiento de nuestros productos hacia el exterior, y no me refiero únicamente a los bienes que intercambiamos sino debemos de incluir servicios como la mano de obra que se demanda en la industria.

Estas dos consecuencias, entre otras más que existen, provocan tanto el aumento en las importaciones como una reducción en las exportaciones, generando un déficit comercial, situación que tendrá que financiarse con endeudamiento ya sea público o privado, esto debido a que al importar más que lo que exportamos existe una salida mayor de dólares de los que entran en nuestra economía.

Hoy tenemos un super peso ojalá no encontremos, pronto, una mina de kriptonita.

Elon “El keynesiano” Musk

Francisco Tobías

John Maynard Keynes fue un economista de origen británico que realizó grandes aportes a la macroeconomía, de hecho, su libro “Teoría general del empleo, el interés y el dinero” explica los motivos por los cuales el sistema capitalista cayó en la llamada “Gran Depresión”, la cual inició en 1929, prologándose más de una década y es considerada como la crisis económica mundial más grande que hemos sufrido. Pareciera que en la actualidad podríamos enfrentarnos, si no hay reacción rápida y acertada por las autoridades económicas, a una situación de igual o mayor envergadura.

Keynes argumentó que las crisis económicas es decir la reducción de la producción y todo lo que esto conlleva se generan en gran parte a la decisión del empresariado, quienes actúan de una manera racional, intentando maximizar sus utilidades, corriendo el menor riesgo posible, actuando como “homo economicus”. Los clásicos, en economía, llaman de esa manera al ser humano racional, que analiza toda la información disponible para tomar la decisión más racional y así obtener el mayor beneficio posible. Por supuesto que Keynes a pesar de no ser clásico, sino todo lo opuesto, tenía razón, pues la ciencia económica estudia como el ser humano satisface sus necesidades ilimitadas con recursos limitados y el objetivo principal de cualquier empresa es la generación de utilidades, pues desde los inicios de la economía como ciencia, Adam Smith afirmó “No es de la benevolencia del carnicero, cervecero o panadero de donde obtendremos nuestra cena, sino de su preocupación por sus propios intereses”.

Hace algunos días Elon Musk, cuya fortuna asciende 219 billones de dólares junto a quien pareciera el político más poderos de occidente, el Presidente Joe Biden, tuvieron un “altercado”. Todo inició cuando el empresario les mencionó a los directivos de Tesla que tenía un “súper mal presentimiento” sobre la economía de los EUA, por lo que se debería de buscar reducir la planta laboral en un 10%. El Presidente Biden le reviró haciendo una comparación entre Tesla y Ford: “Mientras Elon Musk habla de eso, Ford está aumentando su inversión de manera abrumadora” además de un deseo de buena suerte: “Entonces, mucha suerte en su viaje a la luna”, a lo que el billonario de manera educada le devolvió el golpe con un “¡Gracias, señor presidente!”, adjuntando un enlace sobre el acuerdo de la NASA y SpaceX, empresa de Musk, para ir a la luna.

La economía en el mundo no va bien, la crisis por la cual atravesamos tiene finta de ser la más grande y demoledora, pareciera que desafortunadamente las recetas fiscales, monetarias y económicas no están dando el fruto esperado. Pero por lo menos en la discusión el empresario, desde su punto de vista, tiene la razón pues sin generar intriga o mucho menos generar desprecio, malestar, “No es de la benevolencia del productor de autos como nos trasladaremos, sino de su preocupación por sus propios intereses”. Y eso es correcto.

¡Benditas remesas!

Francisco Tobías

Por increíble que parezca existe un dato económico en el cual México genera más recurso que poderoso gigante asiático, China. Las remesas.

En realidad, no es un dato para presumir, a pesar de que el año pasado México recibió una cantidad mayor de remesas que las recibidas por la economía que en pocos años será la más grande del mundo, China.

Las remesas son el dinero que los connacionales envían desde otro país, en el cual están laborando y recibiendo un sueldo o salario. Por supuesto la mayor parte de las remesas que recibimos en México provienen de los ingresos que los mexicanos, legales o ilegales, reciben por su trabajo en los Estados Unidos de América y que envían a la tierra de maíz.

El Banco Mundial, hace unos días publicó su informe sobre migración y desarrollo del año 2021, en el cual manifiesta que México es la segunda economía del mundo que recibe más remesas, sólo atrás de la India. Nuestro país tuvo un aumento del 25%, es decir una cuarta parte, respecto al 2020 en las remesas, para recibir un total de 51,594 millones de dólares, según Banxico, lo que sería equivalente a más de un billón de pesos. 

El monto que recibimos por remesas en México es tan grande que al compararlo con las exportaciones de petróleo crudo, estas representan tan sólo el 28%, según cifras presentas por el INEGI, en el 2021, ya que mientras los ingresos de los trabajadores mexicanos en el extranjero rondan los 51,600 millones de dólares, nuestro país sólo recibió 14,683 millones de dólares por la venta de petróleo al extranjero.

El recurso que los mexicanos, quienes trabajan en el extranjero, envían a México es literalmente una bocanada de aire fresco para nuestra economía, ya que quienes reciben este ingreso en nuestro país lo utilizan para satisfacer sus necesidades, realizando compras e inversiones, logrando contribuir al crecimiento de la producción mexicana. Sin embargo, hay algo inquietante, definitivamente no son los miles y miles de millones dólares que recibimos, con los brazos abiertos, en nuestro país, sino la preocupante falta de políticas para generar suficientes inversiones y empleos en México.

La cifra récord del 2021, mayor a la del 2020 pero menor que la que se generará en el 2022 no son un logro del Gobierno Federal, sino un reflejo, de la falta de políticas públicas, una falta de certeza jurídica, una falta de seguridad, una falta de gobierno.

Para concluir les comparto un comentario que data del año del 2016 el cual dice: “Está tan mal la economía que muchas regiones del país (México) solo viven del dinero que envían los migrantes a sus familiares. Benditas remesas”, su autor es Andrés Manuel López Obrador. ¡Benditas remesas!

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