Actualmente México continúa resintiendo las consecuencias del fenómeno de la pandemia del COVID-19, al igual que en los demás países, se ha generado una gran incertidumbre entre el pueblo y su gobierno, al estar enfrentando una situación no vista y menos vivida en la etapa moderna del país.
La reacción del gobierno federal, al no tener experiencia en lidiar con un hecho nuevo y de tal magnitud, ha sido variada y a veces contradictoria. Como ejemplo: aunque la Secretaría de Salud mexicana recomendó, desde el 28 de febrero, no abrazarse ni saludarse con un beso o con la mano, el presidente, Andrés Manuel López Obrador, se resistía a suprimir una práctica que se ha convertido en una de sus señas de identidad a la hora de interactuar con la población, y siguió por algún tiempo abrazando y besando gente.
Así también, en otros temas, la actuación del gobierno de México fue puesta en entredicho por quienes creen que deberían haberse aplicado antes medidas más drásticas para frenar la expansión del virus, como restringir el ingreso de viajeros de países con alto número de casos.
En el plano económico, representantes de la iniciativa privada han externado su preocupación, ya que el presidente no ha hablado de apoyo concreto a sectores productivos, como lo son PyMES y microempresas que, dicen ellos, son las que generan empleo, en tanto que la obra pública sólo lo hace de manera temporal, además de que requiere de gasto del erario.

Después de 17 meses de la toma de posesión de Andrés Manuel López Obrador como presidente de México y 20 meses desde que Morena, su partido, asumiera la mayoría de las dos Cámaras del Congreso, la oposición en el país encontró por fin un punto de acuerdo para unificarse: la propuesta para reformar la ley y permitir al mandatario reasignar una parte del presupuesto a discreción durante emergencias económicas.
Ante las críticas que ha recibido por la manera de enfrentar, manejar y comunicar la actual crisis derivada de la expansión de la COVID-19, enfermedad infecciosa causada por el coronavirus que se ha presentado recientemente, el Presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, volvió a esgrimir el petate del muerto, e insistió en que la elección de revocación de mandato sea en 2021 y no hasta 2022.