Back to Top

contacto@nuestrarevista.com.mx

headerfacebook headertwitter
 

Información

Héctor A. Gil Müller

Todos tenemos un precio es una frase atribuida al genial escritor Oscar Wilde, algunos otros la otorgan al empresario Howard Hughes. Aunque no se encuentra la frase escrita como tal en alguna de las obras de Wilde él si escribió: “Hoy en dia la gente sabe el precio de todo y el valor de nada”. Pagamos algo siempre en cada interacción. En las mas sencillas se trata solamente de la moneda en curso, podemos pagar con tiempo, vida o esfuerzo, de ahí que las mejores cosas de la vida no sean cosas. Los mercadologos afirman que cuando algo es gratis el precio que pagas eres tu mismo, tus datos o tu atención ya entrega un beneficio a quien falsamente señala como gratis su entrega. El precio que pagamos por la información es la atención. A mayor información que se recibe tendemos a entregar menor atención como si de alguna manera las leyes del precio, la oferta y la demanda aplicasen en todo lo que nos rodea.

Si la información cuesta nuestra atención hemos empezado a prestar menor atención a las noticias cuando éstas se encasillan en “lo mismo”. Han surgido malestares relacionados con la información que nos rodea. Hemos construido palabras como infodemia, infoxicación o infobesidad, para referirnos problemas causados por falsa información, por una mala interpretación de la información o por una acumulación innecesaria de la información.

Las noticias sobre inseguridad en México y esta crisis violenta parecen ser mas de lo mismo, pero plasman nuevos territorios perdidos ante un estado incapaz de construir un ambiente de paz y seguridad, elementos indispensables del desarrollo. Nuevas oleadas que marcan nuevos records en homicidios diarios, lugares preciosos del territorio nacional que reiteran el vergonzoso momento de inseguridad y se auto nombran tierra perdida. Nos hemos empeñado en atacar indicadores y hemos sido ciegos a las alertas hasta ya tener las consecuencias. En su momento se tildaron de falsos los indicadores que señalaban el aumento en la violencia en medio de una ausencia de estrategia.

Las noticias sobre los aranceles americanos en una guerra comercial motivada por las decisiones americanas al mundo. Parecen ser mas de lo mismo, pero en realidad preludia tiempos tensos que empiezan a polarizar al mundo. China y Europa han declarado aranceles también a los productos americanos en un mercado que se había conformado a lo global. La consecuencia de esta oleada de proteccionismo será una recesión americana y mundial. En medio de crisis y de un mercado abaratado pudiesen abrirse oportunidades de crecimiento, pero ¿tendremos la información suficiente para concluirlo?.

Encontrar perfiles corruptos entre los candidatos a una posición del poder judicial parece ser mas de lo mismo, pero lo cierto es que indica una tolerancia pues hasta ahora la protesta ante esos perfiles parece ser el abstencionismo y no un marcado rechazo a la ratificación de personas que no merecen llamarse juzgadores. El poder mas técnico, en el que se construia el mérito como mecanismo de escalamiento ahora cambia de la selección a la elección, parece ser más de lo mismo pero las consecuencias pueden ser desastrozas si persiste la desinformación y la mala toma de decisiones con la información que se tiene.

Certeza

Héctor A. Gil Müller

En un nuevo capítulo de la tragicomedia escrita desde Estados Unidos sobre los aranceles y las barreras amenazantes, ahora se han impuesto aranceles a 185 países con una invocación a un día de liberación económica. En un mundo global, construido desde los acuerdos emanados del mismo Washington se quiere hacer un mundo local, con unos nuevos acuerdos de restricción global, para saciar un apetito local.   

El presidente Trump también ha lanzado amenazas contra el TMEC, el Tratado de Libre Comercio de América del Norte que ha vinculado con ventajas y desventajas a los tres países norteamericanos. Frente a la renegociación del tratado el mandatario americano ya comienza a liberar su discurso preludiando una jornada muy larga rumbo a las mesas de discusión para el año 2026.  En su momento el TLCAN o Nafta fue el primer acuerdo comercial americano que sorprendió al mundo consolidando la promesa de disminuir las fronteras y reiterar que el GATT y en ese entonces la OMC es el camino correcto.

En el panorama mexicano se respira una tranquilidad ocasionada al menos por no aparecer entre los países afectados por este nuevo frente. Estados Unidos está apostando a vincular un arancel a la compra y uso de materiales americanos, así se nos está llevando al uso de partes, en nuestro sistema productivo, de origen estadounidense y que antes eran trinacional. Esta presión nos conduce a una limitada concepción manufacturera de nuestros procesos productivos, dejamos de ser creadores para ser meros ensambladores. Aunque la industria maquiladora ha sido un sello nacional, la aspiración tecnológica, económica y cultural está en la construcción de negocios que implica el aprovechamiento de recursos nacionales y no únicamente de su mano de obra.

En tiempos así, como los actuales, de incertidumbre y alta volatilidad la flexibilidad es una competencia valiosa. Aprendemos en la tormenta que no se trata de lo que se tiene sino de lo que es. Aprovechar las oportunidades que abre una relación tan fracturada, sin la aplicación de las reglas y límites nos quita la velocidad y seguridad del avance, pero eso no implica que no lo exista. Seguramente nuevas oportunidades permitirán aprovechar la situación y mejorar nuestra condición. El mundo esta reajustando sus relaciones, los nuevos tratados no se consolidan en papel, pero se cocinan ante un incierto panorama geopolítico.  

La incertidumbre siempre nos debe limitar al presente, estar bien requiere alejarnos del dolor de un mal pasado y el temor de un mal futuro. La incertidumbre nos puede llevar a quedar atrapado entre las glorias del pasado o los buenos tiempos de los ayeres. Pero también en el dolor de pensar que el futuro necesariamente es catastrófico. Lamentablemente como “la esperanza” es un ingrediente ideológico de la estrategia nacional, todo se filtra a partir que el éxito es un suceso, es decir una reunión de situaciones y condiciones que sin esfuerzo alguno da como resultado lo esperado.

La certeza es una condición que nuestra mente busca, pero la naturaleza se niega a entregarla, el mundo en sí es incierto. Accionar o reaccionar es una condición que elegimos. Ante una amenaza podemos atacar, huir, paralizarnos o someternos. ¿Qué debemos hacer ante la incertidumbre?, pensar mas allá es entender las posibilidades que se abran y las reglas definidas o indefinidas que parecen surgir. Tiempos inciertos.

Palabras

Héctor A. Gil Müller

Cuenta la historia, una de aquellas historias que aunque crecen en la imaginación parecen tan reales que incluso sirven para entender el universo. Un pequeñito pidió a un sabio maestro que le contase el cuento más feliz pero usando solamente seis palabras. El maestro con algo de inquietud por aventurarse en un recorrido que parecía saber a donde se dirigía, sin tanta dificultad le dijo; -Recuperó su cielo y pudo volar. Exclamó el viejo sabio. Ahora dime un cuento muy triste con solo cinco palabras, gritó emocionado el niño; -Tocó fondo y siguió cavando… dijo con una voz melancólica el maestro que ahora fijaba sus ojos en el niño aceptando el reto. Ahora cuéntame una historia muy feliz pero solo puedes usar cuatro palabras: “soy mi propio hogar”. Los ojitos del niño revelaban sorpresa pero también pasión por continuar el juego. Ahora hazlo con tres palabras, dime una historia muy triste; -Te quiero, pero… susurró con dramatismo el viejo y seguro profesor. Dime un cuento feliz con solo dos palabras; “yo también”… y ahora, dijo con una seria voz el pequeñito pudieras contarme el cuento más triste con una sola palabra; -“hubiera” resopló el profesor quien sabía que el recorrido había terminado. Se quedó el silencio sobre esa sala mientras ambos; el viejo maestro y el pequeño aprendiz entendian que las palabras describen; siendo muchas o siendo muy pocas.

Otra historia, oculta entre los hitos de la literatura involucra a Ernest Hemingway, quien departía en una noche veraniega con amigos escritores a finales de la década de los veintes. Uno de los asistentes apostó a los presentes a escribir un cuento solamente con siete palabras. El ganador se llevaría diez dólares como premio. Hemingway no dudó y tomando una servilleta escribió: “Se venden zapatitos de bebe sin usar”. Cuenta la historia que se hizo el silencio en la mesa, reconocieron todos la genialidad de quien había decidido hacer de las palabras su vida y entregaron el premio profundamente conmovidos por tan pocas palabras y tanto significado.  

No existen palabras suficientes para describir de manera fiel la terrible y sangrienta historia del rancho Izaguirre en el municipio de Teuchitlán del estado de Jalisco, un lugar usado para el exterminio y desaparición de seres humanos perpetrado por un cartel de narcotraficantes mexicanos. El lugar no fue identificado siquiera por las autoridades mexicanas, fue un grupo de civiles organizados para buscar a sus familiares desaparecidos quien llevó a cabo la investigación e identificación de las fosas que clandestinamente guardaban los restos de cientos de seres humanos. Nuevamente la sociedad civil, la organización mas noble, aquella que surge por motivos propios de la crisis y la necesidad pone el ejemplo en un campo minado de impunidad, desinterés y corrupción.

Las palabras palidecen ante la terrible situación y la condición imperante sigue siendo desesperanzadora en un México que cada día parece opacar al anterior en salvajismo, crueldad e impunidad. Una palabra sobresale e inunda la atmósfera de quienes encuentran entre las pertenecías objetos de sus amados, una palabra que anida y cala hondo y se lleva derretidos los colores de la insignia nacional; “dolor”...

Tiempo

Héctor A. Gil Müller

El tiempo es un trágico aliado. Acompaña a todo y a todos. Y aunque pidamos al tiempo que vuelva, no lo hace. Conformarnos al tiempo y aprovechar el tiempo son consejos genuinos, de aceptación, felicidad y sobre todo satisfacción. No existen los días desperdiciados. Los buenos días nos dan alegrías, los malos nos traen experiencia, los peores dan lecciones y los mejores nos entregan recuerdos. El tiempo siempre permite poner en su lugar y justa medida a todo. El tiempo ha convertido a santos en monstruos o a inculpados en inocentes. El tiempo ha revelado la genuina intención y ha borrado los dolores de una herida.  El tiempo es el mejor maestro, aunque lamentablemente mata a todos sus alumnos. El tiempo permite entender si las acciones sembradas han prodigado buenos frutos o son estériles.

Una acción política no necesariamente evidencia sus resultados de inmediato, toma su tiempo. Las acciones de hoy tienen un impacto en el mañana. Incluso por mas pequeñas que sean, el destino es rudo y también muy extraño, elige momentos que perpetúa a pesar del esfuerzo por mantener otros. El ideario popular tiene muchas historias de pequeñas acciones que concluyeron en gigantescas conclusiones.  Caprichosos momentos que se convierten en temporadas. Una herida de guerra mantuvo en cama a Iñigo Lopez y Loyola. Durante su estancia en el hospital la plática con un sacerdote enfermo y acompañante de cuarto fue suficiente para incitar una fe religiosa que lo haría ser San Ignacio de Loyola al paso del tiempo. Los apetitos románticos de un joven estudiante que siendo descubierto por el marido de la mujer pretendida decide huir a la recién descubierta isla de Cuba convirtiéndose así en Don Hernán Cortes. Una mención zoosanitaria sellada a las hojas de registro de los perros “free of lices” (libres de piojos) fue suficiente para popularizar el firulais, su más fonética aceptación, y convertirse en el apodo común para todos ellos.

La política arancelaria que ha emprendido Trump, convirtiendo sus anuncios en puntales de guerra seguramente traerán consecuencias posteriores. En un mundo que desconoce las respuestas a sus principales preguntas. En un mundo asustado por las crisis globales empieza a abandonar la cooperación y el desarrollo conjunto. Cierra, por imitación, las fronteras que hace unas décadas buscaban disminuir. Pretender con aranceles disminuir un déficit no será la única consecuencia. Las grandes revoluciones, movimientos políticos masivos, se gestan en el plano de los impuestos, pero no solamente por la recolección sino por la percepción de injusticia. La ausencia de un por qué y que se llena con un mensaje.  La injusticia siempre gesta movimientos.

En México igual, los silencios, las acciones, la tolerancia y las retracciones contribuyen a una consecuencia mayor con el paso del tiempo. Cosechamos siempre lo que sembramos, después de que se siembra y en mayor medida que lo que se sembró. El silencio y mal manejo del caso Cuauhtémoc Blanco, un exgobernador acusado de maltrato y violencia sexual, está nuevamente sembrando la sensación de injusticia en medio de una sociedad dolida por gigantescas consecuencias que empezaron con pequeñas tropelías. La negativa a enfrentar un juicio por acoso sexual está creciendo, un momento que se vuelve una consecuencia. ¡Vaya tiempos!

Contra ataques

Héctor A. Gil Müller

La economía americana ha resentido las decisiones de Donald Trump en los albores de su segundo mandato. Aunque es prematuro enjuiciar los resultados, el desenvolvimiento en los mercados parece castigar la actual política amenazadora de aranceles y la, quizá no esperada, respuesta y ataque por otros paises. No solamente Canadá reaccionó imponiendo aranceles a productos amaericanos, la Unión Europea lo hizo también anunciando aranceles por 26 billones de euros. Fue una exquisitez política que el anuncio de aplicación de éstos aranceles hecho por Ursula von der  Leyen, Presidenta de la Comisión Europea, reiterase ambas cantidades, los 28 billones de dólares y los 26 billones de euros, inspirando con ello la estabilidad cambiaria de su moneda. Todos estos anuncios implican una guerra comercial. Una guerra que se gesta en los escritorios y anuncios en medios. Aun sigue siendo ambigüa entre las imposiciones y retracciones, pero empieza a tumbar una idea; “somos dependientes”.

Estos ataques y contra ataques no están inspirando confianza y los accionistas, inversores y empresarios ven con suma cautela una administración que se empeña por fortalecer una visión localista en un mundo que se ha construido globalmente. El desarrollo no puede existir sin la esperanza de un buen futuro, la especulación es fijar la esperanza y adherirle un valor, real o irreal no importa, lo valioso es la esperanza.

Aun y cuando cada nación es ambiciosa y vela por sus intereses, hoy hemos cosechado lo sembrado desde 1947, la construcción de un mundo global. Estados Unidos fue quien impulsó el GATT de aquel entonces (Acuerdo General de Aranceles y Tarifas) hoy es la Organización Mundial de Comercio, que ha palidecido ante estos encontronazos sobre cualquier tratado y acuerdo. El neoliberalismo que implicaba la apertura a un mundo cuyas fronteras se reducen para albergar grandes fenómenos globales sacrificando los antiguos actores locales. Conocimos y soportamos de crisis que empezaban con uno y golpeaban a muchos y aprendimos a tener el beneficio del mundo con menos fronteras. Hoy dia, los crecimientos individuales han palidecido y Estados Unidos enfrenta una seria crisis interna ante la competitividad de otros escenarios. El desempleo, la inversión, la migración de capitales y recientemente los problemas sociales asociados a la drogadicción entre muchos otros, han calado hondo revelando crueles heridas en un tejido que se supuso invencible.

Estos tiempos son volátiles, inciertos, complejos y ambiguos, pero ¿cuáles no lo son?, los desafíos de la implementación de aranceles para hacer cumplir otras peticiones están alertando a los gobiernos a buscar otras relaciones comerciales, modificar sus cadenas de suministro y también están visualizando los efectos de estos cambios en su economía. En su momento México perdió un miedo ancestral al aumento en el salario mínimo y padecer como consecuencia una alta inflación, ciertamente hoy estamos visualizando la posibilidad de no incluir una comercialización con la principal economía del mundo. Como en muchos otros momentos estamos en la frontera de un cambio, una geopolítica incluso diferente. La reacción y contra ataque parece ser aplaudida y la diplomacia dejada en un segundo plano. Aunque no sabemos el desenlace, las oportunidades son fugaces, y muchos están tomando el contrataque como una herramienta no solamente de freno ante las amenazas sino también de fortalecimiento interno, la política que se crece con los peligros.

Página 1 de 26