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La división de poderes no es un campo de batalla

El pasado mes de septiembre, El Congreso de la Unión modificó cuatro leyes secundarias para permitir la entrega del control operativo, administrativo y financiero de la Guardia Nacional a la Secretaría de la Defensa Nacional. 

 

Sin embargo, el Congreso, no modificó la Constitución lo que significó que en el texto fundamental continuó vigente el artículo 21, que define que la seguridad pública debe estar a cargo de autoridades civiles diferenciadas de las instituciones castrenses, encargadas estas últimas de la defensa de la soberanía nacional y de derrotar a los enemigos. El concepto de “adscripción”, contenida en la reforma propuesta por el presidente Andrés Manuel López Obrador y aprobada por la mayoría de Morena en el Congreso, no fue suficiente ante el precepto constitucional. 

 

La Suprema Corte de Justicia de la Nación, el martes 18, con el voto de ocho de los 11 ministros, el mínimo requerido para que el máximo tribunal mexicano declare la inconstitucionalidad de una norma, resolvió el regreso de la Guardia Nacional a la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana y estableció de plazo hasta enero para el cumplimiento de dicha resolución.

 

En respuesta, López Obrador anunció que elaborará una iniciativa legislativa para modificar la Constitución y que la presentará el 1 de septiembre del año próximo, una vez que los mexicanos hayan ido a las urnas de nuevo. “Nosotros que hemos luchado tanto por la justicia no nos vamos a dar por vencidos”, fue su argumento.

 

Y agregó: “Yo espero que se tenga mayoría calificada, dos terceras partes del nuevo Congreso, para que antes de que me retire pueda yo dejar esta reforma constitucional, que es importantísima, porque es un blindaje para que no vaya a suceder lo que se padeció, de que la seguridad pública estaba en manos de la delincuencia”. 

 

El presidente, como depositario del Supremo Poder Ejecutivo de la Unión, puede hacerlo, y seguro recorrerá otra vez el camino, con una iniciativa tal vez más firme. 

 

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El necesario enfoque socio-sanitario de la lucha contra las drogas

En las últimas semanas, varios congresistas republicanos de Estados Unidos han tratado de presionar a México para que replantee su estrategia de seguridad para quitarle poder al narco en la región, y ha propuesto encasillar a los cárteles mexicanos como grupos terroristas”. 

En respuesta, el presidente Andrés Manuel López Obrador ha criticado el intervencionismo que podría suponer la introducción del Ejército estadounidense en la frontera de México. Mientras en Estados Unidos se reclama el flujo de droga desde la frontera sur, México insiste en poner un alto a las armas que llegan ilegalmente desde su vecino del norte. (elpais.com

Por su parte, el embajador de los Estados Unidos en México, Ken Salazar ha señalado que Estados Unidos y México cooperan más estrechamente que nunca en materia de seguridad. “La visita del gabinete de seguridad de México a Washington, D.C., es un ejemplo de nuestro compromiso compartido. Asimismo, marca la pauta en los esfuerzos conjuntos para combatir el tráfico de personas, narcóticos y armas, los cuales son el alma de los cárteles y amenazan la seguridad de los ciudadanos en nuestros países.”

El hecho de que los criminales no reconocen fronteras reafirma la importancia de trabajar juntos y de manera coordinada con nuestros socios en todo el mundo y, particularmente, en América del Norte con México y Canadá.” (mx.usembassy.gov)

Combatir, conjunta y coordinadamente, tanto el tráfico de drogas y armas, es un gran compromiso que se debe adoptar con mucha seriedad, disciplina y estrategia. Pero es apenas una parte de la respuesta al problema. 

Paralelo a ello, los gobiernos deberían actuar con soluciones globales y nacionales que vayan más allá de lo únicamente punitivo y represivo; centrando más la atención a las medidas socio-sanitarias, con un plan de lucha dirigido a combatir y reducir las drogodependencias, el principal origen del problema. Combatir las causas y controlar las consecuencias y daños colaterales. 

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Mañaneras, pueblo y opinión pública 

La politóloga Denisse Dresser aseguró a través de un espacio radiofónico que existe una aparente polarización entre la ciudadanía, situación por la que propuso ponerle fin a la conferencia matutina que realiza el presidente, Andrés Manuel López Obrador, desde Palacio Nacional. Asimismo, sostuvo que no es nuevo que la ciudadanía tenga brechas, sin embargo, mencionó que incrementaron por los discursos que plantea el mandatario federal en las mañaneras”.

Creo que la solución tendría que ser el fin de la mañanera. No niego que México tenía brechas preexistentes: sociales, culturales, de raza, de clase, pero (en) ´la mañanerase atizan esos agravios y (se) crean enemigos a conveniencia”, opinó en el programa Aristegui Noticias (julioastillero.com).

El hecho es que en México, el presidente Andrés Manuel López Obrador ha optado por un modelo de comunicación encabezado por él en una exposición diaria. Su conferencia mañanera determina la agenda pública, fija los temas de conversación en redes sociales y construye un relato cotidiano de la Cuarta Transformación. La comparecencia diaria del Presidente rompe la dinámica de trabajo de los medios, poniendo contra las cuerdas a reporteros, editores y jefes de redacción. AMLO provoca que los diarios matutinos parezcan viejos a las 7 de la mañana, desbarata guiones y escaletas en los noticieros radiofónicos, y vuelve irrelevantes los telediarios matutinos, salvo que éstos transmitan en vivo desde Palacio.

Más de la mitad de las notas que se leen en la sección política de la prensa diaria se derivan de la mañanera del día anterior, o tienen que ver indirectamente con ella. El problema es que cuando uno lee esos diarios, Andrés Manuel ya está hablando de otra cosa. El ritual se repite de lunes a viernes, a las 7 de la mañana: el Presidente aparece en el salón Tesorería del Palacio Nacional, normalmente relajado y sonriente, acompañado de uno o varios funcionarios de su administración (nuestrarevista.com.mx).

En palabras de Manuel Castells (Comunicación y poder”, 2012), AMLO construye a diario un relato persuasivo para afianzar su poder y acorralar a sus contrapoderes. Por eso, en las mañaneras hay buenos y malos, aliados y opositores, neoliberales y progresistas, machuchones y gente del pueblo. Una lógica en la que los antagonistas oponen y resisten, pero también sostienen" (Aristegui Noticias).

De acuerdo con la escritora Sabina Berman, las mañaneras son vistas por 3 millones a diario. El rating más alto de la Prensa Comercial es de 1 millón semanal”  (twitter.com).

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