Se dice que, al parecer, el presidente Andrés Manuel López Obrador está blindado en lo que respecta a su popularidad; que apesar de que la evaluación a algunas áreas de su gobierno son más bien bajas, la gente lo sigue manteniendo con muy buena aprobación. Sin embargo, los últimos eventos derivados de la ola de violencia vividas en varios estados de la República, demostraron que el ambiente de inseguridad y zozobra que viven los pobladores de esas tierras sí puede afectar su presumida popularidad.
Después de una jornada violenta en Ciudad Juárez, Chihuahua, que dejó 11 muertos, 12 heridos y varios negocios y vehículos incendiados, en la misma semana en la que se registraron más actos violentos en los estados de Jalisco y Guanajuato, le tocó a Baja California el asedio de los grupos criminales. Los ataques incendiarios empezaron de manera simultánea alrededor de las 6 de la tarde del viernes 12 de Agosto. En Mexicali, fueron quemados una decena de vehículos, dos de ellos, camiones de carga. Los accesos a las ciudades de Tecate y de Ensenada fueron cerrados por la quema de otros dos vehículos de carga.
Pero ha sido en Tijuana donde se puede considerar que el terror del narco ha sido más visible. Al menos 22 vehículos, entre autos particulares, unidades de transporte público y de carga, fueron incendiados presuntamente por grupos de la delincuencia organizada en todo el estado de Baja California, en lo que se considera una escalada más de la violencia que esa semana azotó a varios estados de México. Los bloqueos y los vehículos incendiados, que ocurrieron casi de manera simultánea, se dieron en avenidas principales de ciudades como Tijuana, Mexicali, Rosarito, Tecate y Ensenada, según reportaron usuarios de redes sociales y medios de comunicación. (latimes.com)
Como respuesta, una semana después, el presidente viajó a Baja California, donde encabezó la reunión de seguridad. En ella sostuvo que para ser una mejor sociedad se necesita garantizar mejores condiciones de vida y de trabajo, así como del fortalecimiento de valores.Y reiteró que la atención a las causas de la violencia, la justicia social y la generación de oportunidades es la base de la estrategia de seguridad que implementa el Gobierno de la Cuarta Transformación.
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Andrés Manuel López Obrador, en aras de ganar la presidencia, formó un movimiento y un partido político al que se unieron una mezcla de personas con distintos y, a menudo, opuestos puntos de vista, criterios filosóficos, premisas teóricas y valoraciones éticas y políticas, con la única coincidencia que era la toma del poder.
En México, el presidente Andrés Manuel López Obrador ha optado por un modelo de comunicación encabezado por él en una exposición diaria. Para el analista Ernesto Núñez, "el fenómeno es inédito y disruptivo”. En palabras de Manuel Castells (“Comunicación y poder”, 2012), AMLO construye a diario un relato persuasivo para afianzar su poder y acorralar a sus contrapoderes. Por eso, en las mañaneras hay buenos y malos, aliados y opositores, neoliberales y progresistas, machuchones y gente del pueblo. Una lógica en la que los antagonistas oponen y resisten, pero también sostienen". (