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¿Somos complejos los mexicanos?

Héctor A. Gil Müller

En Estados Unidos de América se lleva a cabo el juicio contra Genaro García Luna acusado de complicidad con la delincuencia organizada y falsedad de declaraciones. García Luna fue secretario de Seguridad y principal encargado de la guerra contra las drogas durante el gobierno de Felipe Calderón Hinojosa. A petición expresa de la Fiscalía en aquel país, el juicio se pospondrá al menos un año más. El argumento presentado ante el juez de la Corte Federal de Nueva York para esta extensión se centró en la complejidad del caso integrado en un expediente que ya supera el millón de hojas y decenas de horas de grabaciones. Se pospuso la apertura del juicio al 24 de octubre de 2022.

Cuando leí la nota y esa palabra “complejidad” pensé, si solo el caso es complejo o nosotros mismos, los mexicanos, lo somos. ¿Somos complejos los mexicanos?, el término incluye dos partículas latinas que podemos traducir como completamente y entrelazado o intrincado. Algunos autores, con gran perspicacia han emprendido la difícil gesta por describir esa complejidad como Alan Riding con su obra vecinos distantes.  

Usamos bebidas con saborizante artificial de limón y usamos jabones con auténtico jugo de limón. Nuestro ahorita rebasa los límites temporales, pues la misma palabra ahorita puede usarse en pasado (ahorita hace 5 minutitos), en presente (ahorita mismo) y en futuro (ahorita regreso). Podemos llamarles a los vuelos nacionales; vuelos domésticos, nombramos algunos teléfonos como convencionales, hablamos del autoaprendizaje (como si existiese otro), incluso los circuitos pueden ser cerrados, si son de televisión, abundan muchos pleonasmos y cacofonías que nos hemos acostumbrado a tolerar y complican para cualquiera su entendimiento, como lapso de tiempo, glosario de términos, totalmente gratis entre muchos otros.

Pero lejos de ser tan complicados al nivel que aquel que amaba a la adelita declaraba que si se iba con otro la seguiría por tierra y por mar, o del caso en que se sabían cómo eran los calzones del ranchero, hemos complicado tantas cosas que terminamos por ahogarnos en nuestros propios vericuetos. Si somos complicados por que somos raza que incluye como crisol todas las razas. En la política así somos, una tragicomedia escribía José Agustín, creemos en la representación siempre y cuando esta no nos represente completamente, o en la participación que no implique mucha participación. Aún no sabemos si queremos o no queremos luchar contra la corrupción y si la justicia que buscamos será suficiente sin la venganza que anhelamos. Nos complicamos la existencia para participar sin participar.

No hay nada más práctico que una buena teoría, debemos encontrar lo pragmático para no olvidar entre tantos discursos que lo que queremos es seguridad, es bienestar y es acceso a lo que buscamos con tanto ahínco, nuestra felicidad. Queremos estar bien, aunque no tengamos claridad en qué es estar bien, sabemos lo que es mejorar, por ello nos perdemos confundiendo un elemento con el todo. Cifras vendrán, campañas se harán, pero la simpleza de vivir bien no la podemos abandonar.

Quizá no solo nosotros somos complejos, sino que a todos se nos ha negado la complejidad de lo simple y solo se nos dio la simpleza de la complejidad.

¿Qué significa escribir?

Héctor A. Gil Müller

El tiempo de comunicación ha quedado atrás, ahora no vende lo que comunica o informa, ahora lo hace lo que conecta. Es natural en un mundo hipercomunicado, lo que buscamos ya no es visibilidad sino significado. Este fenómeno ha construido o deconstruido muchos oficios, entre ellos el del escritor, el periodista ha debido ajustarse y ahora su embajada ya no se encausa entre la tinta sino entre caracteres, las plumas son teclas y las notas ahora tienen atributos en velocidad que antes sería impensable.

Muchos términos nuevos han aparecido, la “infodemia” nos ha llevado a niveles de “infoxicación” y de “infobesidad”. Las noticias verdaderas o falsas corren como una epidemia que se transmite con tal virulencia. Yo estoy seguro, aunque sea por instinto, que pronto reaccionaremos a ello y buscaremos la manera de dotar de veracidad y confiar nuevamente en el emisor del mensaje, el juglar con cuyo estilo se imprime la certeza de lo que se dice. Pero la falsedad de la nota no es el riesgo, también corre rápidamente la interpretación de la nota. Cualquier fenómeno puede interpretarse y es en su traducción en la que podemos traicionar el sentido de lo real. Sometemos lo ideal y describimos con esa misma óptica lo real.

Quien genera periodismo de opinión imprime entre sus letras su propia visión, no hace una relatoría neutral, lo hace desde su juicio que conlleva experiencia, pero también ensoñación.

En México el presidente López Obrador monopoliza las críticas aduciendo que cualquier opinión contraria a su visión es errada. En varias ocasiones ha presentado como los medios de comunicación coadyuvan en una guerra en la que se entremezcla la crítica a su régimen y el ataque al país. Estoy seguro de que existe quien pretenda desestabilizar desde su trinchera y usa la atención que le conceden para expresar sus propios males ocultándolos en verdades, muchos actos de corrupción se hicieron bajo los enceguecidos ojos de quien viendo nunca escribió, pero no debe culpar a todos, aplicar la misma tabla aleccionando que la crítica es mala y es contradictoria al beneficio nacional es errado. Cualquier sociedad se construye a partir de la diversidad, no de la uniformidad, pues el orden tiene que ver con el esfuerzo no con el consenso. Es bueno expresar la unidad, pero se debe recordar, como Unamuno lo escribió: “vencer no es convencer”. La humanidad parece pensar igual, nos volvemos jueces de todo importando nuestro querer. La información se puede utilizar, de eso no hay duda, tanto como se hace con la salud, las creencias, la educación y el ocio, pero también existe quien escribe para expresar, sin mayor interés que sacar en tinta lo que la idea fluye.

Quien plasma en tinta o en caracteres hace más que burilar o trazar, deja algo de su propia humanidad, escribir significa trascender y compartir con otros la idea o emoción, siempre son las letras más de quien las lee que de aquel que las escribe y el significado final es para el autor el lector, para que al menos por un minuto, un breve momento en que me presta sus ojos, podamos ver las mismas realidades pero entre varios.

La oportunidad

Héctor A. Gil Müller

La palabra oportunidad proviene del latín opportunitas que significa cerca del puerto. Aunque en su primer usanza reflejaba la oportunidad la salida y término de una travesía, no siempre resulta tan sencillo. Se debe tejer un apreciado hilo de oportunidades para acceder a nuevos terrenos que auguren el fin de la tormenta en alta mar.

El tiempo actual está fijando una oportunidad, el presidente Andrés Manuel López Obrador ha declarado como mayor mérito en la segunda mitad de su sexenio la reforma energética, con la que en puntos más o en puntos menos pretende sintetizar su histórica posición. Para lograr la reforma necesita aliados en el congreso, pues se trata de una modificación constitucional cuyo alcance no permite solo una mayoría sino una mayoría absoluta. Esta encomienda ha empezado un vals con el partido revolucionario institucional (PRI) y el partido en el poder (MORENA).

La oportunidad es clave, para la oposición real al gobierno, pero también para la reanimación del PRI quien atraviesa por su momento con mayor flaqueza política, con tan solo 4 gubernaturas. Hoy los 70 diputados y 12 senadores priistas son el peso en la balanza para aprobar o negar al presidente la contrarreforma energética. El discurso del tricolor será diferente después de la reforma, su cercanía a AMLO o lejanía será decisiva para su futuro.

Las coincidencias ideológicas son muchas con un movimiento como el de MORENA, cuya fuerza social y enfoque socialista parece enarbolar los principios cardenistas y de muchos otros. El PRI con su enfoque de centro ha sabido transitar entre regímenes sociales y regímenes de derecha, y como Cárdenas impulsó una economía social, Salinas hizo lo propio con un modelo Neoliberal. Estos aspectos lo ha aprovechar el presidente quien busca encasillar y obligar a tomar partido a un reducto que representa el futuro de un partido. La presión pública comienza y está lejos de agotarse, al menos no hasta que empiecen los votos a rondar en el palacio legislativo.

La oportunidad de la reforma energética también representa un momento para fijar las posiciones ideológicas que tanto se han confundido, pues pareciera que un solo partido lucha contra la corrupción, como si se hubiese monopolizado el concepto. Los principios de economía también se han traducido en prosperidad, como si el concepto fuese tan simple, pues olvidamos que no se trata de los fines, sino de los medios, lo que distingue a las plataformas. La reforma energética aún no está muy clara, es importante puntualizar muchos aspectos y traducir los beneficios en la economía nacional y en el bolsillo de los mexicanos, pero el objetivo está marcado y la señal muy clara, la reforma representa un movimiento estratégico del presidente. Bien escribió el político Alemán Konrad Adenauer; “En la política, lo importante no es tener razón, sino que se la den a uno”.

Sin duda es un momento de oportunidad, en el que muchas piezas comenzarán a definirse, ojalá y bajó la óptica que escribía J.F. Kennedy; “No podemos negociar con aquéllos que dicen, lo que es mío es mío y lo que es tuyo es negociable”.

El trabajo

Héctor A. Gil Müller

Alguien dijo en alguna conferencia: “el trabajo es lo más divertido, yo pudiera pasar horas observándolo” lejos del sarcasmo la dependencia al trabajo como vehículo de otorgamiento del ingreso necesario para subsistir determina el éxito o el fracaso de las economías. Vivimos en un mundo competitivo y también cambiante, el ´término VICA, construido originalmente en el argot militar americano, describe con mucha nitidez nuestro entorno; volátil, incierto, complejo y ambiguo. Rasgos que se mezclan y amalgaman expresándose en el contexto de una situación humana ancestral, el empleo. Podemos reducir el esfuerzo económico como hace siglos se hizo, alguien aporta los medios para producir y otro su fuerza de trabajo. No hemos cambiado, solo nos hemos complicado.

México sufrió una disminución de más de 12 millones de empleos durante la pandemia de COVID, muchos ocasionados por el cierre de operaciones, otros por la disminución de ingresos y otros más por aprovechar la coyuntura. Una de las acciones más controvertidas en materia laboral, comenzó públicamente en abril, arguyendo el ánimo del fortalecimiento del trabajo se impulsaba la reforma laboral para modificar y asestar un gran golpe a la ambiciosa figura del “outsourcing”, a un mes de su implementación, comienza un movimiento en empleos que se espera continue durante los siguientes meses. Mas de cinco millones de mexicanos laboraban con esta figura, aunque ciertos servicios especializados podrán continuar en ese régimen, tan solo a septiembre, 3 meses después de la puesta en marcha del tiempo de tolerancia para subir a su propia nómina a esos trabajadores el IMSS reportaba más de 2.7 millones de nuevos empleos registrados. Los números en creación de empleo ya están muy cercanos a los niveles anteriores a la pandemia.

Sin embargo, en temas de salario y de equidad en el acceso, la mujer mexicana sigue teniendo la peor parte. El registro de incrementos no ha sido congruente en ambos géneros, ni la contratación formal. La Población Económicamente Activa en México aumentó de 53 millones en 2020 a 58.2 millones en agosto del 2021, de ellos 55.7 millones se encuentran empleados según INEGI. Según la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo (ENOE) el sueldo promedio durante el primer trimestre del 2021 fue de $4,940 pesos. Aunque los resultados de la reforma han permitido a muchos obtener una posición bien remunerada o con acceso a las prestaciones acordadas para otros ha significado una disminución en su ingreso.

Ninguna reforma en materia laboral será suficiente sin la voluntad de los empleadores. El trabajo lo construyen ambos, empleado y empleador. Séneca el gran filósofo afirmó: “el trabajo y la lucha siempre llaman a los mejores”, los verdaderos países se construyen desde la base del trabajo y del esfuerzo. Me parece correcto que el único juicio que pese sobre nosotros sea del cumplimiento de lo que nos toca realizar, la vertical que nivela las acciones debe provenir que el rol y la función sea congruente con el esfuerzo y la posición. Cuando perdemos claridad en lo que se debe hacer y se centra en lo que se puede o quiere hacer el desgaste es grave por no decir fatal.

Libertad

Héctor A. Gil Müller

La libertad se expresa con mucha variedad, se pierde con facilidad, pues siempre es más fácil entrar que salir de aquello que nos atrapa. Es tan seductora la libertad, aún más que la voz de Tania Libertad, pero esquiva en su seducción, pues cualquier desliz mayor que lo que ella misma tolera entrega al libertinaje como un pésimo sustituto.

Tenemos libertad “de”, expresada en el exterior, pero ella se limita conforme los ordenamientos así lo expresan o nuestras propias decisiones nos llevan. Junto a ella existe la libertad “para” que es más complicada, proviene del interior. En ocasiones, aunque no se tenga la libertad “de” accedemos a la libertad “para”. En los gobiernos no es tan diferente, los atavíos propios de un sistema normativo que regula las acciones de un funcionario a efectos de asegurar que sólo pueda hacer lo que la ley expresamente les permite, no será nunca suficiente para regular los apetitos dañinos y malignos que la conciencia humana puede acceder.

El combate a la corrupción empieza desde las acciones que encaminan a corregir un sistema errático, cuyos males estriban en la libertad interior de las personas para decidir sobre tal o cual comportamiento, esa conversión solo es posible a través de una convicción. Debemos estar convencidos de lo que se quiere. Aristóteles enseñaba que nos convence lo que nos conviene, pero la conveniencia de algo no es revelada por el conocimiento, sino por una emoción hacia lo correcto.   

Construir un mundo libre es afirmar que es resultado de nuestras acciones, encaminadas por un marco normativo que nos de claridad, pero finalmente reducida al nivel básico, lo que hacemos.

El combate a la corrupción que se ha convertido en un discurso mundial, debe llevarse, según yo, en tres claridades. Claridad en el propósito, ¿cómo es la sociedad que buscamos como resultado perfecto de la lucha?, México media entre una sociedad que aspira castigar y una sociedad que aspira corromper. Hemos afirmado que la impunidad es el gran mal, pero no es causa de lo causado, sino consecuencia. Parece que hoy vemos un futuro de villanos tras las rejas.

El segundo pilar es claridad en los roles, esto exige saber las funciones, asumir el rol que corresponde a cada encargo. La confusión de funciones genera un mar caótico que busca ser sorteado con facilidades que normalmente resultan ilegales. La simpleza de un buen rol está en la definición del mismo. Saber qué, cómo, cuándo y porqué hacer acercan a la disciplina que es orden y limpieza. La diferencia entre querer, poder y deber no debiera ser jerárquica sino congruente.

El tercer pilar es claridad en los límites, los límites nos dan seguridad y velocidad en el trayecto, saber identificar esos límites nos mantienen en una zona segura, que hemos confundido erradamente con zona confortable. Entender los límites nos llevan a encausar la decisión.

El primer plano es comunicacional, el segundo plano es estratégico y el tercero operacional, coinciden en el cambio y corrección de aquello que buscamos. Algún día el águila terminará de devorar la serpiente, aunque por hoy nos hemos congelado en esa imagen, pero los símbolos, por más símbolos que sean, también son dinámicos.   

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