Susana Cepeda Islas
Hoy quiero compartir con ustedes, lo que percibo diariamente en la política nacional que no deja de asómbrame y horrorizarme. El pasado 5 de febrero en la celebración del 106 aniversario de la Constitución, Jesús Ramírez vocero presidencial comento públicamente que la ministra no se levantó a rendirle honores al ejecutivo al no ponerse de pie para recibirlo. Es obvio que el poder Ejecutivo demuestra en la acción un alto grado de ignorancia, creo que olvida, o nadie le recuerda, o peor aún no hace caso a sus brillantes asesores del por qué somos un país democrático, donde uno de los principales principios es la división de poderes, cuyo objetivo es evitar el abuso, los deseos infundados y disfrazados de lo que el pueblo bueno merece, actos indignos como acabar con las instituciones que garantizan nuestra democracia o dar prioridad a la infraestructura sobre la salud de los habitantes por mencionar algunas arbitrariedades.
Nuestra Carta Magna en el artículo 116, señala que el poder público se dividirá para su ejercicio, en tres poderes, Judicial, Legislativo y Ejecutivo y no podrán reunirse dos o más poderes en una sola persona o corporación, ni depositarse el legislativo en un solo individuo (cualquier parecido con la realidad es mera coincidencia, eso no pasa para nada en la relación del Ejecutivo y la Cámara de Diputados). La Constitución Política que se basa como podemos observar en el principio de la división de poderes, nuestro país es independiente y su organización política, pero sobre todo su estructura gubernamental está basado en este principio, con la idea de que no interfieran entre sí, que estén libres de controles, entorpecimientos, coacciones, influencias o amenazas intimidatorias, y así impedir que el poder recaiga en uno solo. Es útil tener presente como están representados los poderes: Poder Legislativo, que está personificado por las Cámaras de Diputados y Senadores. El Poder Judicial que lo integra la Suprema Corte de Justicia, el Tribunal Electoral y el Consejo de la Judicatura Federal y finalmente Poder Ejecutivo quien es el encargado de la administración pública, donde están todas Secretarías de Estado.
Dicho lo anterior, me surge una interrogante ¿quién fue incorrecto, descortés, grosero y rudo con la representante del Poder Judicial Norma Lucia Piña, la mujer elegida como presidenta de la Suprema Corte de Justicia de la Nación? Estoy segura querido lector que usted ya saco sus conclusiones. El rey sin corona que vive en Palacio Nacional rodeado de súbditos, olvida que somos una democracia, no una Monarquía. Los tres poderes están en la misma línea de poder, por lo tanto, no hay que rendirle honores al ejecutivo. Lo lastimoso es que dio un lugar privilegiado en el presídium a las fuerzas militares del país, restando importancia a los poderes Judicial y Legislativo, en el festejo de nuestra Constitución.
Aplaudo el digno comportamiento de la ministra Piña, quién escucho de manera respetuosa; al momento de tomar la palabra fue firme en su discurso al defender el poder que representa, le recordó al Ejecutivo que “La independencia judicial no es un privilegio de los jueces, es el principio que garantiza una adecuada impartición de justicia para hacer efectiva las libertades y la igualdad de las y los mexicanos. La independencia judicial es la principal garantía de imparcialidad”.
Los mexicanos debemos estar orgullosos de la mujer que representa el Poder Judicial, tengo la certeza que se comportará de acuerdo con la ley e impedirá que se viole a la Constitución, que no cederá a caprichos, venganzas, ingeniosidades, está garantizando nuestro Estado de Derecho, por el que miles de habitantes lucharon durante años para lograrlo.
La ministra Piña es una gran amenaza para el rey sin corona, por eso le pido lector que escuche con atención lo que manifiesta el Ejecutivo en contra del poder Judicial, recuerdo que cuando fue publica la noticia de la Lic. Piña como representante de este poder, se manifestó de manera tajante que el poder judicial estaba secuestrado, es comprensible esta afirmación, pues ya no se recibirían ordenes de los caprichos de Palacio Nacional.
Para finalizar le comento que la ministra Piña es egresada de la UNAM, con una pasión por la leyes, una experiencia de 25 años, es profesora de primaria, tiene estudios de pedagogía, Psicología y comunicación, el posgrado en Derecho Constitucional y es doctora, tiene una especialización en Derecho Penal y maestría en Argumentación Jurídica. Y el ejecutivo tardo años en sólo obtener la licenciatura ¿será por eso su comportamiento visceral?