Susana Cepeda Islas
La frase “La loca de la casa” la utilizó con gran frecuencia Santa Teresa de Jesús para referirse a los pensamientos, a la imaginación, lo que nos produce el exceso de pensamientos, ahí vamos directo a divagar alejándonos de manera descontrolada de la realidad. Es esa voz interna con el poder de fantasear, de la creación de imágenes, de contextos que existen solo en la mente, es creadora de una gran fuente de distracción. Santa Teresa de Jesús aconsejaba “dejar hablar a esta loca, sin interrumpirla, pero sin prestarle atención” es decir, dejarla pasar, sin otorgarle el poder de que nos domine. Como dato interesante la frase ha sido fuente de inspiración de varios escritores, por mencionar algunos Benito Pérez Galdós tituló una de sus novelas “La loca de la casa”, al igual que la escritora Rosa Montero (por cierto, ambas recomendables).
Hace tiempo que mi mente producía una gran cantidad de ideas, sobre todo cuando lo que me sucedía era algo que me impresionaba o que me disgustaba, desafortunadamente la mayoría de éstas con una fuerte dosis de negatividad, en ese entonces vivía en la Ciudad de México, así que tomé cartas en el asunto, me di a la tarea de buscar algún remedio para este mal y ¡Eureka! Lo encontré es nada más ni menos que la meditación, en un inicio no lo creía, al intentar hacerlo irremediablemente me quedaba profundamente dormida, pero no me rendí, seguí a pesar de que mis ronquidos molestaban a algunas personas de mi grupo.
Es como toda nueva actividad que iniciamos, nunca la vamos a hacer perfecta, recuerdo cuando empecé a nadar, tragaba una gran cantidad de agua, o cuando me dio el gusto por cocinar, los primeros guisos eran fatales les faltaba sal o se me quemaban, también cuando hice bordados de punto de cruz que más bien parecían laberintos. Como dice el refrán “la práctica hace al maestro”, no hay que rendirse por ningún motivo, seguir y seguir hasta lograrlo. Ahora cuando meditó ya no me duermo, siento una gran sensación de silencio, acompañado de alivio, de paz. John Milton mencionó en su notable poema Paraíso Perdido: “La mente es su propio lugar y, por sí misma, puede hacer del infierno un cielo y del cielo un infierno”.
Comprendí que la meditación es un método que entrena la mente para lograr con gran paciencia un estado de plena atención que nos lleva directo al bienestar, claro, este método involucra un elemento fundamental en nuestra existencia: la respiración. El objetivo es calmar la mente, aplacar a la loca de la casa, desarrollar la concentración para llevarnos a hacer conciencia de lo que significa el aquí y el ahora, tiene una gran cantidad de beneficios por mencionar algunos: la salud física y por supuesto mental, comprendemos mejor la manifestación de nuestras emociones desarrollando la inteligencia emocional.
Inténtelo, sé que es complicado ver hacia el interior de nosotros, se nos hace más sencillo hacerlo hacia fuera ver lo que los otros hacen. Algunas personas no lo intentan porque existen ideas falsas para meditar, por ejemplo: se necesita poner la mente en blanco, falso; no es posible. Sólo se puede aprender con un maestro, falso; existen meditaciones guiadas en varios medios electrónicos. Evita tener problemas, falso; te ayuda a encontrar soluciones efectivas. Es exclusiva de una religión, falso; todas la incorporan. Necesitas tener un tipo específico de creencias, falso; no es necesario. Requieres de un lugar especial, falso; lo puedes hacer caminando, manejando. Se necesita mucho tiempo, falso; con 10 minutos diarios es suficiente.
La ciencia también lo recomienda, le aseguro querido lector que ganará una gran cantidad de beneficios, porque hacerlo implica en palabras de Dalai Lama “Entrenar la mente para pensar de forma diferente, mediante la meditación, es una forma importante de evitar el sufrimiento y ser feliz” entonces apliquémonos y busquemos la felicidad en donde nos la ofrecen, sin gastar un solo centavo con la meditación, no olvidemos que la paz interior no llega cuando todo es tranquilo, aparece cuando estamos en paz, a pesar del caos.