Haidé Serrano

La violencia política contra las mujeres en razón de género prende las alertas en las autoridades electorales.

La participación de las mujeres en la política es un derecho. Sin embargo, un gran número de mujeres siguen experimentando violencia cuando se trata aparecer en la boleta electoral. Como lo estamos viendo en el presente proceso electoral en México, en el que se disputarán cerca de 20 mil cargos públicos.

El Instituto Nacional Electoral (INE) dio a conocer que ha recibido 28 quejas, lo que implica casi una queja al día.

También la violencia política contra las mujeres en razón de género (VPMRG) está aumentando, de 374 a 402 quejas del 14 de abril de 2020 al 19 de marzo de 2024.

La violencia simbólica, así como la digital, son recurrentes en las redes sociales, particularmente cuando se trata de estereotipos de género que tratan de forma negativa a las mujeres.

“Siguen existiendo actos como la intimidación, la exclusión, la difamación, el acoso sexual, la agresión física o verbal y otras acciones que menoscaban los derechos políticos de las mujeres”, declaró Guadalupe Taddei Zavala, consejera presidenta del INE. Por cierto, la primera mujer en ocupar ese cargo.

Este 2024 están en juego los 31 congresos locales y presidencias municipales de todo el país, así como las gubernaturas de Yucatán, Veracruz, Guanajuato, Chiapas, Jalisco, Morelos, Puebla, Tabasco y la Ciudad de México. También el Congreso de la Unión con 500 diputaciones y el Senado con 128 escaños.

La paridad como principio de orden constitucional está cumpliendo 10 años en México. La obligación para los partidos políticos de integrar de forma paritaria en un 50 por ciento a mujeres y 50 por ciento de hombres se estableció en el artículo 41 de la Constitución en el 2014.

Sin duda, un paso histórico en la historia democrática de nuestro país.

Lamentablemente, aún hoy las mujeres que se atreven a participar en la política están en riesgo de ser asesinadas por el solo hecho de ser mujeres.

La VPMRG sigue siendo un mecanismo para desmotivar la participación de las mujeres en cargos de elección, representación y decisión pública.

Avanzamos mucho en las leyes, y poco en la forma de pensar. La sociedad se sigue resistiendo al avance de la igualdad y la disminución de las desigualdades. La paridad no es un privilegio, es un derecho.