Haidé Serrano

¿Sabías que, hasta hace muy pocos años, infinidad de medicamentos se prescribían de igual forma a hombres que a mujeres? Una de las razones es porque gran parte de los estudios se realizaron solamente en hombres o en animales machos. Y numerosas investigaciones no tomaron en cuenta que las fisiologías son diferentes entre un sexo y otro.

Es también el caso del estudio del cerebro. En el siglo pasado, aún pervivían ideas que insistían en la inferioridad de las mujeres por tener un cerebro más pequeño en comparación con el de los hombres. Aunque el de los varones es 9% más grande, ambos tienen el mismo número de células cerebrales. Pero esta idea equivocada fue suficiente para que, desde la ciencia, se concluyeran numerosos conceptos que colocaron en una posición de desigualdad a las mujeres con relación a los hombres.

El avance de la tecnología y del feminismo también han impactado a mujeres científicas a investigadoras que se han enfocado en desentrañar el funcionamiento del cerebro femenino. Es el caso de Louann Brizzendine, la autora del best seller del The New York Times “El cerebro femenino. Comprender la mente de la mujer a través de la ciencia”, quien descubrió que no existía conocimiento que explicara cómo funciona la fisiología femenina, más allá del conocimiento acerca del embarazo.

En su libro cuenta la siguiente anécdota:

“Cierta vez que un profesor presentó un trabajo en una clase de Yale acerca del comportamiento animal, levanté la mano y pregunté qué resultados había dado la investigación en lo referente a las hembras según aquel estudio. El profesor se desentendió de mi pregunta declarando: «Nunca empleamos hembras en esos estudios; sus ciclos menstruales nos embarullarían los datos.»”

Así fue como Louann Brizzendine abrió clínicas, emprendió una serie de investigaciones que se han traducido en libros y conocimiento acerca del funcionamiento del cerebro de las mujeres, así como el papel que desempeñan las hormonas en cada una de las etapas de la vida.

Es posible que, si eres mujer, hayas tomado dosis de algunos medicamentos que no eran los indicados para ti, y ni tú ni el personal médico lo sabían, pues los prescribieron igualmente en hombres y mujeres. Como el ejemplo que menciona Brizzendine en su libro sobre el Ambien, uno de los somníferos más populares, que se recetaba en igual dosis, aunque tiene un efecto más potente en las mujeres. Hasta que llegaron los estudios y se hizo la corrección.

Louann Brizendine (Kentucky, 1952) es doctora y neuropsiquiatra por la Universidad de California en San Francisco, fundó la Women’s and Teen Girls’ Mood and Hormone Clinic. Comenzó sus estudios de Neurobiología en la Universidad de Berkeley y en la Facultad de Medicina de Yale; realizó su internado y residencia en la Facultad de Medicina de Harvard. También es autora de “El cerebro masculino” y “La mujer renovada”.

El libro “El cerebro femenino” de Brizendine es una estupenda lectura para hombres y mujeres, con investigaciones recientes, que explica cómo las hormonas participan y conforman una buena parte de los comportamientos femeninos y masculinos: “¿Por qué las mujeres tienen mayor capacidad verbal que los hombres? ¿Por qué recuerdan detalles de las peleas que ellos no recuerdan? ¿Por qué tienden a establecer vínculos más profundos con sus amigas que los hombres con sus compañeros? (…) Y revela que la estructura singularmente flexible del cerebro femenino determina cómo piensan las mujeres, qué valoran, cómo se comunican y a quién aman”.

Aún hoy persisten creencias en la sociedad basadas en conclusiones científicas que pretenden justificar las desigualdades que afectan a las mujeres. Como si la “ciencia” fuera una verdad irrefutable. Por eso también es necesario cuestionar y revisar al detalle las “verdades científicas”, que en numerosos casos partieron de una trampa para acreditar la supuesta superioridad de los hombres.