Haidé Serrano

Hace una semana, un video en TikTok detonó un debate en las redes sobre “hombres que resuelven”. Lo interesante de lo dicho en “la conversación” digital sobre el significado de esa frase es que no hay consenso. Estoy segura que hace algunos años habría un acuerdo mayoritario sobre quiénes son los hombres que resuelven, pero actualmente no es así.

Los “hombres que resuelven”, desde una perspectiva patriarcal son los que responden al estereotipo de proveedores, “cabeza” de familia, líder, fuerte, trabajador sin descanso, exitoso, invulnerable, seguro, masculino, macho, sin sentimientos, agresivo, dominante, infiel y heterosexual, entre otras características.

En este panorama, las mujeres son femeninas, dulces, sumisas, abnegadas, madres, cuidadoras de la familia y su marido; trabajan en su propio hogar sin remuneración alguna y no se desarrollan profesionalmente ni estudian ni trabajan fuera de su hogar —aunque algunas sí lo hacen y con ello desempeñan dobles o triples jornadas laborales—; son heterosexuales y fieles sexo afectivamente a su esposo; además de representar un lugar inferior en la jerarquía familiar, pues las decisiones importantes las toma el hombre.

Ese debate dejó en claro que las diversas formas de pensar son parte de un cambio cultural donde los estereotipos y roles de género están en cuestionamiento y ya cambiaron.

El feminismo ha aportado diversas luces a la posición de las mujeres en el patriarcado, de inferioridad y desigualdad sólo por el hecho de ser mujeres, y que aún afecta a millones de mujeres en el mundo, donde sus derechos humanos no son reconocidos sólo por ser mujeres

En especial, la débil situación económica de millones de mujeres es el resultado de ese papel que se les ha asignado en la sociedad. Una condición que les resta libertad por no tener independencia económica, que pierden cuando trabajan sin un peso de paga por cuidar a sus hijas, hijos e hijes, esposo, mascotas y familia, además de las tareas del hogar.

Los hombres han resuelto en el ámbito público y las mujeres en el ámbito privado.

Ambos géneros han desempeñado roles que les han colocado en posiciones con ventajas y desventajas. Sin embargo, hoy esos papeles ya no son sostenibles. Las mujeres que cuestionan el rol tradicional que se les ha asignado ven su precaria situación económica.

Entienden que han vivido en violencia económica que se agrava con el paso de los años.

Necesitamos hombres que resuelvan en todos los ámbitos, que se responsabilicen de la crianza de su progenie, que paguen la pensión alimenticia, que sean adultos funcionales haciéndose cargo de los trabajos en el hogar. Y necesitamos mujeres con independencia económica, que reciban remuneración por su trabajo, que se desarrollen personal y profesionalmente, que cuestionen los mandatos de género y que cumplan con los sueños que resulten de su propio examen crítico.

Aunque muchas personas quieran presentar las desigualdades como una guerra de sexos, no es así. El patriarcado lastima a las mujeres y también a los hombres. Por ello, el permanente cuestionamiento es muy útil para construir una sociedad más igualitaria y pacífica.

¡Feliz año lectora, lector y lectore! Que este 2024 sea de más cuestionamientos, conversaciones incómodas y necesarias para construir relaciones más igualitarias, solidarias y respetuosas.