Haidé Serrano

Empoderamiento sin poder económico no es poder. Las mujeres que generan y controlan su dinero difícilmente pueden sentirse “poderosas”. Mientras la violencia de género en contra de las mujeres persista, la igualdad está muy alejada. Y si las tareas del hogar y de cuidados siguen desempeñándolas principalmente las mujeres el camino será aún más largo.

“Las mujeres no pueden lograr la igualdad en el lugar de trabajo si están en una posición desigual dentro del hogar. Eso implica lograr condiciones equitativas y asegurarse de que el hecho de tener hijos o hijas no impida a las mujeres participar plenamente en la economía y hacer realidad sus esperanzas y aspiraciones”, afirmó Carmen Reinhart, Vicepresidenta Sénior y Economista en Jefe del Grupo Banco Mundial.

A pesar de todos los avances, las mujeres aún no participan al igual que los hombres en la economía. La tasa de participación económica para ellas, de 15 años y más, es de 41.7%, mientras que para los hombres es de 74.2%.

Y una de las razones, es que las mujeres, están en un círculo de violencia económica que no pueden romper. La desigualdad está en sus hogares. Han trabajado como “amas de casa”, mamás y cuidadoras sin recibir un sueldo. No tienen ahorros o patrimonio. Han interrumpido —o tal vez nunca comenzado— su desarrollo profesional para dedicarse a su familia, lo que las limita a incorporarse al mercado laboral, pues no tienen experiencia, relaciones ni currículum. Es decir, han sido víctimas de violencia económica.

“Las mujeres son responsables de dos tercios de los trabajos realizados en todo el mundo y, sin embargo, ganan sólo el 10% de los ingresos totales y sólo el 1% de las propiedades… ¿Hay igualdad? Hasta que la respuesta no sea sí, no podemos dejar de preguntárnoslo”. Daniel Craig, actor británico de cine, teatro y televisión

La violencia económica es un tipo de violencia familiar poco visible y muy grave. Retenerle dinero, impedir que la mujer trabaje para que no “descuide” a los hijos, prohibirle que retome sus estudios o capacitación, en general, restringir el uso de los recursos económicos, son sólo algunos ejemplos de violencia económica o también conocida como abuso económico. Y desde luego, el no pago de la pensión alimenticia, que es el ejemplo clásico y más común de violencia económica.

Las mujeres se sienten en muchas ocasiones en un callejón sin salida. Al no tener los recursos económicos, pocas posibilidades de trabajar y cuidar de las hijas e hijos, porque no hay estancias infantiles, “guarderías” ni escuelas de tiempo completo suficientes, cercanas o simplemente no existen en sus comunidades o ciudades; además, si el padre, pareja, es un agresor y les tiene amenazados. Todos los días estas mujeres se sienten solas, desamparadas. Y lo están.