Haidé Serrano
El movimiento 4B de las mujeres de Corea del Sur plantea una serie de reflexiones sobre los sistemas de opresión y estructuras patriarcales que afectan no sólo a sus creadoras, sino a mujeres de todo el mundo, y suma partidarias que lo enriquecen con sus vivencias y realidades.
La vigencia de la propuesta de las coreanas ha sido comprobada en días recientes con el triunfo del candidato republicano Donald Trump a la presidencia de Estados Unidos. Derivado de los resultados en las urnas, numerosos hombres hicieron viral la frase “tu cuerpo, mi decisión” (en inglés y con el hashtag #YourBodyMyChoice), que se refiere en sentido opuesto a la lucha de millones de mujeres por hacer valer sus derechos sexuales y reproductivos y la despenalización del aborto en ese país.
La misoginia expresada por líderes de ese país fue respondida por miles de mujeres estadounidenses que reivindicaron la revolución 4B de las surcoreanas.
Pero ¿qué es lo que el movimiento 4B? Esencialmente es:
- Bihon: Rechazo al matrimonio heterosexual.
- Bichulsan: Rechazo a tener hijas e hijos.
- Biyeonae: Rechazo a las citas románticas.
- Biseksu: Rechazo a las relaciones sexuales con hombres.
Este movimiento plantea una resistencia a continuar con prácticas, roles, expectativas que mantienen en subordinación a las mujeres y en dinámicas de poder donde los hombres tienen el control. No se trata solamente de cortar las relaciones con ellos, sino que la rebelión cuestiona la estructura misma del patriarcado, que impone a las mujeres la heterosexualidad, la maternidad, el amor romántico y el sexo. Además, de soportar la violencia en todos sus tipos a lo largo de toda la vida.
Al movimiento 4B se le han sumado otras Bs: el Movimiento 5B pone de manifiesto la violencia económica y propone rechazar trabajos donde sus habilidades y tiempo no sean valorados ni remunerados adecuadamente. Y en el mismo sentido está el Movimiento 6B, que añade liberar a las mujeres del trabajo no remunerado que hemos venido realizando sólo por el hecho de ser mujeres, es decir las tareas de cuidados y del hogar, que nos mantienen en dependencia económica y subordinación a los hombres.
Algunas mujeres, antes que las surcoreanas, ya aplicaban algunas de las 4B desde hace años. Por ejemplo, algunas que padecieron el matrimonio y se libraron de él, eligieron el distanciamiento de los hombres porque entendieron que era mal negocio, les jugaba en contra y no le hallaban el beneficio a ponerse al servicio, nuevamente, de un hombre que, además, entrado ya en años, tiene enfermedades crónicas y está en busca de cuidados, es decir, no de una compañera sino una enfermera.
Las resistencias y protestas de las mujeres no son nuevas. Han existido siempre y se han socavado también con violencia feminicida. Las más recientes #MeeToo #NiUnaMenos #SlutWalk ha obligado a algunos sectores de la sociedad a avanzar. Pero no es suficiente. Mientras la violencia persista, la rebeldía se renovará.