Rubén Aguilar Valenzuela 

El asesinato de políticos, precandidatos y candidatos durante el proceso electoral son la trágica y lamentable punta del iceberg de la estrategia de intervención del crimen organizado en los comicios.

 

Abajo de esa punta hay una gigantesca masa de acción, del más diverso tipo, acciones violentas, amenazas, compra de políticos, de medios de comunicación, de autoridades, de promotores del voto, para obtener el resultado electoral que quieren.

 

Ellos en ciertas regiones del país, donde se ubica una quincena de estados, son quienes ponen a los candidatos de uno y otro partido. La elección no es una atribución de los partidos sino del responsable de la plaza del grupo del crimen organizado que ahí tiene el control.

 

Coincido con Rubén Moreira Valdés, líder de la bancada del PRI en la Cámara de Diputados, cuando plantea que "el crimen organizado es el mayor enemigo de la democracia" en nuestro país. Es un tema del que hemos hablado en muchas ocasiones.

 

Entre los líderes de los partidos de oposición en la Cámara de Diputados y de Senadores existe la convicción de que es inaceptable que los procesos electorales que ahora se desarrollan, estén sometidos a la presión y al control de grupos del crimen organizado.

 

Los dirigentes de Morena, PT y PVEM tienden a minimizar la intervención de los grupos del crimen organizado en los comicios que ahora están en plena actividad. Hablan del uso político de la oposición de una realidad a la vista de todos, están ahí los datos, que también los afecta.

 

Dirigentes de la oposición plantean que el aumento de la intervención del crimen organizado en los comicios es producto de la actual estrategia de seguridad, que ha resultado el sexenio más violento en la historia del país. Son ya 183 000 los homicidios dolosos en lo que va del actual gobierno.

 

De enero al terminar el mes de marzo han sido asesinados por lo menos 30 políticos y candidatos y son cientos los precandidatos y candidatos que renunciaron a participar en la contienda por amenazas directas o sus familias y por temor a ser asesinados por el crimen organizado. Asumieron que no había condiciones para participar.

 

Cuando el crimen organizado asesina candidatos manda un mensaje claro y poderoso, para que todos los políticos pongan atención y escuchen. Si no se sujetan a las reglas también a ellos los van a matar. Una investigación realizada por el PRI revela que el asesinato de dos candidatos en Maravatio, Michoacán, fue por no haber antes avisado al jefe de plaza del grupo que domina el lugar.

 

Ahora en los medios de comunicación hay un registro puntual de los políticos y candidatos asesinados, pero hay poca información, requiere investigación, de las otras acciones que realiza el crimen organizado, para influir en el resultado electoral. Es claro que resulta más difícil documentarlas.

 

Son ellas, sin embargo, las que en muchos casos explican el resultado electoral, que necesariamente pasa, por un acuerdo con determinado partido. Las formas de intervención son múltiples e incluyen, entre otras cosas, la compra de los promotores electorales de diversos partidos y la del voto de una masa significativa de electores, la que les garantiza la victoria. Ejemplos hay muchos.