Rubén Aguilar Valenzuela

 El historiador Federico Navarrete en ¿Quién conquistó México? (Debate, 2019) plantea una pregunta que dice puede parecer desconcertante, pero se propone de la manera más seria. El libro pretende responderla de una manera distinta a lo que ha sido la certeza absoluta de la historia oficial.

De entrada su respuesta es que "fue la Malinche, fueron los indígenas conquistadores" que contradice la idea de la victoria absoluta de los españoles en 1521 que solo es "una versión parcial e interesada, inventada por el propio Hernán Cortés".

La nueva respuesta, las nuevas respuestas, afirma Navarrete "nos permiten comprender de una manera diferente lo que conocemos como conquista de México hace 500 años y también nuestra historia desde entonces".

El libro se estructura a partir de siete capítulos, que son otras tantas preguntas, que exigen nuevas respuestas. "¿En verdad nos conquistaron los españoles?" es el primero. La respuesta es que no hay la tal victoria absoluta de los españoles, que ha sido repetida, una y otra vez, por la "visión colonialista", de esa historia.

Uno de los más interesantes capítulos es el segundo: "¿Quién fue la Malince". La respuesta habla de una mujer que jugó un papel central en los acontecimientos de la conquista, al lado de otras muchas mujeres indígenas. Ella se transforma en el rostro y la voz de los conquistadores. Su figura se fusiona con la de Cortés. Se construye un ser complejo que incluye a los dos: Malinche.

El tercero es "Los indígenas conquistadores", que puede proponerse también como la pregunta ¿Quiénes fueron los indígenas conquistadores?. La respuesta es que los verdaderos conquistadores son las naciones indígenas enemigas del imperio mexica: Tlaxcala, Cempoala, Texcoco, Chalco y otras más. Su acción es determinante en la destrucción de México-Tenochtitlán (1519-1521) y en las campañas militares que someten a la mayoría de los otros pueblos indígenas entre 1521 y 1545 en el territorio de la después Nueva España.

Son ellos, dice Navarrete, "quienes llevaron a buen término las negociaciones diplomáticas que las hicieron posible, quienes obtuvieron la victoria al lado de los españoles", y ellos también "quienes escribieron las primeras historias de estos eventos, reivindicando siempre su papel de vencedores, no de conquistados o vencidos".

"¿Qué hicieron realmente los españoles?", es el cuarto capítulo. Las respuestas es que tuvieron un papel mucho menos protagónico y determinante del que ellos mismos se asignaron. Lo que determinó su éxito, que sin duda tuvieron, "fue su capacidad y su disposición a ejercer la violencia más brutal e impredecible".

El capítulo cinco es "Mi casa es su casa" y se puede plantear como la pregunta ¿Qué pasó con la conquista? La respuesta es que los indígenas recibieron a los españoles con hospitalidad "incorporándolos, dice Navarrete, a las redes de intercambio y conflicto que constituían su mundo y domesticándolos por medio de sus mujeres y de sus alimentos".

Estos se aprovecharon e hicieron realidad solo la segunda parte del dicho popular y se apropiaron de todo como si fuera realmente su casa. No se cumplió la expectativa de los pueblos indígenas aliados de que los españoles compartirían el poder y "negociarían la convivencia de formas diferentes de vivir".

"Los frutos de la conquista" es el capítulo seis que se puede proponer como la pregunta ¿Cuáles fueron los frutos de la conquista? Desde que ésta se dio conviven en nuestro país varios frutos: "los que dictan los europeos y los que definen y mantienen vivos los pueblos indígenas y otros grupos. Por eso hasta el día de hoy esos sucesos de hace cinco siglos no pueden convertirse en pasado y siempre son presentes, constantemente están abiertos a la discusión y a la polémica", asegura Navarrete.

Es evidente que los frutos fueron contradictorios. Los invasores como los indígenas, afirma el historiador, "interactuaron a partir de visiones diferentes, contradictorias e incluso incompatibles de sus respectivos porvenires, y de proyectos distintos y particulares acerca de cómo hacerlos realidad. Los primeros actuaban con la convicción y el propósito de fundar un nuevo régimen en la tierra que pretendían haber conquistado", esta no era la visión de los indígenas conquistadores y de los indígenas conquistados.

El capítulo siete es "Más allá de `conquista´, las alianza", que como pregunta se podría proponer ¿Qué pasó con la conquista y las alianzas?. La respuesta es que no es posible explicar la historia de México "alrededor del hito supuestamente absoluta e irreversible de la victoria española en 1521, pues hacerlo nos obliga a relegar a los indígenas al "pasado prehispánico" y a suprimirlos y menospreciarlos, en la historia de los siguientes 500 años", sostiene el historiador.

Y añade que "(...) debemos cuestionar la visión de la conquista como un enfrentamiento absoluto y vertical en el que sólo hubo unos vencedores, los españoles, y muchos vencidos, los indígenas. Reconocer la importancia de Malinche y de los conquistadores nos permitirá comprender esos eventos de una manera diferente: como el inicio de procesos de alianza e intercambio entre diferentes grupos que crearon juntos un mundo compartido en el que vivimos todavía hoy".

Se puede estar o no de acuerdo con Navarrete, se puede cuestionar su lectura de la historia, en particular de la conquista y de los actores que la hicieron, pero no se puede ignorar su novedosa manera de interpretar, de leer, ese período de la historia de México. Y tampoco su forma de interpretar los textos escritos por los indígenas inmediatamente después de la conquista, para explicar cómo se hizo, que pasó y cuáles fueron sus resultados. ¿Quién conquistó México? es un texto provocador y sugerente. Se inscribe en la línea de otros trabajos que ofrecen una lectura distinta a la historia oficial de México y también de España con relación a la conquista.

¿Quién conquistó México?
Federico Navarrete Linares
Editorial Debate
México, 2019
pp. 181