Rubén Aguilar Valenzuela 
Oseas nace hacia el 800 a.C. y fallece alrededor de 722 a.C. Empieza a predicar a finales del reinado de Jeroboam II (782-753 a.C.) y en tiempo de los reyes Ozías, Jotán, Ajaz y Ezequías. Su misión profética debe situarse entre el 750 a.C. y la destrucción de Samaria en el 722 a.C.

El reino del Norte, a la cabeza de Jeroboam II, vive en la prosperidad económica. Ésta, con todo, contribuye a acelerar la decadencia política y religiosa. Los reyes se suceden con rapidez en medio de intrigas y crímenes. Zacarías, hijo de Jeroboam, es asesinado después de seis meses de reinado. Su homicida, Sallum, retiene el cetro solo un mes, y es asesinado por Menajem, quien ocupa el trono de 745-735 a.C. Israel camina a su ruina, que se hace evidente con la toma de Samaria por el rey de Asiria Sargón II en 722 a.C.

En los años de éxito material un sector de la población se enriquece mientras que otro, la mayor parte, es explotado y crece el número de los pobres. La idolatría se extiende en la población. Baal, dios fenicio-cananeo de la naturaleza y la fertilidad, gana adeptos.

Oseas escribe un texto con material construido a partir de su experiencia personal. Su mujer Gomer, le es infiel y se va con su amante. Las imágenes que emplea en su predicación hacen referencia a esa experiencia. El profeta denuncia la infidelidad del pueblo hacia Yahvé y revela el amor de Dios, comparable al del esposo que perdona a su esposa infiel. Los especialistas coinciden en señalar que la infidelidad de la esposa de Oseas, no es un recurso literario sino algo que realmente vivió.

El libro comprende catorce capítulos, y se divide en tres partes. La primera (1-3) habla de la familia del profeta y de los signos de la relación entre Dios y el pueblo; la segunda (4-9), son una serie de oráculos contra Israel y la tercera (9-14) es una relectura de la historia de Israel.

El mensaje teológico es dar cuenta del comportamiento de Dios con su pueblo. Así como Oseas ama a su mujer, pero ésta le es infiel, una y otra vez, en lugar de abandonarla, como se lo permite la ley, renueva su amor por ella. Así Dios, se manifiesta en su permanente fidelidad con su pueblo Israel a pesar de las infidelidades de éste, que ha roto la alianza y ha seguido a otros dioses. Y lo ha hecho en repetidas ocasiones. A pesar de eso Dios no se cansa de renovarle su amor. Siempre lo invita a la conversión y la esperanza por medio de la predicación del profeta.

Oseas
Biblia de América
PPC Editorial
Madrid, 2013