Rubén Aguilar Valenzuela
El director español Pedro Almodóvar dirige por primera vez una obra en inglés, Una voz humana (España, 2020) que dura media hora. Es una adaptación libre del monólogo teatral homónimo de Jean Cocteau (1889-1963) que escribió en 1930 para Édith Piaf, pero ella nunca se atrevió a interpretarlo. La obra se estrenó en la Comédie Française de París en 1932.
La película solo tiene como protagonista a la británica Tilda Swinton. La historia cuenta la vida de una mujer que acaba de ser abandonada por su pareja tras cuatro años de vivir juntos, para irse con otra mujer. Mientras se hunde en su dolor y en su soledad, espera con angustia la llamada, la última llamada de su amante, la de despedida.
Es una mujer bella y elegante, una estrella de teatro y cine, habla con ironía sobre cómo su aspecto maduro vuelve a estar de moda: los productores la quieren ahora que su amante se va. Solo desea una despedida real, cara a cara.
Ella vive en un departamento con una decoración con un toque retro de tonos rojos y naranjas intensos. El mobiliario, los cuadros, los libros, todos están cuidadosamente elegidos. Es la estética Almodóvar.
Encerrada en este espacio durante tres días solo sale a la calle una vez, para comprar un hacha y una lata de gasolina. De la desesperación total pasa a la superación de su estado anímico con arrojo y valentía. La mujer desesperada tiene todos los recursos para salir adelante.
Almodóvar tiene primero la cámara dentro del apartamento y luego la mueve por encima, haciendo ver que se trata de un decorado sin techo construido dentro de un estudio. Este apartamento es una farsa.
Swinton da la sensación de que está en una obra de teatro. En ella está la voz de alguien que se niega a renunciar a su dignidad y simplemente entregarse a un canto de tristeza. Realiza una interpretación con muchos matices; la tristeza, el desgarro, la ira y la fuerza de una mujer independiente.
Es cine y cine del bueno. Un crítico afirma que Almodóvar realiza "un ejercicio de cine tan pleno y riguroso como libre en su meticulosa exactitud. Todo luce y se exhibe infectado de una morbosa y febril perfección".
Y otro que se trata de un "deslumbrante cortometraje (...) Construcción y destrucción, artificio y naturalidad, disfraz y verdad: fuerza que dan forma la nueva genialidad de Almodóvar".
Es una gran película, y Almodóvar hace una muy original y poderosa recreación de la obra de Jean Cocteau. La actuación de Swinton es extraordinaria. Ella ocupa todo el espacio de la pantalla con los múltiples matices que da a su personaje.