Rubén Aguilar Valenzuela 

"Somos una Iglesia misionera, que construye puentes dialogando, siempre abierta, como esta plaza, a recibir con los brazos abiertos a todos, a todos aquellos que necesitan nuestra caridad, nuestra presencia, diálogo y amor", León XIV.

En octubre de 2023 y en octubre de 2024 se celebró la primera y la segunda sesión de la Asamblea General Ordinaria del Sínodo de los Obispos, en el Vaticano, Roma, reunión que llevó el nombre de Sínodo de la Sinodalidad. El 29 de junio de 2025, ya en el papado de León XIV (1955), se ha publicado el documento Pistas para la fase de implementación del Sínodo: 2025-2028.

El Sínodo de los Obispos es un organismo de carácter permanente que estableció el papa Paulo VI (1897-1978), al término del Concilio Vaticano II (1962-1965), para dar seguimiento a los acuerdos que ahí se tomaron y tratar otros temas relacionados con la vida de la Iglesia. El 15 de septiembre de 1965, se promulgó el Motu Proprio Apostolica Sollicitudo con el cual el papa instituía oficialmente el Sínodo de los Obispos. Sínodo viene del griego syn, "juntos", y hodos, "camino", y expresa la idea de "caminar juntos".

A partir de 1967 y hasta octubre de 2024, se han celebrado 30 sínodos con una duración de entre tres y cinco semanas cada uno. De ellos 16 han sido ordinarios y se citaron en el Vaticano. Los de 1967; 1971; 1975; 1977; 1980; 1983; 1987; 1990; 1994; 2001; 2005; 2008;2012; 2015; 2018 y 2021-2024. Y ha habido once sínodos especiales: 1980; 1991;1994; 1995; 1997; 1998 (2); 1999; 2009; 2010 y 2019. Y tres sínodos extraordinarios:1969; 1985 y 2014.

Las dos últimas asambleas, las del Sínodo de la Sinodalidad, todavía en vida del papa Francisco (1936-2025), implicaron un cambio histórico y radical con relación a las anteriores, que fue la incorporación de sacerdotes, religiosas, religiosos, y laicos, mujeres y hombres, a la discusión y a la votación, en igualdad de condiciones de los obispos, en esta estructura colegiada de la Iglesia. Es una transformación que trae consigo una serie de transformaciones muy profundas en la estructura de toma de decisiones en la Iglesia.

El seguimiento del Sínodo de la Sinodalidad

La segunda sesión del Sínodo de la Sinodalidad terminó con la aprobación del documento final Por una Iglesia sinodal. Comunión, participación, misión, que se aprobó el 26 de octubre de 2024. El texto, dado a conocer a finales de junio, contiene los lineamientos para poner en práctica y dar seguimiento a los acuerdos contemplados en el documento final.

Una de las grandes aportaciones del papa Francisco, en su esfuerzo de transformación de la Iglesia, fue la importancia que dio al Sínodo, como estructura colegiada de la toma de decisiones, y haber incorporado, en condición de igualdad con los obispos, a sacerdotes, religiosas, religiosos, y laicos, mujeres y hombres. Que el papa León XIV, a solo meses de haber asumido su responsabilidad se dé a la tarea de garantizar el cumplimiento de los acuerdos del Sínodo de la Sinodalidad, habla con claridad de la continuación del proyecto de cambio en la Iglesia.

El cardenal Mario Gtech, secretario general de la Secretaría General del Sínodo, dice del documento, que ahora se publica, que ofrece "un horizonte con el cual confrontarse y, sobre todo, las invita a compartir sus iniciativas, contribuyendo así al discernimiento eclesial más amplio" y añade que a las iglesias locales "las animamos a avanzar con valentía, afrontando resistencias y dificultades, prácticas o de fondo, con libertad y parresía (hablar con franqueza): también ellas tienen una contribución valiosa que ofrecer, y sería una pérdida para toda la Iglesia si su voz permaneciera en silencio".

La ruta de implementación de los acuerdos del Sínodo de la Sinodalidad

El proceso va de junio de 2025 a octubre de 2028: a) Junio de 2025 - diciembre de 2026: itinerarios de implementación en las Iglesias locales y sus agrupaciones; b) Primer semestre de 2027: Asambleas de evaluación en las Diócesis; c) Segundo semestre de 2027: Asambleas de Evaluación en las Conferencias Episcopales nacionales e internacionales, en las Estructuras Jerárquicas Orientales y en otras agrupaciones eclesiales; d) Primer trimestre de 2028: Asambleas continentales de evaluación; e) Octubre de 2028: Asamblea eclesial en el Vaticano.

La estructura y el contenido del documento Pistas para la fase de implementación del Sínodo: 2025-2028, tiene cuatro partes y ofrezco una síntesis de cada una de las mismas.

 

1. ¿En qué consiste la fase de implementación y cuáles son sus objetivos?

La fase de implementación la inaugura el papa Francisco el 24 de noviembre de 2024, cuando se da a conocer el Documento Final (DF) del Sínodo de la Sinodalidad a toda la Iglesia. Esta tiene como objetivo experimentar prácticas y estructuras renovadas, que hagan que la vida de la Iglesia sea cada vez más sinodal, partiendo de una perspectiva integral, para una realización más eficaz de la misión de la evangelización.

 

Las iglesias locales deben identificar "caminos concretos e itinerarios formativos para realizar una conversión sinodal tangible en las diversas realidades eclesiales". Así, esta tiene como objetivo generar un impacto perceptible en la vida de la Iglesia y en el funcionamiento de sus estructuras e instituciones en la práctica de todos los días. Ya no es tiempo de "un regreso al pasado, ni proponer una mera repetición de lo ya vivido: los pasos y los objetivos son muy diferentes" hay que hacer realidad los consensos alcanzados que se registran en el Documento Final.

 

2. ¿Quiénes participan en la fase de aplicación?¿Qué tareas y responsabilidades les corresponden?

 

La fase de implementación es un proceso eclesial en sentido pleno, que implica a todas las Iglesias como sujetos y, por tanto, a todo el Pueblo de Dios, mujeres y hombres, en la variedad de carismas, vocaciones y ministerios con los que se enriquece y en las distintas articulaciones en las que se desarrolla su vida.

 

Se deben ampliar "las posibilidades de participación y el ejercicio de la corresponsabilidad diferenciada de todos los bautizados, hombres y mujeres" en un espíritu de reciprocidad. Es fundamental involucrar a quienes hasta ahora han permanecido al margen del camino de renovación eclesial que representa el Sínodo. Todas las Iglesias están invitadas a seguir buscando instrumentos de escucha adecuados a la gran diversidad de contextos en los que vive y actúa la comunidad cristiana.

 

En el documento se menciona con precisión, las responsabilidades y las tareas que tienen los diversos actores en la fase de implementación de los consensos del Documento Final del Sínodo de la Sinodalidad. Los obispos diocesanos; los sacerdotes y diáconos; los organismos diocesanos; el equipo sinodal diocesano y las agrupaciones de las Iglesias. De manera especial se mencionan las responsabilidades y tareas de la Secretaría General del Sínodo, que tiene a su cargo la animación de todo el proceso.

 

3. ¿Cómo utilizar el Documento Final en la fase de implementación?

Este documento es el punto de referencia de la fase de implementación y es fundamental promover su conocimiento, lectura, estudio y discusión, a nivel personal y en grupos. En este proceso se debe: a) considerar la visión de conjunto del texto; b) tener en cuenta la perspectiva eclesiológica, enraizada en el Concilio Vaticano II; c) la misión de anunciar el Reino de Dios, inaugurada por Jesús, a la que están llamados todos los bautizados; d) la perspectiva relacional y la lógica del intercambio de dones como expresión de catolicidad; e) el impulso ecuménico; f) la visión conciliar de una Iglesia en el mundo, en diálogo con las demás tradiciones religiosas.

 

El Documento Final subraya que "corresponde a las Iglesias locales encontrar los modos adecuados para poner en práctica estos cambios". Hay que mantener una dialéctica creativa y permanente entre lo universal y lo local. Y "este es precisamente el desafío que plantea la fase de implementación", toca a las Iglesias locales abordar los aspectos particulares que les resultan relevantes, que para otras Iglesias podrían ser irrelevantes.

 

Las Iglesias locales deben, en el macro de sus propias características y realidades, impulsar: a)  la promoción de una espiritualidad sinodal; b) el acceso efectivo a funciones de responsabilidad y roles de liderazgo tanto laicos y laicas, como de personas consagradas; c) la experimentación de formas de servicio y ministerio que respondan a las necesidades pastorales de cada contexto; d) la práctica del discernimiento eclesial; e) la activación de procesos decisionales con estilo sinodal; f) la experimentación de formas adecuadas de transparencia, rendición de cuentas y evaluación; g) los organismos de participación previstos por el derecho, y la renovación en clave sinodal; h) la celebración regular de asambleas eclesiales locales y regionales; i) la valorización del Sínodo diocesano; j) la renovación misionera sinodal de las parroquias; k) la verificación del carácter sinodal de los caminos de la Iniciación Cristiana.

 

4. ¿Qué método e instrumentos utilizar en la fase de implementación?

El método sinodal es fundamental y no se reduce a un conjunto de técnicas para gestionar encuentros, sino que constituye una experiencia espiritual y eclesial que implica crecer en una nueva manera de ser Iglesia, arraigada en la fe de que el Espíritu concede sus dones a todos los bautizados. Se debe ser consciente de que la metodología no garantiza por sí sola alcanzar el resultado esperado.

 

Un aporte del método sinodal es el "discernimiento eclesial", y debe tomarse en cuenta que "en la Iglesia existe una gran variedad de enfoques del discernimiento y metodologías consolidadas". El discernimiento eclesial requiere la contribución de competencias de diverso tipo para lograr una lectura más profunda del contexto y una identificación más clara de lo que está en juego. Es necesario llegar a deliberaciones concretas con miras a la renovación de prácticas, proceso de decisión y estructuras.

 

Estas indicaciones metodológicas pueden declinarse en una variedad de ocasiones y procesos, caracterizados por objetivos diversos, pero unidos por el hecho de realizarse con un estilo sinodal. Para llevarlos a cabo evitando el riesgo de la improvisación y la dispersión, es conveniente prever una dedicación al diseño y al acompañamiento de estos procesos. En el texto se mencionan ocho recomendaciones concretas, para articular una buena metodología.

 

A manera de conclusión

 

Una de las grandes aportaciones del papa Francisco fue haber citado al Sínodo de la Sinodalidad, que tuvo dos partes, una en 2023 y la otra en 2024, y haber cambiado, en un hecho histórico, la estructura del mismo de este para que se incorporaran a más de los obispos, quienes eran sus integrantes originales, a sacerdotes, religiosas, religiosos, y laicos, hombres y mujeres, en igualdad plena de condiciones.

 

La manera como el papa Francisco organizó este sínodo, le dio un nuevo impulso al carácter de órgano colegiado, en la construcción de las decisiones que guían el camino de la Iglesia  católica. El papa León XIV, en la línea de renovación que impulsó su antecesor, ya citó a una reunión para octubre de 2028, que ya inició su preparación a partir de la publicación del documento Pistas para la fase de implementación del Sínodo: 2025-2028.

 

Este documento ofrece orientaciones prácticas de como aplicar los acuerdos del Sínodo de la Sinodalidad, que quedaron plasmados en el Documento Final de noviembre de 2024. Ese texto recoge puntos sustantivos, de carácter concreto y operativo, en la línea de cambiar a la Iglesia católica. Algo fundamental y realmente nuevo, es el peso que se da a las Iglesias locales y a los obispos. Se vuelve al espíritu de los tiempos de la Iglesia primitiva.

 

Con los siglos, la Curia Romana fue adquiriendo un peso, que nunca debió haber tenido, y que el papa Francisco combatió y que todo indica lo seguirá haciendo el papa León XIV. En los últimos siglos la Iglesia ha operado como una estructura burocrática altamente centralizada y clerical, al mando de unos cuántos cardenales, y ha perdido su carácter verdaderamente universal y por lo mismo también su carácter plural, que no da lugar a la expresión de la enorme riqueza de todas las iglesias locales presentes en todo el mundo. El Sínodo de la Sinodalidad, y la reunión que se organiza en 2028, son el inicio de un nuevo camino, de la construcción de una nueva Iglesia, realmente universal, abierta y plural. 

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En Nexos se ha publicado: "El Sínodo de la Iglesia Católica" (10.09.24) y "Termina el Sínodo de la Sinodalidad"(10.11.24)