Rubén Aguilar Valenzuela
Los obispos católicos de Estados Unidos están preocupados por la política migratoria y las eventuales deportaciones masivas anunciadas por el presidente electo Donald Trump (Nueva York, 1946).
Días atrás tres obispos, a nombre de la Conferencia de los Obispos Católicos de Estados Unidos (USCCB, por sus siglas en inglés), dieron a conocer una declaración donde plantean la posición de la Iglesia católica de ese país sobre ese tema en particular con la llegada del nuevo presidente.
Los tres obispos tienen una posición relevante en la conferencia y son: Timothy Paul Broglio (Cleveland, 1951), desde noviembre de 2022 presidente de la USCCB. Ha trabajado en el servicio diplomático del Vaticano. Fue nuncio en la República Dominicana y delegado apostólico en Puerto Rico. En la Santa Sede fue responsable del área de Centroamérica. Desde 2007 es vicario apostólico de las Fuerzas Armadas de su país.
Mark J. Seitz (Milwaukee, 1954) desde 2013 es obispo de la diócesis de El Paso, Texas, y presidente del Comité de Migración de la USCCB. Fue profesor de teología en la Universidad de Dallas. Es reconocido por sus posiciones y acciones a favor de los migrantes, y también por su condena al racismo y a la supremacía blanca.
El obispo Jaime Soto (Inglewood, 1955), de origen mexicano, desde 2007 obispo de la diócesis de Sacramento, California. Ha trabajado con la comunidad hispana. En la USCCB es presidente del Comité de Diversidad Cultural en la Iglesia y presidente de la junta directiva de Catholic Legal Immigration Network, Inc.(CLINIC).
En su comunicado los obispos plantean que "impulsados por el Evangelio de Jesucristo y reconociendo la dignidad inherente de cada individuo como hijo de Dios, nos solidarizamos firmemente con nuestros hermanos y hermanas inmigrantes que viven y trabajan en estos Estados Unidos".
Y que "desde la fundación de nuestra nación, los inmigrantes han sido esenciales para el crecimiento y la prosperidad de esta sociedad. Llegan a nuestras costas como extraños, atraídos por las promesas que ofrece esta tierra y se convierten en estadounidenses. Continúan brindando seguridad alimentaria, servicios de salud y muchas otras habilidades esenciales que apoyan a nuestra próspera nación.
Añaden que "nuestro país merece un sistema de inmigración que ofrezca caminos justos y generosos hacia la ciudadanía para los inmigrantes que viven y trabajan durante muchos años dentro de nuestras fronteras. Necesitamos un sistema que brinde alivio permanente para los inmigrantes que llegan en la infancia, que ayude a mantener a familias juntas y que dé la bienvenida a refugiados.
Y que Estados Unidos "debe tener un sistema de inmigración que protege a los migrantes vulnerables y sus familias, muchos de los cuales ya han sido víctimas de delincuentes. Juntos, debemos hablar en nombre de las "masas que quieren respirar en libertad" y pedir que nuestro gobierno brinde un trato justo y humano a nuestros queridos hermanos y hermanas inmigrantes. Es nuestra esperanza y nuestra oración que todos podamos trabajar juntos para apoyar una reforma significativa a nuestro sistema de inmigración actual".
El gobierno de México debe establecer una alianza estratégica con los obispos de la USCCB y trabajar con ellos en la defensa de los migrantes. En Estados Unidos, la Iglesia Católica es la institución más grande y reconocida que trabaja a favor de la migración y los migrantes y puede ser el más importante de sus aliados ante la política antimigrante ya anunciada por el presidente Trump.