Rubén Aguilar Valenzuela

Exposición

 

"Adelina y Amador", una muestra de fotografía documental que comprende imágenes que la artista Jeannine Ferrand registró hace 44 años en el poblado de El Carmen, en Chincha, Perú. La exposición se presenta ahora por primera vez.

La exposición ha sido curada por el cineasta y artista visual Mario Acha, quien escribe: "La mirada aguda y transparente de Jeannine Ferrand es un buen ejemplo de una manera de tomar fotografías, que dirige la mirada hacia la compleja realidad que nos envuelve y que nos obliga a relacionarnos con el otro. Sin artificios técnicos y una luz ambiental natural, capta escenas que muestran la historia íntima de una familia con costumbres antiguas heredadas y comportamientos todavía marcadamente rurales".

 

Y agrega que en las fotografías se puede ver "al patriarca Amador Ballumbrosio (1933-2009), albañil de oficio y notable violinista, cajonero y danzante (hoy convertido en leyenda de la música afroperuana), rodeado de su esposa Adelina, hijos y nietos, en la intimidad familiar. La frescura de estas escenas testimoniales desinhibidas, así como los retratos íntimos, son testimonio cargado de nostalgia y de trascendencia humana. La casa de Amador y Adelina vive en estas fotografías."

 

Jeannine Ferrand (Lima, 1954) es fotógrafa independiente con más de 45 años de experiencia en el campo de la fotografía documental y artística. Con estudios en Antropología en la Pontificia Universidad Católica del Perú, ha cursado talleres de fotografía y serigrafía en Lima y Barcelona. En Ibiza, instaló un laboratorio donde ejerció como fotógrafa entre 1976 y 1980. A su regreso abrió un estudio en Lima para luego, en 1993, ir a radicar a Costa Rica, donde trabajó durante diez años en su propio estudio.

 

Comentario

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De su trabajo la fotógrafa dice: "Llegué a El Carmen en 1980 buscando a los Ballumbrosio. El talento de la familia ya era conocido en esa época, pero no sabía cómo podía ser recibida una limeña que cargaba a un niño de cinco años y una cámara de fotos (...) No tenía un proyecto en mente, pero era tal el cariño de esa familia que al poco tiempo me sentí completamente cómoda para tomar todas las fotos que quisiera. En realidad, esa fue la primera vez que pude hacerlo con tanta soltura; la generosidad de Adelina disipó todos mis temores. Ella y Amador tenían 15 hijos, pero aun así nos acomodaron".