Hector A. Gil Müller

El ser humano cuando no ha podido hablar, canta, cuando quiere gritar canta y cuando quiere reír canta. Los trovadores hicieron de la protesta un acento especial y mientras sus voces aderezaban el oído enamorado el mensaje golpeaba a quienes no oyendo las palabras odiaban los acordes. En todos los países han nacido esos críticos e inconformes que desde la música se han alzado.

Del verbo conocer (noscere) proviene como participio “gnotus” de donde viene la palabra nota y de ahí la forma noticia. Tristes noticias han ocupado la labor de quienes hacen con pasión el oficio de informar. Muerte, muerte, muerte parece inundar los titulares mientras el país sigue sin saber que hacer para recuperar zonas que ya no solamente se exhiben como zonas inseguras sino lugares de barbarie.

A veces el mensaje se adereza con otros acentos. La canción que inmortalizara Massiel una madrileña del cantautor Luis Eduardo Aute, quien murió a los 76 años víctima de COVID19, llevó con su acento una pieza que se pensaba romántica, pero encerraba una profunda queja social. “Rosas en el mar”, porque hay mensajes tan fuertes que parecen ser oídos en varios caminos. La canción comienza con una búsqueda de un amor que quiera comprender la alegría y el dolor, la ira el placer… Hasta ahí todo romance un tanto pesimista, pues resulta más fácil encontrar rosas en el mar.

Sin embargo, son las siguientes estrofas las que posicionan la canción en un nivel muy diferente: Voy buscando la razón / De tanta falsedad / La mentira es obsesión / Y falsa la verdad. / ¿Qué ganarán? / ¿Qué perderán? / Si todo esto pasará / Es más fácil encontrar / Rosas en el mar. No podemos ocultar que tenemos serios problemas sociales y suponer que solo el tiempo lo solucionara es iluso y a la vez grave.

Voy pidiendo libertad / Y no quieren oír / Es una necesidad / Para poder vivir / La libertad, la libertad / Derecho de la humanidad / Es mas fácil encontrar / Rosas en el mar. La libertad es necesaria para gobernar y para dejarse gobernar de otra manera no una sociedad la que se construye, cuando alguien rompa los muros la gente correrá.

Voy buscando un lugar / Perdido en el mar / Donde pueda olvidar / Del mundo la maldad / La soledad quiero buscar / Para poder vivir en paz / Es mas fácil encontrar / Rosas en el mar. Con una creciente inseguridad y episodios que cada vez se ven peores, como si se tratase de cauterizar e insensibilizar hasta el siguiente episodio más grave y cruento. Vamos viendo y quizá no aprendiendo, la maldad. En medio de esa pesimista visión yo creo que aun existen algunas rosas en el mar, alguien que las dejó ahí. Porque no crecen en el mar las rosas, como tampoco la paz en medio de la violencia o la justicia en medio de la corrupción, pero cuando alguien, desde su pequeño puerto avienta algunas rosas al mar, quizá lleguen como un testigo que es posible cambiar. Las precampañas de las precampañas continúan y ninguna voz habla de la seguridad con una propuesta lógica y factible, solo son buenos deseos de encontrar las rosas en el mar.