Héctor A. Gil Müller

La economía, actividad tan humana, dejó de ser humana desde hace mucho. El mundo está entretejido en relaciones, aspiraciones, conexiones y negociaciones, son esos hilos los que vinculan a empresas, países, individuos y al mundo entero. La economía resuelve con transparentes hilos el valor del tiempo, si este se convierte en dinero, no importa donde se guarde o esconda, los hilos que tejen el mundo económico lo alcanzan y nutren o desnutren. Sabio Erich Fromm escribió: “La economía como esencia de la vida es una enfermedad mortal, porque un crecimiento infinito no armoniza con un mundo finito”.

Los reflectores del mundo se dirigieron al grupo Evergrande; un conglomerado chino que se ha reconocido como la empresa más endeudada del mundo, tiene una deuda que hoy día asciende a 571 mil millones de dólares. El grupo anunció hace algunos días la posibilidad de incumplir el pago de su pasivo ante la escasez de efectivo. Esta situación alerta al mundo entero quien recuerda como antecedente a Lehman Brothers cuya quiebra y una deuda de 613 mil millones ocasionó la crisis económica mundial de 2008.

Parece que los problemas ya dejaron de ser minúsculos y microscópicos, como las pequeñas gotas de saliva y el coronavirus para la economía y ahora volvemos a la usanza previa. Los errores de unos en un enramado relacional afectan a otros. Escribió Quevedo “El rico come y el pobre se alimenta” y para el magnate asiático la bonanza se acabó como para otros sectores la subsistencia lo hizo. Ni “ever” siempre ni “Grande” tampoco.

El panorama se complica para América Latina, que es uno de los principales socios exportadores a China de insumos relacionados con la construcción, principal giro del endeudado asiático. Chile, Perú y Brasil destacan en la lista, pero sin duda la proporción y afectación se vuelve rápidamente replicable como una formación de fichas de dominó que van cayendo. En México varios analistas exponen que el impacto está contenido en China y la afectación mundial tenderá a ser menor, disminuyen la comparación con Lehman Brothers debido al giro del negocio, pero destacan la situación y el entramado en el que todo el mundo se encuentra.

Así como la astronomía, dedicada al estudio objetivo de los astros se enfrentó a la astrología, dotada de fuertes presunciones. La ecología, que estudia lo que realmente tenemos, se enfrentó a la economía que incorporó fuertes y amplias presunciones. La especulación nos lleva a tenerlo todo teniendo nada y sentirnos con nada teniéndolo todo.

En política el enramado es similar, el éxito de unos difícilmente se contagia a otros pero el fracaso es fácilmente compartido. De ahí la importancia de la coordinación, para que exista una buena coordinación deben mediar siempre la comunicación, la confianza, la claridad y el compromiso. Sin voluntad y determinación del objetivo no se pueden construir ambientes propicios para entendernos y ganar claridad.

Ante una crisis, de cualquier tipo, ¿Qué nos enseñó el COVID?, si actuamos igual, entonces la superación de la pandemia no representó una meta que alcanzar, sino una necesidad que satisfacer. Y si vivimos supliendo necesidades lo que único que hacemos es esperar que lleguen, ¿será eso lo que nos corresponde?, bien dijo John Stuart Mill, el brillante filósofo y economista inglés; “Ningún problema económico tiene una solución puramente económica”.