Arcelia Ayup Silveti

Como coahuilenses es un gran orgullo contar con un par de etnias: los mascogos y los kikapús. Por motivos de espacio, me referiré sólo a los primeros y compartiré un poco de contexto sobre los kikapús para la siguiente entrega. En Estados Unidos se conoce a los mascogos como negros seminoles, cuyo origen surge de la mezcla de negros e indígenas fugitivos en la península de Florida en la época colonial.

Después de vivir guerras y deportaciones, los mascogos llegaron a nuestro país a mediados del siglo XIX. Eran cerca de 700 mascogos. Se ubican en El Nacimiento, Coahuila, así como en diversos puntos de Texas. Llegaron a México en 1850 junto con los kikapús para solicitar permiso a nuestro gobierno para establecerse. Les prometieron a cambio defender la frontera de los indígenas lipanes y comanches. Se asentaron en el verano de ese año con la protección oficial del gobierno mexicano, quien además les otorgó terrenos para residir, así como herramientas, arados y bueyes. Ofrecieron también respeto absoluto a sus hábitos y costumbres, a cambio de cumplir su promesa y asumir nuestras leyes.

En la actualidad se conforman por unas sesenta familias que mantienen sus rasgos distintivos: su dialecto, vestimenta, gastronomía, vivienda y cantos. Aunque hablan en español, su lengua es combinación de sus orígenes. La vestimenta tradicional de los mascogos para las mujeres consiste en vestidos largos de colores vivos como rojo o azul con bolitas blancas, pañoleta del mismo color y delantal blanco.

En esta etnia cocinan hombres y mujeres. Se distinguen por elaborar ricos platillos como soske (atole de maíz), tetapún (pan de camote), empanadas de calabaza, asado de puerco con chile colorado, pan de mortero, frijoles rancheros, ensalada de papa con huevo, arroz, ensalada de pollo, panecitos y carne con papas. Hay un bello libro de este tema: Recetario Mascogo de Coahuila. Cocina indígena y popular, de Paulina del Moral y Alicia Siller, editado por Conaculta.

Los integrantes de esta etnia habitan casas de adobe con techo de dos aguas o modernas casas de bloque y algunas tienen huertos familiares o bien crían gallinas o puercos. Sus cantos a capela son de estilo spiritual o gospel y los acompañan por un coro de palmeadoras, que por lo general interpretan en  funerales y en Año Nuevo. Sin duda los mascogos abonan con su riqueza cultural y gastronómica a nuestra entidad, a México y a Estados Unidos.

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